miércoles, 27 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa. Compilaciones NTC ... ( XI ), Octubre 27, 2010.

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Compilaciones NTC ... MVLL (Nobel, 2010)
"Espacio de difusión, reflexión y opinión sobre la vida y obras de MVLL
que dan para recorrer múltiples aspectos de los últimos 50 años
de la vida culural de América Latina y el mundo."
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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ...
http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com , Cali, Colombia.
Y a los relacionados en:
http://ntcblog.blogspot.com/2009_10_11_archive.html
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ARCHIVOS de estas compilaciones:
Ver enlaces al final

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América por García Márquez y Vargas Llosa
Diálogo sobre La Novela en América Latina, 5 y 7 de septiembre de 1967
Por Jorge Zavaleta Alegre

MEMORABILIA GGM 452 , 27 de octubre de 2010,
MVLL y GGM dialogo. Puerto Rico y GGM
http://memorabiliaggm.blogspot.com/search/label/MVLL%20y%20GGM%20dialogo.%20Puerto%20Rico%20y%20GGM
Tomado de elmercuriodigital.es, España, 26 de octubre de 2010, http://elmercuriodigital.es/content/view/30767/126/


*Desde hace 43 años, ambos novelistas han seguido escribiendo y acumulando más lectores. Ese diálogo fue promovido por el entonces Rector de la universidad anfitriona, Arq. Santiago Agurto Calvo y el Decano de la Facultad de Arquitectura Luis Miro Quesada Garland, publicado en discreto tiraje. La síntesis que damos a conocer hoy toma como fuente la 2da Edición, 1991, publicada cuando era Rector - después Ministro de Educación - Arq. Javier Sota Nadal “para que se multipliquen los beneficios de las palabras que intercambiaron en las hermosas mañanas de septiembre del 67”


- “… ¿Para qué crees que sirves tú como escritor?, preguntó Mario Vargas Llosa.


- “Tengo la impresión de que empecé a ser escritor cuando me di cuenta que no servía para nada… contestó Gabriel García Márquez. ”Ahora, no sé si desgraciada o afortunadamente, creo que es una función subversiva ¿verdad? en el sentido de que no conozco ninguna buena literatura que sirva para exaltar valores establecidos…”, agregó.
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García Márquez y Vargas Llosa con sus anfitriones los arquitectos Agurto Calvo, Rector de la UNI y Luis Miró Quesada Garland, Decano de la centenaria Facultad de Arquitectura


Así empezó el diálogo sobre La Novela en América Latina, durante las mañanas primaverales del 5 y 7 de septiembre de 1967. Fue en la Facultad de Arquitectura de la UNI, principal centro científico y tecnológico del Perú, cuando ambos ya eran notables novelistas, y años después serían consagrados con el Premio Nobel de Literatura1982 y 2010.


La Academia Sueca ubicó al colombiano García Márquez en el contexto “de un continente cuya literatura ha conquistado una posición que es seguida con particular interés en la vida cultural de nuestro tiempo". Y al peruano Vargas Llosa “por su cartografía de estructuras de poder y sus mordaces imágenes de la resistencia individual, sublevación y derrota”.


VLL. ¿…Esa inconformidad que expande la literatura en el ámbito social puede ser prevista, calculada por el escritor cuando su libro llegue a sus lectores…?


GM. No. Creo que si eso es previsto, que si es deliberada la fuerza, la función deliberada del libro que se está escribiendo, desde ese momento ya el libro es malo. Pero antes quiero establecer esto: cuando aquí decimos escritor, cuando decimos literatura, nos estamos refiriendo a novelistas y a la novela, porque de otro modo podría prestarse a malas interpretaciones…Creo que el escritor siempre está en conflicto con la sociedad…


VLL. ¿…Qué otros factores serían los preponderantes, que elementos determinarían la realidad de la obra literaria?


GM. A mí lo único que me interesa en el momento de escribir una historia es si la idea de esa historia pueda gustar al lector y que yo esté totalmente de acuerdo con esa historia… Precisamente estoy preparando la historia de un dictador imaginario que se supone es latinoamericano que tiene 182 años…Lo que quiero en este caso, es expresar que la inmensa soledad del poder no hay arquetipo mejor que el del dictador latinoamericano que es el gran monstruo mitológico de nuestra historia.


VLL. Una pregunta más personal… ¿porque al hablar de la soledad yo recordaba que es un tema constante en todos tus libros, inclusive el último se llama, precisamente, Cien años de soledad, y es curioso, porque tus libros siempre están muy poblados o son muy populosos…?


GM. En realidad no conozco a nadie que en cierta medida no se sienta solo. Este es el significado de la soledad que a mí me interesa. Temo que esto sea metafísico y que sea reaccionario y que parezca todo lo contrario de lo que yo soy, de lo que yo quiero ser en realidad, pero creo que el hombre está completamente solo. Creo que es parte esencial de la naturaleza…


VLL...Quisiera que nos hablaras de este elemento que diríamos cultural, ¿qué lecturas influyeron mayormente en ti cuando escribiste tus libros?


GM. Yo conozco mucho a Vargas Llosa y se dónde está tratando de llevarme. Quiere que le diga que todo esto viene de la novela de caballería. Y en cierto modo tiene razón. Uno de mis libros favoritos que sigo leyendo es el Amadis de Gaula y creo que es uno de los grandes libros que se han escrito en la historia de la humanidad, a pesar de que Mario Vargas Llosa cree que es el Tirante el Blanco*… Toda esta libertad narrativa desapareció con la novela de caballería, en la que se encontraban cosas tan extraordinarias como la que encontramos ahora en América Latina todos los días. Las relaciones entre la realidad de América Latina y la novela de caballerías son tan grandes…


VLL…Tal vez podrías llegar a hablarnos del realismo en la literatura, cuáles son los límites del realismo y, ante un libro como el tuyo, donde ocurren cosas muy reales, muy verosímiles junto a cosas aparentemente irreales, como esa de la muchacha que sube al cielo en cuerpo y alma, o un hombre que promueve treinta y dos guerras, lo derrotan en todas y sale ileso de ellas…¿Tú crees que eres un escritor realista, o un escritor fantástico o crees que no se puede hacer esta distinción?


GM. No. No. Yo creo que particularmente en Cien años de soledad, soy un escritor realista, porque creo que en América Latina todo es posible, todo es real…Creo que tenemos que trabajar en la investigación del lenguaje y de formas técnicas del relato, a fin de que toda fantástica realidad latinoamericana forme parte de nuestros libros…Asumir nuestra realidad, que es una forma de realidad, puede dar algo nuevo a la literatura universal…


VLL. Hay un capítulo en donde yo creo que tú has descrito con gran maestría el problema de la explotación colonial de América Latina. A mí me gustaría que lo explicaras de alguna manera.


GM. La historia de Macondo y las bananeras es totalmente real. Lo que pasa es que hay un raro destino en la realidad latinoamericana, inclusive en casos como el de las bananeras que son dolorosos, tan duros, que tienden, de todas maneras, a convertirse en fantasmas. Con la compañía bananera empezó a llegar a ese pueblo gente de todo el mundo y era muy extraño porque en este pueblito de la costa atlántica de Colombia, hubo un momento en el que se hablaba todos los idiomas. La gente no se entendía entre sí; y había tal prosperidad, es decir, lo que entendían por prosperidad, que se quemaban billetes bailando la cumbia…Los trabajadores que reclamaron pagos en dinero y no en bonos y lo que pasó fue que el ejército rodeó a los trabajadores en la estación y les dieron cinco minutos para retirarse. No se retiró nadie y los masacraron…


VLL. Dicen que una vez el gobierno brasileño suprimió una epidemia con un decreto..


GM. Volvemos a lo mismo. Lo que pasa es que en América Latina, por decreto se olvida un acontecimiento como tres mil muertos. Empezamos a buscar ejemplos y encontramos miles.


VLL. O sea el episodio de la matanza de los obreros no es solo histórico, sino que…


GM. Mi novela da el número del decreto por el cual se autorizaba para matar a balazos a los trabajadores y da el nombre del general que lo ha firmado y el nombre de su secretario. Eso está en Archivos Nacionales y ahora lo ven en la novela y piensan que es una exageración…


VLL. ¿Por qué no nos cuentas un poco como conciliaste la actividad periodística con la actividad literaria, antes de escribir Cien años de soledad. Crees que estas actividades paralelas dificultaban el ejercicio de tu vocación…?


GM. Mira, durante mucho tiempo creí que la ayudaban, pero en realidad todo dificulta al escritor, toda actividad secundaria…Yo no estoy de acuerdo con lo que se decía antes: que el escritor tenía que pasar trabajos y estar en la miseria para ser mejor escritor. Yo creo de veras que el escritor escribe mucho mejor si tiene sus problemas domésticos y económicos perfectamente resueltos, y que mientras mejor salud tenga y mejor estén sus hijos y mejor esté su mujer, dentro de los niveles modestos en que nos podemos mover los escritores siempre escribirán mejor. Ahora, también sucede una cosa: que yo podía haber resuelto mi situación de escritor, aceptando becas, subvenciones, en fin todas las formas que han inventado para ayudar al escritor…


VLL. ¿Subvenciones de qué tipo? Porque el hecho de que un escritor leído o auspiciado o alimentado por una sociedad, es también una forma de subvención indirecta…


GM. Pero tú y Cortázar y Fuentes y Carpentier y otros, están demostrando, con 20años de trabajo, de romperse el cuero, como se dice, que los lectores terminan respondiendo. Estamos tratando de demostrar que en la América Latina los escritores podemos vivir de los lectores, que es la única subvención que podemos aceptar los escritores.


VLL. El público del autor latinoamericano ha crecido enormemente, hay una audiencia realmente asombrosa… ¿Qué piensas tú, en comparación al escritor de hace treinta años?


GM. Yo estoy muy asustado…Creo que hay un factor real. Los escritores de hace treinta años hacían otras cosas. En general escribían los domingos o cuando estaban desocupados. La literatura era su trabajo secundario. Escribían cansados, es decir después de haber trabajado en otra cosa, se ponían a escribir literatura y estaban cansados….Las mejores horas, horas más descansadas hay que dedicárselas a la literatura. Ahora, yo no sé si el fenómeno del “boom” es en realidad un “boom” de escritores o si es un “boom” de lectores ¿Verdad?


VLL. ¿Tú piensas que este movimiento de auge de la literatura latinoamericana se debe principalmente a que los escritores latinoamericanos contemporáneos son más rigurosos con su vocación, es decir se han entregado más?


GM. Creo que es por lo que decíamos antes. Que hemos decidido que lo más importante es seguir nuestra vocación de escritores y que los lectores se han dado cuenta de ello. En el momento en que los libros eran realmente buenos, aparecieron los lectores. Esto es formidable. Yo creo, por eso, que es un “boom” de lectores.


VLL. La mayor parte de los autores latinoamericanos “de moda” diríamos, viven fuera de sus países. Se preguntan si exilio voluntario de estos autores daña de alguna manera el testimonio que ofrecen de su propia realidad. ¿Qué piensas tú del problema?


GM. Tengo catorce años de haber salido de Colombia y sigo viviendo en Colombia, pues estoy perfectamente informado de todo lo que ocurre en el país, mantengo contacto por correspondencia, recortes de prensa y estoy siempre al día en relación con todo lo que sucede allí… En el exterior se goza de cierta impunidad. Yo en París he vendido botellas, en México he escrito guiones de televisión sin firma, es decir cosas que nunca hubiera querido hacer en Colombia…En cualquier parte del mundo donde esté, estoy escribiendo una novela colombiana, una novela latinoamericana.


VLL. A mi parece que la literatura de evasión es una literatura que escapa de una realidad concreta, de una realidad histórica, es menos significativa que busca su material en una realidad concreta.


GM. A mí personalmente esa literatura no me interesa. Pero esto me hace recordar algo que conversamos. Recuerdo que tú llegabas a la conclusión de que los novelistas somos los buitres que estamos alimentándonos de la carroña de una sociedad en descomposición y me parece que sería interesante que recordaras esto que me decías, no se sí lo recuerdas, pero conversamos en Caracas.


VLL. Bueno, pero como el interrogado eres tú…


GM. No. no… es que estoy totalmente de acuerdo con esta idea tuya, podría exponerla yo, pero me parece que eso es una tontería estando delante tú, para que la expongas. Yo soy totalmente solidario.


VLL… Yo creo que estas sociedades que se parecen un poco a los cadáveres son las que excitan más a los escritores, los proveen de temas fascinantes. ¿Tú crees que se puede señalar un denominador común entre todos estos escritores? ¿Cuáles serían las afinidades que hay entre ellos?


GM. Bueno, no sé si sea un poco sofista al decirte que creo que las afinidades de estos escritores están precisamente en sus diferencias. Víctor Hughes es un personaje de Carpentier en el Siglo de las Luces. El coronel Lorenzo Gavilán en La Muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. Yo introduzco a un personaje que se fue a París y vivió en un hotel de la Rué Dauphine, en el mismo cuarto donde había de morir Rocamadur, que es un personaje de Cortázar…El punto donde quiero llegar es este: la facilidad con que a pesar de las diferencias que hay entre uno y otro, se puede hacer este juego, pasar los personajes de un lado a otro y que no queden falsos.
El día que encontremos ese nivel, escribiremos la novela latinoamericana verdadera, la que sea válida en cualquier país de América Latina a pesar de diferencias políticas, sociales, económicas, históricas…


VLL. Se piensa que el escritor tiene una responsabilidad ante su sociedad, que debe traducirse no solo en obras escritas, sino en actitudes de tipo político. A mí me gustaría que tú explicaras tu posición personal respecto a este problema.


GM. Bueno, antes que todo yo creo que el principal deber político de un escritor es escribir bien.
A mi parece que al escritor no hay que exigirle concretamente que sea un militante político en sus libros, como al zapatero no se le pide que sus zapatos tengan contenido político. Me doy cuenta que el ejemplo es poco superficial, pero no es correcto pedirle al escritor que convierta su literatura en un arma política, porque en realidad si el escritor tiene una formación ideológica y una posición política, como creo que yo la tengo, eso está implicado necesariamente en la obra.


VLL…Podría citarte un ejemplo, el de Borges, digamos. La mayor parte de su obra toca temas que anecdóticamente no podrían ser considerados temas argentinos...


GM. Creo que es una literatura de evasión. Con Borges a mi me sucede una cosa, Borges es uno de los autores que yo más leo y que más he leído y tal vez el que menos me gusta. A Borges lo leo por su extraordinaria capacidad de artificio verbal. Es un hombre que enseña a escribir, es decir que enseña a afinar el instrumento para decir las cosas. Desde ese punto de vista sí es una calificación. Yo creo que Borges trabaja sobre realidades mentales, es pura evasión.


VLL. ¿Qué cosa crees tú que ha quedado de toda esa literatura criollista? Concretamente de esa generación Rómulo Gallegos, Jorge Icaza, Eustasio Rivera, Ciro Alegría, que en general se puede llamar costumbrista o nativista o criollista…


GM. Yo no quisiera ser injusto. Yo creo que esta generación removió muy bien la tierra para que los que vinieron después pudiéramos sembrar más fácilmente; yo no quiero ser injusto con los abuelos…Creo que la deuda mayor que tenemos los nuevos novelistas latinoamericanos es con Faulkner…Yo creo en la influencia de Rabelais, que no está en lo escrito sino la realidad latinoamericana es totalmente rabelesiana.


VLL. ¿Y cómo nació Macondo?


GM. Fue la vez que regresé con mi madre a Aracataca, el pueblito donde yo nací…No quiero decir que Aracataca es Macondo. Para mi Macondo es el pasado y bien como a ese pasado había que ponerle calles y casas, temperatura y gente, le puse la imagen de este pueblo caluroso, polvoriento, acabado, arruinado… un pueblo que se parece mucho a los pueblos del Sur de los Estados Unidos…Ahora el nombre del pueblo sale de una finca de bananos que estaba muy cerca y que se llama Macondo.


VLL. Ah, el nombre es real.


GM. Sí, pero no es un pueblo. Es una finca que se llama Macondo.


VLL. Ayer nos contaste que después de Cien años de Soledad piensas escribir El Otoño del Patriarca. ¿Podríamos hablarnos de ella?


GM. Soy un poco supersticioso en cuanto anticipar cosas sobre el libro que estoy escribiendo…Yo he seguido buscando el personaje para el cual todo es posible y me parece que fueron los grandes dictadores, pero esos dictadores primitivos llenos de superstición y de magia, de un inmenso poder. Por eso quiero que tenga ciento setenta o ciento ochenta años, no sé cuántos; que su plato favorito sean los ministros de Guerra, conspiradores asados y servidos con ensalada rusa. Entonces he resuelto que sea el gran monólogo, el larguísimo monólogo del dictador mientas está siendo juzgado por un tribunal popular.

Espero que resulte bien y nos veamos entre unos dos o tres años, hablando de El otoño del patriarca.

* Se refiere a la novela de caballería Tirant lo Blanch de Joanot Martorell, sobre la cual MVLL escribió un libro con tres ensayos. El libro lleva por titulo Tirant lo Blanc.
N del E de Memorabilia.ggm, http://memorabiliaggm.blogspot.com/ , Fernando Jaramillo.
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Y Comentarios sobre el artículo de Javier Cercas, laudatorio de Mario Vargas Llosa
* Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Policy Studies and Public Policy. The Johns Hopkins University. http://www.vnavarro.org/?page_id=35
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Una característica de gran número de políticos, periodistas o escritores que dicen promover la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica y otros continentes es su selectiva interpretación de lo que son los derechos humanos. Sus preocupaciones se centran exclusivamente en los derechos humanos de los disidentes en países con gobiernos con los que tales supuestos defensores de los derechos humanos están en desacuerdo. Con ello, están utilizando el noble concepto de derechos humanos para sus intereses políticos. Un ejemplo de ello es el recientemente galardonado Premio Nóbel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Tal autor ha estado utilizando la causa de los derechos humanos para agredir verbalmente a los gobiernos venezolano, boliviano, ecuatoriano, cubano, argentino, brasileño, entre otros, todos ellos gobernados por partidos de izquierda o centro izquierda. Me parece muy bien, e incluso loable, que se critiquen comportamientos represores de los derechos civiles de los ciudadanos de aquellos países cuando ello ocurra. Pero lo que es denunciable es la enorme selectividad y sesgo en tales denuncias. Vargas Llosa raramente incluye entre sus críticas a gobiernos conservadores y neoliberales. El asesinato de más de 2.000 personas falsamente acusadas de terroristas por las fuerzas armadas del gobierno Uribe en Colombia, y la brutal represión que está existiendo en Honduras, nunca ha sido sujeto de crítica por parte de tal autor. La violencia que ocurre en Venezuela sí que ha sido criticada. La que tiene lugar en Colombia (el país del mundo donde se asesinan más sindicalistas) nunca ha sido criticada. Y así un largo etcétera. Su sensibilidad hacia los derechos humanos ha tenido siempre una coloración política, definitiva y clara. Ha estado siempre puesta a disposición de una sensibilidad política, reproduciendo la guerra fría. Este sesgo claramente político conlleva, pues, una interpretación muy reduccionista de lo que son derechos humanos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948, incluye como tales, no sólo los derechos políticos y civiles (los derechos derivados de la libertad de organización y de opinión), sino también los derechos económicos y sociales, tales como el derecho al trabajo, a un salario justo, a la salud y a la educación y a la seguridad social que, en gran manera condicionan la existencia, a su vez, de los derechos políticos y civiles. En realidad, es difícil hablar de los segundos independientemente de los primeros. Y un ejemplo de ello es EEUU, donde la enorme concentración de las rentas y de la propiedad dificulta enormemente la expresión democrática, pues tanto los medios de comunicación como los órganos representativos están claramente controlados (los medios) e influenciados (el Congreso Estadounidense) por los grupos económicos, enormemente poderosos, que limitan tales derechos. El Presidente Obama de EEUU ha alertado, con razón, de las enormes limitaciones que comporta para la democracia de aquel país la enorme influencia que los lobbies económicos y financieros tienen sobre las instituciones representativas estadounidenses y sus derechos políticos y sociales.

La evidencia existente y documentada en la literatura científica muestra claramente que la enorme concentración de la riqueza económica dificulta el desarrollo de la democracia pues, en cualquier país, poder económico se traduce en poder político. Esta traducción se hace a través (entre otros instrumentos) de los medios de información y persuasión que, controlados por tales grupos, configuran los parámetros dentro de los cuales tiene lugar el supuesto debate y competitividad política. No es, pues, de extrañar que todos los gobiernos de centro izquierda e izquierda en aquellos países latinoamericanos tengan enfrentamientos con los poderes mediáticos en sus intentos de diversificar las ofertas mediáticas muy limitadas y reducidas existentes en aquellos países. La supuesta “defensa de la libertad de expresión” es, en realidad, en muchos de aquellos países la defensa de monopolios mediáticos e informativos que dificultan enormemente la expresión y desarrollo democrático.

Presentarse, pues, como defensores de los derechos humanos, sin nunca referirse a los derechos económicos y sociales es un sesgo que refleja una enorme insensibilidad hacia el hecho evidente de que los derechos políticos están claramente determinados por los derechos económicos y sociales. Y los países de Latinoamérica son un claro ejemplo de esta realidad. Aquel continente se caracteriza por tener las desigualdades de riqueza más acentuadas del mundo, lo cual explica la escasez de sistemas democráticos en la historia de aquel continente y las enormes limitaciones de tales sistemas. Ni que decir tiene que en aquellos países donde hay democracia, existe competitividad política, pero tal competitividad está tan desequilibrada, con gran escasez de recursos para las opciones de izquierdas frente al gran apoyo de bloques económicos y mediáticos de las derechas, que tal competitividad toma lugar predominantemente entre partidos de derechas (conservadores versus liberales) con escaso espacio democrático para las izquierdas. Las últimas elecciones en Colombia son un reflejo de ello.

De ahí se deriva que la expresión libertad tiene significados muy distintos según el grupo y la clase social que la utiliza. Como bien dijo el Presidente Abraham Lincoln de EE.UU., “En teoría todos declaran su amor a la libertad. Pero la libertad de la clase de propietarios no es la misma que la libertad de los que trabajan para los propietarios. Y las instituciones del estado favorecen sistemáticamente el entendimiento que de la libertad tienen los primeros a costa de los segundos”. Esto ocurre no sólo en América Latina, sino en la mayoría de países incluyendo EEUU. Como dijo recientemente Richard Trumka, el Secretario General de los Sindicatos estadounidenses (AFL-CIO), “Si un trabajador al salir de una fábrica conduce su coche con imprudencia y atropella al dueño de la fábrica, es probable que pierda el carnet de conducir y vaya a la cárcel, además de pagar una elevada multa. Pero si el dueño de la fábrica daña la salud de sus 500 trabajadores por utilización imprudente de productos nocivos, casi nunca perderá su licencia de dirigir la empresa, y nunca le enviarán a la cárcel. Y es probable que, incluso, no reciba una multa”. Dentro de este marco, ¿de qué derechos humanos y de que libertad habla Mario Vargas Llosa? Es importante y necesario que se denuncien las violaciones de los derechos humanos y la reducción de la libertad donde ello ocurra. Pero esta denuncia pierde credibilidad cuando se expresa selectivamente en contra de ciertos estados y cuando se escogen unos derechos a costa de otros tan o más importantes que los que Mario Vargas Llosa escoge como motivo de su atención.

Comentarios sobre el artículo de Javier Cercas, laudatorio de Mario Vargas Llosa. Una última observación.
Escribí este artículo que el lector acaba de leer el pasado viernes. Siempre lo escribo el viernes para que mi columna aparezca el lunes. Pero al leer el artículo de Javier Cercas sobre Mario Vargas Llosa, escrito ayer, domingo día 17 de octubre, titulado “La Izquierda y Vargas Llosa”, me siento en la necesidad de comentarlo, pues su tono, predeciblemente halagador de Mario Vargas Llosa, va acompañado de una serie de observaciones, algunas insultantes, sobre las izquierdas, que merecen una respuesta.

Pero primero analicemos los halagos. Cercas repite el aplauso a Vargas Llosa por “nadar contra corriente”. Tal frase parece indicar que sus ideas han sido siempre contrarias a las estructuras de poder político y mediático en América Latina y en el mundo, lo cual es fácilmente demostrable que no ha sido el caso. Antes al contrario, Mario Vargas Llosa ha sido el portavoz del neoliberalismo que ha sido la ideología y el proyecto promovido por las estructuras del poder en América Latina y EEUU durante los últimos treinta años. Sólo hace unos pocos años que gobiernos de izquierda han roto con tal ideología. Las amplias cajas de resonancia que Mario Vargas Llosa tiene en aquellos continentes se deben a su continua hostilidad a estos gobiernos de izquierda, no a las fuerzas político-económico- intelectuales dominantes en ellos.

En el mismo tono laudatorio poco creíble, Cercas añade que Vargas en defensa de los derechos humanos nunca se ha servido de ellos. ¿Cómo explica Cercas, la selectividad en su defensa de los derechos humanos, que excluye a aquéllos próximos a él por su ideología? Igual de errónea es su aseveración de que Mario Vargas Llosa siempre separa –según Cercas- la crítica de las ideas de las críticas a las personas, añadiendo que “Vargas Llosa nunca considera que un hombre equivocado es un hombre inmoral”. Tengo que admitir que tuve que leer esta frase dos veces. Le aconsejo a Cercas que lea los artículos y escrito de Vargas Llosa sobre Chávez, sobre Evo Morales y sobre Fidel Castro. Inmoral es el término más amable que Vargas Llosa utiliza para definirlos. Uno puede estar en desacuerdo con las políticas e incluso con las personas a las que Mario Vargas Llosa critica, pero debiera haber límites en cuanto a la manera que esta crítica se expresa, límites que Vargas Llosa y otros pensadores neoliberales han traspasado con creces.

Por último, Cercas, no sólo alaba acríticamente a Vargas Llosa, sino que de una manera condescendiente aconseja a las izquierdas que aprendan de Vargas Llosa e incorporen en su ideario elementos de su filosofía. No sé a que izquierdas se está refiriendo Cercas, pues tanto en Latinoamérica como en Europa hay una gran diversidad de izquierdas. Pero si las izquierdas gobernantes en Europa están en profunda crisis, se debe precisamente a haber ignorado –como Vargas Llosa ha hecho siempre- que los determinantes de los derechos civiles y políticos son –tal como he indicado en este artículo- los derechos básicos económicos, laborales y sociales. Este olvido ha facilitado su transformación en partidos socioliberales que han causado su ruina electoral. Al revés que lo que sugiere Cercas, le aconsejo a las izquierdas que estén tan lejos como sea posible del neoliberalismo, eliminando sus valores dentro de sus proyectos políticos.

(Para una lectura más extensa de este artículo leer mi ensayo “The economic and political determinants of human (including health) rights” Routledge, Kegan Paul (US) y Tavistock Publishers (UK). 1986. Colgado en mi blog http://www.vnavarro.org/ , sección Inglés)

Vicenç Navarro es Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Policy Studies and Public Policy. The Johns Hopkins University. http://www.vnavarro.org/?page_id=35
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De: julián enriquez quintero, nathaliainmemoriam@hotmail.com
Fecha: 25 de octubre de 2010 16:41
Asunto: RE: Kevin Alexis García responde a Julián Enríquez Quintero Fwd: No nos rasgamos las vestiduras (NOTA de NTC ...: Se refiere al texto de K. A. García publicado en: Compilaciones NTC ... MVLL ( IX) , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_10_21_archive.html
Para: ntcgra@gmail.com

¡RECULAS, ALEXIS!

Ahora, "El guapo" (apodo como era conocido Vargas Llosa a los veinte años, Arequipa-Perú) resulta el gran tema de vuestra recientemente sustentada tesis, dotor Alexis. Y el veintiúnico ejemplar de "Historia de un deicidio" -mil veces rayado y comentado a la manera de los intelectuales- hombros de gigante sobre los que te sientas para mirar más lejos. ¡Cuánto lo celebro!

Un pregrado lleva a un posgrado, a una maestría, a un doctorado presuntos escalones para investiros de letrada autoridad y promulgar vuestras sentencias allá en el edulcorado convite de académicos y notituticuantis, allá en la isla, allá en la Univalle triste y gris, lugar al que tu llamas pomposamente centro ambiento-intelectual del país, coordenadas que más bien deberían pasar por Palmira, justo por el árbol del chirimoyo plantado en el tras patio donde vive J. C. Londoño o por la finca del centro del verde Valle nuestro donde retoza con sus amores masculinos el chisporroteante Gustavo Alvarez Gardeazábal.

Como te decía, celebro tu exahustivo acercamiento a la obra del nobel más me permito extenderte una respetuosa advertencia, cuidado, dotor Alexis y os contagias de los afanes progresistas de Mario, de su sed de contemporaneidad, de su sonrisa desacomplejada y sin ironías, risa limpia de cholo gallardo y trabajador. Acaso podrías perder la cabeza estudiándolo, contagiarte de su suficiencía de hombre de mundo, empezar a vestir saco con corbata y olvidarte para siempre de la mochila y las alpargatas. Cuidado, dotor Alexis, impulsado por el cosmopolitanismo de Varguitas, te da por pasear fuera de la isla, conversar con otras gentes de este mundo grande (aunque infinitesimal a escala universal), más o menos como lo hace Alejandro José López Caceres que anda por las Españas y dice de frente que personas como yo -que prácticamente soy un don nadie, eso me lo dice hasta mi querida ma- "degradamos con anatemas gratuitos cualquier discusión", que pomposo, que pedante es, ¡que ínfulas, por Dios!; y que mal redacta su regaño atiborrándolo de adjetivos redundantes y obvios como decir "terapia psicológica" e "insultos burdos", herencia funesta de su famoso grupo literario "Botella y Luna", quizás.

Yo, por supuesto, no ando tras el debate, lo mío es el embeleco porque si, la cosa de poco valor, el engrandecimiento de la tontería, en una palabra el patetismo, el juicio a dentelladas o en sólo dos palabras, la astucia estúpida. Mejor queda el debate en manos de Londoño vs Baldoví, que creo lo pierde por puntos el primero frente al serio, elegante y juicioso análisis del segundo, sobre todo por defender la poética de García Márquez, que es indudable y existe en su obra por doquier; que la esbelta narrativa del peruano afincada sobre todo en el verbo, más en el afán de narrar que en el de embellecer, o de pulir como lo hace el nuestro. Vivimos en un país de poetas parece que es nuestro destino, per sécula un país de poetas, bueno y de intelectuales tipo Caceres y García. Además, Julio César esgrime sus afectos desde la estadística, matemático que es, sitúa la cosa por niveles y por rangos y pues no se trata de un asunto de pesos y medidas. Entre gustos no hay disgustos, Julio. En el estrellado firmamento literario mundial, abigarrado y amplio, bien pueden caber las dos estrellas, siquiera que son singulares, siquiera que son distintas en este mundo ya tan estandarizado, tan pluscuamimperfecto, no crees dotor Alexis.

Lo más que ha podido despertar para mí el nobel de Vargas Llosa es alegría, mucha alegría salpimentada claro, con algunos malucos aderezos, como oírlos a ustedes, García y Caceres, y confirmar todas sus sapiencias y todas mis sospechas. ¡Ay, Kevin!... todavía me acuerdo cuando te conocí (¡estoy que me agarro a llorar!) por allá hace años en las grises páginas de La Palabra, entonces tenías un registro despierto, genuino, bestial, menos intelectualizado, con unas ganas que querías devorarte todas las literaturas y todos los mundos; inconsciente, alegre, vital y juguetón, hasta parecías un vickingo letrado. ¿Qué quedo de ello, Alexis?, ¿qué hiciste con el don?, ¿al cuidado de quién lo has dejado?

A mal recaudo de isla gris, seguramente, que te está despojando de tus mejores atributos, de tus más caros propósitos. Maldita sea, eras corriente intempestiva, prosa electrizante, palabra para aprender de memoria; ahora vas a convertirte en un maestro, en un doctor en literatura colombiana y latinoamericana, la triste aventura terminará cuando la corte de dotores en guayabera del alma mater te unjan por las profundidades sociológicas de tu raciocinio, por el almizcle enrarecido de tu prosa, por lo prístino de tu retórica covenientemente amaestrada y por sobre todas las cosas por tus ideas políticas tan a caballo tan comprometidas, siempre presentes, siempre rasgándose las vestiduras. Leéte a ti mismo Alexis en cualquiera de tus extensos artículos de La Palabra y sabrás de qué te hablo.

Bueno viento y buena mar, dotor Alexis, será que podrás viajar lejos anquilosado como estás en las fauces movedizas de isla gris. Recordaré tu potencial y siempre sentiré nostalgia por la palabra hoy perdida entre las maniguas artificiosas de la institución a la que le perteneces.
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De John Junieles < john.junieles@gmail.com >
Para NTC < ntcgra@gmail.com >
Fecha 28 de octubre de 2010 11:05
Asunto Saludos, comparto artículo de prensa
Saludos amigos, Comparto con ustedes mi reciente nota en el Dominical de El Universal de
Cartagena, en este link: Vargas Llosa, recuerdos del hablador (sobre las visitas del Premio Nobel de Literatura 2010 a Cartagena de Indias)
http://www.eluniversal.com.co/suplementos/dominical/vargas-llosa-recuerdos-del-hablador
Cordialmente, John Jairo Junieles . Bloweb personal: http://johnjairojunieles.blogspot.com/
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Foto: http://www.eluniversal.com.co/sites/default/files/24hablador1.dominical.jpg El escritor Mario Vargas Llosa firma un autógrafao a John Jairo Junieles.

John Jairo Junieles, recuerda sus encuentros en Cartagena de Indias con el nuevo Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Junieles hizo parte del grupo Bogotá 39, que reunió a los 39 escritores más representativos de la nueva literatura latinoamericana.

Tenía veintitrés años y mis amigos me confundían con un pastor evangélico, porque me veían todo el tiempo con un libro gordo bajo el brazo: La ciudad y los perros. Buscaba mesas de cafeterías, comedores de supermercados, y bancas de parques para leer esa novela. Escribía comentarios al margen de sus páginas, rayaba párrafos enteros y hacía dibujitos, buscando desarmar el juguete que tenía entre manos para poder descubrir su magia.

Quiso el azar que para entonces pudiera conocer su autor, Mario Vargas Llosa, en 1993, cuando vino a Cartagena de Indias para presentar Los cuadernos de Don Rigoberto. Aquella tarde los asistentes escuchamos a Vargas en el Museo de Arte Moderno. Recuerdo que allí también estaban Jorge García Usta, Fredi Badrán, Gustavo Arango, Gustavo Tatis y Alicia Haydar, entre otros. La conferencia se convirtió en coctel de bienvenida. Un grupo de amigos charlábamos en un rincón, cuando él vino hasta nosotros y se presentó.

Normalmente soy muy retraído, mi hermano dice que me faltaron cinco minutos para ser autista, pero gracias al efecto del licor superé mi sobresalto, y empecé a conversar con Vargas Llosa. En algún momento los dos mencionamos a César Vallejo. Entre firmas de autógrafos, y saludos incidentales, nuestra conversación siguió toda la noche. Duramos, casi todo el tiempo, recordando con mutuo gozo los cuentos de Julio Ramón Ribeyro. Luego caminamos las estrechas calles hasta el vestíbulo del Hotel Santa Teresa, donde él se alojaba. Antes de despedirnos, Vargas me escribió en un papel su dirección en Londres, para que siguiéramos en contacto. Al pasar los días me di cuenta que había perdido el papel.

He pasado toda la vida intentando escribir lo mejor posible, poniendo a trabajar las manos al ritmo de la memoria y buscando descifrar los dictados de la intuición. En los años que vinieron leí con entusiasmo a muchos autores, pero a ninguno con tanto fervor como a Vargas Llosa: En las hondas noches bogotanas, cuando en las madrugadas frías sólo escuchaba el lamento de las palomas, las sirenas de ambulancias, y mi propia respiración. En las bibliotecas canadienses, cercado de montañas nevadas, donde también descubrí el otro Caribe, el que sólo revela la nostalgia. Con el tiempo hallé primeras ediciones de sus libros en Bogotá, Madrid, México D. F. y Guadalajara. Novelas y crónicas que usé como mapas sentimentales, cuando mis zapatos agotaron la ciudad de Lima, es decir, las muchas ciudades que son Lima.

Algunos tienen en sus paredes al Sagrado Corazón de Jesús, Iron Maiden, Lionel Messi, Bob Marley, o el poster de Natural Born Killers. Para mí, tener que escribir el mundo para poder creérselo sigue siendo un oficio de locos, en esa tarea, Mario Vargas Llosa hace parte de mi santoral privado de artistas necesarios, de escritores urgentes. Leyendo sus entrevistas, los tres tomos de su periodismo en “Contra viento y marea”, he sido testigo de su misticismo contagioso por la vocación de escribir, la coherencia ideológica entre su pensamiento y sus posiciones, donde prima una defensa empecinada por la libertad del individuo frente a las formas del poder.

Diecisiete años después, durante el Hay Festival de Literatura de Cartagena, en el 2010, volví a encontrarme con el autor de “Los Cachorros”. Primero en la Casa de Huéspedes Ilustres, a donde llegué como periodista. En esa ocasión fui yo quien tomó la iniciativa. Le ayudé a recordar nuestro primer encuentro, hablamos de sus obras, y terminó firmándome cuatro primeras ediciones de sus libros, que yo había llevado esa noche en una mochila, cruzando hasta los dedos de los pies, para que el milagro ocurriera.

Esta vez fue Patricia, su esposa, quien me escribió su dirección electrónica en un papel. Le prometí a los dos que esta vez no lo perdería, que había aprendido que las segundas oportunidades en la vida, son muy escasas, a menos que uno trajine por ellas. Días después nos vimos en el Hotel Santa Clara y a la salida de sus conferencias en el Teatro Heredia-Adolfo Mejía, pero para entonces los cientos de periodistas, escritores y lectores lo volvieron inabordable.

Empezamos a vivir la vida, inadvertidamente, imitando a la gente de nuestro diario vivir. Así ocurre con el aprendizaje de un arte u oficio. Así le pasó a García Márquez con Faulkner y a Vargas Llosa con Flaubert. En ese propósito, el ideario de Vargas Llosa siempre ha renovado mis fuerzas. Basta recordar su convicción frente a la incertidumbre para que reviva el coraje. No soy el mejor de sus alumnos, pero leo con esmero todo lo que escribe, como si asistiera a una de sus clases. Fue y seguirá siendo santo de credo en las horas de vacilación, cuando pienso en lanzar por la ventana el aparato de escribir.

Yo que nací sin luceros en la frente, que pienso haber vivido más de lo que siempre esperé vivir, tengo esos dos encuentros con Vargas Llosa en mi álbum personal de momentos felices. Ahora que miro la foto que nos tomó el periodista Miguel Velardez, del diario La Gaceta de Argentina, donde aparezco hablando con el nuevo Premio Nobel de Literatura, me veo a mí mismo como una especie de Forrest Gump, alguien que por accidente tuvo la suerte de conocer a una figura histórica.

Felicitemos al cuentero, al hablador de la tribu, al ciudadano Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, porque cuando se asoma por su ventana londinense o madrileña, en realidad mira hacia su memoria, donde están los rostros e historias de América Latina. Seguiré leyéndolo, mientras nado en el calor de los buses cartageneros, sobreviviendo a sus homicidas equipos de sonido, en las filas de los supermercados, en las cafeterías de cualquier lugar del mundo, convencido de que la literatura enriquece nuestra vida, y nos ayuda a seguir buscando el mejor de los mundos posibles.
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