lunes, 2 de febrero de 2009

CUADERNOS DE RENATA Nos. 2 y 1.

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Portal-blog complementario a NTC ...
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ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.

LANZAMIENTO DEL LIBRO No. 2 a nivel nacional, durante Abril de 2009. Ver programación por cuidades en :

"Este verde país". Cuaderno RENATA No. 2. Lanzamientos.
http://ntc-eventos.blogspot.com/2009_03_01_archive.html

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CUADERNOS DE RENATA
Nos. 2 (2008) y 1 ( 2006-2007)


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ESTE VERDE PAÍS
Cuentos colombianos
CUADERNOS DE RENATA No. 2
Diciembre 26, 2008
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Carátula
Diseño: Santiago Restrepo.
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Contracarátula
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Solapas 1 y 2
ESCRITORES ASOCIADOS
y AUTORES DE LOS CUENTOS PUBLICADOS.
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DETALLES EDITORIALES
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RENATA , mescobar@mincultura.gov.co
Editorial: Hombre Nuevo editores Medellín hombrenuevo@gmail.com
Editora: Lucía Donadío, hombrenuevodonadio@gmail.com
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PRÓLOGO (páginas 11 a 13)
UNA NUEVA SORPRESA DE RENATA

Por Patricia Miranda

Los treinta y cinco cuentos que se encuentran a continuación fueron seleccionados entre las historias de cientos de escritores y escritoras que están haciendo literatura en Colombia. Sí, cientos de escritores y escritoras que asistieron a los talleres de Renata en 2007 a lo largo y ancho del país, y que enviaron sus relatos a esta segunda convocatoria de Renata para su antología.

Para los que todavía desconocen qué es Renata, la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa, un pro­grama del Área de Literatura de la Dirección de Artes del Ministerio de Cultura, podría decir que lleva más de cuatro años forjándose en las bibliotecas de varios municipios colombianos y que cuenta con 40 talleres activos. Pero será a través de los textos de siete de los escritores asociados, que han recorrido el país visitando los talleres, conociendo a los escritores en ciernes y sus textos, apoyando la labor de los directores y que han escrito sus experiencias y los aprendizajes que les han dejado sus viajes, como se podrá apreciar el trabajo que se ha venido gestando y hoy se puede leer en estos cuentos. Porque ellos, como todos los que leerán esta antología, han descubierto que la mayoría de la escritura que se hace en Colombia es tan desconocida como sus parajes y los escritores que continuarán con la literatura colombiana están por leerse.

En este libro se encuentran relatos de calidad que podrían estar en una antología del cuento colombiano del siglo XXI. También se encuentran las historias de creadores que se enfrentan por primera vez al texto escrito para plasmar las historias que llevan narrando oralmente en su entorno desde hace mucho tiempo. Todos son escritores que de una u otra forma han decidido que la literatura y la escritura son parte esencial de sus vidas y que invierten gran parte de su tiempo en trabajar cada palabra que plasman en el papel. Estos escritores llevan a cabo su labor en las ciudades de Armenia, Barrancabermeja, Barranquilla, Bogotá, Bu­caramanga, Cali, Cereté, Florencia, Ibagué, Manizales, Neiva, Quibdó, Providencia, Riohacha, San José del Guaviare, Tunja, Valledupar y Villavicencio.

En esta antología los cuentos están agrupados en siete partes que abren a manera de presentación textos de los escritores asociados. (Dos se presentan más adelante en este blog) Busqué con ello que el lector pudiera apreciar cómo la mirada de cada relato, proveniente de diferentes partes del país y elaborado por escritores de diferente trayectoria y experiencia, puede darle una vuelta de tuerca diferente a una historia que refleja la valentía y la entereza de los colombianos que enfrentan la pobreza y la violencia, la pasión, la muerte o las historias que rondan nuestra tradición y nuestros recuerdos.

Estos treinta y cinco cuentos son los representantes de más de cien relatos que participaron en esta convocatoria. Es bueno ver que algunos de los escritores del año pasado repiten y que nuevas voces se suman a Renata. Es bueno también que catorce mujeres están dentro de la antología respondiendo a la pregunta de dónde están las voces femeninas de la literatura colombiana. Y por último es bueno poder ver que el trabajo y los esfuerzos de los directores de los talleres de Renata y de las personas que coordinan la red cada año recogen nuevos y maravillosos frutos de su labor con los escritores colombianos del siglo XXI.
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TRES APUNTES SOBRE EL OFICIO DE ESCRIBIR (páginas 51 a 55, Sección II)
Por Nahum Montt *
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Quisiera compartir tres aspectos básicos del oficio de escribir que me han servido de punto de partida en mi proceso creativo, principios que han sido formulados por autores de la talla de William Faulkner y Ernest Hemingway y que me han permitido asumir la literatura como una forma personal de interpretar la realidad que me ha tocado vivir.

1.- El arte de observar o aprender a percibir el mundo desde el asombro
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Observar va mucho más allá que ver. Vemos las apariencias cuando nos movemos en nuestras cotidianidades; observamos cuando captamos los gestos y voces que definen y dan sentido nuestro contexto. Y de cierta forma, observar nos aproxima a otra habilidad comunicativa vital para un escritor: escuchar. Cuando oímos a los demás desciframos y entendemos sus mensajes; cuando los escuchamos, nos ponemos en el lugar de ellos y sentimos como propias sus inquietudes y visiones de mundo.
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Observar desde el asombro nos lleva al universo de la infancia, a la fascinación y la aventura, al misterio y la imaginación de posibles historias detrás de una frase escuchada al azar. Hace poco, caminando por las calles del centro de Bogotá, escuché una frase caída al azar: ''Y yo todo este tiempo esperando al muy imbécil". La frase la dijo una jovencita, muy bella, a otra chica de su edad con un tono más que vehemente que me causó escalofrío. Y cada vez que recuerdo esa escena, presiento que estoy ante el final de una historia de amor que merece escribirse.
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No se trata de convertirse en un voyerista que observa el mundo desde la clandestinidad sin comprometerse emocionalmente con lo contemplado. Si alguna función social tiene el escritor es ver lo que otros no ven e intentar contado de la mejor manera posible.
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Recientemente recibí una lección muy importante, me la enseñó Jorge Andrés Colmenares, joven antropólogo que quedó ciego a los dos años de edad y con quien trabajé en el proyecto "La ciudad jamás contada" de El Tiempo. Jorge Andrés me enseñó que cada día es distinto y lo comprueba con su bastón, cuando en la noche ha llovido, el tamaño de los charcos nunca es igual y siempre está alerta, pues las calles también cambian -estamos en Bogotá, por supuesto- y no se le hace raro que en la noche se hubieran robado una tapa de alcantarilla y lo que antes era un camino seguro ahora ya no lo es. La observación, me enseñó Jorge Andrés, se convierte en un valioso bastón para el oficio de escribir.
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2.- La imaginación entendida como una transformación poética de la realidad.
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Somos incapaces de imaginar algo que no hayamos vivido o visto. Alien, el monstruo más espantoso creado por Hollywood, nos puede ilustrar la afirmación anterior. Alien, el bicho extraterrestre, no es más que una colcha de retazos de una cantidad variada de animales de nuestra fauna: tiene varias hileras de dientes como el tiburón, la cabeza reluciente de un anciano depravado y los tentáculos de un pulpo hambriento, entre otras características que, sumadas entre sí, son capaces de construir el monstruo más temible: una verdadera suma de temores ancestrales en un solo ser.
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De la misma forma se construyen los personajes de ficción: son una colcha de retazos de rasgos y gestos de personas conocidas que integrados gracias a la imaginación terminan por cobrar vida ante nuestros ojos. Lo mismo ocurre con las historias que narramos, partimos de imágenes, frases escuchadas al azar, chistes de coctel, situaciones dramáticas vividas, soñadas o contempladas.
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Y en Colombia estas historias abundan. Basta con abrir el periódico en la sección judicial para encontrarse con relatos que contienen los elementos típicos de novelas negras o policíacas. En la sección de cultura se pueden encontrar ejemplos perfectos de juegos intertextuales y palimpsestos de los clásicos de la literatura universal. Y ni hablar de la sección de farándula que daría para sagas completas de historias de amor sacadas bajo la manga de Corín Tellado.
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La imaginación es una forma particular, subjetiva de leer y reinterpretar nuestra realidad. Y a menudo, en nuestro país y aunque suene a clisé, la realidad parece superada. Hace pocos años, en la costa caribe colombiana ocurrieron hechos que parecían sacados de una novela de Gabriel García Márquez. En un pescado, que era tajado por una mujer en su puesto de venta, apareció un número de cuatro cifras; se corrió el rumor y una multitud le apostó todos sus ahorros. El número cayó y la casa de apuestas se vio en apuros para pagar a los ganadores· Una semana después fue asesinado un sindicalista en su carro, la gente apostó al número de la placa y de nuevo el número cayó. La casa de apuestas comenzó a hablar de fraude cuando pocos días después un número apareció en un buñuelo; sí, en un buñuelo, y volvió a dar el ganador a una multitud que veía en todo esto una señal divina para sacarlos de pobres. Los periodistas encontraron en estos hechos un excelente material para sus crónicas; escribieron sobre el realismo mágico, relacionaron a Colombia con Macondo y señalaron cómo la realidad era la que imitaba la ficción y no lo contrario.
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Meses después, cuando la noticia ya había sido olvidada, la fiscalía que adelantaba las investigaciones del caso descubrió que otra casa de apuestas que competía y quería quedarse con ese territorio acudió al viejo truco de hacer trampa con las ruedas de la lotería. Lo novedoso consistió en que sus números arreglados nacían de los eventos más cotidianos: la superstición popular se encargó de lo demás.

3.- La experiencia vital de la lectura

Experiencia de vida y de lector. Dos dimensiones complementarias. A menudo muchos jóvenes escriben como viejos y muchos viejos escriben como jóvenes. La principal fuente de inspiración de un escritor es su propia vida. Más allá de los estilos y los géneros será su experiencia vital la que termine condicionando los propios límites y alcances de su obra. Y en este contexto, la lectura -en su sentido más amplio de cooperación creativa-, cuando se convierte en experiencia vital, implica una profunda transformación en quien escribe, de continua incertidumbre e inestabilidad.

Se lee, más allá del placer o el deber, para comprender el mundo y en muchas ocasiones, confrontarse violentamente. Cuando apenas tenía veinte años, Kafka describió su experiencia como lector de una manera brutal:

“Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos?, ¿para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos tener son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un pico de hie­lo que rompa el mar congelado que tenemos dentro.”

En cambio, todavía no logro sacudirme de mis lecturas de la infancia. Estudiaba en un seminario y antes de entrar a las clases de la tarde - esa otra ficción que era aquel colegio de doble jomada -, me sentaba en una caseta donde vendían raspados y alquilaban novelitas de vaqueros. Las novelas colgaban en tiras elásticas como si fuera ropa secándose al sol. Por unos cuantos centavos me sumergía con gran emoción en aquel mundo legendario del viejo oeste. Mientras Barranca, mi pueblo, era el azote de pistoleros a sueldo, donde no había sheriff ni marshalls ni agentes justicieros que impidieran los crímenes nuestros de cada día.
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* Nahum Montt
Actual Coordinador Director de los Talleres RENATA
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Barrancabermeja, 1967. Egresado de Literatura de la Universidad Nacional y Maestría en Educación en la Universidad Externado de Colombia. Autor de las novelas Midnight dreams (1999) y El Eskimal y la Mariposa, con la cual obtuvo el Premio Nacional de Novela en el 2004; reeditada por Alfaguara en el 2005 y considerada por la crítica como una “radiografía visceral y poética de la violencia colombiana de los años ochenta y noventa del siglo XX.” Ha sido docente de literatura en las más importantes universidades del país y asesor pedagógico en el proyecto de uso de medios y nuevas tecnologías del Ministerio de Educación Nacional. En la actualidad es director de la revista empresarial Resumen Ejecutivo y del taller de narrativa Ciudad de Bogotá, uno de los más importantes semilleros de narradores en el país. Este taller es auspiciado por la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa, RENATA (Dirección de Artes, Ministerio de Cultura) y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, SCRD, en el marco de Bogotá, capital mundial del libro. Autor de numerosos ensayos, crónicas y reseñas, en el 2006 publicó la biografía de Miguel de Cervantes Saavedra, Versado en desdichas. En la actualidad se adelanta la edición de su tercera novela Lara, donde se recrea desde el género policiaco la lucha solitaria del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, asesinado en las calles de Bogotá por los carteles del narcotráfico en 1984. Seleccionado entre los cuarenta narradores colombianos después de García Márquez, cuya exposición fotográfica, a cargo de Jorge Mario Múnera, se realizó en Liber Madrid 2006 y en el marco del IV Congreso de la Lengua Española 2007 en Cartagena.
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EL GUIJARRO Y EL LAGO (Páginas 79 a 82, Sección III del libro )
Por Roberto Rubiano Vargas *
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La idea de que existe una literatura regional es un poco equívoca. Detrás de este concepto se oculta una visión condescendiente que propone que la literatura de los grandes centros culturales es la que trasciende y las expresiones de la periferia son más bien piadosas excepciones que los grandes gurús autorizan con un gesto de sus manos adornadas de anillos' y reconocimientos. No existe una literatura que se produce en o para las regiones, solamente existe la literatura a secas, aquella que diversas personas escriben en Madrid, en Londres, en Nueva York, pero también en Valledupar, en Neiva o en Villavicencio. En el mundo existen toda clase de autores haciendo literatura; o han existido. Desde Hornero, Ovidio, Hemingway, Vargas Llosa, García Márquez, hasta Ricardo Arias, el autor que por orden alfabético encabezaba el grupo de veinte que publicaron sus cuentos en Cuadernos de Renata Antología 2006-2007 (ver más adelante). Todos ellos tienen en común el deseo de comunicarse con sus semejantes por medio de la palabra, de poner en tela de juicio el orden del mundo que les tocó en suerte y de proponer una estética personal para su interpretación.
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Pero si no existe una literatura regional, sí existe una manera regional de observar la vida. Es evidente que no hay una receta única para escribir narraciones literarias. Todas las historias están matizadas por los ingredientes que forman el rincón del mundo que se está narrando. Y todo rincón propone una visión nueva al enfrentar el hecho literario. El escritor de Vermont o el de Mompox tienen una visión particular de la realidad, matizada por sus experiencias individuales, por el clima que define el color de su cielo, o el sabor de sus frutas de estación; los dulces que saborearon en su infancia o la música que resuena en la radio.
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Los escritores de RENATA guardan esa riqueza en su equipaje creativo. Comparten una experiencia literaria idéntica a la que puede tener un escritor de Nueva York -la diferencia principal es que quizá le toque asistir a menos cocteles- y, como aquel, tiene a su favor su saber y su sabor local. Esa mirada que le permite narrar su sociedad, su pueblo y su barrio. Llegar a ese primer círculo de impacto donde su audiencia, a través de lo que él escribe, hace contacto con la tradición literaria universal. Los escritores de Renata están dejando atrás ese concepto de lo regional que otrora servía para cimentar prestigios parroquiales, que a su vez sólo servían para acceder a beneficios locales o para encumbrar egos en lugar de crear obras. Los escritores de Renata están en sintonía con la tradición literaria. No se sorprenden de que el premio Pulitzer de Novela 2008 (1) haya dictado un taller que de alguna manera los está beneficiando. Ellos están en contacto con la literatura contemporánea y tienen perfecto conocimiento acerca de las maneras más modernas de narrar un cuento, todo ello sin necesidad de prescindir de sus raíces y valores.
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Atrás quedó aquella idea elitista de que la literatura es para pocos y que sólo en los grandes centros del mundo intelectual es posible desarrollar una obra literaria. Los escritores de las regiones colombianas ya no tienen que luchar más con el enano castigador que les dice que a nadie le interesa lo que ellos escriben sobre su pueblo, sobre su gente. Que no es digno escribir sobre aquellas personas, gustos, colores y climas que forman el universo cerrado de cada localidad del país.
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Ésta es una sensación que dominaba la literatura colombiana de la primera mitad del siglo XX, cuando desde los sectores más sofisticados se creía que escribir sobre una ciudad como Bogotá no tenía sentido. Que no era digno de ser escrito. Hoy, cuando existe una literatura que día a día construye el imaginario de Bogotá, sabemos cuán equivocados estaban aquellos comentaristas. Lo mismo puede decirse en la actualidad sobre la literatura que se escribe en las regiones. Allí existe una línea de trabajo abierta para que sus nuevos narradores encuentren todo lo que hay de digno en el escribir sobre su entorno. Todo tema es dignificado por el acto creador de la escritura; si no fuera así, Joyce jamás hubiera escrito sobre Dublín porque no era Londres, o Flaubert no hubiera escrito sobre la esposa de un médico de provincia porque Madame Bovary no vivía en París. La visión de las regiones es un regalo sorpresa para el lector colombiano ansioso de que le expliquen cómo somos, cómo es este país en cada una de sus facetas.
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Porque un autor de Renata es como un guijarro en el lago. Al caer en el agua crea una serie de ondas que terminan por deshacerse un poco después. En el primer círculo conmueve a sus amigos, a sus familias, a sus vecinos, a sus coterráneos; si su obra logra mayor trascendencia, estos círculos de influencia, como el guijarro en el lago, irán aumentando su alcance, hasta que sus ondas llegan a la orilla.
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Con experiencias como la de RENATA estamos a puertas de una posible transformación de la literatura en Colombia. Ya no resulta obligatorio que un escritor deba venir a abrirse camino en Bogotá o Medellín, o en la capital de su departamento -para comenzar-, sino que las sucesivas ondas expansivas de su guijarro literario lanzado al centro del lago puede alcanzar con facilidad la orilla de las publicaciones de alcance nacional, de las editoriales nacionales o de otros países.
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Hay una transformación en marcha que los talleres de escritura creativa están propiciando. Probablemente no todos los escritores que participan en los talleres de RENATA logren desarrollar una obra importante; pero lo que sí es seguro es que todos los escritores que habitan en las regiones colombianas que consoliden una obra profunda, en los próximos años, habrán surgido de un taller de escritura creativa.
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Bogotá 1952. Narrador, fotógrafo y realizador. Sus libros más recientes son: Cincuenta agujeros negros (Cuentos breves, Panamericana Editorial, 2008). Necesitaba una historia de amor (cuentos, Villegas Editores, 2006). Alquimia de Escritor (selección de textos sobre el oficio de escribir, Icono Editorial, 2006). Ha publicado otros tres libros de cuentos: Vamos a Matar al Dragoneante Peláez, (Planeta, 1999), El Informe de Gálves y otros thrillers (Tercer Mundo Editores, 1993), Gentecita del Montón (Carlos Valencia Editores, 1981). El Anarquista jubilado (Novela, Planeta, 2001, y dos novelas cortas para lector juvenil: Una Aventura en el papel (Carlos Valencia Editores, 1988, Panamericana Editorial, 2000) y En la ciudad de los monstruos perdidos (Panamericana Editorial, 2002). Las biografías: Robert Capa, imágenes de guerra (Panamericana Editorial, 2005) y Jack London, los caminos del agua, (Panamericana Editorial, en prensa). Y el libro de poemas Relato del peregrino (San Librario, 2005).

Obtuvo en dos ocasiones (1981 y 1993) el premio nacional para libro de cuentos, por El Informe de Galves (1993) y Gentecita del Montón (1981). En el 2001 obtuvo (entre 8.000 cuentos participantes) el premio nacional de cuento corto otorgado por el diario El Tiempo de Bogotá. En 1991 el Premio Nacional de cuento Gobernación de Caldas y en 1975 el Premio Nacional de Cuento Diario del Caribe, de Barranquilla.

En la actualidad es conferencista de la Maestría en escrituras creativas de la Universidad Nacional y escritor asociado de la Red nacional de talleres de escritura creativa, RENATA, del Ministerio de Cultura de Colombia.
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(1) (1) NoTicas de NTC …: Junot Díaz, quien acaba de asistir al HAY FESTIVAL, Cartagena, 2009
http://www.hayfestival.com/cartagena/es-pf-diaz.shtml
http://es.wikipedia.org/wiki/Junot_D%C3%ADaz
http://www.papelenblanco.com/2008/04/10-junot-diaz-premio-pulitzer-de-novela-2008
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DE:
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/forums/estudio_abierto/newsid_7646000/7646208.stm
Junot Díaz respondió a las preguntas de los lectores y para aquellos que quieren escribir confió cuáles fueron "las tres cosas que me ayudaron muchísimo a ser escritor". La conversación fue conducida por José Baig.
Escuche la entrevista

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/forums/estudio_abierto/newsid_7646000/7646208.stm
Hablando de tu esfuerzo por escribir la novela, Victor Raúl Medina desde Panamá y Ariel Tomas en República Dominicana, te piden consejo sobre qué deben hacer para convertirse en escritores
El consejo que a mí me han dado que me ayudó mucho es que uno tiene que leer como un atlético, como un pelotero, ellos se ponen a hacer sus ejercicios todos los días. La gente que quiere ser escritor tiene que leer, si tú no estás haciendo eso, el camino es mucho más difícil.
Es importante leer, es como tu ejercicio y después tienes que practicar. Yo le digo a la gente que por lo menos tienen que escribir una página, aunque esa página sea una mierda, lo tiene que hacer, eso es parte de la práctica, leer y escribir.
Y también un escritor joven o que está empezando, tiene que integrarse a una comunidad de escritores. ¿Qué significa eso? Buscarte un grupo, un taller, un par de panas, meterte en un ambiente donde la gente está hablando de literatura, donde te pueden criticar, donde te pueden ayudar. Para mí esas fueron las tres cosas que me ayudaron muchísimo.
Yo encontré un grupito de escritores jóvenes, nos reuníamos cada dos semanas, hablábamos de lo qué habíamos escrito, como un taller. Y yo me enfoqué, me dediqué a leer, tienes que saber qué está pasando en ese campo literario.
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APRENDIENDO A NO ENSEÑAR (páginas 181 a 184, Sección VII)
Sergio Alvarez Guarín
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¿Se enseña o se aprende cuando uno se sienta frente a un supuesto alumno? ¿Se crea o se encuentra o, incluso se saquea, cuando uno camina por una tierra donde las historias que lo marcan copan las calles, los bares y las casas? Estas dos preguntas me asaltan siempre que el avión empieza a descender y por la ventanilla veo un pequeño aeropuerto abandonado en medio del verdor tropical. Después viene el golpe del calor, el aire húmedo, los policías desconfiados y los inevitables cárteles con las fotos de los mafiosos, los guerrilleros y los paramilitares "más buscados" en cada región. Se ven esos cárteles, las caras de gente que podría ser el papá, el tío o el primo de uno y se siente un inmenso vacío porque faltan los políticos y siempre es desolador confirmar que una lista está incompleta.
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Los cárteles se olvidan porque aparece el anfitrión amable, te ayuda hasta con la maleta, te saca del aeropuerto y consigue que el carro empiece a romper el calor para ir a una ciudad donde cada persona es una historia, una historia tan intensa que no le permite a quien la vive siquiera respirar ni, mucho menos, reflexionar sobre lo que le ocurre. Se siente felicidad, pero también se siente vértigo porque ya es inevitable enfrentar a quienes esperan que uno les enseñe cómo atrapar aquella historia. No es un trabajo fácil. Desde que algún dios enloquecido creó este mundo, las historias son más que abundantes, pero encontrar un modo de contarlas es agotador porque las historias no son simples reconstrucciones de hechos, sino que son la cara visible de algo mucho más profundo: algo que tiene que ver con la poesía, con el amor, con el miedo, con la muerte e incluso con el carácter voluble de ese dios del cual ni siquiera sabemos si en verdad existe.
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Y hay más líos. Las historias no sólo deben ser contadas, deben contarse con belleza; nadie quiere oír hablar sobre lo que vive como él mismo podría hacerlo, quiere oírlo o leerlo como él sería incapaz de contarlo. O sea que quien aspire enseñar a escribir, en realidad aspira a enseñarle al alumno lo imposible. Pero en la tierra estamos y si hay quien cree que el mundo tiene arreglo, hay quien cree que se puede enseñar a escribir. Y hay quien, como uno, lo intenta. Así que después de caminar por esas calles donde la vida no sólo fluye sino que se exhibe sin pudor, después de ver los niños intentando venderte una mercancía invendible, después de aguantar la irrupción del ruido y los motores en ciudades fundadas donde antes sólo hubo una selva, uno llega a un salón silencioso donde algunos lo miran con ilusión y otros lo miran con desconfianza.
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Y ante ese pánico escénico, se confirma que uno ha escogido una profesión suicida y que sólo cuenta con una herramienta para enfrentar la vida: la palabra. Y vuelve y se entiende el valor de nombrar las cosas o los sentimientos, el valor de contar lo ocurrido cada día y el valor de hacerlo de manera personal. Uno habla de su experiencia, describe las técnicas propias, confiesa las motivaciones personales e incluso se ríe y asombra y hasta habla de más o discute o contradice. Pero, por más que consiga la comunión con los oyentes, por más que haya preguntas bien atendidas o incluso anécdotas enriquecedoras, se termina por concluir que a escribir no se puede enseñar y que si se fuerza la máquina, más que dotar al otro de una voz, se corre el riesgo de mutilado.
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Así, que no queda más opción que volver a lo ancestral, que convertir el solemne salón en la vieja pradera donde alrededor de una hoguera se hablaba de la caza o la pesca del día, y donde los ancianos exhibían su experiencia y los jóvenes alardeaban de su temeridad. El truco de la hoguera es en últimas lo que en verdad hacemos; aunque la ciencia se pueda sentir orgullosa de los avances que ha alcanzado y el mundo esté lleno de prodigios, seguimos siendo los mismos cavernícolas asombrados por la erupción de un volcán. La palabra nos ha separado de la esclavitud de la biología y nos ha alejado de los instintos animales, pero también nos hace regresar constantemente al ser primitivo que perdura dentro de cada uno de nosotros, nos hace volver a los mitos y nos convierte de nuevo en monos asustados.
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La literatura es oficio, es cultura, es dedicación, es curiosidad, pero, sobre todo, es magia. Escribir es crear pero también es recrear y es hallarse a sí mismo y olvidarse de la sensación soberbia de creer que uno sabe quién es. Un hombre puede hablar mucho sin tener una voz propia y para encontrar esa voz tiene que bucear sin compasión dentro de él y dentro del mundo que lo afecta. La buena literatura no nos cuenta lo desconocido, nos cuenta lo conocido, sólo que de otra manera. Tan sólo eso puedo decir. Lo demás, son lecturas, experiencias compartidas y enseñanzas que, en una ecuación injusta, hacen que los talleristas se queden con un poco de lo que uno ofrece y uno a cambio se lleve la suma de lo que cada uno de ellos ofrece. Una paga más que generosa por haberse atrevido en unas pocas horas a ejercer de chamán de la tribu.
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Sergio Álvarez Guarín

http://www.tallerliterario.org/index.php/escritores-asociados/9-escritores-asociados-2007-2008/27-sergio-alvarez-guarin
Escritores asociados - Escritores Asociados Nacido el 31 de diciembre de 1965, Sergio Álvarez intentó estudiar filosofía pero se aburrió y decidió irse a vivir a los Llanos Orientales. Cinco años después regresó a Bgotá, trabajó en publicidad, como guionista de comics y libretista de televisión. A mediados de los años noventa se radicó en Barcelona, donde escribió la novela juvenil Mapaná y La Lectora, un juego literario con formato de novela negra que fue premiado en la Semana Negra de Gijón y convertido en serie de televisión. Colabora con El País y La Vanguardia, los dos principales periódicos de España. En la actualidad ultima su tercera novela y trabaja en una serie de televisión y en un par de películas que se preparan con argumentos originales suyos.
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CUADERNOS RENATA No. 1
2006-2007

978-958-97842-7-3, Fecha de publicaión 2008-01-20, 14 cms. 21.5 cms. 120 páginas.
Editorial Ícono http://www.iconoeditorial.com/
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Cuadernos de RENATA
Antología 2006-2007
Varios autores
http://www.iconoeditorial.com/libro.html?libro_id=15
http://www.iconoeditorial.com/images/libros/15/caratula.jpg
ICONO Editorial . 978-958-97842-7-3, 2008-01-20, USD$ 9.00, COP$ 15,000.00, 14 cms. 21.5 cms. 0.19 kgs. 120 páginas.

«Pero, ¿cómo vivir?
De cualquier modo que la creación
no sea manoseada, bastardeada, abaratada;
poniendo un tallercito mecánico,
trabajando de empleado en un banco,
vendiendo baratijas en la calle,
asaltando un banco».
Ernesto Sabato

La escritura creativa es una apuesta insegura. No hay una olla de oro al otro lado de la línea. El único aliciente que existe para el nuevo escritor es conseguir la aceptación del lector. Tal es la razón de ser de esta antología. Es un paso más en el proceso de conectar a los lectores con los textos escritos por los integrantes de RENATA , la Red Nacional de Talleres Literarios del Ministerio de Cultura. Es una muestra del talento de veinte de los nuevos escritores que están surgiendo en las diversas regiones del país, una apuesta por la renovación de nuestras letras.

La convocatoria inicial incluía más de un centenar de textos de Aracataca, Armenia, Bogotá, Cali, Barrancabermeja, Neiva, Bucaramanga, Cereté, Florencia, Ibagué, Providencia, Valledupar, Medellín y Riohacha. Los criterios de selección se basaron en la calidad de los escritos participantes, sin conocer los nombres de sus autores ni su trayectoria.

Esta antología incluye cuentos, minicuentos y crónicas que muestran una diversidad temática y de intereses de los autores que sería imposible de clasificar en alguna tendencia y que confirma la exuberancia narrativa que vive Colombia en este siglo. Y aunque muchas de las narraciones dan cuenta de la violencia en la que el país sigue sumergido, sus ojos se posan en las personas que la sufren y dan testimonio de cómo los colombianos sobreviven a este mal. Otros son juguetones y divertidos, y algunos más hablan de amor.
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DEL blog de Taller de Cuento (RENATA) de Bogotá.
http://tcuentobogota2008.blogspot.com/2008/03/cuadernos-de-renata.html
6 de marzo de 2008
Cuadernos de Renata

En el contexto del Hay Festival, en el mes de enero de 2008, Icono Editorial, ha presentado el libro Cuadernos de Renata, selección de cuentos y crónicas de los nuevos autores que forman parte de la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa-RENATA , programa del Ministerio de Cultura.


Bogotá, marzo 2008. Considerando que todos los seres humanos pueden convertirse en escritores, y como resultado del trabajo realizado durante el año 2006-2007, RENATA presenta la primera antología de cuentos, minicuentos y crónicas producto del trabajo en los talleres de todo el país.


La selección de los trabajos tomó más de un año y se hizo a través de un proceso que inició con los directores de los talleres de escritura creativa de la red quienes animaron a los participantes a que colgaran sus cuentos y crónicas en la página web de Renata. En total se recibieron 117 relatos de sitios tan diversos como Aracataca, Armenia, Barrancabermeja, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cereté, Florencia, Ibagué, Neiva, Providencia y Valledupar. Además dos antologías impresas llegaron de Medellín y Riohacha para ser evaluadas. La editora Patricia Miranda escogió los 20 textos que hacen parte de la Antología, el criterio de selección se basó en la calidad de los relatos participantes. La editora expresó que los trabajos incluidos en ésta antología muestran una diversidad temática que confirma la exuberancia narrativa que vive Colombia en este siglo y enfatizó en la importancia de que nueve de los textos escogidos fueran escritos por mujeres.

En la actualidad, a Renata la conforman 25 talleres en 22 ciudades del país. Desde Providencia hasta Sibundoy y desde Buenaventura hasta Cúcuta. En ellos participan personas que comparten el deseo de escribir, cuyo trabajo es acompañado por escritores que propician que ese deseo y esa voluntad de contar historias se materialicen en obra literaria. El resultado es una creciente serie de relatos, como los que forman parte de Cuadernos de Renata, que expresan los sentimientos y las visiones de las personas que habitan la geografía colombiana.

Publicado por Administrador del blog en 10:18
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http://www.ediciona.com/icono_editorial-dirf-3599.htm
Hemos sido ganadores de las convocatorias del Ministerio de Cultura para la edición del libro Cuadernos de Renata, una antología de textos de autores de la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa (Renata), y de la novela de próxima aparición titulada Fondoblanco, opera prima del escritor Alejandro Arciniegas Alzate.

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Cuadernos de RENATA Antología 2006 - 2007 - Resultado de la Búsqueda de libros de Google
http://books.google.com.co/books?hl=es&id=UipnzjUJ2CAC&dq=%22Cuadernos+de+Renata%22&printsec=frontcover&source=web&ots=eB-MRMz63F&sig=RvOm_wGRoe_saymRRK17QLo-AKk&sa=X&oi=book_result&resnum=9&ct=result#PPA28,M1
Allí: 31 páginas del libro, contenido, prologo, y algunos cuentos ....
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Actualizó: NTC … / gra . Febrero 2, 2009 8:16 PM AM