miércoles, 2 de julio de 2014

Minificciones de "el cuento, Revista de la imaginación". Editorial Ficticia, México. Abril 2014. Compilador Alfonso Pedraza

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Publican y difunden 
NTC … Nos Topamos Con 
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MINIFICCIONISTAS DE 
"EL CUENTO, REVISTA DE IMAGINACIÓN"

Compilador Alfonso Pedraza

México, Ficticia, Abril, 2014. 240 pp. 

Biblioteca de Cuento Contemporáneo No. 45


El libro en FICTICIA EDITORIAL
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Este libro celebra 75 años de la primera época de la revista El Cuento, cincuenta del primer ejemplar de su segunda época y quince de su último número. También honra la vida y obra Edmundo Valadés, su director, a veinte años de haber fallecido. En Minificcionistas de el cuento. Revista de Imaginación, colaboran 103 escritores de Hispanoamérica (Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, México, Panamá, Uruguay y Venezuela), la mayoría con amplio reconocimiento en sus respectivos países y en el extranjero, que, en su momento, publicaron “cuentos brevísimos” en la que fuera una de las realidades literarias más importantes del siglo XX y el antecedente inmediato de la literatura virtual mínima del XXI, en el que los soportes digitales han sido tierra fértil para la minificción.
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Colombia
Autores incluidos
Harold Kremer ( 1 , 2 ), Marco Tulio Aguilera Garramuño ( 1 , 2 ), 
Carlos Bastidas Padilla ( 1 ) y Triunfo Arciniegas ( 1 )
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BANDERA

Minificcionistas de el cuento. revista de imaginación
Edición: abril 2014
Ficticia Editorial
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PRESENTACIÓN
Por Marcial Fernández
Ciudad de México, marzo de 2014
En 2014 se celebran los 75 años de la primera época de la revista El Cuento, cincuenta del primer ejemplar de su se­gunda época y quince de su último número. También con este libro queremos honrar la vida y obra Edmundo Vala- dés, su director, a veinte años de haber fallecido.
En junio de 1939, Edmundo Valadés y Horacio Quiño­nes, entonces jóvenes periodistas, publicaron el primer nú­mero de la revista El Cuento. Los grandes cuentistas contem­poráneos, en la que prometían dar a conocer, de manera mensual, la obra cuentística más notable de aquella época, sobre todo la que se escribía afuera de México.
En 1939, sin embargo, también inició la Segunda Gue­rra Mundial y, debido a ello, el papel con el que se impri­mía la revista, al ser de exportación, se volvió escaso e incosteable para dos muchachos de veintitantos años que, pese a su voluntad y mecenas, sólo lograron publicar cin­co números.
Un cuarto de siglo después, en mayo de 1964, Edmundo Valadés resucitó el proyecto con el título el cuento. Revista de Imaginación, con secciones nuevas como "Caja de sor­presas", cuyos contenidos eran fragmentos que sacaba de entre sus lecturas, y si bien pertenecían a un contexto más amplio, era posible resignificarlos y leerlos como piezas individuales, las pepitas de oro que el gambusino descu­bre en el caudal del río.
A dichas piezas Valadés las llamó "minificciones" y son la semilla para que, a partir de 1969, la revista abriera el "Con­curso del Cuento Brevísimo", en el que podían participar escritores aficionados o profesionales con un texto que no excediera una cuartilla —tres cuartos de una cuartilla, re­comendaba Valadés en diversas entrevistas— a doble espa­cio de máquina de escribir.
Con el tiempo, el certámen se convirtió en un taller abierto entre quienes buscaban publicar sus minificciones y el consejo de redacción de la revista, conformado en sus distintos tiempos por Andrés Zaplana, Juan Rulfo, Juan Antonio Ascencio, Agustín Monsreal, José de la Colina y Eraclio Zepeda.
Las décadas de los setenta y ochenta fueron de plena consolidación para el cuento. Si bien se editaba y publicaba en México, pronto cobró fama tanto en España como en Latinoamérica y, en gran medida, se convirtió en un refe­rente de la cuentística contemporánea de esos años, tanto para conocer a escritores de otros idiomas —que eran tra­ducidos al español por los colaboradores de Valadés— como de autores hispanoamericanos.
A la par que la revista ganaba adeptos, la "Caja de de sorpresas" y el "Concurso de Cuento Brevísimo" legitima­ron a la minificción como un género aparte del cuento, ni más ni menos importante, sino distinto, con sus propias reglas, alcances y límites, una apuesta que, como señalara Valadés, no puede ser poema, anécdota, estampa, viñeta, ocurrencia o chiste, y no lo puede ser porque si bien detona una epifanía con una historia o una imagen mediante un inesperado final lleno de ingenio, humor o malicia, en la que el lector se siente sorprendido, el minificcionista re­quiere un amplio oficio narrativo al servicio de la econo­mía verbal, esa que con menos da más.
Los escritores que participan en Minificcionistas de "el cuento. Revista de Imaginación", son sólo un puñado de los muchos que Edmundo Valadés publicó entre 1964 y 1994, que es el año en el que falleció el maestro, y aún más, tam­bién aquí se encuentran algunos autores cuyos textos apa­recerían de 1994 a 1999, que fue cuando la revista publicó su último número, el 142.
En total, Alfonso Pedraza, compilador del libro, logró reunir obra inédita de 103 minificcionistas de doce países, que forman parte de una de las realidades literarias más importantes del siglo xx que, en su forma, antecede al auge de la literatura virtual del siglo xxi, en el que los soportes digitales se convierten en tierra fértil para la minificción, ya sea con este nombre o con los muchos que han querido rebautizar a esta epifanía contemporánea.
Marcial Fernández
Ciudad de México, marzo de 2014

Prólogo

Por Alfonso Pedraza
Ciudad de México, enero de 2014
La gestación inició, sin yo saberlo, desde mis días de prepa­ratoria. Compraba la revista el cuento y olvidaba, durante su lectura, mi realidad. Me maravillaba con sus cuentos y, por ahí, Edmundo Valadés mostró, como en un juego, numero­sos textos breves. En esa década de los setenta, la revista vi­vía sus mejores tiempos, un número mensual. Pronto, esos "cuentos brevísimos" me interesaron más que los cuentos, que al principio eran tema principal de lectura.
Empecé a conocer nombres que se presentaban acceso­riamente a los del índice, y a investigar los pocos datos que aparecían en el "Correo del lector", sección en la que Vala­dés interactuaba con los autores que se comunicaban de toda América.
Me fueron familiares El Trailero, Arrabal, A. E Molina, Bañuelas, la señora Ana E Aguilar, Salvador Herrera, Fede- rici, Chávez Fócil y muchos otros. También me sorprendió encontrar a celebres escritores de la antigüedad y contem­poráneos como Ovidio, Quevedo, fragmentos de Las mil noches y una, Borges, Arreóla, Cortázar, Avilés...
Al inicio de este siglo, con la inquietud de difundir al ta­maño de mis posibilidades el gusto por los "cuentos breví­simos", hablé con los creadores de www.ficticia.com para proponerles un espacio virtual especializado en literatura mínima. Así nació La Marina y "El Taller de minificción de Ficticia", conservando un espíritu similar al de la revista: concursos a la vez diarios que mensuales de minificciones con tal el éxito que, desde entonces a la actualidad, perma­nece activo: doce años de interactuar con escritores y estu­diosos de la minificción de varios países de América, ade­más de España.
Paralelamente surgió la necesidad de mostrar los textos breves que Valadés había publicado en su célebre revista. Hoy en día ya son documentos históricos vivos, mas esta­ban ocultos en colecciones particulares y bibliotecas. En principio, busqué aquellos textos que me parecían memo­rables para agregarlos a mi blog personal y, al percatarme de la gran cantidad de textos con calidad, lo dejé de hacer. Lo medité casi por diez minutos y sin pensar en las terri­bles consecuencias que podían surgir nació el blog Minific­ciones de el cuento. Revista de Imaginación ( www.minisdel- cuento.wordpress.com ).
No sabía que a la vez de disfrutar la captura y transcrip­ción de esos textos a los medios electrónicos, iba a agregarse el regalo del contacto con muchos de esos escritores que, antaño, sólo eran referencias de revista y, ahora, interactua- ban conmigo a través del blog. Consecuencia inminente: un día recibí mensaje de Adriana Quiroz viuda de Valadés. Me regaló su amistad, la oportunidad de visitar el estudio del maestro, un gran número de ejemplares que faltaban en mi colección y renovados bríos para seguir con la labor que gustosamente hacía. En esa ocasión, al percatarme de que se cumplirían en 2014 veinte años de su ausencia y también cincuenta de la aparición del No. 1 de la revista el cuento, en su segunda época (en la primera no se incluían textos bre­ves), sin más me di a la tarea de preparar esta compilación.
Tenía unos veinte autores conocidos y esos contactos me atraerían unos sesenta o, con mucho optimismo, setenta escritores para nutrir este trabajo. Se lo comuniqué a Marcial Fernández, quien, como amigo, no me desanimó; sólo dijo que serían pocos para hacer el libro que el propio pro­yecto demandaba. Y yo, "terco", empecé a investigar la exis­tencia de los autores cuyos nombres aparecían en la revista.
Tras cuatro meses de búsqueda, con al auxilio de los im­portantes contactos que tenía hasta ese momento, por e- mail o por vía telefónica, me comuniqué con muchos otros. Pero aún no rebasaba un número de autores que fuera ape­tecible editorialmente. Y al hacer búsquedas en la red, ¡ma­ravilla!, apareció un agente especial que logró el contacto con otros autores: Facebook. Esta red social me ayudó a contactar más del treinta por ciento de los autores, quienes, de otra manera no hubiera sido posible enlistarlos.
Queda la tristeza de que muchos quedaron fuera de este libro: hubo mensajes sin respuesta, otros sólo me prometie­ron participar y, algunos, por falta de tiempo, no fueron localizados. La esperanza es que, ante el éxito de esta publi­cación, sea factible una nueva edición ampliada y con nue­vos textos.
En las fechas programadas para la aparición del libro, también estaré cumpliendo el objetivo y meta del blog: mostrar la totalidad de los textos breves que Edmundo Valadés eligió para publicar en su memorable revista, y dejar­lo como material de estudio y memoria de los inicios del género, para los amantes y estudiosos de la minificción — minicuentos los nombraba el maestro.
Alfonso Pedraza
Ciudad de México, enero de 2014
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Los dos minicuentos de Harold Kremer ( 1 )
incluidos en la Antología

Jolgorio
Me levanté y, después de bañarme, me senté en la sala. Al poco rato empezaron a llegar familiares y amigos. Todos me saludaban con mucha emoción. Me decían: “Bienvenido”. Teresa, a la que no había visto en años, se sentó a mi lado. Estaba tan linda como cuando murió. Me tomó de la mano y me dijo que me estaba esperando.
Creo que aún te quiero —me susurró
Yo la miré y ya iba a responderle lo mucho que la extrañé, cuando entró mamá y me abrazó: lloraba por la alegría de tenerme otra vez a su lado. Luego vino Jairo, mi compañero de colegio, el que murió al caer a un aljibe. Estaba algo gordo y reía.
Te estaba esperando —dijo—, aún me debes doscientos pesos.
Lo abracé y quedamos en la noche de ir a beber una cerveza. Después vinieron el cura, los vecinos, familiares y conocidos lejanos. Entonces, agarraron el ataúd y fuimos a la Basílica del señor de Los Milagros. La misa estuvo bonita. Salimos al cementerio. Antes de encerrarme en la bóveda abrieron la tapa. Algunos se acercaron a mirar. Yo lo hice, también, casi al final. Tenía buena cara y parecía feliz. 
Ceci

Te sentarás en el andén de la puerta de tu casa a esperar a que pase la niña Ceci y, cuando la veas, soñarás con que sea tu novia, tenerla en tu cama, y así será, pero tú aún no lo sabes, como tampoco sabes que te dará tres hijos y que no serás feliz porque tendrás una vida vertical, como un samán sembrado en el parque Cabal, y ella querrá un hombre horizontal, como un caballo, como un auto de carreras para ir siempre a todos lados. Y luego, desde la puerta de tu casa, verás salir a tu madre, a tu padre y hermanos, y sabrás que nunca más los volverás a ver, apenas en fotos, y tus amigos de colegio pasarán por la vereda de enfrente, algunos levantarán la mano para despedirse y, mientras levantas tu mano para decirles adiós, pasará un automóvil modelo 1950, color azul, veloz y brillante, último modelo, y al bajar la mano, un instante después, pasará otro auto, rojo casi fosforescente, mucho más veloz y brillante, un modelo 2013 que apenas alcanzarás a seguir con la mirada, y cuando vuelvas a mirar al frente descubrirás que la casa de paredes blancas ha desaparecido y ahora hay un edificio de diez pisos que ya no te deja ver el cielo.
Y al levantarte te dolerá la espalda, te apoyarás en la pared y entrarás a tu casa vacía e irás a tu cama. Te recostarás, cerrarás los ojos y, antes de morir, te verás a ti mismo a los doce años, aquel día en que te sentaste en el andén de la puerta de tu casa a esperar a que pasara la niña Ceci.
Fotografías:  MICRo de  NTC … )
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 Sobre su reciente y excelente  libro de cuentos, ver: ¿Por qué me muerdes? , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_05_21_archive.html . 
Lo registramos en NTC ...  No. 374 , http://ntcblog.blogspot.com/2014_05_01_archive.html . 

En ese mismo NTC ... 374 también registramos lo relativo a su reciente novela El color de la cera en su rostro ,  
http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_04_30_archive.html
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Ekuóreo, revista de minicuentos
Bustamante - Ficher - Kremer
Visítela en:
http://e-kuoreo.blogspot.com
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Tarjeta de invitación. Presentación en el Palacio de Bellas Artes / Cuidad de México
Mayo 4, 2014 



Reseñas
Laura Elisa Vizcaíno. SENALC. 01/Jul/14
René Avilés Fabila. Periódico La Crónica de Hoy. 07/May/14
Patricia Gutiérrez-Otero. Revista SIEMPRE!. 13/May/14
La Redacción. El Debate de Culiacán. 08/Jun/14
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De: marco tulio Aguilera  aguilera.marcotulio@gmail.com



Fecha: 3 de julio de 2014, 20:04

Asunto: Tus cuentos en el libro y tus comentarios sobre éste. Fwd: MINIFICCIONISTAS DE "EL CUENTO, REVISTA DE IMAGINACIÓN". Antología. Compilador Alfonso Pedraza. México, Editorial Ficticia, Abril, 2014. 240 pp.

Para: NTC  ntcgra@gmail.com


Amigos de NTC … :

No tengo tiempo para hacer el trabajito que me pidieron pero les mando algo más divertido: tres cuentos brevísimos, absolutamente inéditos, exclusivamente para su página.

Marco T. Aguilera Garramuño 



Cuento Cruel con niños.
Juguemos a volar, dijo Marcelita, y se lanzó desde la ventana del quinto piso.
Su compañera de juegos todavía la está esperando.


Eyaculación precoz
Él se vino.
Ella se fue.
Fin.

Cuento musulmán: el tormento de las 11 000 vírgenes
Un hombre que tenía por característica principal ser muy lujurioso, y cuya esposa era poco  aficionada a los deleites del cuerpo y extremadamente dada a los reproches, regaños y discursos, soñó que al morir iba a ir al sitio donde dicen que van los musulmanes: un sitio donde los hombres tienen a su disposición a 11 000 vírgenes.
Y en efecto murió y llegó al sitio donde lo esperaban  sus 11 000 vírgenes.
Ebrio y alucinado por la dicha, se dispuso a  comenzar el disfrute de su imposible harem.
Cuando se quiso aplicar a la ardua tarea  descubrió con más espanto que pena que de su bajo vientre colgaba un pingajo sin voluntad alguna.
Las 11 000 vírgenes se unieron indignadas para pedirle a gritos lo que ya no iba a poder cumplir por el resto de la eternidad.

-Amigo, no te esfuerces -le dijo un pesaroso que ya llevaba siglos sufriendo el mismo tormento - a partir de ahora y hasta siempre  recibirás los reclamos no de una sino de 11 000 infames y despiadadas, que comparadas con tu esposa, serán lo que todas las arenas de desiertos y las playas del mundo son a una íngrima partícula de polvo.


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