martes, 19 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa. Compilaciones NTC ... ( VIII ), Octubre 19, 2010.

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Compilaciones NTC ... MVLL (Nobel, 2010)
"Espacio de difusión, reflexión y opinión sobre la vida y obras de MVLL
que dan para recorrer múltiples aspectos de los últimos 50 años
de la vida culural de América Latina y el mundo."
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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ...
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Camus y Vargas Llosa
Por: Eduardo Escobar

ET TIEMPO .com 9:43 p.m. 18 de Octubre del 2010 http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/eduardoescobar/camus-y-vargas-llosa_8146386-4
Impreso Oct. 10, 2010

El domingo, Javier Cercas ( 1 ) recomendó en El País una nota de Juan Gabriel Vásquez ( 2 ) en ese periódico, donde el colombiano hace un paralelo entre Camus y Vargas Llosa, recién agraciado con el Nobel. Y yo la leí porque las notas de Vásquez suelen cubrir temas que a mí también me interesan o me apasionan. Aunque eso no significa que siempre esté de acuerdo con él.

Esta vez disentimos. En primer lugar porque Camus era un estilista en la mejor tradición de Flaubert, y Vargas Llosa es un autor desmañado. Un académico amigo mío hizo un censo de sus numerosos resbalones gramaticales (anacolutos, gerundios odiosos, me dijo), que apena. Y él mismo, al glosar la opinión de Borges sobre la novela, afirmó en EL TIEMPO hace años, para curarse en salud, que los grandes novelistas no son nunca prosistas perfectos. Aunque no es cierto. Yo pienso si el coñazo que le propinó a García Márquez una noche olvidable fue la expresión de la fuerza bruta del prosista cerrero ejercida contra un poeta del piedracielismo, puntilloso a la hora de adjetivar, y que construye sus frases con la enjundia de los sastres de alcurnia que nunca dejan hilos sueltos.

Además, el paralelo resulta inadecuado porque Vargas, el último, el liberal a salvo de las capillas izquierdosas del Boom, deja a veces la impresión de ser demasiado complaciente con el orden establecido, con lo que llama las sociedades liberales. Ayer, en una entrevista en un canal venezolano, lo oí hablar de sus esperanzas en el liberalismo. Y me parecieron excesivas. Por falta de bemoles.

Aunque a veces coincide con Camus (Vásquez rastrea en los ensayos de este el germen del pensamiento político de Vargas), Camus nunca olvidó hacer la crítica de su tiempo y de sus hombres, a quienes definió como unos que copulaban y leían periódicos, y denunció con amargura los peligros del conformismo burgués. Vargas pasa por alto con frecuencia muchos problemas peliagudos que hoy alarman a un montón de escritores que nadie se atrevería a poner a la izquierda del espectro político. Muchos riesgos no desdeñables que acosan hoy a los países llamados libres: el empobrecimiento progresivo del espíritu, la amenaza del control de las conciencias, y la incapacidad para pensar en unas masas que ya ni se preguntan por qué dejaron de hacerlo, sumidas en el hedonismo vulgar, la estulticia y el cinismo, cultivados a veces por los medios y reforzados por la academia, más dedicada a formar ejecutivos para el mercado que a educar hombres cabales para la vida. Las sociedades abiertas que Vargas dice defender están plagadas de cerrojos. Y de grandes mentiras disfrazadas de nobles ideales.

Quizás quienes salimos a buena hora de la jaula de la izquierda que llenó de tantas falsas ilusiones nuestra juventud, por hacer la crítica de la mala madrastra, para disculpar nuestros viejos errores de percepción, a veces condenamos la inhumanidad de la izquierda, su dogmatismo y su justificación de la violencia, pero olvidamos sin querer, en el justo reconcomio, las lacras del estado actual de cosas: la corrupción universal de los políticos, los avivatos que medran a su amparo, los crímenes de los contratistas de la guerra y las corporaciones y la avidez de los banqueros y el hambre de millones. Como si el terror que producen los 'Monojojoyes' y los Chávez apaciguara el que deberíamos sentir ante los 'Jorgebuches' y los cavallieri a la Berlusconi, por ejemplo. Tal vez el peor de los males provocados por las pandillas del leninismo en nuestras sociedades es habernos obligado a recurrir, incluso, a los malos amigos y a cierta rigidez de pensamiento a fin de asegurarnos contra sus desafueros. Cuando Camus obtuvo el Nobel, Sartre, que había dejado de quererlo, dijo con sorna: lo merecía. Yo creo, sin la sorna, que a Vargas Llosa se lo debían hace tiempos.
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Especial: Mario Vargas Llosa - Premio Nobel de Literatura
http://www.elpais.com/especial/mario-vargas-llosa/
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Mario Vargas Llosa , A FONDO
http://www.elpais.com/todo-sobre/persona/Mario/Vargas/Llosa/82/
Nacimiento: 28-03-1936 . Lugar: Arequipa
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( 1 ) TRIBUNA: JAVIER CERCAS
La izquierda y Vargas Llosa
JAVIER CERCAS
El País, España, 17/10/2010 http://www.elpais.com/articulo/opinion/izquierda/Vargas/Llosa/elpepiopi/20101017elpepiopi_4/Tes

Ahora que han pasado unos días desde la concesión del Nobel a Mario Vargas Llosa ya podemos decir lo obvio: el premio tiene la importancia que tiene, pero nada más. Nada más, claro está, para la obra de Vargas Llosa, a la que ni quita ni añade una coma, no quizá para sus lectores ni para la Academia Sueca, que a juicio de muchos lo necesitaba con urgencia: al fin y al cabo, desde el punto de vista estrictamente literario este premio solo es, como ha dicho Rodrigo Fresán, un retorno a la cordura. Así que, aunque el Nobel no cambie en nada lo esencial, al menos hay que celebrar ese retorno; un retorno que, además, ha provocado interesantes efectos secundarios. Por ejemplo, la alegría indisimulable de los lectores corrientes de Vargas Llosa, muchos de los cuales parecían recién salidos del armario tras un largo encierro: de hecho, a ratos daba la impresión de que a todos les hubieran dado el premio, y de que para ellos sí era importante. No es algo tan frecuente, desde luego; no es algo que yo notara por ejemplo cuando se le conceció el Nobel a Cela, cosa que puede deberse solo a que los méritos literarios de Cela no son equiparables a los de Vargas Llosa, y no necesariamente a que esos lectores sintieran que Cela era un hombre opuesto a Vargas Llosa en casi todo, pero sobre todo en esto: aunque casi siempre pareció nadar contra corriente, Cela siempre o casi siempre nadó a favor de la corriente. Ese es otro de los efectos secundarios que ha tenido el premio: ha mostrado de nuevo que, aunque a algunos les parezca que nada a favor de la corriente, Vargas Llosa siempre o casi siempre ha nadado contra corriente.

Uno de los comentarios que más hemos leído estos días en los periódicos a propósito del nuevo Nobel ha sido el siguiente: "Admiro sus obras, pero no siempre comparto sus ideas". Dicha así, la frase es extraña, o a mí me lo parece: si ni siquiera comparto siempre mis propias ideas, ¿cómo voy a compartir siempre las de otra persona? Pero en el fondo todos sabemos que la salvedad alude a algo distinto: al hecho de que Vargas Llosa es considerado, en tanto que intelectual -es decir, en tanto que escritor que interviene con sus escritos en la cosa pública-, como un conservador, como un hombre de derechas, si no como un reaccionario o como un autoritario. La prueba es que los matices a su premio siempre los ha puesto la izquierda, mientras que la derecha lo ha recibido como un premio a uno de los suyos; mejor prueba aún es el hecho de que esa reputación es la causa más probable de que la Academia Sueca solo le haya dado este año un premio que merecía desde hace 30. Pues bien, lo que habría que decir de entrada sobre este asunto es que, seao no un intelectual de derechas, Vargas Llosa es un intelectual singular. Primero porque siempre ha servido a las causas que defiende y nunca se ha servido de ellas. Segundo porque siempre está dispuesto a contrastar sus ideas con la realidad y, si la realidad lo exige, a rectificarlas. Tercero porque en su evolución política desde las simpatías revolucionarias de su juventud hasta el liberalismo actual hay una coherencia profunda, como comprobará quien se dé el gusto de leer los volúmenes sucesivos de Contra viento y marea, donde entre otras cosas hallará una descripción razonada de esa trayectoria y, por ahí, un instrumento indispensable para entender la vida intelectual de los últimos años. Y cuarto -esto es un corolario de lo anterior, y quizá también lo más importante- por una cuestión digamos de estilo. Como pensador, como polemista, Vargas Llosa es un liberal de verdad: nunca confunde, según diría Alejandro Rossi, un error intelectual con un error moral; es decir, nunca ataca a las personas sino a las ideas de las personas -nunca considera que un hombre equivocado es un hombre inmoral-; y, cuando ataca las ideas, nunca lo hace caricaturizándolas, es decir debilitándolas, lo que en un pensador es síntoma de intolerancia y de impotencia, cuando no de vileza, sino exponiéndolas con la máxima fuerza, rigor y nitidez para luego lanzarse a refutarlas en buena lid y en campo abierto. Esto no es de derechas ni de izquierdas, ni reaccionario ni progresista: esto es algo que está mucho antes que todo eso y se llama honestidad y coraje.

Pero hay más. El mejor artículo sobre Vargas Llosa que he leído tras la concesión del Nobel apareció en este periódico y lo firmó Juan Gabriel Vásquez, que no en vano es un heredero legítimo de Vargas Llosa (háganse un favor y compruébenlo leyendo su novela Los informantes). El artículo se titula El malentendido Vargas Llosa y, como corre el riesgo de haber quedado enterrado entre la hojarasca que hemos publicado otros, me permitiré recordar su contenido. Vásquez sostiene que solo quien no ha leído a Vargas Llosa o lo ha leído con anteojeras puede afirmar que es un intelectual de derechas o conservador, no digamos reaccionario o autoritario, porque la verdad es que "pocos como Vargas Llosa han defendido las ideas que la mejor izquierda ha reclamado tradicionalmente para sí". No solo lo ha hecho en sus novelas, furiosos alegatos contra el fanatismo, contra el autoritarismo, contra el militarismo, sobre todo contra los abusos del poder; también lo ha hecho en sus ensayos y artículos, donde ha defendido la libertad individual, el derecho al aborto, la igualdad para los homosexuales, la legalización de la droga y donde ha atacado el nacionalismo de cualquier especie (y no solo, paisanos catalanes, el nacionalismo catalán). Por supuesto, no todas las ideas de Vargas Llosa -y en particular su liberalismo económico, por cierto menos radical y desde luego mucho menos ingenuo y más elaborado de como lo pintan sus detractores- parecen inmediatamente útiles o aceptables para la izquierda; pero lo que me parece seguro es que es imposible que la izquierda salga del atasco ideológico y la consiguiente parálisis práctica en que lleva mucho tiempo metida si no es capaz de discutir con seriedad ideas como las de Vargas Llosa, si no deja de demonizarlas sin esforzarse en entenderlas, si no olvida sus nostalgias autoritarias y su complacencia con tiranías y nacionalismos, si no acepta sin resignación que no hay justicia sin libertad y no entiende con entusiasmo que la democracia debe conseguir que libertad y justicia, esas dos verdades contradictorias -por usar la expresión de Isaiah Berlin que aprendimos en Vargas Llosa-, acaben conviviendo con armonía. Regalarle Vargas Llosa a la derecha es un pésimo negocio para la izquierda, igual que fue un pésimo negocio regalarles Orwell y Camus, que nunca quisieron saber nada de la derecha. De ahí, me parece, vienen muchos de los males del pensamiento de la izquierda: de su sectarismo, de su rigidez, de su miedo a salirse del camino trillado, de su miedo a afrontar la realidad como es para cambiarla, de su miedo a la izquierda autoritaria, obsoleta, fracasada y cerril que parece la mala conciencia de la mejor izquierda. En cuanto a mí, solo diré que si la izquierda no es capaz de atender a las razones de Vargas Llosa y hacer suyo lo que tiene de izquierdista -igual que si no es capaz de hacer suyo lo que tienen de izquierdistas Orwell y Camus-, que empiece a pensar en borrarme de la lista.

Javier Cercas es escritor.
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( 2 ) REPORTAJE: OPINIÓN
Cinco notas conjeturales
JUAN GABRIEL VÁSQUEZ

BABELIA, El País, España. 16/10/2010 http://www.elpais.com/articulo/portada/notas/conjeturales/elpepuculbab/20101016elpbabpor_55/Tes
Los premios Nobel Mario Vargas Llosa y Albert Camus tienen algo de almas gemelas. Los malentendidos por sus ideas políticas o el refugio en la literatura frente a las carencias del mundo son ejemplos de sus analogías.
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A la realidad le gustan las simetrías, se lee en un cuento de Borges, y es sin duda por eso que Vargas Llosa ha recibido el Nobel en el mismo año redondo en que los lectores de Camus conmemoramos los cincuenta años de su muerte. Vargas Llosa y Camus tienen algo de almas gemelas, o de vidas, si no paralelas, por lo menos análogas. ¿Quién le iba a decir esto al sartrecillo valiente? Algún día escribiré algo serio al respecto. Mientras ese día llega, he tomado algunas notas.
1 No me sorprende encontrar el nombre de Camus en las páginas de Sables y utopías, esa especie de retrato del intelectual público a través de sus textos. Cuando piensan en Vargas Llosa, sus lectores suelen pensar en Sartre: la idea de que las palabras son actos deslumbró a Vargas Llosa en su juventud y moldeó buena parte de su concepción de la literatura. Pero es la trayectoria de Camus, el hombre de izquierdas decepcionado por la izquierda totalitarista y violenta, y no la del existencialista dogmático, la que tiene más de un punto en común con la de Vargas Llosa. No llegan al mismo lugar, es cierto, pero sufren los mismos malentendidos, soportan los mismos ataques, deben enfrentar los mismos intentos de secuestro intelectual por parte del enemigo. En un discurso pronunciado en 1978, Vargas Llosa recuerda o parafrasea a Camus: "La única moral capaz de hacer el mundo vivible es aquella que esté dispuesta a sacrificar las ideas todas las veces que ellas entren en colisión con la vida, aunque sea la de una sola persona humana, porque ésta será siempre infinitamente más valiosa que las ideas". Vargas Llosa no dice de dónde viene la paráfrasis, así que me pongo a buscar argumentos semejantes en El hombre rebelde. Los encuentro, y en varias páginas; y entonces encuentro también otras cosas.


2 En la cuarta parte de El hombre rebelde, que Camus titula "Revuelta y arte", leo una cita de Nietzsche: "Ningún artista tolera lo real". Y luego la glosa de Camus: "La creación es exigencia de unidad y rechazo del mundo. Pero rechaza el mundo por causa de lo que le falta y en nombre de lo que, a veces, el mundo es". La creación artística como manera de subsanar las carencias del mundo: eso lo he leído antes y en varios ensayos o conferencias de Vargas Llosa. En el epílogo de La verdad de las mentiras leo que "toda buena literatura es un cuestionamiento radical del mundo en que vivimos", y también que la literatura "es un refugio para aquel al que sobra o falta algo, en la vida, para no ser infeliz, para no sentirse incompleto", y también que la mejor contribución de la literatura al progreso humano es "recordarnos que el mundo está mal hecho". El novelista que es Vargas Llosa siempre ha aspirado a compensar, mediante los poderes de la ficción, los defectos de la realidad; Camus, por su parte, dice: "El artista rehace el mundo por su cuenta".

Esto me hubiera bastado para imaginar a Vargas Llosa leyendo El hombre rebelde y derivando de allí buena parte de su visión literaria. Pero entonces me encuentro con este párrafo:


Un crítico católico ha escrito: "El arte, sea cual sea su objetivo, entra siempre en culpable competencia con Dios". Es más justo, en efecto, hablar de competencia con Dios, a propósito de la novela, que de competencia con el estado civil. Thibaudet expresaba una idea parecida cuando decía, a propósito de Balzac: "La comedia humana es la imitación de Dios padre". El esfuerzo de la gran literatura parece ser el de crear universos cerrados.


No me parece una especulación demasiado grosera ver en estas líneas, y en otras de ese capítulo de El hombre rebelde, el origen mediato de una de las teorías que soportan la obra literaria de Mario Vargas Llosa: el novelista como deicida.


3 En 1970, Vargas Llosa contestó a unas preguntas de la revista El Urogallo con palabras que no hubieran desentonado en el ensayo de Camus:


Esta representación desinteresada de la realidad humana que expresa el mundo en la medida que lo niega, que rehace deshaciendo, este deicidio sutil que entendemos por novela y que es perpetrado por un hombre que hace las veces de suplantador de Dios, nació en Occidente, en la alta Edad Media, cuando moría la fe y la razón humana iba a reemplazar a Dios como instrumento de comprensión de la vida y como principio rector para el gobierno de la sociedad. Occidente es la única civilización que ha matado a sus dioses sin sustituirlos por otros, ha escrito Malraux: la aparición de la novela, ese deicidio, y del novelista, ese suplantador de Dios, es el resultado de ese crimen.


Confrontar este pasaje con El hombre rebelde: "Religión o crimen, todo esfuerzo humano obedece, finalmente, a este deseo irracional y pretende dar a la vida la forma que ella no tiene. El mismo movimiento, que puede llevar a la adoración del cielo o a la destrucción del hombre, lleva también a la creación novelesca". Pocas páginas después, Camus se refiere a Proust. Le Temps retrouvé, dice Camus, es la eternidad sin dios. Proust, dice Camus, "ha demostrado que el arte novelesco rehace la creación misma, tal como ella nos ha sido impuesta y tal como la rechazamos".


4 Imaginar a Vargas Llosa en aquella buhardilla del Hotel Wetter. Imaginar que lee El hombre rebelde; imaginar que anota palabras clave para la construcción de una poética, palabras como creación, rehace, rechaza, religión, crimen, creación novelesca. Imaginar que tiene en mente a Camus (o ha olvidado que lo tuvo en mente) al contestar a las preguntas de El Urogallo en 1970 y, finalmente, al escribir el libro que da forma concreta a la idea del novelista como suplantador de Dios: Historia de un deicidio. Allí se lee esto: "Escribir novelas es un acto de rebelión contra la realidad, contra Dios, contra la creación de Dios que es la realidad".


5 Una mañana de principios de 1958, Camus, que por esos días dirige la reposición de una de sus obras de teatro, sale a la calle junto con la actriz María Casares. Un joven peruano de veintiún años se le acerca, le dice en un francés todavía torpe que lo admira, le entrega una revista. Camus, nieto de españoles, le contesta al joven en su lengua.

Camus muere dos años después, justo cuando Vargas Llosa llega a instalarse a París.


Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973) es autor de las novelas Los informantes (Alfaguara y Punto de Lectura) e Historia secreta de Costaguana (Alfaguara), entre otros libros.
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El triunfo de las letras en español - Un hombre de las ideas y de la política
El malentendido Vargas Llosa
JUAN GABRIEL VÁSQUEZ,
EL PAÍS , España, 08/10/2010 http://www.elpais.com/articulo/cultura/malentendido/Vargas/Llosa/elpepicul/20101008elpepicul_12/Tes
"Por cada elogio recibirás dos insultos", le dijo una vez Pablo Neruda a Vargas Llosa. Ignoro si esa proporción se haya cumplido, pero sé en cambio que pocos escritores de nuestro tiempo han sido tan gratuitamente calumniados, o sus ideas tan dolosamente distorsionadas, como Mario Vargas Llosa. Si uno se descuida escuchará que el autor de La ciudad y los perros es un autoritario, que el autor de La guerra del fin del mundo es un conservador, que es un militarista el autor de La Fiesta del Chivo. Yo he escuchado todas estas variaciones de un mismo tema: Vargas Llosa como hombre de derechas (en el mejor de los casos) y como reaccionario peligroso (en casi el peor). La única manera de explicarse el asunto es recordando a Borges, para quien la fama era quizá el peor de los malentendidos, salvo que la fama no puede explicar por sí sola las prestidigitaciones que hacen sus enemigos para convertir a Vargas Llosa en lo que no es ni ha sido nunca. Pero ahí están sus textos para contradecirlos. Salvo que los detractores de Vargas Llosa no suelen leer a Vargas Llosa, un poco como aquellos que se negaban a creer en los descubrimientos cósmicos de Galileo, pero también se negaban a mirar por el telescopio para comprobarlos.
Porque pocos como Vargas Llosa han defendido las ideas que la mejor izquierda ha reclamado tradicionalmente para sí. Que yo recuerde, no hay otro novelista de su generación que haya defendido con tanta terquedad la libertad del individuo, o que tanto haya defendido al individuo frente a las mil fuerzas que lo amenazan diariamente. Vargas Llosa se ha enfrentado a toda forma de autoritarismo, desde el que ejercen los Gobiernos del signo que sea hasta el que practica, con tan dañinos resultados, la ubicua Iglesia católica. Y no hablo de sus novelas, que son formidables alegatos contra todas las formas de poder (público pero también íntimo). Hablo de sus columnas y sus ensayos y sus discursos, donde Vargas Llosa ha defendido el derecho de las mujeres a abortar, la igualdad para los homosexuales, la legalización de la droga, y donde ha atacado los nacionalismos de todo tipo y los recortes a la libertad individual, cualquiera que sea su justificación. Frente a otros escritores latinoamericanos de su rango, Vargas Llosa no ha considerado que la libertad de expresión o la integridad personal puedan violarse si el que la viola se dice socialista, ni que el despotismo militar sea aceptable si se produce en nombre de un ideal noble, de un futuro mejor o de una sociedad perfecta. Al contrario que tantos otros, Vargas Llosa nunca ha considerado que las ideologías sean más importantes que los hombres. La vida de una sola persona humana, recordaba Vargas Llosa que decía Camus, es más valiosa que cualquier idea. Y así ha vivido.
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Especial: Mario Vargas Llosa - Premio Nobel de Literatura
http://www.elpais.com/especial/mario-vargas-llosa/
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Mario Vargas Llosa
A FONDO
http://www.elpais.com/todo-sobre/persona/Mario/Vargas/Llosa/82/
Nacimiento: 28-03-1936 . Lugar: Arequipa
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ARCHIVOS:
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ALBUM NTC ... sobre MVLL:
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Actualizó: NTC … / gra . Octubre 19, 2010, 2:38 PM
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