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*** 17 de marzo, 2016, 6:00 PM, Cali
--- POLÍTICA CRIMINAL GLOBAL EN AMÉRICA LATINA. MITOS y REALIDADES. FERNANDO TOCORA LÓPEZ * . Presentación de libro. Editorial Eudeba, Editorial Universitaria de Buenos Aires de la Universidad de Buenos Aires, UBA. Invitan: Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología. ALPEC, http://www.alpecweb. org/ ( Facebook ) y la Alianza Francesa de Cali Lugar: Alianza Francesa de Cali
(sede norte) Av 6 N° 21 - 34 , Barrio Versalles . / * Detalles sobre el libro y el autor: http://ntc-documentos. blogspot.com.co/2015_09_17_ archive.html . Click derecho sobre las imágenes para ampliarlas en una nueva ventana. Luego click sobre la imagen para mayor ampliación
(sede norte) Av 6 N° 21 - 34 , Barrio Versalles . / * Detalles sobre el libro y el autor: http://ntc-documentos.
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POLÍTICA CRIMINAL GLOBAL EN AMÉRICA LATINA
Por
Fernando Tocora, autor
Presentación del libro
Cali, 17 de marzo 2016, Alianza
Francesa
Cuando algunos primates hace muchos miles de años se desgajaron de los árboles y se irguieron sobre las planicies africanas quedaron expuestos a las numerosas fieras y especies de superior fuerza y destreza, que los intimidaron y les hicieron buscar las cavernas para protegerse tanto de ellas como de los temibles espectáculos de la naturaleza que lanzaba por doquier rayos y centellas. Fue entonces cuando el proceso evolutivo se concentró en el cerebro y empezó a generar una inteligencia que al tiempo que podía significar anticipación de los procesos causales, implicó también el desarrollo de la fabulación como proceso de inventiva y creación.
Este desarrollo del cerebro no solo le sirvió al ser
humano para representarse la realidad sino para crear todo un mundo imaginado,
todo un imaginario individual y colectivo. Muchas preguntas asaltaban su mente,
pero también muchos temores. El miedo era algo natural, atávico, que lo llevaba
a preguntarse por la causa de cada fenómeno y por las causas más generales
hasta llegar a la causas de las causas. Allí la imaginación personalizó y creo
muchos Dioses, la mayoría a su imagen y semejanza, Dioses como Jupiter, como
Zeus o como Yemayá. Dioses integrantes de una familia politeísta que se amaban
o se odiaban, se respetaban o se temían. Así la realidad se terminó convirtiendo
en una realidad de dos niveles: el nivel de las cosas tangibles y el nivel de
las cosas imaginadas. Los Dioses estaban en esta última y existían para
satisfacer unas funciones de apaciguamiento, de reforzamiento espiritual y
empezaban a serlo, de legitimación de poder. Imaginando, el hombre había creado
a Dios, como una gran respuesta, una respuesta total, holística, la gran causa
de las causas que se preguntaban los griegos en la base de la civilización
occidental.
Los gobiernos teocráticos empezaron a instituirse y
las religiones monoteístas desplazaron
las mitologías abigarradas de
bellas historias. Ahora era ante todo el temor lo que esas nuevas
religiones querían inocular en los seres
humanos, por la ambición de poder. Los tribunales de la Inquisición proliferaban. La caza de brujas
y de herejes se extendían; pensar diferente, pensar contra los dogmas era
suficiente para padecer el fuego depurador.
A veces los líderes de los pueblos, introducían reglas benéficas, como cuando a
través de una prohibición religiosa de consumo, protegían a la comunidad de
alguna epidemia bacteriana (comer cerdo por ejemplo sin la adecuada
preparación) Pero principalmente las religiones permitían la existencia de una
jerarquización social y de poder, explotando los miedos individuales y
colectivos.
He aquí la irrupción del derecho. Esto que hemos
venido a presentar. Un libro de política criminal, como la continuación de la
guerra por los medios penales, por las cárceles y sus laberintos y cerrojos,
por la guerra a la droga, apuntalada en dogmas y racismos, por el extermino de
los pueblos primitivos considerados “salvajes” por piadosos juristas, ahora
reimpulsado ese genocidio indígena por la globalización que devora sus tierras
y sus bosques, para las fabricas papeleras y para la minería; por el sistema de
procedimiento acusatorio, importado de la metrópoli como una regla global para
el eficientismo y la protección de los capitales transnacionales.
Este libro que la editorial de la Universidad de
Buenos Aires, Eudeba, y el director de la colección criminológica Carlos
Elbert, exmagistrado argentino, criminólogo, penalista y literato, tuvieron a
bien escoger para inaugurar la colección “Memoria criminológica”, nos lleva de
la “aldea global” de McLuhan a la “aldea
virtual” de Bill Gates, poniendo sobre el tapete los procesos de criminalización
o penalización globales, y también la efusión de los movimientos sociales
pidiendo reformas institucionales y legales, incluidas en estas últimas las
penales; movimientos feministas, ambientalistas, de los derechos de los niños y
los adolescentes, movimientos antirracistas, de los LGTBI, por los derechos
humanos, etc.
El texto se remata por un capítulo sobre escenarios:
el de la globalización cotejada con el pensamiento postmoderno, el escenario de
trashumantes que igual ve los dramas de los migrantes centroamericanos por los
túneles mexicanos, o los del medio oriente y Africa naufragando en balsas precarias
en el mediterráneo. Ya el emigrante es un nuevo estereotipo de delincuente;
luego de la última postguerra el emigrante era la víctima del fascismo; ahora,
el último emigrante no es la víctima del injusto orden económico mundial sino
el delincuente protervo; hay que construir un muro físico como el de Trump,
pero el muro cultural, el de los estigmas y etiquetamientos, el homo sapiens lo
ha venido construyendo desde tiempos inmemoriales.
Las políticas están en la parte conclusiva de este
trabajo, en el que converge no solo nuestras reflexiones sobre los temas
anotados sino nuestra experiencia judicial y también la experiencia humana y
mundana de nuestra vida. Desconfiad por favor del juez que solo se haya formado
en las bibliotecas. Ese no conoce la condición humana ni la verdadera dimensión
de los problemas de la gente. Los juristas no deben conocer solamente las
normas sino también las realidades sociales. Y el legislador, ese hacedor de
normas, todavía más. Por eso, este no es un trabajo sobre normas, sino sobre
realidades, realidades en las que las normas desempeñan unas funciones de
poder, de dominación y también ciertamente de convivencia.
Las políticas que proponemos deben ser de corte
democrático, basadas en políticas sociales, de protección integral de los
derechos sociales de todos, con líneas de compensación sobre grupos y
comunidades vulneradas históricamente, y ahora que hablamos de postconflicto sí
que son imprescindibles esas políticas de compensación histórica. Tenemos que
pagar esas deudas sociales, económicas y culturales. Deudas adquiridas durante
siglos de injusticia. Estas políticas frente al delito, tienen que respetar
unos límites, porque la legitimación del derecho se basa en el respeto a esos
mínimos infranqueables que son los derechos humanos. Si nos jactamos de ser una
civilización no podemos rebajarnos a la conducta violenta y cruel que
condenamos cuando sentenciamos el delito. Claro, que mientras haya guerras
tengo mis dudas de que vivamos la fase de la civilización.
En todo caso debemos desterrar ese tipo de políticas
demagógicas, populistas, de tolerancia ‘zero’ que todavía persisten e insisten en
la sola represión, represión desproporcionada y por tanto muchas veces injusta;
políticas que además dejan por fuera a casi toda la criminalidad de “cuello
blanco”, llenando las cárceles de puros delincuentes convencionales. Políticas
mediáticas de encubrimiento que llaman
la atención solo sobre los crímenes espectaculares y dantescos, que son una
minoría y esconden la sistemática exacción a los bienes del Estado, y los
grandes y masivos fraudes a los bolsillos de los consumidores. Y para terminar,
las violaciones masivas de los derechos humanos, que se siguen ejerciendo
sistemáticamente en diversos países de América Latina y que ahora con la
globalización adquieren un matiz más económico pero que al final resultan abriendo
más las venas que advirtiera lucidamente el uruguayo Eduardo Galeano,
recientemente desparecido.
Si este modesto libro logra remover esas visiones
clasistas y hasta racistas del delito,
considerandolo solo como cosa de depravados y no como expresión de grandes y
graves problemas sociales, ya entenderemos recompensada nuestra labor que no ha
sido más que una labor de desvelado escrutinio, de protesta contra la
injusticia y de esperanza porque este pobre homo sapiens encuentre sosiego en la fraternidad, la
solidaridad y en todo caso, en el respeto del otro.
Gracias ALIANZA FRANCESA por hospedar este acto. Gracias
ALPEC, Asociación de Derecho Penal y criminología, por mantener un pensamiento
crítico frente al poder y en defensa de los más vulnerables.
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17 de septiembre de 2015
"POLÍTICA CRIMINAL GLOBAL EN AMÉRICA LATINA, MITOS y REALIDADES", FERNANDO TOCORA LÓPEZ. Eudeba, Argentina, 2015
Alli: Detalles sobre el libro, el autor y presentación por su autor en Cali, Colombia, en la
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