martes, 28 de julio de 2015

La Caravana de Gardel. Novela (Fernando Cruz Kronfly) , Película (Carlos Palau), Crónica (Jaime Rico Salazar), Comentarios y reseñas ( ORLANDO RAMÍREZ-CASAS, ORCASAS.

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26 de junio de 2015
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1 de julio de 2015
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7 de julio de 2015
LA CARAVANA DE GARDEL. Fernando Cruz Kronfly. Tercera edición. Sílaba Editores, Medellín, Junio 2015. NTC ... Registro
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---------- Mensaje RECIBIDO ----------
Fecha: 28 de julio de 2015, 9:02
Asunto:
Aclaración sobre La Caravana de Gardel - Trailer - Una Película de Carlos Palau
Para: CCO NTC  Nos Topamos Con  http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia

Cc: Rico Salazar Jaime 


Hola, jóvenes:

Acabo de leer la noticia. Han diseñado el jet S-512, que es capaz de transportar a 18 pasajeros de Londres a Nueva York ¡En tres horas! ¡Tres horas! Es una barbaridad la economía de tiempo para ese recorrido.


La tecnología no deja de sorprendernos pero… recuerdo un chiste de la revista Selecciones del Readers Digest hace treinta o cuarenta años que hablaba del vuelo inaugural de un avión supersónico y superautomático. A poco de haber despegado, los altavoces se encienden y se escucha una voz mecánica que dice “Señores pasajeros, les habla el piloto de su vuelo superautomático no tripulado hacia la capital. Volamos a quince mil pies de altura a una velocidad de crucero que duplica la del sonido. Todas las acciones y operaciones han sido cuidadosamente programadas en nuestros tableros electrónicos, y esperamos aterrizar en el tiempo previsto. Nada puede fallar… nada puede fallar… nada puede fallar… nada puede fallar… nada puede fapbrrrrrr”.

Como diría el sociólogo Edward A. Murphy Jr. en sus muy conocidas leyes, cuando el hombre interviene en algo, ¡todo puede fallar!

Hace poco durante el mes de junio, mes del tango, aniversario de la muerte de Carlos Gardel, inserté en mi blog “Postigo de Orcasas” un artículo titulado “Gardel es más que Volver, y el tango es más que Gardel”. Ese artículo es uno más dentro de lo que podría calificarse como aluvión de escritos sobre el tema del tango y su máxima figura.

Tiene el tango, como ningún otro género musical, infinidad de cultores, amantes, aficionados, estudiosos, ensayistas, historiadores, que dedican su tiempo a profundizar en los detalles del muy abundante material que existe al respecto, con un inconveniente: hay quienes se matriculan en uno u otro extremo de cualquiera cuestión, y hacen del hecho de si Gardel nació en Tolousse o en Tacuarembó, o si quién fue más importante entre Piazzolla y Gardel, o si es mejor el baile de salón o el de exhibición, o si lo uno o si lo otro. Discusiones se han armado y, presumo, hasta duelos a cuchillo por causa del tango.

Por mi parte, tengo sabido y entendido que hasta el Santo Padre y su concilio de asesores vaticanos es falible cuando se ponen a opinar sobre las tesis de Galileo Galilei o sobre la teoría de la evolución de las especies de Darwin. Al cabo de las quinientas, el Espíritu Santo les ilumina que deben rectificar porque Galileo tenía toda la razón y tal vez Darwin tuviera “un poquito de razón”. Esta reculada o patrasiada significa que no hay sumos pontífices poseedores de la verdad absoluta, y que lo de “Roma locuta” no es válido porque errar es humano hasta en las más altas investiduras.

Comparto con ustedes la explicación que nos envía el amigo don Jaime Rico Salazar sobre el asunto del que voy a hablarles a continuación. Nos invita él a leer su muy bien documentado libro que recoge sus investigaciones sobre el tema, libro que seguramente no está exento de contener tal cual lapsus de lo que no está libre nadie. Aprovecho para aclarar que cuando en su correo remisorio don Jaime dice que el autor de la novela a la que se refiere es Carlos Palau, es un lapsus de premura en el correo porque el autor del libro es otro y Palau es el director de la película.

Entre las actividades durante el mes del tango fue presentado el libro “La caravana de Gardel”, del escritor vallecaucano Fernando Cruz Kronfly. Se presentó un audiovisual del ingeniero Mauricio Umaña sobre las causas técnicas del accidente terrestre de aviones en que perdió la vida Carlos Gardel, y se presentó la película “La caravana de Gardel”, realizada por el cineasta valluno Carlos Palau sobre libretos inspirados en la novela de Cruz Kronfly. Palau advirtió que llevar una novela al cine es difícil porque no se puede trasladar la totalidad de un libro al celuloide, y hay que seleccionar algunas escenas de la novela como muestra representativa en lenguaje cinematográfico, “permitiéndose algunas licencias” o alteraciones, según él mismo reconoció. Del libro de Cruz Kronfly él mismo dejó claro que se trataba de una novela, y como tal era una recreación literaria ficcionada sobre los hechos tal como sucedieron en la realidad. Dejó claro que no se trataba de un ensayo, una investigación clarividente, ni un documental, que pudieran apegarse estrictamente a la verdad. Bueno eso de que hiciera la aclaración, así suceda lo que advierte don Jaime Rico Salazar que “algunos han tomado la novela como si fuera un documento histórico”. No lo es. Claro que no lo es.

El próximo domingo saldrá en mi blog un artículo titulado “La Payanca, el bar donde Gardel no ha muerto, y cada día canta mejor”. Allí me veo obligado a hacer tres precisiones o correcciones en una fe de erratas sobre mi ensayo “Rayuela de Cortázar es un tango en homenaje a Gardel”.

Resulta que cuando escribía mi ensayo, hace ya cinco años, entendí en mis lecturas que “payanca” es una cuerda con dos bolas en los extremos; y eso no es cierto porque la cuerda, como tal, se llama boleadora. Lo que recibe el nombre de payanca es una suerte o habilidad de cacería practicada con esa cuerda. Escribí, gracias a las desinformaciones del Sr. Google, que el tango titulado “La Payanca” tenía letra de Francisco Nicolás Bianco, el primero que lo grabó, cuando en realidad esa letra era de Juan Andrés Caruso. Y escribí, gracias a mis ya fallecidos asesores gardelianos de cabecera, que ese tango hacía parte del repertorio gardeliano, cuando ¡Gardel no lo grabó! Cinco años después, me toca recular de estas afirmaciones y hacer precisión en aras de la verdad; aunque presumo, sin que tenga manera de confirmarlo, que el mismo Julio Cortázar incluyó la mención de ese tango en su novela porque él mismo pensaba que era del repertorio del cantor a quien rendía homenaje implícito con su novela.

Si hay algo que me queda claro es que nadie, absolutamente nadie, ni el Santo Papa, es poseedor de la verdad absoluta sobre ningún asunto. Ni yo mismo, porque me equivoco frecuentemente. Cómo me cuesta autorreconocerme esta verdad.

Volviendo al asunto del recorrido del cadáver de Gardel desde que fue exhumado en el cementerio de San Pedro de Medellín (había sido inhumado seis meses antes) hasta que llegó a Buenaventura y a sus otras paradas hasta llegar a su destino final en el cementerio de La Chacarita en Buenos Aires, Argentina; considero que para los estudiosos es más confiable leer el libro de don Jaime Rico Salazar que la novela de don Fernando Cruz Kronfly. Y ni se diga de ver la película que es una recreación de la recreación.

Leí la novela de Cruz Kronfly en el año de 2012, e hice una reseña para mí que conservé en mis archivos y ahora adquiere vigencia a la luz del tema que nos ocupa. La copio al final, después del texto de don Jaime Rico Salazar, para compartir con ustedes mi visión de lectura en ese entonces.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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De: Jaime Rico Salazar 

EL TRASPORTE DE LOS RESTOS DE GARDEL DE MEDELLIN A CALI-BUENAVENTUA

La noche que Carlos Gardel estuvo en Anserma (Caldas)

Con motivo del aniversario de los 80 años de la muerte de Carlos Gardel, han circulado muchísimos comentarios relacionados con su muerte y con los hechos que rodearon el fatal accidente en el que perdió la vida con la mayoría de sus acompañantes. Y me asombra el leer unas historias cada vez más alejadas de la realidad. Cuando con el pasar de los años se han encontrado tantos hechos que clarifican las causas del accidente, aparecen artículos escritos por personas completamente desinformadas de lo que pasó aquel fatídico día 24 de noviembre de 1935. Y yo lo digo claramente en la obra que escribí sobre la vida de Gardel, las personas que tengan interés en conocer que sucedió ese día si quieren tener una información detallada de los citados sucesos deben buscar los periódicos de esa semana, El Tiempo, El Espectador y El Colombiano y en ellos encontrarán excelente información.

Con ocasión del lanzamiento de la película “La Caravana de Gardel” que se hizo basada en la novela que escribió Carlos Palau, se volvió a revivir el tema del transporte de los restos de Gardel de Medellin a Buenaventura y la novela, al fin y al cabo es una novela que no tiene necesidad de ajustarse con rigurosidad a los hechos históricos como sucedieron, cambian muchos detalles. Pero la gente no entiende que es una novela y creen y dan por ciertos muchos hechos que no sucedieron exactamente como pasaron en la realidad.   

Recordemos algunos momentos históricos de aquella trágica tarde.

Carlos Gardel pereció en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín el 24 de junio de 1935. Sin entrar en todos los detalles que rodearon aquel fatal accidente, recordemos que sus despojos mortales fueron depositados por orden de la empresa de cine Paramount en una caja mortuoria de zinc y soldada con plomo. Circunstancia que facilitaría seis meses después el que pudieran ser sacados de la fosa Nº 2, local 34 dela galería de San Pablo en el cementerio de  San Pedro, cuando vino Armando Defino que fuera apoderado de Gardel, para llevar los restos a Buenos Aires. Si no es por la orden de la Paramount, los despojos habrían sido puestos en una caja de madera como sus demás compañeros y no habría sido posible, de acuerdo con la legislación colombiana, sacarlos sino 4 años después.  Así pues la información que dio El Heraldo de que había sido La Asamblea Departamental la que ordenó guardar los restos de Gardel en una caja metálica no se ajusta a la realidad.

En el mes de diciembre de ese mismo año vino Armando Defino a Medellín buscando la repatriación de los restos mortales de Gardel y de sus compañeros de infortunio, hacia Buenos Aires. Y también del equipaje que ellos trasportaban, que había quedado depositado antes de hacer el viaje a Bogotá en las bodegas el Expreso Ribón, para ser enviados a Cali-Buenaventura, en donde presumiblemente los encontrarían al final de la gira por Colombia.
Defino consiguió el 17 de diciembre el permiso legal para sacar de la bóveda el ataúd de Gardel, dada la circunstancia ya anotada. Sus compañeros de destino tendrían que esperar 3 años y medio más.

Y por el Expreso Ribón Defino envió a Cali-Buenaventura la caja mortuoria de Gardel y 17 baúles y tres cajas con sombreros correspondientes al equipaje que en vida dejaron en Medellín. Defino viajó a Cali en avión y de allí por tren se trasladó a Buenaventura a esperar la llegada del equipaje. Y fueron pasando los días en el puerto y Defino desesperado no recibía el equipaje en el tiempo que le habían prometido. Lo que nunca supo fue por qué no llegó a tiempo.

El trasporte terrestre de Medellín a Cali tenía sus dificultades y bastantes serias. De Medellín a La Pintada (a orillas del río Cauca) se viajaba por tren. Y de esta localidad hasta Valparaíso se viajan en berlinas. Y allí estaba entonces el gran problema porque no había carretera para seguir el trayecto que comprendía Valparaíso-Caramanta-Supía.  Este tramo se hacía a lomo de mulas. El mapa que dibuja el periodista Natalio Cosoy en su artículo “El épico viaje del cuerpo de Gardel entre Medellín y Buenos Aires” está equivocado, porque sitúa a Caramanta entre La Pintada y Valparaíso y Caramanta está situada entre Valparaíso y Supía y sitúa esta población después de Riosucio y está antes. Así es que le recomiendo antes de escribir otro artículo asesorarse de alguien que conozca geografía colombiana. Ver un mapa de Antioquia.
El Expreso Ribon contrataba a su vez, otras empresas regionales para el trasporte, especialmente del correo y de carga. Y el Expreso RicoVilla debió hacerse carga en Valparaíso del equipaje de Gardel. El trasporte de rutina entre Valparaíso y Supía lo hacían regularmente tres mulas, razón por la cual los baúles fueron trasportados poco a poco hasta Supía. El ataúd de Gardel fue  el último que salió de Valparaíso. Una vez en Supía todo el cargamento fue trasportado por las berlinas del Expreso RicoVilla hasta Riosucio y luego a Anserma, en donde una noche pernoctaron los restos de Gardel. Tanto en Riosucio como en Anserma existe una placa en la casa en donde permaneció el equipaje de Gardel. Y por si alguien lo duda los invito a que se den un paseo y lo puedan constatar.

El Expreso RicoVilla que fuera una de las primeras empresas que trasportaron pasajeros por el occidente de Caldas era propiedad de los hermanos Rico Villamizar (su sigla comercial era RicoVilla). Jesús el menor de ellos  tenía a su cargo la oficina de Valparaíso y Caramanta, Eleuterio la oficina de Riosucio y Buenaventura (mi padre)  la oficina principal de Anserma. La tarde que llegó la caja mortuoria de Gardel a Anserma  fue mantenida en absoluto secreto. Y así Gardel durmiendo el sueño de la inmortalidad pasó una noche en Anserma.  Al día siguiente, a las 6 de la mañana, siguió para Pereira, en donde el equipaje continuó por tren hasta Cali y luego a Buenaventura.

Todo este trayecto se hizo en absoluto silencio. Solamente en Caramanta se dieron cuenta  que el equipaje era el de Gardel. ¿Por qué mi padre no quiso decir que en la oficina del Expreso Rico Villa estaba el ataúd de Gardel ?

El día que murió Gardel estaba don Hely Cataño Osorio encargado de la oficina de telégrafos de Anserma. Esta oficina era la que servía de puente con Cali. Cuando el telégrafo trasmitió la noticia, la recibió don Hely, que asombrado y perplejo la comunicó a gritos a muchas personas. Y la noticia se regó como pólvora en la población. Rápidamente el parque central de Anserma se vio colmado de personas en la búsqueda  de los pormenores de lo que había pasado en Medellín. La noticia apesadumbró la ciudadanía ansermeña que sentía, como en todas partes,  una gran admiración por la voz y la figura del zorzal de Buenos Aires.

Buenaventura Rico, que ya había conocido lo que había pasado en Anserma el día que Gardel pereció, pensó que si los ansermeños sabían que su cadáver estaba allí, tendría que afrontar una difícil situación por la curiosidad de la gente… y prefirió quedarse callado…

Tomado de la obra “Carlos Gardel, su vida y sus canciones”, escrito por Jaime Rico Salazar



Cordial saludo de

Jaime Rico Salazar


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NTC ... ENLACES: 
Jaime Rico Salazar . Fotografía (Mayo 31, 2013): MIC, de NTC …
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Reseñas de libros leídos en 2012

LA CARAVANA DE GARDEL
Fernando Cruz Kronfly, 1ª edición 1998,
Editorial Planeta Colombiana


Cada lector hace una lectura distinta del mismo texto, y hasta uno mismo hace otra lectura cuando lee un texto por segunda vez.

Sentí decepción cuando terminé de leer este libro la primera vez, porque el título me había predispuesto a esperar la historia del viaje que hizo el ataúd de Carlos Gardel desde el cementerio de San Pedro en Medellín, Colombia; hasta el de La Chacarita en Buenos Aires, Argentina. No es así. Algo o mucho habla de su trayecto hasta Umbría, Caldas; que supongo es el municipio de Belén de Umbría en Risaralda. Mi perspectiva cambió en la segunda lectura cuando entendí que este libro es una novela o ficción, y por lo tanto tiene mucho de creación literaria, que simplemente se apoya en algunos datos históricos relacionados con el viaje del féretro de Medellín a Buenaventura haciendo de hilo conductor, pero cuyo verdadero leit motiv es la historia de Arturo Rendón. Arturo Rendón y Heriberto Franco son, supongo, nombres inventados para dos personajes imaginarios, dos supuestos arrieros que acompañaron a don Luis Gómez Tirado (que fue propietario de la Agencia de Viajes Turismo Luis Gómez T., no sé si la primera agencia de viajes que hubo en Medellín) para llevar cargado en mulas el féretro con las pertenencias del cantor, con el fin de embarcarlos en Buenaventura por vía Marítima de Nueva York a Buenos Aires, en un largo periplo por no haber comunicación directa de Buenaventura a la Argentina. La novela es un pretexto que cuenta la rivalidad entre los dos arrieros por apoderarse de algunos objetos o souvenirs del cantor como reliquias. Habla de sombreros, bufandas y otras prendas chamuscadas, y de trozos de su cuerpo robados para venderlos a quienes hicieron altares para venerar el recuerdo del Zorzal. Esa rivalidad, y esa obsesión, podrían ser los verdaderos protagonistas de la historia, pero no son. La verdadera protagonista de la historia es la personalidad de Arturo Rendón y la novela bien pudo titularse, como la del Jairo en la novela de Mejía Vallejo: “Aire de tango”. Con aire de tango está escrita “La caravana de Gardel”, de Fernando CruzKronfly. Arturo Rendón en “La caravana de Gardel” es un arriero, y como arriero un hombre un poco burdo según supone uno, aunque la novela lo pinta desplantador pero no ordinario, que le gusta vestir con sombrero ladeado “a lo Gardel”, y caminar con elegancia, “a lo Gardel”. Su transformación de arriero a citadino se la dio su paso por el oficio de obrero de ciudad en Medellín. A Arturo le gustan los tangos de Gardel y tiene, según la novela, una pinta quebradora, como Gardel. Siendo hombre que se mueve por cafés y hospedajes de baja categoría, no es hombre para noviazgos en serio ni matrimonios, pero sí el tumbalocas y macho amante latino del que se enamoran las meseras de los cafés. Esos recorridos son los que constituyen el meollo de la novela que, de paso, pinta también el comportamiento de esas mujeres “de la vida”. Que Arturo Rendón haya acompañado el ataúd de Gardel hasta Belén de Umbría sin hacerse a sus tesoros, es apenas anecdótico. Lo que pasó haciendo ese trayecto es lo fundamental. El autor superpone dos recorridos hechos por Arturo en esa ruta, y no es fácil para el lector diferenciar los tiempos del uno y del otro. De una parte está el que hizo en diciembre de 1935 con el cadáver, y de la otra el que hizo –¿quince años después?– en busca de las reliquias y del hombre que se las había robado (robado es un decir, porque “ladrón que roba a ladrón…”). Quería recuperarlas porque fundaba en ello su fortuna. Encuentra a Heriberto Franco muerto, y las reliquias por ninguna parte. Este segundo viaje coincide con la época de la violencia y su tendal de muertos con corte de franela, corte de corbata, cabezas desprendidas del tronco, cadáveres echados al río Cauca, y demás adornos que no logran convertir la novela en el relato de dos historias paralelas y esta segunda historia la percibo más bien como relleno.

Este bueno y reconocido escritor se encontró con una buena historia (la repatriación de los restos de Gardel) y vio en ella un filón para escribir esta novela. Tiene el mérito de que al hacerlo, y no podía esperarse menos de su profesionalismo, leyó sobre el personaje y escuchó sus discos. Pero tengo también la sospecha de que desde su procedencia valluna, no paisadescendiente, el escritor no es tangófilo ni gardeliano, y al libro le falta “el sabor”, “la sazón”, de los que fuimos amamantados al son del tocadiscos tanguero de la esquina. Los personajes no hablan el paisa coloquial de los arrieros y putas del camino, sino un lenguaje refinado, de academia. La carta de despedida de una de ellas, tiene el tono de una secretaria ejecutiva. No sé en qué momento sucumbió el autor a la tentación de llamar “pan de maíz” a la arepa con que los paisas acompañamos el desayuno; y se parece a la concesión que yo he hecho en algunos escritos, que pueden llegar a lectores de otros países, cuando le llamo “café tinto” al tinto, para que no se confunda con el vino oscuro. Cuando uno escribe tiene que hacer maromas para llamar “pericos” a dos cafés con leche, cuando en muchas partes entienden como tal los huevos revueltos, y no falta quien entienda por “perico” una dosis de alucinógeno.

1    La caravana de Gardel

Bueno, ya dije que este título no refleja, a mi parecer, el contenido. Gardel sólo hace parte del decorado en este caso.

2     
Antes de partir rumbo a la comarca Umbría, donde la tierra atardece, Arturo Rendón decidió darse una vuelta por el prostíbulo de María Bilbao.

La primeras frases enuncian el verdadero protagonista de la novela: la vida bohemia de Arturo Rendón; pero yo preferiría introducir antes de este párrafo otro que redondea la historia a mi modo de ver y es el último párrafo:

La gasolina se apoderó no tanto de la carrocería como de los cuerpos medio sonsos y muertos, y en el acto se produjo el estallido. Una gran llamarada se observó desde lejos, y todavía al amanecer del día siguiente el fuego no se había terminado de extinguir.

Párrafo que podría introducirse también como primero, empezando y cerrando el círculo de la novela:

La gasolina se apoderó no tanto de la estructura del avión como de los cuerpos medio sonsos y muertos, y en el acto se produjo el estallido. Una gran llamarada se observó desde lejos, y todavía al amanecer del día siguiente el fuego no se había terminado de extinguir. Iba a iniciarse, entonces, el último viaje de Gardel.

3    Pag.9
El tango dice tanto de mí, que él y yo hemos quedado convertidos en la misma cosa, pensaba Arturo Rendón.

4    Pag.10
Expulsado del campo por causa de las masacres que vinieron más tarde, terminó por refugiarse en una barriada del bajo Medellín, en una especie de conventillo o vecindad para desplazados. Poco después conoció a una vaca medio loca llamada Amparo Cisneros, mujer infectada de rojos atributos por fuera, aunque hecha de semillas negras por dentro, de quien se enamoró como un perro y con quien se casó una mañana de abril de 1938, en medio de la tiniebla invernal.

Aquí se descubre que tres años después de haber hecho el primer viaje acompañando los restos de Gardel, y doce años antes de hacer el segundo viaje por el mismo camino, Arturo Rendón se casó con una prostituta que conoció en un burdel. Ahí están pintadas su vida y su tragedia.

5    Pag.10
Pasadas las semanas que parecieron suficientes después del abandono, y sin saber cómo, Arturo Rendón se hundió en la pena. Hizo causa común con quienes, como él, rumiaban su desarraigo y su incerteza en las tardes del vecindario, rezongando ante la transformación moderna de los valores y de las sensibilidades, para venir a refugiarse en la agonía que brotaba del tango, como si aquella emanación rioplatense coincidiera con la secreción de su propia alma. 
6    Pag.11

Había amasado la idea según la cual las mujeres, por las que a pesar de todo todavía echaba la baba, eran sin embargo la causa de todo dolor y de toda penuria. Con la única excepción de mamá, claro, que servía para confirmar la regla. Todas ellas motivo de pecado, culpa y cuerpo de tentación.

Es cuestión de estilo, pero creo que a la novela le falta el lenguaje coloquial que tiene su picante y su encanto. Escrita así, en lenguaje universal, la idea pierde la gracia que tuvo en boca del primer borrachito que salió de la cantina exclamando a grito herido: “¡Todas las mujeres son putas!… ¡menos mi mamá!”. Siempre oí decir que “la gallina y el marrano se comen con la mano”, y el juego de trinchetes cinco estrellas le quita el gusto a ese plato montañero. No es que la novela esté ausente de diálogos coloquiales como el de Arturo al despedirse de Oropéndola en el prostíbulo de María Bilbao (pag. 17), sino que son insuficientes.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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De: Orlando Ramírez Casas
Fecha: 28 de julio de 2015, 17:34
Asunto: Más sobre La Caravana de Gardel - Trailer - Una Película de Carlos Palau 2
Para: CCO  NTC  Nos Topamos Con  http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia


Hola, jóvenes:

El Dr. Jaime Lopera Gutiérrez, que alguna vez ejerció el periodismo cuando existía la agencia Prensa Latina (tengo la sospecha de que le decía hermano a Gabriel García Márquez), que alguna vez ejerció la política al lado de personajes destacados (tengo la sospecha de que le decía mijo al Dr. López Michelsen), y otras actividades, pasará a la historia por haber publicado su exitoso libro "La culpa es de la vaca", libro que ha alcanzado a subir al altar de los semáforos que es una altura que gradúa en olor de popularidad. Ostenta el Dr. Lopera la calidad de ser presidente de la Academia de Historia del Quindío, y esa más que una distinción es una condición que vuelve a una persona exigente y minuciosa en la recopilación de datos. Alguna vez me dijo el Dr. Lopera que tenía material curioso y novedoso como para escribir un libro sobre Carlos Gardel, y que era su propósito escribirlo algún día.

A propósito del mensaje del historiador don Jaime Rico Salazar, y de mi reseña de lectura del libro "La caravana de Gardel" del escritor Fernando Cruz Kronfly, el Dr. Lopera nos ha enviado este mensaje que agradezco a él y comparto con ustedes en espera de que sea de su interés.

Abrazo,

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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Gracias, Orlando, lleno de alusiones este texto.
Hay una imagen fúnebre que no se me ha escapado por años: la de un trabajador del campo de aterrizaje donde ocurrió el accidente; lo veo allí, con una pala, ya extinguido el fuego al día siguiente gracias a los bomberos, recogiendo del suelo húmedo, en el único hangar del sitio, las partes chamuscadas, los retazos de tela quemados y las cenizas empapadas de las víctimas sin saber a quién pertenecen, y unas piernas dobladas que deben quebrarse para que quepan en el cajón asignado (según se dice en la autopsia oficial) y que tampoco se sabe de quién son, y esa penosa tarea de un obrero municipal que ignora la vida de esos cantantes forasteros mientras piensa si le van a pagar las horas extras dedicadas a palear esas escorias que no le duelen y sobre las cuales ha visto muy exaltado al Alcalde de la ciudad…Por allí, le dicen, hay una cosas metálicas del cantor argentino, y una libreta carbonizada de un pasaporte que alguien desea guardar para que le ponga mucho cuidado a eso, mijo.

Fabulando esa tragedia, se me fue este largo párrafo. Saludos, J

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