jueves, 5 de abril de 2012

El otro Dorado. Novela histórica sobre don Juan de Borja y la destrucción de la cultura Pijao. Jorge Elías Guebely Ortega. 2010.

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* Se actualiza periódicamente. Abril 5, 2012
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PRESENTACIÓN EN BARRANQUILLA
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El otro Dorado

Novela histórica sobre don Juan de Borja
y la destrucción de la cultura Pijao

Jorge Elías Guebely Ortega

Contextos Editores. Bogotá, Agosto 2010. Páginas: 389
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EL AUTOR

Jorge Elías Guebely Ortega, nació en Barranquilla, ejerció como profesor de literatura de la Universidad Surcolombiana durante 28 años. Desempeñó los cargos de Jefe de Programa, Decano de la Facultad de Educación, Vicerrector Académico y Rector (e) en varias oportunidades.

Estudió pregrado en la Universidad Libre, sucursal Bogotá. Ingresó en el Instituto Caro y Cuervo donde estudió dos años. Hizo varios cursos de Lingüística y Literatura en Madrid, España. Finalmente se doctoró en la universidad de La Sorbona, París, en Literatura Hispanoamericana.

Uno de sus ensayos fue traducido al inglés y al francés por la revista de la UNESCO.  Con el trabajo Tentativas de Sacralidad (Ensayo sobre la poesía de José Eustasio Rivera, Trilce Editores) tuvo la oportunidad de dictar algunas conferencias en París. Publicó dos textos de poesía: Fiesta del Silencio (publicado por la Universidad Surcolombiana) y La Plenitud de la Nada (Trilce Editores). Trabajó con el Dr. Ricardo Mosquera, ex-rector de la Universidad Nacional y Surcolombiana, el texto titulado: Desviaron el Vuelo, sobre el secuestro del Dr. Jorge Eduardo Gechem Turbay, publicado por Oveja Negra Editores.

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CONTENIDO
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TEXTOS SOBRE LA NOVELA y el AUTOR
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EL OTRO DORADO

Profesor titular Universidad Surcolombiana
Luna de Papel, Neiva, 2 de diciembre de 2010

Buenas noches, amigos y amigas, bienvenidos, gracias por su compañía.

De Jorge Guebely habíamos conocido sus facetas de destacado profesor universitario, ensayista crítico, sensible poeta, apasionado cinéfilo y, en especial, de intelectual comprometido con la defensa de  la convivencia pacífica, fundamentada en el respeto por la diversidad, mediante la ética comunicativa.

Ahora, con su reciente obra, El otro Dorado, conocemos su talento de novelista, que lo ratifica como un hombre de letras de evidente responsabilidad con una escritura no sólo pulcra, inteligente y creativa, sino también disciplinada e investigativa, tal como lo exige el difícil género de la novela histórica. Género de suma complejidad que al integrar lo fáctico con lo ficticio, no pretende mostrarnos verdad alguna, aspira tan sólo, como Jorge lo logra, a mantenernos reflexivos y expectantes con lo verosímil  de su plausible relato.

La trayectoria académica de este barranquillero, por lo demás, demuestra su apego, conocimiento y promoción de las señas de identidad más valiosas de los huilenses, como son, entre otras: José Eustacio Rivera, la Universidad Surcolombiana y la historia del choque entre las cosmovisiones e intereses de los conquistadores españoles y de las etnias precolombinas regionales. Esta última es el motivo central de su novela, a la cual paso a referirme.

La obra de Guebely reconstruye de modo imaginativo una dimensión de la conquista y la colonización española, la de los móviles subjetivos de sus protagonistas, tan decisiva para comprender la contienda de culturas y el origen de las actuales hibridaciones, como  tan ausente en la reflexión académica o en la ficción sobre nuestra génesis.

Para su autor, no basta mirar lo que nos pasó con la tradicional explicación macroscópica del imperio español que anexó a sus dominios un territorio más. Guebely bucea en las profundidades del linaje y el alma de don Juan de Borja, la de su esposa, Violante, y la de aquellos con quienes este se alía, tropieza y batalla, para mostrarnos otra forma de entender el episodio sangriento del exterminio de los pijaos.  
  
La reconstrucción narrativa empieza con los momentos de la crisis familiar, económica y de estatus, de don Juan de Borja, en Gandía, que desestabiliza su espíritu y lo lleva a cuestionarse su anodina vida doméstica y su oscuro futuro. Según él, es asunto de vital urgencia realizar una misión trascendente que lo llene de riqueza y, ante todo, de gloria y de prestigio, para justificar la  existencia que cree merecer.

Con tal mentalidad, y amparado en sus relaciones familiares con el poder de la corona española, logra su nombramiento como primer presidente de la Real Audiencia, capitán y gobernador del Nuevo Reino de Granada. Designación que tiene una misión principal: eliminar a los rebeldes pijaos, carares y yaregüíes e instalar el santo oficio de la inquisición.

Pese a los insistentes reproches de su mujer, quien percibe los cambios negativos de actitud de su marido en la intimidad cotidiana, como de directa relación con lo que ella considera el descabellado nombramiento de don Juan de Borja, él acepta el cargo y viaja en junio de 1605 con su familia hasta Cartagena de Indias. De allí, por el rio de la Magdalena, durante treinta y seis días, hasta el  puerto de San Bartolomé de Honda. Y, finalmente, por tierra, desde este puerto hasta Santafe.

En todo este recorrido el escritor nos describe la majestuosidad de la naturaleza, opacada para el protagonista por su esquizoide conflicto interior en el que rivalizan el hombre, esposo y padre, con el señor presidente, capitán y gobernador. Dilema acentuado por los roles de cada uno de estos dos seres que en discordia lo habitan, los del amor filial y conyugal, con los del poder autoritario y arrogante.

En otras palabras, don Juan de Borja se cuestiona acerca de si, tal como su esposa lo critica, él pretende ser trascendental pero no feliz;  vivir en la ambición y no en el mundo, y convertirse en héroe de los poderosos no de los humanos. Sin embargo, en nombre de España, del progreso y la civilización, se reafirma en su proyecto político militar.

Así, sin ningún límite ni consideración ética se propone que nada que recuerde a los pijaos debe sobrevivir, arma uno de los primeros ejércitos nacionales de mercenarios y aniquila esta etnia. Trabajo para el cual también contó la actitud belicosa de los pijaos que, sin escuchar la voz sabia de su mohán mayor, Cirarque, creyeron en la solución de la guerra. 

Pero, una vez realizado el sueño de su grandeza y recibidos todos los honores posibles, en su viudez y al final de sus días, don Juan de Borja comprende que estos logros no le permiten superar la soledad y el vacío existencial que lo acompañan. Entonces añora todo aquello que en su valiosa sencillez, despreció.

De esta manera, la novela nos permite conocer el aspecto intimista del colonizador español, y relacionarlo de modo fuerte con sus comportamientos depredadores frente a lo que encontró en el nuevo mundo. De paso, comprendemos mejor por qué somos como somos hoy los colombianos, de donde viene esa mentalidad generalizada del torcido y nuestra corrupta dirigencia política nacional.

En esta perspectiva del devenir íntimo que orienta y desorienta nuestras acciones, pudo ser conveniente en la novela una mayor presencia del mundo infantil de la época, a través de los hijos de don Juan y Violante. Así como de las relaciones filiales y sus conexiones con las vicisitudes del protagonista.

En este trabajo podemos captar también la madurez del hombre que escribe, su reposado humanismo, que le permite examinar sin dogmatismos las múltiples columnas de la compleja y paradójica existencia humana. Condiciones que, en mayor o menor grado, todos poseemos. Todos tenemos un poco de aquello que caracteriza la subjetividad de los principales personajes: la megalomanía de don Juan de Borja. La sensatez de Violante. La transparencia de Malenke, el negro comisario de boga. La malevolencia del inescrupuloso comerciante Abelardo. La intelectualidad ilustrada del soñador Gonzalo. La  temeridad del jefe indígena Calarcá y la sabiduría chamánica de Cirarque.

En últimas, esta novela histórica es, además, una reflexión filosófica acerca del sin sentido de la existencia, que cada quien trata de llenar con espejismos ideológicos más o menos peligrosos para la vida de sus semejantes. Delirios que, tal vez, sólo al borde de la muerte tratamos de dilucidar. Para ilustrar mejor lo dicho transcribo a continuación parte de un dialogo entre el protagonista, don Juan de Borja, y su esposa, quienes una noche, luego de no lograr la placentera comunicación del encuentro sexual, se interrogan por lo que les sucede:

“Mi señor - dice ella – os habéis convertido en un héroe de la patria, ya no sois el mismo que conocí en Gandía. Ya casi nada queda del hombre del cual me enamoré.
Mi señora, os aseguro que soy el mismo – responde él-
Para nada, - replica ella – la imagen del héroe ha devorado vuestro ser. ¿Acaso no recordáis la discusión que tuvimos la noche de vuestro aniversario en Gandía? Estabais decepcionado con vuestro anonimato, es decir, con vuestro ser. Queríais ser alguien en la vida y en la historia de España. Pues ya lo sois. Pero al lograr vuestro sueño, ya no sois el hombre que fuisteis antes, ahora no sois más que un sueño realizado”.

Así que los invito a leer la novela, para que conozcan la interioridad psicológica de un prócer español, como factor determinante de la masacre pijao. En especial, para que comprendan que Jorge al recrear con maestría literaria este episodio de nuestra historia nos enseña el otro Dorado. No el del reluciente brillo del metal precioso, sino el de las encendidas pasiones que gobiernan el alma humana, para hacernos capaces de justificar nuestros actos más altruistas y nuestras más infames codicias. 
 
Muchas gracias.
Carlos Bolívar Bonilla Baquero
Profesor titular Universidad Surcolombiana
Luna de Papel, Neiva, 2 de diciembre de 2010
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RESEÑAS
Revista Número # 68, Marzo-Mayo 2011,  http://revistanumero.com/index.php?catid=98.
http://revistanumero.com/index.php?option=com_content&task=view&id=755&Itemid=39&catid=98
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EL DESPRESTIGIO
 DE UN SUEÑO
Por Carlos Bolívar Bonilla Baquero
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El otro Dorado. Novela histórica sobre don Juan de Borja y la destrucción de la cultura pijao

Jorge Elías Guebely Ortega
Bogotá, Contextos Editores, 2010 (389 pp.)

La novela de Jorge Guebely reconstruye de modo imaginativo una dimensión de la conquista y la colonización española, la de los móviles subjetivos de sus protagonistas, tan decisiva para comprender el choque de culturas y el origen de las actuales hibridaciones, como tan ausente en la reflexión académica o en la ficción sobre nuestra historia. Para su autor, no basta con la tradicional explicación macroscópica del imperio español, que anexa a sus dominios un territorio más. Guebely bucea en las profundidades del linaje y el alma de don Juan de Borja; la de su esposa, Violante, y la de aquellos con quienes éste se alía, tropieza y batalla, para mostrarnos otra forma de entender el episodio sangriento del exterminio de los pijaos.

La reconstrucción narrativa empieza con los momentos de la crisis familiar, económica y de estatus, de don Juan de Borja en Gandía (España), que desestabiliza su espíritu y lo lleva a cuestionarse su anodina vida doméstica y su oscuro futuro. Según él, es asunto de vital urgencia realizar una misión trascendente que lo llene no sólo de riqueza sino, ante todo, de gloria y de prestigio, para justificar la existencia que cree merecer. Con tal mentalidad, y amparado en sus relaciones familiares con el poder de la corona española, logra su nombramiento como primer presidente de la Real Audiencia, capitán y gobernador del Nuevo Reino de Granada. Designación que tiene una misión principal: eliminar a los rebeldes pijaos, carares y yareguíes, e instalar el Santo Oficio de la Inquisición.

Pese a los insistentes reproches de su esposa, Violante, quien percibe los cambios negativos de actitud de su marido en la intimidad cotidiana, como de directa relación con lo que ella considera el descabellado nombramiento de don Juan de Borja, él acepta el cargo y viaja con su familia hasta Cartagena de Indias. De allí, por el río de la Magdalena, durante treinta y seis días, hasta el puerto de San Bartolomé de Honda. Y finalmente, por tierra, desde este puerto hasta Santafé.

En todo este recorrido el autor nos enseña la majestuosidad de la naturaleza, opacada para el protagonista por su esquizoide conflicto interior, en el que rivalizan el hombre, esposo y padre, con el señor presidente, capitán y gobernador. Dilema acentuado por los papeles de cada uno de estos dos seres que en discordia lo habitan: los del amor filial y conyugal, con los del poder político autoritario y arrogante. En otras palabras, don Juan de Borja se cuestiona acerca de si, tal como su mujer lo plantea, él pretende ser trascendental pero no feliz; vivir en la ambición y no en el mundo, y convertirse en héroe de los poderosos y no de los humanos. Sin embargo, en nombre de España, del progreso y la civilización, se reafirma en su proyecto político militar.

Así, sin ningún límite ni consideración, se propone que nada que recuerde a los pijaos debe sobrevivir; arma entonces uno de los primeros ejércitos nacionales de mercenarios y aniquila esta etnia. Trabajo para el cual contó también la actitud belicosa de los pijaos que, sin escuchar la voz sabia de su mohán mayor, Cirarque, creyeron en la solución de la guerra.

No obstante, una vez realizado el sueño de su grandeza y recibido todos los honores posibles, en su viudez y al final de sus días, don Juan de Borja comprende que estos logros no le permiten superar la soledad y el vacío existencial que lo acompañan. Entonces añora todo aquello que, en su valiosa sencillez, despreció.

De esta manera, la novela nos permite no sólo conocer esa dimensión intimista del colonizador español, sino también relacionarla de modo fuerte con sus comportamientos depredadores frente a lo que encontró en el Nuevo Mundo. De paso, comprendemos mejor por qué somos como somos hoy, de dónde vienen esa cultura del torcido y nuestra dirigencia política nacional.

En esta perspectiva del devenir íntimo que orienta y desorienta nuestras acciones, pudo ser conveniente en la novela una mayor presencia del mundo infantil de la época, a través de los hijos de don Juan y Violante, así como de las relaciones filiales y sus conexiones con las vicisitudes del protagonista.

En este trabajo podemos captar también la madurez del hombre que escribe, su reposado humanismo, que le permite examinar sin dogmatismos las múltiples facetas de la compleja y paradójica existencia humana. Condiciones que, con sus más y sus menos, todos poseemos, todos tenemos un poco de aquello que caracteriza la subjetividad de los principales personajes: la megalomanía de don Juan de Borja; la sensatez de Violante; la transparencia de Malenke, el negro comisario de boga; la malevolencia del inescrupuloso Abelardo, el comerciante; la intelectualidad ilustrada del soñador Gonzalo; la temeridad del jefe indígena Calarcá, y la sabiduría chamánica de Cirarque.

En últimas, esta novela histórica es, además, una reflexión filosófica sobre el sinsentido de la existencia, que cada quien trata de llenar con espejismos ideológicos más o menos peligrosos para la vida de sus semejantes. Delirios que, tal vez, sólo al borde de la muerte tratamos de dilucidar.

—Carlos Bolívar Bonilla Baquero

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"...no hay mejor ficción que la historia". Entrevista.
Carlos Andrés Pérez T. / Editor Cultura.
Diario del Huila. Cultura |Febrero 10 de 2011 http://www.diariodelhuila.com/noticia/10834 (Allí texto completo y foto de la izquierda)
Hablar con el profesor Jorge Elías Guebely Ortega es emocionante, al igual que leer cualquiera de sus ensayos o libros de versos, y ahora por “El Otro Dorado”.
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Por Marco Polo Salcedo . Blog  LITERATURA Y MISTELA ,  5 DE MARZO DE 2012 http://literaturaymistela.blogspot.com/2012/03/el-dorado-no-alcanzado-por-juan-de.html Allí texto y  VIDEO (7:10 min)  http://www.youtube.com/watch?v=9OCbw71PkuU : Jorge Guebely, explica y nos lee apartes de su novela" El otro Dorado", donde nos relata el objeto y vida de Don Juan de Borja, quien por intermedio de Diego de Ospina y Medinilla extinguieron al último de los PIJAOS, la raza del Tolima Grande que núnca se entregó al conquistador español. Se cumplen 400 años de la tercera refundación de Neiva, será momento propicio para recordar nuestros bravos ancestros o para celebrar la desaparición de la raza Opita en Colombia.
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CONTINUARÁ ....
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