sábado, 5 de marzo de 2022

El cartógrafo del infierno. Harold Kremer. Seix Barral. Novela. Primera edición: Febrero 21, 2022. NTC ... Registros

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El cartógrafo del infierno

Harold Kremer

Editorial: Seix Barral

Temática: Novela contemporánea

Colección: Biblioteca Breve

Primera edición: Febrero 21, 2022

Número de páginas: 152

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En la web de la editorial

Allí: Impreso y en  eBook (Epub 2)
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Sinopsis

La infancia nunca es la misma cuando descubrimos demasiado pronto los secretos de nuestros padres.

A Pedrito Ospina le cambia por completo la vida entre sus diez y sus quince años. Su padre va a la cárcel y al salir sufre un atentado que lo deja malherido. Su madre pasa más tiempo del prudente con el guardaespaldas principal del papá. Su hermana tiene un pretendiente prohibido y todo parece indicar que ha quedado en embarazo. Su abuela muestra un rostro distinto al que ha mostrado hasta ese momento...

 En esos años, Pedro tiene tres encuentros que terminarán por definir su vida de ahí en adelante: el primero de ellos, con su vocación de cartógrafo del pasado, es decir, de escritor; el segundo de ellos, con Ruth, la bibliotecaria del pueblo, que lo acompaña en el despertar de su sexualidad y de su vocación, y el tercer encuentro, pero no por ello el menos importante, con la verdadera naturaleza de su padre.

  En esta novela de Harold Kremer, que ocurre en Buga, en plena época de la Violencia, los pájaros, la policía conservadora, van por las veredas asesinando familias enteras de campesinos para después, en las notarías y juzgados cómplices, trasladar la propiedad de sus tierras a despojadores más grandes y a líderes del Partido Conservador. Uno de ellos es Pedro Ospina, el papá de Pedrito, el narrador de esta novela.

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TRES ESCENAS EN EL TEXTO DEL LIBRO 

—Tienes que estar pendiente de tu mamá y de tu hermana. Vigila que no les pase nada y cualquier cosa, oye bien… —se detuvo y con las dos manos tomó mi cara e hizo que lo mirara— cualquier cosa que suceda me la cuentas.

Enseguida sobó mi cabeza, llamó a mamá que esperaba a cierta distancia y se metió a esa habitación donde no me dejaban entrar porque, según mamá, era para “hablar asuntos muy delicados que un niño no debe escuchar”.

Dos guardaespaldas y dos guardias nos llevaron a otro pasillo y nos hicieron sentar a esperar. Por el patio empezaron a pasar hombres malencarados que nos miraban con curiosidad. Ninguno nos dijo nada. Sólo nos miraban y seguían de largo. Se oían voces que venían de todos lados. Algunas hablaban de la comida, otras eran lamentos y unas pocas hablaban a gritos con palabras vulgares. No supe de dónde venían porque el patio era grande y los hombres seguían pasando a pesar de que Mario y el otro hombre tenían revólveres en los cinturones de los pantalones. Hubo un momento en que me levanté a mirar, y Mario me hizo sentar.

—¿Qué te pasa? —me preguntó.

—Quiero mirar.

—No hay nada para mirar, Pedrito. Siéntate.

Estuvimos como dos horas hasta que mamá apareció. Enseguida llegó papá con cuatro hombres que lo seguían.

—Sácalos de aquí —le ordenó a Mario.

Cuando empezamos a caminar llamó a Mario. No pudimos escuchar lo que le decía pero miraba a mamá. 

Entonces todos dijimos adiós y nos llevaron por el pasillo a otro patio que tenía una reja de hierro. Y luego salimos. Mamá estaba callada y tenía los ojos rojos.

***

No sabía cómo estar pendiente de mi hermana Paulina porque ella tenía quince años y ya no le hacía caso a nadie. En la noche, cuando dormíamos, iba a la sala y abría la ventana. Afuera estaba Niñodios, el novio que papá y mamá le prohibían ver porque según ellas “era un hombre que la iba a hacer sufrir”. Niñodios tenía veinte años y todas las muchachas de la edad de mi hermana y, también, las menores y mayores que ella, querían salir con él. Yo no sé qué le veía mi hermana si, como mi abuela decía, tenía ojos de gargajo. Y, además, era un langaruto bueno para nada. Pero ninguna cantaleta le servía a Paulina. Era como si Niñodios le ordenara con la mente que la siguiera y se enamorara sólo de él. En esa época yo llegué a creer que era Drácula, que ya la había mordido y la tenía en su poder.

Cuando llegaba por la tarde del colegio se quedaba dormida hasta en la mesa del comedor. Sin embargo, cuando entraba la noche de una se alborotaba: empezaba a cantar en voz baja y se encerraba en su pieza a pintarse la cara. Yo sabía que esperaba la hora en que todos estuviéramos dormidos para esperar a Niñodios en la ventana. No sé cómo hacía para que Mario no se diera cuenta. Aunque después lo supe. Paulina me decía que no le dijera a nadie que se veía con Niñodios porque la mataban y yo no quería ver muerta a mi única hermana. Una vez los vi desde la puerta de la sala y Paulina y Niñodios estaban cogidos de las manos, sin hablar, suspirando todo el tiempo. De pronto Niñodios se subió y se besaron a través de la reja. Y, luego, empezó a tocarla. Paulina murmuraba un no, no, pero se dejaba tocar. Como me parecía feo todo eso, no volví a asomarme a la sala.

***

La verdad yo no sabía cómo cuidar una mujer. Tampoco sé por qué papá me pidió que las cuidara si Mario estaba pendiente de todos nosotros y Virginia, la sirvienta, también nos cuidaba. Años después, cuando el amor en mi vida ya no era una ilusión, una tarde bebiendo unas cervezas, un profesor amigo al que trataba de consolar (también sin saber cómo hacerlo) por el abandono de su mujer, me dijo que a ellas no las cuidaba ni el diablo.

Si las dejas con el diablo son capaces de seducirlo y traicionarte con él.

Recuerdo que eran casi las seis de la tarde y el crepúsculo iluminaba el cielo. Había un hermoso color amarillo diluyéndose en la oscuridad, ese color que siempre me da la sensación de que el tiempo se detiene unos segundos, los segundos suficientes para revelar lo que fue toda tu vida o para que un amigo borracho sea capaz de decir una verdad tan de a puño como esa. Lo miré, tal vez con ojos incrédulos, y él me contó otra vez la historia de su mujer, la forma como lo engañó desde el principio y lo enredó en una telaraña de mentiras y verdades a medias.

—Olvídala —le dije—. Ninguna mujer vale la pena y tampoco pienses en vengarte que ya la vida le cobrará todo.

—¿Cuándo, Pedro, cuándo?

—De pronto ya se la está cobrando, si te mintió a vos va a seguir haciéndolo con todos los que vengan. Y lo que ella no sabe es que se está engañando a sí misma, que se está haciendo daño y que terminará mal.

En esos momentos, cuando entró de repente la noche, tal vez mientras parpadeé, pensé en mamá y la abuela. Miré el cielo, y el amarillo, que era una esperanza, desapareció, dejándome sin tiempo y sin espacio porque no supe cuántas veces había estado allí, ni qué día era y si era la primera vez que hablaba con mi amigo o esa escena se estaba repitiendo desde hacía mucho tiempo.

—Voy a intentarlo, Pedro, voy a tratar de olvidarla.

Pero sabía que era inútil y que el viernes siguiente todo volvería a ser lo mismo.

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El libro en la Librería Nacional

https://librerianacional.com/producto/el-cartografo-del-infierno

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Harold Kremer
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Fotografía (Oct. 20, 2014):  MIC de NTC …


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TEXTOS Y RESEÑAS SOBRE LA NOVELA y EL AUTOR

El cartógrafo del infierno y de la vida misma

Entrevista a su autor Harold Kremer

EL DIARIO, Pereira , abril 10, 2022

Alberto Rivera. VIDEO 

https://www.eldiario.com.co/seccion-d/el-cartografo-del-infierno-y-de-la-vida-misma/

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El cartógrafo del infierno

Reseña

Por Ásbel Quintero Moncada*

Cali, abril 15, 2022

Fragmentos

Harold Kremer vuelve a la producción novelística con esta nueva obra corta en páginas (149), pero larga en la evocación de unos de los episodios más cruentos e inhumanos de  Colombia: la violencia. ..

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La prosa es nítida, limpia y sin trucos o exigencias de especialista. La corriente narrativa es agradable y atrapa desde el comienzo. A diferencia de otras novelas, ésta no exige más que el goce de seguir la historia. Sencillez no quiere decir ramplonería. La novela es una entidad literaria completa que resiste cualquier forma de lectura: rápida o por momentos. Sucede que la empiezas y te acompaña hasta llegar a la página final.

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Todo el texto, en 

https://drive.google.com/file/d/1e0Zb5QYC7Ex4lblvb4rPvfLN50bZyGkM/view

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El cartógrafo del infierno, una novela corta pero intensa donde sus personajes arrastran con un pasado imperdonable

EL QUINDIANO .com 09 mayo de 2022  

https://www.elquindiano.com/index.php/noticia/34118/el-cartografo-del-infierno-una-novela-corta-pero-intensa-donde-sus-personajes-arrastran-con-un-pasado-imperdonable

Esta novela es del escritor colombiano Harold Kremer y es publicaba por Seix Barral del Grupo Editorial Planeta.

La novela El cartógrafo del infierno, del escritor colombiano Harold Kremer, nos narra la historia de un hombre que queda marcado desde la niñez por su padre, un tipo violento al que el pueblo donde viven e incluso su esposa, le tienen miedo.

Teniendo como telón de fondo la época de la violencia bipartidista en Colombia ocurrida entre Liberales y Conservadores, esta obra sucede en Buga. Allí el autor nos sumerge en un viaje corto pero intenso a un pasado donde los personajes padecerán el horror y que con el paso de los años descubrirán verdades irremediables de las que no quedará más remedio que perdonar y seguir con las huellas del dolor.

Esta novela es la recomendada en video para esta semana. Publicada por Seix Barral, del grupo Planeta.

VIDEO 2:30 minutos:

 https://youtu.be/CEeH4VayIBk




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