martes, 27 de agosto de 2019

Verano Brisas. Contratiempo, agosto 28, 2019 / ¿Y la pensión de Verano Brisas? Por: Jotamario Arbeláez EL TIEMPO, 17 de marzo 2015

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Gracias al aporte y autorización del autor,  
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http://ntcblog.blogspot.com * ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
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Contratiempo
Verano Brisas *
Jotamario Arbeláez
 Bogotá, Agosto 27, 2019
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El poeta Verano Brisas vino al mundo en Salgar en 1938
y salió de él en el centro de Medellín el 26 de agosto de 2019.
¿Quién era Verano Brisas, el poeta que murió antenoche en Medellín, a la edad de 81 años, al lado de su compañera Patricia? Uno de los seres más originales que hubo. Una vez, cuando un homónimo trató de birlarle la pensión del Seguro (1), lo describí con “su porte de atleta, calva celeste donde se reflejan las nubes, unas cejas de fósforos El diablo que a la vez encantan y atemorizan y un vozarrón de cantante operático, que había nacido como Óscar de Jesús González Toro, pero cierta vocación bucólica lo llevó a cambiarse el apelativo corriendo el riesgo de perder la pensión”. Era quien con más entusiasmo esperaba la aparición de “33 poetas nadaístas de los últimos días”, de los cuales quedamos 13, volumen que publicará en breve la Biblioteca Nacional de Colombia. Fiel amigo y discípulo, durante 33 años asistió a los Talleres de poesía de Jaime Jaramillo Escobar en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Por esta razón, y por estar también en consulta de Urgencias, delego en el poeta Jaramillo la reseña del seleccionado desaparecido.  
 “Verano Brisas no es ningún principiante. Más de treinta obras de consistente valor literario son el resultado de treinta años de paciente trabajo. Incluyen un Pequeño diccionario de términos marinos (Glosamar), un volumen de ensayos, otro de relatos, dos novelas, varias obras de teatro y veinticuatro libros de refinada poesía. Verano Brisas fue primero chico de río, y más tarde hombre de mar, como sabrá quien lo leyere. A los nueve años viajaba solo por el río Cauca, desde Anzá hasta Santafé de Antioquia, abrazado a un trozo de guadua. El regreso lo hacía pegado de la cola de la mula del padre Mamerto Flórez, legendario cura de Anzá. Desde entonces se ha pasado la vida flotando sobre cualquier madero, en aguas embravecidas. Y cuando no flota vuela, porque también fue piloto en los aún recordados DC-6 de Aerocóndor, y lo peor que puede ocurrirle es estar en la dura y peligrosa tierra firme, donde el que se cae se quiebra la testa, que tanto se necesita para pensar. En efecto, un mal día de su niñez se arrojó a un charco desde considerable altura, dando de cabeza contra una roca en la que se destrozó el cráneo. Sus asustados compañeros lograron sacarlo inconsciente y amarrarle la cabeza con una camisilla mientras buscaban socorro. Adolescente aún resbaló en el borde de un horno, en una hacienda panelera, y cayó en un fondo, o paila de melaza hirviente, que es la representación popular del infierno. Se pensó que no alcanzaría a llegar a un hospital en donde pudieran hacerse cargo de un diablo tan quemado que se le veían los huesos. Así como los Masai creen, según se dice, que todos los ganados les pertenecen, eso mismo creía Verano, enamorado de los aviones. Un día, con otro piloto, tomó uno cualquiera en el aeropuerto de Miami y salieron a dar una vueltecita, para demostrar la inseguridad aeroportuaria. Por supuesto, los persiguieron, los alcanzaron cerca de cierta isla, y en consecuencia fue deportado. Entonces optó por el comercio y el esoterismo en el sur del país. En los negocios siempre fracasó, pero en cambio llegó a ser un eminente profesor de ciencias ocultas. Luego fue a parar a la costa colombiana del Pacífico, en donde se dedicó por años a la navegación y la pesca marítima. Más tarde se decidió en el Ecuador por la profesión de odontólogo, que ejerció posteriormente en Medellín. De la odontología pasó a ser astrónomo aficionado, miembro de ACDA, y como se comprende, de todo eso a la poesía no hay sino un paso, que lo dio después de la muerte de sus dos esposas y la separación de varias compañeras, pues olvidaba decir que también es experto en señoras, como que administró en Cali una rumbosa casa de citas con cuarenta mujeres. Y hasta un videobar gay en Bogotá, mientras se dedicaba al teatro como actor y autor, y se convertía a la vez en aclamado conferencista... En la tradicional pobreza de la poesía colombiana algunos logros sobresalen, entre ellos –ya se verá– la obra de Verano Brisas”.

jotamarionada@hotmail.com
* PUBLICADO, parcialmente,  en EL TIEMPO: 
https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/jotamario-arbelaez/verano-brisas-columna-de-jotamario-arbelaez-405758
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( 1 ) 

¿Y la pensión de Verano Brisas?


Cuando el poeta fue a reclamar su dinero en Colpensiones, recibió la notificación de que no existía.
Por: Jotamario Arbeláez
  
EL TIEMPO, 
17 de marzo 2015 , 07:18 p.m.

Verano Brisas es un poeta que vive en Medellín, tiene 76 años muy bien llevados, porte de atleta, una calva donde se reflejan las nubes, unas cejas de fósforos El Diablo que a la vez encantan y atemorizan, un vozarrón de cantante operático, asiste puntualmente desde hace 30 años a los talleres que imparte su amigo el monstruoso poeta Jaime Jaramillo Escobar en la Biblioteca Piloto, es asiduo de los reclamos libertarios y justicieros por Facebook, escribe poemas de singular aliento erótico, es pensionado por sobrevivencia de Colpensiones desde hace 40 años, cuando en 1975 Lilian Mejía, su adorable esposa, lo dejó viudo. Todos los días primero se acerca a la oficina de Maracaibo de la Caja Social, cobra su pensión mínima y se despensiona el resto del mes.

Hasta el pasado primo de febrero, cuando se presentó como siempre en la ventanilla alargando su cédula de sobreviviente y recibió la notificación de que su nombre no figuraba en la nómina ni en el sistema. Averiguó por toda la oficina, pero fueron tajantes. Él no existía. Llegó a pensar que estaba muerto, y que estaba viviendo el sueño de un finado. Ahora hay que desconfiar más de los datos de cerebro que de los de la información sistematizada. Vivo o muerto, lo dejaron en Babia.

Recordó que no toda la vida se había llamado Verano Brisas, había nacido Óscar de Jesús González Toro, pero cierta vocación bucólica lo había llevado a usar la potestad constitucional de cambiar una vez de nombre. En el Seguro lo amenazaron con que si cambiaba de nombre perdería el derecho a la pensión heredada. En agosto del 94 se operó el cambio en la notaría, conservando el mismo número de cédula, lo cual fue notificado a Colpensiones para la correspondiente modificación en registros. Tuvieron que aceptarlo y seguirle consignando religiosamente.

Al no recibir información satisfactoria en Colpensiones, tuvo que apelar al derecho de petición a la entidad, que hizo extensiva a Bancolombia por la razón que sigue. Por intermedio de una hija que averiguó acuciosa en Colpensiones Bogotá, logró establecer que su nombre de Verano Brisas había sido borrado por solicitud de un Óscar (no de Jesús) González Toro, quien en enero del 2015, identificándose con la C. C. n.° 16’597.051 –que no es la misma suya–, pidió que a ese antiguo nombre se le siguiera consignando en una nueva cuenta en la oficina de Bancolombia Armenia Centro. No se sabe si las mesadas de febrero y marzo fueron pagadas o si aún reposan en esa cuenta. Habrá que esperar el efecto de los derechos de petición. En todo caso, aquí debe haber gato encerrado, y es de esperarse que las entidades den la explicación suficiente para no verse involucradas en nuevos casos de corrupción como los que está viviendo el país con delincuentes y empresas de cuello blanco.

Por lo pronto, yo confío en Colpensiones, que desde hace 15 años me consigna de manera impecable en Caja Social de Bogotá, y pienso que es un fraude que se le hace, a través de la cuenta de un humilde usuario, no sé si necesariamente con complicidad interior. No voy a hacer acusaciones temerarias, no vaya a ser que me pase lo que a Salud Hernández-Mora, que por su bocaza acusando a la ETB de chuzarle y robarle sus archivos personales terminó arriesgando su credibilidad en sus tremendas denuncias.

Pero, por favor, atiendan la reclamación de un poeta que no está solo –y de cualquier usuario–, cuando las evidencias de una irregularidad son tan marcadas en contra de la institución. Y no lo condenen, ya va por dos meses, a incumplir con su cara de diablo con la cuota que debe consignar a su compañera de apartamento para el arriendo. Y a la cuenta de las polas con los poetas.

Jotamario Arbeláez

jmarioster@gmail.com

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Subasta

Firmado: Verano Brisas,

Medellín, Colombia, junio 4 de 1987.

–Ahora sí, apreciados asistentes:
Vamos a rematar este cráneo, perteneciente
a uno de los más connotados escritores.

Como pueden observar, el hueso frontal
tiene prominencias muy marcadas
debido a la brillante inteligencia
que acompañó al occiso.

Miremos detenidamente las fosas nasales,
cuyas características indican
una recta y bien desarrollada nariz
que el artista utilizó con eficacia
para oler los buenos y los malos versos.

Debido al tamaño de sus temporales
nos es dado pensar que el escritor
fue amante de la naturaleza
y versado en los oficios del mar.

Según esta cavidad, su masa encefálica
fue desproporcionada, y el maxilar superior,
junto con el inferior
cuyos cóndilos y escotaduras sigmoideas
presentan una morfología perfecta,
nos habla de su gusto por la buena mesa.

–¡Cien mil pesos por el cráneo!

–Es muy poco, señorita. Recordemos:
No todos los días tenemos en nuestra biblioteca
una hermosa calavera. ¡Y menos la de un poeta!

¿Quién aumenta la cifra?

Detállese la línea alveolar con su cuidada dentadura,
la espina de spix, la apófisis estiloides...
Todo de una perfección impecable,
sin el menor deterioro.

–¡Doscientos cincuenta mil!

–Ánimo las damas. Será un bello recuerdo
del hombre que tanto las amó.
Conocía la sicología femenina,
fue cantor infatigable de sus cualidades
y respetuoso de sus sentimientos.
Al comprarlo rendirán homenaje a los artistas
y la posteridad las premiará.

–¡Quinientos mil y me lo llevo!

–No se puede, señor. Haga otro esfuerzo.
Estamos en un momento crucial,
el tiempo apremia. Decídanse de una vez.

El cráneo está totalmente barnizado,
no le falta ni le sobra nada.
Los agujeros mentonianos,
infra y supraorbitarios,
son obras maestras de la genética.

Los orificios del conducto auditivo externo
demuestran una excepcional capacidad
para la música y el canto,
algo que puede comprobarse mirando los archivos
o leyendo su apasionante biografía.

–¡Un millón contantes y sonantes!

–Casi, casi, venerable anciana.
No se desanimen. Es la oportunidad de sus vidas.

Debe estar triste el poeta en la eternidad
viendo a sus lectores tan poco generosos,
contrariamente a lo que siempre demostró
en todas sus actividades.

Este cráneo ha sido conservado con esmero
desde hace treinta años
y es solicitado actualmente por científicos
y centros culturales de todos los países.

–¡Que lo partan y subasten los pedazos!

–¡Qué horror, excéntrico caballero!
Este cráneo es un tesoro.
Mutilarlo equivaldría a profanar su grandeza.
Gracias a la filantropía de nuestro director
podemos rematarlo, y eso
para hacer un monumento a la memoria del poeta.

–¡Diez millones y remátenlo!

–¡Magnífico! ¡Magnífico! Es una buena oferta.
¿Quién desea superarla? Reflexionen. Reflexionen.
Pasarán siglos antes de un hecho similar.
Los poetas son escasos
y no siempre tienen un cráneo tan bien cuidado.

Las cicatrices óseas que ustedes ven
no fueron debido al accidente
sino a pequeñas travesuras infantiles.
¡No valen la pena!

–¡Pago lo que sumen las ofertas anteriores!

–¡Enhorabuena, señora! Es usted inteligente.
Ha hecho la mejor oferta de la noche...
¡Silencio en la sala, por favor!

Respetables oferentes: Es el instante supremo.
Haremos el conteo regresivo
y si no hay objeción,
remataremos este cráneo
en la no despreciable suma de once millones
ochocientos cincuenta mil pesos...
Seis / Cinco / Cuatro / Tres / Dos...
Aún quedan posibilidades...

Veo a un caballero en el extremo del salón
que viene hacia el estrado.
Puede ser una sorpresa, trae un papel en la mano.

–Exactamente, señoras y señores.
Este documento que guardo con sigilo
desde que el poeta lo puso en mi poder,
contiene la única oferta respetable
que se ha hecho hasta el momento.

Voy a leer para corroborarlo.
Dice así:
Yo, cuyo nombre aparece en esta declaración,
en uso de todas mis facultades, decido:
Dejar mi calavera como prueba de amistad
al poeta Jaime Jaramillo Escobar,
para que la conserve, si a bien tiene,
sobre el escritorio de su biblioteca.



Si el poeta Jaramillo Escobar
muere primero
o no puede por alguna circunstancia
hacerse cargo de ella,
debe ser entregada a una institución
que investigue seriamente
los efectos prácticos de la poesía.

Firmado: Verano Brisas,
Medellín, Colombia, junio 4 de 1987.
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Gracias al aporte y autorización del autor,  
publica y difunde: NTC …Nos Topamos Con … 
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Tomada de allí. Agosto 28, 2019


Canal en Youtub del POETA

Allí el POETA LEE 12 de sus poemas. 

Uno: 

Yo me voy a vivir con las estrellas,
lejos del mundo y sus torpezas vanas,
ajeno a las intrigas y querellas



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Presentación EN OTRAPARTE (Envigado, Antioquia)


Simonía de amor

Octubre 4 de 2007

"Simonía de amor" de Verano Brisas

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¿Quién es Verano Brisas?
El poeta Verano Brisas Brisas (1938) nació en Salgar, Antioquia. Vive en el Centro de Medellín. En la fotografía aparece dentro de la librería El Acontista, cerca de su casa. FOTO Jaime Pérez
El poeta Verano Brisas Brisas (1938) nació en Salgar, Antioquia. Vive en el Centro de Medellín. En la fotografía aparece dentro de la librería El Acontista, cerca de su casa. FOTO JAIME PÉREZ
CULTURA  LIBROS  LITERATURA  MEDELLÍN  POESÍA
POR RONAL CASTAÑEDA | PUBLICADO EL 29 DE NOVIEMBRE DE 2018
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Despertar a la poesía
Por: Verano Brisas
Poeta colombiano
La poesía es una presencia que habita en el espíritu humano. Para percibirla, basta emplear la sensibilidad que cada uno tiene. Puede estar dormida, pero es posible despertarla. Es más fácil en la niñez y en la juventud.

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----------  MENSAJE RECIBIDO---------

De: Orlando Ramírez Casas  orcasas1945@gmail.com

Date: MEDELLÍN, mié., 28 ago. 2019 a las 8:01

Subject: Invierno en la poesía

To: CCO: NTC … Nos Topamos Con  http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia, ET AL 100



Hola, jóvenes:

Murió el verano. Y este Verano, que recibía mis correos por interpuesta persona, cualquier día me escribió para decirme que le había gustado un texto mío y que, por favor, lo inscribiera en la lista para recibir mis correos directamente. No mucho después le tocó una encuesta en la que solicité a los que quisieran seguir en la lista que me reconfirmaran su matrícula, y fue de los primeros en escribir pidiéndome que no lo retirara de la lista de mis afectos. Cuando escribí un correo divulgando que él había ganado en España el concurso de sonetos Garcilaso de la Vega, me escribió muy efusivo agradeciéndome que hubiera tenido la deferencia de ocuparme de él. Ni más faltaba. Mi artículo no fue un regalo sino un acto de elemental justicia con una persona de muchos merecimientos. Curiosamente, nunca nos vimos cara a cara ni hablamos de viva voz. La nuestra fue una amistad virtual. 

Este salgareño fue un hombre que murió dos veces. La primera, estando muy joven, resolvió enterrar el nombre de pila de Oscar de Jesús González Toro y autobautizarse como Verano Brisas. Cuando la ley permitió que uno pudiera cambiarse de nombre por notaría, oficializó el nombre de Verano Brisas Brisas como su nombre de pila en la Registraduría Colombiana del Estado Civil. Sus razones muy bien las comprendo, porque Oscares hay muchos, y de Jesús hay más, y González, y Toro, se cuentan por docenas, por centenas, por millares. Pero, Verano Brisas, no hay duda de que ningún otro hombre en el mundo lleva ese nombre, y ya se ha ido por culpa de una isquemia o derrame cerebral que llaman. El mundo de la poesía se ha quedado sin Verano.

Para entrar en detalles sobre un hombre que fue viudo dos veces, separado de arrejuntes en varias otras, y fiel compañero de su viuda en los últimos años, hay que estar preparado para oír que fue piloto de aviación, capitán de barco, pescador de río y de mar, chamán de hierbas y ritos esotéricos, proxeneta en casa de damas y regente de bar de gays, contrabandista, escritor de más de veinte libros, amigo de nadaístas, y monitor o mano derecha del poeta Jaime Jaramillo Escobar, X504, en el Taller de Poesía de la Biblioteca Pública Piloto por muchos años.


Con semejantes ejecutorias en su prontuario, San Pedro se va a ver en las delgaditas para juzgar a este hombre que acaba de tocar a sus puertas.

Mi lista de contactos era, hasta hace pocos minutos, de 101 destinatarios. Acabo de redondearla en 100, pues con el dolor del alma he tenido que retirar a Verano Brisas.

ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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"Monitor o mano derecha del poeta Jaime Jaramillo Escobar, X-504, en el Taller de Poesía de la Biblioteca Pública Piloto por muchos años."



Texto incluido en el mensaje:

De Oscar Domínguez Giraldo:

Hombre que escribe sonetos

Poeta Verano Brisas Brisas, sofista clandestino, tallerista, dueño o “acaso propietario” de unas cejas clonadas del bigote de Dalí, extaquígrafo, exagricultor, excontrabandista, exproxeneta, ¿expensionado por el cambio de nombre?, etcétera, salud:
Mil felicitaciones por no tirar la toalla como autor de sonetos, esos arcaicos rascacielos de catorce versos, una de las eternas joyas de la corona de la poesía.
Felicitaciones también por haber resultado ganador en el Tercer festival de sonetos del concurso de poesía Garcilaso de la Vega que otorgan anualmente en Oviedo, España, joder.
Lamento que gaste más el papa en crocs que los chapetones en euros para cuñar el galardón que le han afrijolado. Premio sin el vil metal es como un soneto sin el segundo terceto, “como la ribera sin la ola”, como dice un viejo soneto también ganador en algún concurso.
Mínimo, deberían invitarlo a recibir el premio así sea a lomo de carabela. Felizmente, está curado de vanidades y vive del maná de su propia poesía que usted define como “arte divino en este prosaico mundo en que vivimos”
 Vive también de los talleres del poeta Jaime Jaramillo Escobar, quien anda  tan campante a los 86 años. La poesía vuelve inmortales a los creadores mientras viven. Y a los que la leemos.
Nunca sobrará insistir en la idolatría de los alumnos por quienes orientan los talleres. Los aman como el puntico a la i. Me consta por los pupilos de Luis Fernando Macías y Jairo Morales Henao, envigadeño de profesión.
Reconoce, señor Brisas Brisas, que los sonetistas son una especie en extinción. Sería tan lamentable que desaparecieran como  sería que no volaran más el colibrí más pequeño o el más grande, o cualquiera de los que desfilan por la pasarela cielo, desafiando las leyes de la física.
Los sonetos provocan sacar pareja. En eso se parecen a los boleros que bailábamos de muchachos con los ojos de la suegra respirándonos en la nuca para evitar aproximaciones que pudieran alborotar la libido.
Como sonetista, no está solo en el patio, salgareño Verano (= Óscar de Jesús González Toro, como se llamaba antes de pasar por la notaría. Espero que no haya tenido problemas a la hora de pasar a cobrar la pensión).
En Envigado, al lado del hígado de la Casa Museo Fernando González, el arquitecto sonsoneño Hugo Álvarez incluye en su dieta el caviar de los sonetos que mezcla con décimas y otros versos.
Y un opita que también se escuda en seudónimo, Ángel Marcel (Pompilio Iriarte), de pronto sorprende a la parroquia con colibríes, perdón, con sonetos de maravilla.
Debería ser obligatorio leer sonetos en vez de las antipáticas y generalmente injustas multas por violar el pico y placa. Ustedes le mejoran el currículo y el genio al mundo.
Tocayo Öscar: Está bien que se haya retirado de las ofensivas redes en protesta contra los que solo chatean basura.
No se ha retirado del jurásico correo electrónico, de Youtube y Google donde se pueden rastrear sus versos que en otra época serían prohibidos para todo católico; eso sí, estaría mal que abandonara su condición de rara avis que escribe sonetos.

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