sábado, 29 de enero de 2011

IV Encuentro Nacional de Escritores "Luis Vidales". Calarcá, Quindío. Agosto 11 al 13, 2011.

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Las literaturas del periodismo. IV encuentro nacional de escritores, Luis Vidales,

en Calarcá.

El Espectador Agosto 10 (.com) y 11, 2011. Págs. 24 y 25.

Se inicia Festival literario de Calarcá

Las literaturas del periodismo

Por: Isabela Portilla/Calarcá, Quindío

http://www.elespectador.com/impreso/cultura/articulo-290955-literaturas-del-periodismo


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IV Encuentro Nacional de Escritores
"Luis Vidales"
LITERATURA y PERIODISMO
Calarcá, Quindío, Colombia.
Agosto 11 al 13, 2011.

PROGRAMACIÓN
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También se puede leer en:
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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ... .
http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
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http://www.calarca.net/encuentronacionaldeescritores/index.html

torredepalabras@hotmail.com
MATRIZ:
http://www.calarca.net/
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El Encuentro Nacional de Escritores "Luis Vidales" se concibe como un proceso cultural y educativo y, a la vez, como un evento que exalta la tradición literaria de Calarcá y rinde homenaje a la memoria de uno de sus más grandes escritores.
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"Luis Vidales"
Hacienda Río Azul, jurisdicción de Calarcá, 26 de julio de 1900 - Bogotá, 14 Junio de 1990.
Sobre estas fechas, ver texto de Carlos Vidales en: : http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2010_09_23_archive.html .
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Matriz: http://luisvidales.blogspot.com/ Blog oficial de Luis Vidales
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El poeta, escritor, crítico de arte, profesor universitario, periodista y estadígrafo Luis Vidales (Calarcá,1900-Bogotá, 1990), Premio Nacional de Literatura y fundador del movimiento vanguardista Los Nuevos, fue también, a lo largo de toda su vida, un infatigable luchador político: socialista revolucionario hasta 1923, fundador (junto con Luis Tejada y José Mar) de los primeros grupos comunistas colombianos a partir de 1923, militante del Partido Comunista de Colombia a partir de 1930 y Secretario General de dicho partido entre 1932 y 1934, mantuvo inalterable su ideología marxista hasta el día de su muerte.
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Cuarto hijo del maestro Roberto Vidales y de Rosaura Jaramillo de Vidales, nació en la hacienda Río Azul, jurisdicción de Calarcá, el 26 de julio de 1900. Los primeros años de su infancia transcurrieron en Honda, a donde la familia se había trasladado al terminar la guerra civil de Los Mil Días. Sus estudios primarios fueron dirigidos por su padre Roberto, de quien guardó siempre un recuerdo tierno y agradecido. La familia decidió establecerse en Bogotá cuando los cuatro hijos (Silvia, Roberto, Clara y Luis) llegaron a la edad de iniciar sus estudios secundarios. Luis Vidales hizo los suyos en el Colegio del Rosario, de donde egresó a los dieciséis años de edad.
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NTC ... ENLACES SOBRE LUIS VIDALES
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*** HOY, FEBRERO 25, 2.006, 80 AÑOS DE “SUENAN TIMBRES” de Luis Vidales, 25 de Febrero de 1.926
HOMENAJE Y MEMORIAS AL POETA y HUMANISTA
NTC ... 219 , Nos Topamos Con ... Año 6. Cali, FEBRERO 25, 2.006
http://ntcblog.blogspot.com/2006_03_02_archive.html , ntcgra@gmail.com
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*** FOTOGRAFÍAS E IMÁGENES
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NTC ... ENLACES SOBRE EL ENCUENTRO DE ESCRITORES EN CALARCÁ
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OTROS ENLACES SOBRE EL ENCUENTRO y VERSIONES ANTERIORES:
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De: NTC
Fecha: 18 de julio de 2011, 09:00
Asunto: Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales, Versión IV. (Calarcá,10 y el 13 de agosto, 2011). En ARCADIA No. 70 (Jul. 15, 2011).
Para: SUSCRIPTORES


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NOTICIAS

La primera de la fila: Escritores en Calarcá.

ARCADIA, No. 70, Julio 15, 2011. Pág. 4, impresa.

http://www.revistaarcadia.com/ultimas-ediciones (Próximaente allí)

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Como ya es costumbre, el municipio quindiano de Calarcá será el escenario de la cuarta versión del Encuentro Nacional de Escritores Luis Vidales que se realizará entre el 10 y el 13 de agosto. Organizado por la Fundación Torre de Palabras con el apoyo de la Alcaldía de Armenia, la Gobernación de Quindío y el Ministerio de Cultura, el tema de este año será Literatura y Periodismo. Entre los autores invitados están Alberto Salcedo Ramos, Alfredo Molano, Ana María Cano, Camilo Jiménez, Jesús Abad Colorado y Sandro Romero Rey. El encuentro tendrá tres ciclos: el pedagógico, Suenan Crónicas; el audiovisual, Crónica y documental, la realidad en la pantalla, y el literario, Literatura y periodismo, la realidad es lo que cuenta. En el primero, se dictarán talleres de crónica a estudiantes de bachillerato. En el segundo, los documentalistas Marta Rodríguez, Óscar Campo y Ana Cristina Monroy hablarán sobre el trabajo audiovisual. El tercero contará con una nutrida programación de conferencias sobre la opinión en Colombia, el fotoperiodismo, la caricatura, el periodismo narrativo y los medios independientes. Además de Calarcá, el Encuentro extenderá sus actividades a Caicedonia, Génova y Circasia.

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NTC … registro del evento (Enero 29, 2011) y detalles, en:

http://ntc-narrativa.blogspot.com/2011_01_29_archive.html

y en

http://ntc-agenda.blogspot.com/

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Luis Vidales

Hacienda Río Azul, jurisdicción de Calarcá, 26 de julio de 1900 - Bogotá, 14 Junio de 1990.

http://ntc-narrativa.blogspot.com/2011_01_29_archive.html

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Publica y difunde: NTC …* Nos Topamos Con

http://ntcblog.blogspot.com * , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia,

* Se actualiza periódicamente. Julio 18, 2011

“Enetecear”: leer+escribir+navegar+compartir+colaborar+difundir+celebrar+agradecer+… (De RAE)

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domingo, 23 de enero de 2011

NTC ... RECORTES de PRENSA, Enero 23, 2011.

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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ... .
http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
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Una historia de amor *
Por: Julio César Londoño

EL ESPECTADOR .com 21 Ene 2011 - 10:00 pm http://www.elespectador.com/impreso/columna-246462-una-historia-de-amor . Impreso Ene 22.

Cuando se despertó Saúl Hernández encendió la lamparilla y miró la litera de abajo para ver si su mujer aún dormía. “Debe haber salido a tomar aire”, pensó, y retomó el libro que estaba leyendo. Dos párrafos después volvió la inquietud. Salió al pasillo. No se veía ni un alma. “Seguro está indispuesta…”.

Caminó hasta el extremo del vagón, pero no había nadie en el sanitario. “¿Dónde se habrá metido?”, se preguntó con un punto de angustia. En el vagón siguiente se topó con el revisor. “Ha visto usted a una mujer bajita, de 65 años...”. El revisor lo miró perplejo. “He perdido a mi mujer”, explicó Saúl Hernández abochornado. “Nadie se pierde en un tren, hombre”, dijo el revisor con suficiencia. Al viejo ya no le importó si hacía o no el ridículo. ¡Es mi esposa, no está en el camarote ni en el baño, cuando me desperté ya no estaba! ¿Está abierto el bar?”. Acaban de cerrarlo —contestó el hombre—, pero venga, busquemos en los otros vagones. ¿Cuándo fue la última vez que la vio? A Hernández la pregunta le sonó tétrica: “Cuando salimos de Madrid. Yo me acosté un poco después que ella. Me gusta leer unas páginas antes de dormir. A la madrugada me desperté y ya no estaba”.

La búsqueda fue infructuosa. “Tendrá que poner una denuncia”, dijo el revisor. “¡Ante quién diablos! ¡Y qué coño voy a decir!”, gritó Hernández.

Tranquilícese, señor. En Calatayud hay una comisaría cerca de la estación. La encontraremos. Tal vez bajó en Medinacelli. Ocurre con frecuencia. Se bajan a comprar chucherías, se despistan y ni se enteran de que el tren ha seguido su camino. “Entonces te dejó el tren, mi amor... Cómo estará de angustiada... Es tan frágil...”, Hernández apretó los dientes para no llorar delante del impasible funcionario.

Llamaron por teléfono a Medinacelli, pero allí nadie había visto a la señora Asunción Alonso de Hernández. Otros pasajeros se levantaron. Hacían preguntas. Husmeaban. ¿A dónde se dirigían? “A Barcelona”. ¿Discutieron? “No”. ¿Está en sus cabales la señora? “Más o menos”. ¿Dejó las maletas? “Sí. Viajamos con una sola. Grande. Es más fácil”. ¿Y la cartera? “No está”. Entonces está claro: ¡se apeó en Medinacelli para comprar algo y perdió el tren! Ánimo, amigo, debe venir en el tren siguiente, en Barcelona os encontraréis. Hubo aplausos y risas. Entonces el viejo se tomó la cabeza, estalló en sollozos y trastabilló hasta su camarote.

El revisor lo encontró sentado en la litera. Besaba una vieja pañoleta de seda con pájaros estampados. “Ella se merecía este viaje —dijo sin levantar la cabeza—. Siempre lo estuve aplazando, que el próximo verano, que cuando me jubile y tengamos tiempo, y la pobre siempre esperándolo. Y lo que es la vida, cuando estaba dispuesto a darle gusto, la pobre...”.

El viejo hizo una pausa para sonarse los mocos. “A mi esposa le hubiera gustado hacer este viaje. Por eso cuando llegué a la estación y pedí el billete pensé en ella y le dije al taquillero: Que sean dos billetes, por favor. De primera”.

Ya no lo dominaba la vergüenza. Se sentía aliviado y de nuevo en el duro, en el inflexible terreno de la realidad.

“¿Sabe lo que me dijo en su lecho de muerte?”. El revisor adivinó la respuesta: Ve tú solo.

“Por favor —rogó Hernández— no le diga a nadie la verdad. No lo entenderían. Pensarán que estoy loco”.

El revisor asintió con un movimiento de cabeza y cerró la portezuela del camarote con suavidad, como si abandonara el cuarto de un niño dormido.
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La anterior es una sinopsis de Soledad al final del coche cama * de Óscar Collazos, uno de los cuentos más hermosos y conmovedores, junto con La siesta del martes * de Gabriel García Márquez, de la literatura colombiana. (* http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/40/TH_40_003_107_0.pdf )
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* Texto completo del cuento en: SOLEDAD AL FINAL DEL COCHE CAMA*. Oscar Collazos. Cuento. , http://ntc-ediciones-virtuales.blogspot.com/2011_01_23_archive.html . Nota: a raíz de esta columna de JCL, solicitamos al escritor Óscar Collazos que nos proporcioanra el texto completo del cuento y la autorización para publicarlo. Él, a vuelta de correo-e, muy gentilmente nos respondió. Cuánto le agradecemos su colaboración y generosidad. Sea la oportunidad para felicitarlo por la obra.
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Alejandro López
Diálogo
GACETA, El País, Cali, Enero 23, 2011. Pág. 3. Un café con … http://www.elpais.com.co/elpais/edicion_impresa/1cfc0087696dbe8825b2c2af6f59b1d7/gaceta-Enero-23-de-2011.php

Radicado en Madrid hace dos años, donde adelanta un doctorado en literatura y medios audiovisuales en la Universidad Complutense, este tulueño acaba de publicar el libro de ensayos 'Pasión crítica', http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_12_11_archive.html , un repaso minucioso a la obra de cinco autores latinoamericanos.

'Pasión critica', editado por la Universidad del Valle, se refiere justamente a ese especial interés suyo por un género que no siempre sale bien librado. ¿De dónde surge esa pasión por la crítica literaria?

Yo siento que un escritor debe estar en capacidad de enfrentarse a cualquier género sin ningún temor. El género, en últimas, es lo de menos. Uno es escritor por esencia. Pero ya que lo pregunta, en estos años que llevo en España, dedicado fundamentalmente a la lectura, he descubierto una cosa que ya sospechaba: la necesidad de hacer una crítica literaria mucho más vinculada a la gente común y corriente. Siento que durante muchos años la academia asumió unos discursos de códigos demasiado difíciles que terminaban siendo orientados sólo a ese público especializado que vive en el entorno académico. Esto tiene un gran valor, por supuesto, pero el lector común y corriente se estaba quedando huérfano, sin quien le ayudará a pasar de la piel del texto a su dimensión más profunda. No es suficiente con que las ideas sean profundas, no es suficiente con que el análisis sea riguroso. Por supuesto son elementos fundamentales, pero son insuficientes.

¿Y qué plantea usted para acercar la crítica al lector corriente?

Lo más importante: escribir de una manera comunicativa, eficaz. Porque cuando empiezas a usar demasiados términos técnicos -y esto incluye cualquier área del saber- excluyes al lector del común y corriente. Y yo creo que a ese público hay que convidarlo, hay que volverlo a orientar. A ese público hay que enseñarle a leer. Y esa función, la de enseñar, creo que la crítica la había dejado a un lado durante mucho tiempo.

¿Significa entonces que usted está en contra de la crítica contemporánea?

Yo no pretendo descalificar lo que se ha hecho en la segunda mitad del Siglo XX, ni mucho menos. Pero sí debo decir que hay corrientes teóricas como el estructuralismo, el post estructuralismo, el psicoanálisis, la socio­crítica que, aunque han hecho grandes aportes, terminaron haciendo una crítica excesivamente especializada. Yo creo que no hace falta ser abstruso para ser riguroso. Y eso nos lo muestra la tradición: Unamuno, Ortega y Gasset, Borges, Alfonso Reyes, todos ellos unos lectores agudísimos y, sobre todo, con una gran capacidad de análisis, de rigor que, sin embargo, en el momento de escribir saben comunicarse, saben crear, saben usar la palabra poéticamente. Para ellos el ejercicio de la crítica no está desvinculado de una dimensión estética del lenguaje.
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'Pasión critica' incluye, entre otros, ensayos sobre cinco autores: Juan Carlos Onetti, Antonio Skarmeta, Carlos Fuentes, Óscar Collazos y Harold Kremer. ¿Cómo fue el proceso de acercarse a esos autores y su obra?

Este es, fundamentalmente, un trabajo sobre autores latinoamericanos que siempre me apasionaron. De hecho, lo venía haciendo desde hacía varios años. Es, sobre todo, una deuda que tenía conmigo mismo. Leer, por ejemplo, toda la cuentística de Juan Carlos Onetti ha sido maravilloso. Y de ahí surgió el ensayo. Lo mismo sucedió con Carlos Fuentes, quería releer una novela muy bella, 'Aura”. Lo hice después de 20 años, junto con un tomo de cuentos fantásticos suyos. Luego pasé a Antonio Skarmeta, a quien conocí estando en España, y me despertó mucho interés su obra. La revisé toda hasta llegar a 'El cartero de Neruda” que es su obra más famosa. Luego me invitaron a prologar el libro de Óscar Collazos de la Biblioteca de Autores Afrocolombianos. Leí toda su cuentística y de nuevo me metí en el ejercicio de hacer un ensayo con esta obra. Y lo mismo con Kremer. Así que todos estos ensayos estaban dispersos, sobre todo en portales de Internet. Y surgió la idea de recopilarlos. Con ello espero, como lo dije, poder llegar al lector del común, y poder atraparlo con un lenguaje estético, y llamar su atención por encima de esa sobre oferta cultural que existe hoy.

La última pregunta

¿ Qué tan independiente es la crítica literaria hoy?

“Con frecuencia encontramos que ésta es una propaganda del libro. Y cuando la crítica termina convertida en mero aparato de propaganda de las editoriales, se desvirtúa. El resultado lo pagamos todos con la entronización de productos de calidad precaria, como es la cultura del 'best seller', sin importar si la novela realmente indaga la condición humana o si hay una elaboración estética del lenguaje.
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La poesía de Giovanni Quessep
Por: William Ospina
El Espectador .com e impreso, 23 Ene 2011 - 1:00 am http://www.elespectador.com/impreso/columna-246526-poesia-de-giovanni-quessep

(Este texto formará parte de un libro sobre poesía colombiana publicado por el Fondo de Cultura Económica).

NACIDO EN SAN ONOFRE, EN LA REgión del Golfo de Morrosquillo, Giovanni Quessep produce sin embargo la sensación de ser un hombre de otro mundo y de otro tiempo. Uno podría decir que su mundo es el de sus abuelos libaneses, un mundo de ruiseñores y cántaros, de cipreses y columnas, junto al eterno azul de los mares; que su tiempo es el tiempo de las leyendas de su sangre, de la antigüedad de sus libros, de la armonía de unas lenguas de Oriente finamente talladas por la música. Pero Giovanni Quessep no es un libanés, es un poeta colombiano y ha sabido encarnar con asombro una de las más sutiles condiciones del hombre de América, la de quien se sabe siempre llegado de otros mundos, y canta en una tierra sin memoria las agonías y los éxtasis de una memoria milenaria.

Es importante enfatizar en su profunda condición de americano y de colombiano. La mejor prueba de ello es el modo como fluyen en su canto las palabras de la lengua española, con una pureza, una precisión y una gracia que no responden al origen del idioma sino a sus muchas errancias y resonancias. Algo tiene de ese Góngora que escribió en español en la vecindad de la algarabía: Quessep ha vivido a su manera, siglos después, la proximidad del mundo árabe y el mundo español. Algo tiene de ese Rubén Darío que aprendió a afinar la música de la lengua gracias a la ausencia, a la conciencia de ser distinto, de estar expresando en una lengua europea las nostalgias y las perplejidades de un mundo no europeo. Algo tiene de todos los que han sabido crear en las orillas de un idioma y no en su envanecido y supersticioso centro: de los celtas que escriben en inglés, de los romanos que escribían en Córdoba, de Henrich Heine, haciendo aflorar su alma judía en alemán, haciendo aflorar su alma alemana en París.

Giovanni Quessep logra siempre que el idioma en que habla no nos parezca típico de ningún pueblo; no es el español de España ni el español de Colombia ni el español del litoral Caribe colombiano. Es el idioma de un hombre que resume largos destierros y largas travesías, la nostalgia de sus padres, la conciencia de que uno de sus abuelos es venerado como santo en los altares del Líbano, la conciencia de que entre su carne y su alma hay abismos de remembranza, siglos de maravilla, zonas de música y criaturas fantásticas.

Nadie entre nosotros hace suyos con mayor propiedad los viejos símbolos de la cultura: su poesía está cruzada de unicornios y de castillos, de ruecas mágicas del mundo de las hadas y de alondras color de vino; por sus versos pasan la Alicia de Lewis Carroll y la Penélope de La Odisea, como pueden pasar la reina Ginebra o la ballena blanca, el ruiseñor de los confines de Persia o los magos del ciclo de Bretaña, pero todo lo que entra en ellos obtiene inmediatamente una abrumadora condición de verdad y de sinceridad que hace que ninguno de esos símbolos parezcan objetos de utilería o recursos librescos, todo se vuelve enseguida pasión y nostalgia, urgente amor y realidad inmediata.

El secreto de Giovanni Quessep es tal vez uno solo: el secreto del ritmo. El alquimista que sabe manejar el rigor de sus mezclas, el dibujante que tiene el secreto de la línea, el pintor que expresa con colores y formas una armonía intensa nacida de sus profundidades, no corren el menor peligro de que en el resultado los elementos disuenen. Todo entra en el caldero y produce la pócima adecuada.

Uno de los primeros en reconocer en Colombia la excelencia de la poesía de Giovanni Quessep fue el inolvidable poeta León de Greiff. Era casi natural que fuera así, porque también León pertenecía a ese mundo de inmigrantes recientes, que no han borrado de su memoria los mundos de los que fueron desterrados por las guerras o por los azares de la historia. También León llegó a ser intensamente colombiano sin perder nunca cierto aire de extranjero; la condición de colombiano era en él no sólo un dictado del nacimiento, sino una opción de la voluntad: pudo haber decidido ser sueco o alemán, como Quessep pudo haber decidido ser libanés, pero prefirieron la aventura de un país con vaga memoria y realidad abrumadora, lleno de azar y de riesgo, de color y de diversidad, poblado por individuos en quienes los dioses han puesto al mismo tiempo pobreza y opulencia. Ambos han vivido la fascinación de un idioma que parece nacer entre sus manos, hábil para todo tipo de combinaciones.

Ahora bien, mientras otros vivimos nuestra condición de colombianos con énfasis y con patetismo, Giovanni Quessep se permite serlo de un modo introspectivo y melancólico, más por el asombro que por el tono pintoresco, y no se impone deberes geográficos porque su voz está consagrada a la vieja Luna que es parte de todos los países, la patria verdadera de Li Po, de Basho, de Poe, de Virgilio, de Robert Graves, de Quevedo y de Borges. Pero no se prohíbe mostrarnos que en su música y su tono caben las formas precisas de esta tierra y sus grandes proyecciones literarias:

Acuérdate muchacha/ Que estás en un lugar de Suramérica/ No estamos en Verona/ No sentirás el canto de la alondra/ Los inventos de Shakespeare/ No son para Mauricio Babilonia/ Cumple tu historia suramericana/ Espérame desnuda/ Entre los alacranes/ Y olvídate y no olvides/ Que el tiempo colecciona mariposas.
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Escribir a mano
Por: Héctor Abad Faciolince

El Espectador .com e impreso, 23 Ene 2011 - 1:00 am http://www.elespectador.com/impreso/columna-246538-escribir-mano


BENDIGO LA TARDE DE MI ADOLEScencia en que, por puro aburrimiento, cogí el manual de mecanografía de mi madre (Método Remington para señoritas) y me senté a hacer planas en la máquina de escribir, aparentemente inútiles, con palabras tan abstractas como: aba aba aba, ute ute ute, o nima nima nima.
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El secreto estaba en no mirar nunca el teclado y en ir usando todos los dedos de las dos manos. El uso del meñique izquierdo (con él se escriben la A, la Z, la Q y las mayúsculas) era el más difícil de aprender, pero cuando uno al fin vuelve automáticos los movimientos, es algo que no se olvida jamás y que facilita la existencia (sea uno secretaria, notario, periodista o escribano) hasta el día de la muerte. En vez de perder el tiempo con listas de ríos, de presidentes y de reyes, en todos los colegios deberían dar clases de mecanografía.

Sin embargo, por mucho que yo escriba en un teclado (ahora de computador) siempre llevo en el bolsillo una libreta de apuntes, y anoto a mano lo que se me ocurre. En este mismo instante estoy pasando en limpio lo que se me ocurrió en el avión la otra noche, en un desvelo interoceánico. Esto que ustedes leen (si es que alguien lo lee) lo escribí a mano y con letra pegada. Este último detalle, lo de la letra pegada, es importante. Cuando aprendí a escribir, en la década de los sesenta, la caligrafía era materia fundamental en la enseñanza, y todos los profesores tenían que respetar ciertas normas de escritura casi tan importantes como la ortografía. Nunca podíamos escribir en letras de imprenta, que era una manía de arquitectos, sino que debíamos enlazar las letras de manera que hubiera que levantar muy pocas veces el bolígrafo de la hoja (sólo para poner los puntos sobre las íes y las rayas de las tes). Hoy en día en muchos colegios ni siquiera enseñan letra pegada y la mayoría de los jóvenes escriben dibujando cada letra separadamente —lo que, dicen ellos, les parece más claro— y además son incapaces de leer cuando uno escribe en letra cursiva. Hace poco tuve que traducirle a mi misma hija lo que decía su abuela en una dedicatoria, pues nunca aprendió a escribir o a leer en letra pegada.

Pertenezco quizá a la última generación que escribió y recibió cartas a mano, que tuvo apartado aéreo (¿qué es eso?, preguntarán muchos) y que iba a la oficina de correos a escoger las estampillas más bonitas para mandar una carta de amor o una carta familiar. Tengo en mi archivo cientos de cartas de amigos y parientes, escritas a mano y en letra pegada. Y aunque me convertí al correo electrónico desde el mismo año en que lo inventaron (y se burlaban de uno, al principio, parecía muy esnob escribir e-mails) conservo todavía cierta nostalgia por la escritura a mano. Quiero decir: nunca volvería atrás, no añoro para nada el tiempo de las cartas y de los carteros, pero como ocurre siempre con los avances técnicos de cualquier tipo, hay algo que se pierde en el camino. Claro que es mucho mejor ir a Bogotá en carro o en avión, pero sin duda uno veía más cosas cuando hacía el viaje a pie.

Escribir a mano es como andar a pie. Tiene un encanto limpio y saludable. Como es más difícil borrar cualquier cosa escrita a mano (en el colegio no nos dejaban escribir con lápiz) uno lo piensa dos veces antes de poner una palabra. Para no dejar un tachón asqueroso —y de muy mala educación— era una regla elemental de etiqueta que ante un grave error había que repetir toda la página. Creo que hay pedagogos que reconocen todavía la importancia de aprender a escribir con letra pegada. Más que letras sueltas, en la escritura cursiva vemos palabras, y esa dificultad conviene, a la larga. No soy un nostálgico. Por supuesto que la invención de la imprenta (y de la letra de imprenta) nos dio algo que no podían darnos los copistas, escribas y calígrafos. Pero también ahí, como en los viajes a pie, algo perdimos. Como perderemos también cosas cuando se mueran los libros de papel y haya tan solo libros electrónicos.
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Centenario / Escritores en EL TIEMPO

Eduardo Santos divulgó a muchos escritores nacionales y extranjeros.

eltiempo.com / cultura y ocio / lecturas Enero 23, 2011 http://www3.eltiempo.com/culturayocio/lecturas/centenario-escritores-en-el-tiempo_8793074-1 Matriz: http://www.lecturasdominicales.com/

EL TIEMPO, diario de la mañana, fundado en enero de 1911. Director propietario: Eduardo Santos.
La mejor informacion nacional y extranjera. Suplemento literario. Suscripcion a la serie de 40 números: $1 oro. Carrera 6, número 238. Teléfono 398.

La historia ya centenaria de este diario está marcada por la vocación literaria de Eduardo Santos y los escritores que han pasado por su redación y, en especial, sus suplementos culturales desde LECTURAS POPULARES en 1913 hasta estas de hoy.

El suplemento literario de EL TIEMPO, cuyo editor era Eduardo Santos, reconocía los méritos de su antecesor la Biblioteca Popular de Jorge Roa, y busca también "ediciones baratas, cómodas y de fácil lectura... Que satisfaga así a los más refinados como a los más sencillos". Y "popularice las obras maestras de todos los tiempos". La verdad es que lo lograba. Que un periódico editara pequeños volúmenes con obras de Conrad, 'El anarquista'; de Poe, 'Ligeia' y 'Eleanora'; de H.G. Wells, 'El fabricante de diamantes'; de Eca de Queiros, 'La perfección' y de Dickens 'Cuento del día de Reyes", es sorprendente, en su afán cultural y divulgativo. Pero no se quedaba solo en el extranjero. También estaban allí las 'Memorias de un abanderado', de José María Espinosa, tan gratas aún hoy en día, las versiones de poemas de Víctor Hugo debidas a Fidel Cano, los discursos de Gómez Restrepo. 'La conspiración de 1794', de Pedro María Ibáñez. Sin olvidar a Kipling, 'El pájaro azul', de Maeterlink, y cómo no, los poemas de D'Annunzio.

Había una preferencia indudable por autores franceses, sea Romain Rolland con su 'Vida de Beethoven', como Alfred Croiset con 'Las democracias antiguas', cuya nota de presentación denunciaba a quien la escribía: "La democracia ateniense, madre de nuestras modernas democracias, y que sí padecía muchos de los males que hoy nos roen, tenía en cambio un sentido artístico y una noble espiritualidad de que carece nuestra vida pública moderna, lastimosamente prosaica". La hoja de vida de Santos lo especifica con claridad: especialista en literatura y sociología de la Universidad de París. Pero quien lo conocía bien lo pintó mejor, en una página de 1946, cuando mostraba a un Santos, atareado en una campaña política, en Colombia, donde "el señor Eduardo Santos, tiene momentos de fastidio alternados con una febril, segura y firme actividad". Prosigue Alberto Lleras, pues de él se trata, con este sagaz retrato. "Por su voluntad, su sola voluntad, obedeciendo a sus deseos y a sus inclinaciones a estas horas el señor Santos estaría recorriendo las calles y los museos de París, advirtiendo aquí y allá las cosas que han desaparecido que él ha amado tanto o constatando, con placer infinito, lo que subsiste de la Francia que fue su universidad, la cuna de su inteligencia, el teatro de sus emociones más gratas y perdurables.

En plena guerra, cuando el señor Santos llevaba con disgusto e impaciencia, su voluntario exilio en el Waldorf Astoria de Nueva York, o cuantas veces vino a Colombia llamado por sus copartidarios a intervenir en las dificultades de su partido y del gobierno, el señor Santos no pensaba en otra cosa sino en la liberacion definitiva de Francia por Francia, desde luego, pero por poder volver a Francia. ¡Pero no fue así, helás!". Así se escribe y así se ve la figura que promovía ediciones populares, abría su diario a todas las voces de valía de América y España, fundaba la Radio Nacional y apoyaba la Academia de Historia con ediciones que preservaban la memoria nacional. En las cartas que entre 1952 y 1956 le escribía a Lleras Restrepo, en pleno fragor político contra Laureano Gómez y luego contra Rojas Pinilla ('Cartas del exilio', Planeta), no vacilaba en afirmar: "La política periodística no deja nada, solo el libro puede ser testigo de una época". Para citar enseguida a viejos dioses tutelares. Trátese de Anatole France: "No es la razón la que guía los actos humanos", o lo que Roger Martin Du Gard le escribía a Gide, y que a un Santos próximo a los 70 años lo ponía a pensar: "Convénzanse de que nosotros no somos ya sino algo así como esos guardianes de museo, a donde pocos entran, que se pasan las horas mirando antiguallas, mientras la vida tumultuosa corre por las calles".

En todo caso, la vida literaria y cultural del mundo sí había quedado fijada en su periódico. Quizás por ello el Suplemento Literario siempre tuvo varios vértices predilectos: Francia, España, EE.UU. y, claro está, Colombia, como parte de Latinoamérica. Al releer LECTURAS DOMINICALES, a partir del 13 de mayo de 1923, lo primero que sorprende es lo vasto de su horizonte latinoamericano: Gabriela Mistral, Vasconcelos, Alfonsina Storni, Reyes, Amado Nervo. También figuras españolas como Juan Ramón Jiménez, Azorín y Pérez Galdós, versiones de Whitman, y entre los colombianos Sanín Cano -'La psicología del pueblo español actual. Su extraordinaria paciencia'-, y poetas como Eduardo Castillo, Miguel Rash y Leopoldo de la Rosa. Hay anuncios advirtiendo sobre la próxima aparición del 'Libro de versos' de Silva. Y un tono, en ciertos colaboradores, donde parece subsistir el eco del modernismo, ya en versión casi irónica, como es el caso del poema de Aquilino Villegas titulado 'Margarita': "Si tus labios me insultan, mi divina exquisita, / flor de atroces perfumes, dolorida y sangrienta, / si me insulta tu boca que los ocres afrenta, / no me niegues tus ojos, mi gentil Margarita". Las mujeres, en cambio, sonaban más eficaces y pertinentes, en su intento de retener lo fugaz de una ofrenda que no consigue destinatario. Tal Alfonsina Storni: "Se me va de los dedos la caricia sin causa. / Se me va de los dedos. En el viento, al pasar, / la caricia que vaga sin destino ni objeto, / la caricia perdida, ¿quién la recogera?"

Pero la publicación remunerada de esas contribuciones literarias, encerraba otro aspecto: la lucha por la libertad de expresión. Cuando Gabriela Mistral, por culpa de una dictadura chilena, perdía su salario de cónsul en Europa, Santos se lo mantenía. Cuando Vasconcelos, en México, no conseguía la presidencia y emprendía gira de conferencias por Latinoamérica, con el fin de recaudar fondos para su revista, Santos le financiaba el viaje como lo cuenta en 'El Proconsulado'. Cuando Paul Rivet, perseguido por los nazis, y puesto preso en París en 1941, requería ayuda para escapar, Santos pagaría tiquete y dinero para venir a Bogotá a fundar el Instituto Etnológico (hoy Colombiano de Antropología). Igual con Teresa de la Parra, para sus giras de conferencias por Colombia. El mejor reconocimiento por todo ello sería el discurso de Camus, en París, al exaltar su decidido apoyo a los republicanos españoles, perseguidos por Franco, para arribar a Suramérica.

"Devora libros en varios idiomas, pero principalmente en francés, con una avidez que no lo abandonará jamás": así caracteriza López Michelsen a Santos, y este hecho marcará, sin lugar a dudas, el buen suceso de su periódico y de su suplemento. La historia de la literatura colombiana en el siglo XX puede leerse en EL TIEMPO sin ningún altibajo. Todas las generaciones se asomaron al mundo, y fueron consagradas como tales, a partir de su primera incursión en sus páginas. Allí está la del centenario, al polemizar José Eustasio Rivera y Eduardo Castillo en 1921. O Tomás Rueda, al dar su visión coloquial de la historia colombiana. O la irrupción estrepitosa de los Nuevos con De Greiff y Vidales y las tajantes caricaturas de Rendón, sin olvidar los agudos Carnets de José Umaña, hable de Rilke o Montherlant, hable de Faulkner o García Márquez. Y el insustituible Hernando Téllez, al polemizar con Caballero Calderón y poner en su sitio a los poetas 'cuadernícolas' y temer ya la masificación cultural. O la claridad conceptual, y la preocupacion por el lenguaje, visible en el Danilo Cruz que el 3 de julio de 1939 habla, por primera vez quizás en Colombia, de la poesía de Borges. Podíamos seguir, indefinidamente, con Carranza y Piedra y Cielo. O las cartas que Gaitán Durán dirige a Jaime Posada en 1948 al presentar, de nuevo, la más nueva generación poética. Sin olvidar a Germán Arciniegas, quien durante poco menos que un siglo nos mantuvo informados de sucesos de América, de Colón a Alejo Carpentier. La enumeración no sustituye el regocijo de tantas páginas aún válidas (Osorio Lizarazo, por ejemplo), de tantos debates pertinentes, de tantas figuras generosas. No resisto la tentacion de recordar a Rojas Herazo al entregar a Eduardo Mendoza Varela la primera nota sobre nuestra generación.

Si EL TIEMPO, en la política, y desde el Partido Liberal, escribió páginas válidas contra la censura dictatorial y a favor de la libertad de expresión, LECTURAS lo secundó al traernos lo que de importancia se escribía en español, y al traducir de otros idiomas, vivificó el quehacer intelectual, con calidad incuestionable y enfoques renovados.

"La historia de la literatura colombiana en el siglo XX puede leerse en EL TIEMPO sin ningún altibajo. Todas las generaciones se asomaron al mundo, y fueron consagradas como tales, a partir de su primera incursión en sus páginas".
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Otras compilaciones y registros en:
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NTC … * Nos Topamos Con …, (Año 11), http://ntcblog.blogspot.com/ *, ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia.

Y en

EVENTOS a partir de Enero 15, 2011. Boletín NTC ... * , http://ntc-eventos.blogspot.com/2011_01_15_archive.html *

* Actualizados periódicamente ...
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sábado, 22 de enero de 2011

'Gabriel García Márquez, un triunfo sobre el olvido'. Ensayos sobre su obra. Ernesto Volkening. FCE. Lanzamiento en Trementina, Enero 26, 2011.

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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ... .
http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
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'Gabriel García Márquez, un triunfo sobre el olvido'.
Ensayos sobre su obra.
Ernesto Volkening.
Fondo de Cultura Ecónomica, FCE,
Lanzamiento en Trementina, Enero 26, 2011. Bogotá. 7:00 PM
Presenta su editor y porologuista: SANTIAGO MUTIS DURÁN
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Lugar: TREMENTINA ARTES Y LIBROS (http://www.trementinacultural.com/ , http://trementinaartesylibros.blogspot.com/ ). Av. Cra. 24 No. 37-44. Park Way - La Soledad. Info: David Trujillo Bustamante, Comunicador Audiovisual Trementina, artes & libros Movil: + (57) 300 614 77 25. comunicacionestrementina@gmail.com . La entrada es libre..

EL LIBRO EN LA WEB del FCE, Colombia

http://www.fce.com.co/fce/?p=19788 . 192 p., 13.5 × 21 cm

“Es tan abrumadora como estéril la crítica que ha llovido sobre García Márquez a lo largo de estos años. Textos amorosos, entusiastas, inteligentes, pero también necios, eruditos, inútiles. Escritores y académicos han hecho análisis y dado sus opiniones sobre todos y cada uno de los libros de GGM, siempre favorables, y casi nunca memorables. De esta inmensa bibliografía ningún ensayo podría publicarse como prólogo a uno de sus libros, ni acompañarlo en su singular destino, porque no han sabido hacerse necesarios, indispensables, como de alguna manera lo son estos ensayos de Volkening; y no por haber sido los primeros, sino por su luminosa comprensión, por la sorprendente madurez de sus conceptos, por su muy buena escritura y abundante savia, por estar cargados de ideas, de gozosas asociaciones, y por su visión rica, profunda y convincente de las cosas, de las motivaciones de los seres humanos y de las criaturas literarias, para cuyo rastro don Ernesto tiene una aguda malicia de diablo viejo.“Por todo esto, los ensayos de Volkening sobre García Márquez son un conjunto valioso y único, que ha conservado este lugar puesto a prueba por el implacable juicio de los años. Ellos han merecido el respeto de García Márquez, lo cual debería bastarnos para aceptar la singularidad de su importancia…” http://www.fce.com.co/fce/?p=19788
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ERNESTO VOLKENING, EL ENSAYISTA
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VOLKENING, ERNESTO :
Ensayista alemán de cepa renano-palatina (Amberes, septiembre 13 de 1908 - Bogotá, 1982), Ernesto Volkening llegó a Bogotá en 1934. Fue al colegio en Worms, Düsseldorf y Hamburgo; luego estudió Derecho en las Universidades de Hamburgo, Franckfurt, Berlín, Heidelberg y Erlangen; en está última se graduó en 1933, con una tesis sobre el asilo diplomático. Empezó a colaborar con periódicos y revistas literarias de la capital de Colombia en 1947. En ese año el Yürector de la revista Vida, AIvaro Mutis, le publicó una semblanza de Herman Hesse. Numerosos artículos, ensayos, reseñas y comentarios de cine, escritos en los años de 1947 a 1961, se hallan dispersos en la prensa bogotana y en órganos ya desaparecidos como la Revista de las Indias, Crítica, Ahora y Testimonio. ... sigue:
ttp://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/volkerne.htm

Los pasos perdidos de Ernesto Volkening
JUAN GUILLERMO GÓMEZ GARCÍA Trabajo fotográfico: Mauricio A. Osorio.
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol40/bol40tres.htm
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SANTIAGO MUTIS DURÁN *, EDITOR Y PROLOGUISTA.
* http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2009_06_14_archive.html.

SANTIAGO MUTIS EN TULUÁ, Valle. Mayo 28, 2007
Lanzamiento del Libro "LUNA NUEVA. Once miradas a la poesía colombiana"
http://ntc-documentos.blogspot.com/2007/04/luna-nueva-20-aos-miradas-la-poesa.html
Fotografías: María Isabel Casas de NTC … (Click sobre las imágenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)

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http://www.literatura.us/garciamarquez/volkening.html : Gabriel García Márquez o el trópico desembrujado . Ernesto Volkening , Eco. Revista de la Cultura de Occidente. Bogotá, tomo vii/4, agosto, 1963, N° 40, pp. 273—293.

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http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-8447641

Volkening, Ernesto - Ensayos selectos.pdf - ERNESTO VOLKENING ...

*** De Fernando Jaramillo < memorabilia.ggm@gmail.com > http://memorabiliaggm.blogspot.com/
Para NTC < ntcgra@gmail.com >
Fecha 23 de enero de 2011, 21:48
Asunto Re: Volkening-GGM. Libro . Evento. Ayuda. Fwd: Gracias. Éxitos. "Eneteceado". Re: Lanzamiento del libro de Ernesto Volkenig
Hay varias cosas que recuerdo de la amistad de Volkening con GGM:
1. la primera edición de "Monologo de Isabel viendo llover en Macondo", la publicó Editorial Estuario en Buenos Aires, Argentina en noviembre de 1967. El libro incluía "Los cuentos de GGM o el trópico desembrujado" escrito por Ernesto Volkening.

2. En alguna entrevista GGM manifestó que el único crítico literario a quien el ponía atención era a EV.

En MEMORABILIA GGM 436 se publicó este aparte de:
Diario de Ernesto Volkening
Agosto de 2010
Esta publicación tiene especial importancia por varias circunstancias.
Dice Jaime García Márquez que “Gabito sostiene que su primer
recuerdo plasmado en literatura es un señora vestida de luto,
con una niña de la mano, atravesando el Camellón de los Almendros
de Aracataca, que va a solicitar a casa de sus tías la llave del cementerio.”
Por otra parte, GGM ha manifestado que al único crítico
literario a quien le ha hecho caso en la vida es a Ernesto Volkening.
Volkening y García Márquez comparten honores en la primera edición
de Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo,
único libro de la obra de GGM que lleva la palabra Macondo
en el título.
(N del E)
Colaboración de Lucho Berggrun
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Como conocí a GGM

1967, 25 de octubre

El primer encuentro con Gabriel García Márquez. Ayer llamó por teléfono, y nos dimos cita en la Librería Buchholz. Después nos fuimos a almorzar.

Gabriel es un hombre de porte sencillo y natural, sin pretensiones. Tiene una manera discreta de mostrar sus simpatías. Su fama de autor debiera haberme intimidado, pues así me suele suceder en presencia de gente de peso. Pero al contrario, fue el quien dio la impresión de sentirse un si es no es inhibido. Curioso, parece que me tiene por un pozo de sabiduría. Sin embargo, se creó al instante un ambiente de mutuo entendimiento, mas aun, experimenté en el trato de él igual que para con los personajes de sus libros, esa sensación de honda familiaridad que no había vuelto a sentir desde mi amistad con Benno. Fue como si de golpe me hubiera topado con un alma hermana. Claro que charlamos a lo ancho y a lo largo sobre Cien años de soledad, pero también, como decimos los alemanes, hablamos “de Dios y del mundo”.

Para mi –lo veo cada vez mas claramente– fue un gran hallazgo encontrarme, por fin, con un hombre verdaderamente creativo, nada literario y sin pizca de snob. En la plática, que duró casi tres horas se me confirmo la impresión que ya me había dado la lectura de sus mejores cosas: Que su producción tiene raíz visionaria. También reviste importancia para él cualquier imagen que una vez, quien sabe cuando, se le haya grabado en la mente ; por decirlo así, la constelación arquetípica de la que va hilándose luego el cuento. De ello me dio varios ejemplos dicientes, uno, particularmente impresionante, sobre la génesis de “La siesta del martes” que, por decirlo en sus propias palabras, escribió “desde el final para atrás”. Cuando niño, lo llamaron un día a que se asomara a la ventana:”Gabito, ven a ver, que ahí pasa la madre del ladrón”. El pelado vino volando y vió una mujer flaca, toda vestida de negro, que, sosteniendo una sombrilla negra para protegerse contra el sol y llevando de la mano una muchachita, bajaba “rígida como un palo” por la calle inundada de un chorro de luz resplandeciente e hirviendo en el calor de las dos de la tarde como en una olla de plomo fundido.

A veces no más que un sonido el que produce el encantamiento, y cual instante sonoro inicial el instante creador. Lo mencioné aquel minuto prodigioso al que se debe, según relata el viejo Theodor Fontane, su gran novela “Effy Briest”: estando en la residencia campestre de una familia noble de Brademburgo, oyó que las amigas de la hija ya casadera la llamaron al jardín para que les hiciera compañía. Esa llamada nostálgica e insinuante por la cual esperan separa los “grandes” a su compañera de juegos y traerla de nuevo al paisaje infantil a punto de hundirse, reaparece las dos palabras ”Effy, ven” que sirven de introito al relato de los infortunios de la heroína. Acordándose entonces del grito “Lucho, Luu-choo…” proferido por un muchacho que en la playa buscaba a un amiguito. Gabo a su vez me habló de la rara sensación que le había producido esa voz lejana al retumbar en el silencio del atardecer. Y ese silencio de las dunas hará eco, según entiendo, en la soledad inmensa en la cual se sumerge la estampa del anciano autócrata que pasa las noches vagando por las salas desiertas de su palacio, mientras encima de él revolotean, emitiendo chillidos agudos, errabundas aves nocturnas. Tal el personaje de la novela que Gabo se propone escribir en Barcelona: como él me lo asegura, un dictador chapado a la antigua, de la estirpe de Juan Vicente Gómez y del tirano Rosas.

[…]


Y mientras me voy acordando...
Les envío un abrazo y mis agradecimientos por la noticia del libro.
Mañana la publico.
Fernando

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Actualizó : NTC … / gra. Enero 22, 2011. 11:22 AM




viernes, 7 de enero de 2011

Ese silencio. Roberto Burgos Cantor. Noviembre 2010. Seix Barral. Planeta

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ENERO 8, 2011.
Agradecemos la publicación de este contenido en
AURORAboreal www.auroraboreal.net ( 1 )
y el crédito para NTC ...

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Ese silencio
Roberto Burgos Cantor
Noviembre 2010. Seix Barral. Planeta
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EL AUTOR
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Fuente de la Fotografía de María Isabel Casas de NTC ...: http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_10_05_archive.html

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CONTRAPORTADA
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Desde El patio de los vientos perdidos, novela de la cual escribió Rodolfo Modern que descubre lo principal: la existencia del artista, hasta la celebrada La ceiba de la me­moria, y ahora en Ese silencio, Burgos Cantor ha ahondado en su propuesta del lenguaje como aventura narrativa y la ambición de totalidad, lejana a los grandes relatos, como tejido ante la fragmentación de la realidad.

Ese silencio propone un paisaje moral y geográfico en el que se anudan regiones agrestes y sentimientos hondos que transgreden límites y normas, y en el que se vive el amor como una desmesura de la libertad. Su tensión surge así no de lo que sucede, sino de lo que se espera.

La mujer de esta novela, María de los Ángeles, horada su memoria y preserva la perplejidad del presente, su po­sibilidad de aventura inconclusa en una narración sonora, sensorial y fértil en sentidos, que da cuenta de una sociedad singular, mezcla de gentileza y violencia.
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SOLAPAS
(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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ROBERTO BURGOS CANTOR
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Nació en Cartagena de Indias en 1948.
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Su primer cuento, "La lechuza dijo el réquiem", apareció en la revista Letras Nacionales en 1965. Fiel a la tradición colombiana, fue publicando cuentos en periódicos y revistas hasta 1981, año en que salió Lo Amador (cuentos), libro que tiene tres ediciones y cuyo misterio consiste en que se sigue leyendo y comentando.

Desde entonces ha construido un universo propio, en el cual sobresalen lo experimental como renovación del relato y una conciencia del lenguaje que logra volverlo personaje y construir emblemas con la palabra. Todo ello en medio de la tensión entre una naturaleza sensual, luminosa y rebosante de vida, y un mundo desesperanzador donde impera la radicalidad de las verdades últimas.
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Su obra está formada por cinco libros de cuentos: Lo Amador, De gozos y desvelos, Quiero es cantar, Juegos de niños, Con las mujeres no te metas o macho abrazame otra vez y Una siempre es la misma; un libro de testimonio: Señas particulares, y cuatro novelas: El patio de los vientos perdidos, El vuelo de la paloma, Pavana del ángel y La ceiba de la memoria, que resultó finalista del Premio Rómulo Gallegos y ganadora del Premio de Narrativa Casa de las Américas 2009.
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PÁGINA 9. PUERTO ESCONDIDO (Inicio)
(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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PUERTO ESCONDIDO, todo el capítulo - páginas 9 a 24 - en: http://www.scribd.com/doc/44597223/Ese-Silencio
MATRIZ:
http://www.scribd.com/ecolombiana , Editorial Planeta... en SCRIBD
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Roberto Burgos Cantor narra los vericuetos que tiene el amor
Por: Redacción eltiempo.com 4:44 p.m. 29 de Noviembre del 2010
En su nuevo libro, Roberto Burgos convierte en literatura lo que podría parecer escandaloso.
El escritor costeño presentará el 24 de noviembre su nueva novela, 'Ese silencio'.
La última obra del cartagenero no es la excepción a su regla: primero la estética y después lo demás
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http://www.eltiempo.com/entretenimiento/libros/IMAGEN/IMAGEN-8476360-2.png

Con 'Ese silencio', Roberto confirma que no es lícita la distinción entre poesía y prosa, pues cuenta su historia al amparo de lo poético; bástenos esa primera imagen de María de los Ángeles oteando el horizonte desde un muro de piedra, para comprobarlo: "... mira el mar o la lejanía que para ella son lo mismo. Siente que nunca se embarcará en las lanchas que van, vienen y alguna vez no vuelven. Esto le pone a brincar el corazón. Sapo enjaulado, infla y encoge la piel gruesa del lomo y se brota de puntos lechosos".

Una vez que el hombre a quien espera manda por ella, ingresará a su extenso catálogo de conquistas ("Decían que tenía setenta y tres hijos de vientres distintos y en ningún momento los dejó en el desamparo").

El Seductor es un médico ya viejo, que, como don Giovanni, no hace distingos de pieles ni edades a la hora de sembrar semilla en cada vientre, y la colegiala se le entrega sin remilgos.

Encarnación, la criada de aquel, apenas atinó a decir, cuando la recibió, "pero si es una creatura", y le preparó la comida como si nada. Y, también como si nada, Escolástica, la madre de María de los Ángeles, viaja para asistirla en su maternidad casi infantil y a reconocer a su nieto.

Todo lo que a ojos de un lector desprevenido podría parecer escandaloso, sucede en la novela de Burgos como si nada, porque su lenguaje poético y su escritura cargada de ritmo y sonoridad, todo lo atempera, lo vuelve literatura.

Así como en su anterior entrega, Roberto Burgos examina la soledad y el desamor en algunas mujeres que sobreviven como pueden en Bogotá, en esta novela muestra los vericuetos del amor a través de un 'lolitero' que, cuando reconoce a su nuevo hijo, le regala unos botines que le quedan grandes.

Puerto escondido -San Luis- Cartagena, es la ruta de la nueva aventura literaria de Burgos, pespunteada de costumbrismos, bailes y canciones, café en agua de toronjil; brisa y calor, y "ese silencio" de quien otea a la orilla de mar.

Amor por las letras

Roberto Burgos (Cartagena, 1948) es dueño de un universo muy particular en la literatura colombiana. Su novela 'La ceiba de la memoria' fue finalista del Rómulo Gallegos 2009.

¿Dónde y cuándo?

Burgos presenta su libro mañana, en el Gimnasio Moderno, a las 7 p.m. Carrera 9 No. 74-99. Entrada gratuita.

'Ese silencio', de Editorial Planeta tiene 161 páginas y cuesta 36 mil pesos. Jorge Iván Parra, profesor y crítico literario. Especial para EL TIEMPO
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El silencioso poder femenino
Por: Sara Araújo Castro
En ‘Ese silencio’, su más reciente obra, el escritor cartagenero Roberto Burgos escudriña aspectos del amor y del mundo de las mujeres.

Cultura 16 Dic 2010 - 10:47 pm http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso-240922-el-silencioso-poder-femenino
http://static2.elespectador.com/files/images/201012/4622a63e524711a92e2af26040606d69.jpg
Foto: Gabriel AponteRoberto Burgos Cantor en su apartamento en Bogotá.
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Un hombre y una mujer se cruzan, alguna vez se amaron, fueron uno, ahora ha pasado tanto tiempo y tanto olvido que se ven y tal vez no se reconocen siquiera, tal vez sí, pero no hay encuentro, no hay nada. Si los cuentos o los poemas nacen de una palabra, de una idea, las novelas buscan el antes y el después de una imagen, esa es la imagen que acechó a Roberto Burgos Cantor para que pariera a María de los Ángeles y al médico, los protagonistas de Ese silencio (Seix Barral), su más reciente novela. Sin embargo, habría que preguntarse cuál de todos los silencios que se encuentran a lo largo de la novela es ese, al que él hace referencia en el título.

Escapando de la esclavitud y de los dolores de los migrantes africanos arrancados de raíz para ser malsembrados en nuestro continente, Burgos se metió en los vericuetos del amor, buscando un escampadero para los temores posteriores a una gran obra como es La ceiba de la memoria, finalista del Premio Rómulo Gallegos. Pero sin darse cuenta, esta historia venía agarrada de la pita de la tradición africana, de sus cantos, del mar y de otros dolores, los dolores del amor.

Burgos confiesa que siempre lo ha capturado el amor, que es su gran tema, y en esta historia llena del salitre que viene del mar Caribe, se expresa en muchas formas. Casi se podría decir que las recoge todas: la efervescencia del enamoramiento, encarnado en el primer encuentro de María de los Ángeles y el médico que terminará convertido en el desencanto de la convivencia. Y luego están Ascanio y su mujer, que personifican el poder de la costumbre y el respeto de la naturaleza del otro. En otro silencio, el de su casa en Bogotá, Burgos habló de Ese silencio.

¿Cómo se escribe una nueva novela después de un esfuerzo tan importante como el de ‘La ceiba de la memoria’?

Laura Restrepo me dijo alguna vez que tras publicar algo lo mejor es seguir escribiendo. Si paras, se crean vacíos, dificultades para el nuevo arranque. Pero quería alejarme de la estructura, del lenguaje, del sufrimiento de la esclavitud. Esa idea de lo amoroso es menos duro que el mundo de la esclavitud. Indagando en lo amoroso encuentras elementos como la ternura, ese poder que tiene el amor para mantener a la gente fuerte ante la adversidad.

En esta obra se separa muy bien el mundo femenino del masculino. Y el primero es muy rico. ¿Cómo logra entrar ahí?

Hay una tremenda curiosidad porque lo que siento, aunque ese sentir uno nunca alcanza a razonarlo del todo ni a volverlo pensamiento, es que en el mundo de lo femenino hay más enigmas y misterios, más cosas por mostrar que en el mundo masculino. Alcanzo a ver que las mujeres manejan el mundo sin tanto estropicio. Diría que en las mujeres está el poder, y es tan puro que no se nota. Lo masculino es ruidoso, tumbamos floreros, gritamos.

¿Ese mundo femenino es una constante en su obra?

En el caso del Caribe, esa figura de la mujer madre es esencial, porque todo se mantiene mientras está viva. Ellas permiten que el mundo se haga. Y claro, me interesa acercarme con respeto. No sé si lo he logrado, pero me interesa mucho. Puedo darme cuenta de la predominancia en lo femenino de mi obra, como si la vida me mostrara que no es un capricho.

Los mundos femeninos han tenido menos presencia en el arte, porque hay algo en la mujer que no reclama ese espacio, que no revela necesidad de protagonismo. Está ahí sin gritería, sin torpeza.

Escolástica, por ser cantaora, es una mujer con licencia para vivir como hombre, es muy interesante ella...

En esos cantos había de todas maneras una relación con la vida productiva, con el campo, la cosecha, con la quema. Es sólo recientemente que esa música de patios comenzó a ser conocida. Son las mujeres de las que se nutre Totó, la Momposina. Eso no era espectáculo, era parte de la vida y así se vivía.

¿En qué momento se desarrolla la historia? Ese Carnaval que hay en Cartagena ya no existe...

Tal vez al principio de la segunda mitad del siglo XX. Eso que los cartageneros llamamos las fiestas de noviembre tenían una importante presencia popular, el calendario escolar terminaba para dar paso a estas fiestas. Había orquestas por todas partes, la gente salía disfrazado y el personaje característico era el capuchón. Los capuchones de esos años en la parte de atrás tenían una calavera, hacían referencia directa a personajes de la Inquisición. Pero esta tradición se empezó a perder cuando tomó fuerza el aspecto comercial del reinado, ya no se hace así.
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El silencio de Burgos
Por: Fernando Quiroz
El Tiempo, 06 de Diciembre del 2010

El silencio de la hermosa novela de Burgos Cantor es una suma de silencios.

Hace poco más de 15 años, cuando frecuentaba el Festival de Cine de Cartagena, llegó una película de la directora argentina María Luisa Bemberg que me conmovió profundamente y que fue la más comentada y la más admirada de ese año. Su nombre era de por sí perturbador: De eso no se habla. Hacía referencia a esas familias que prefieren evadir ciertos temas espinosos que coger el toro por los cuernos

El silencio alimentaba aquel drama. O tal vez lo protagonizaba. Bemberg, una de las más brillantes cineastas que ha dado el continente, sabía encontrar en el silencio una fuerza que superaba la del diálogo. Lo demostró también en Yo, la peor de todas, esa mirada extraordinaria a la vida de Sor Juana Inés de la Cruz.

Creo que fue María Luisa Bemberg, precisamente, quien despertó en mí un enorme interés por la manera como el arte aborda el silencio. En Kurosawa encontré a un maestro en la materia. Más recientemente, Sofía Coppola mereció mis más sentidos aplausos en Lost in translation, exhibida en Colombia con el título de Perdidos en Tokio.

Pienso en el arte de hablar del silencio a propósito de un libro fascinante que acaba de llegar a mis manos, y del cual di buena cuenta en pocas sesiones. Se trata de la más reciente novela de Roberto Burgos Cantor, en donde la palabra -y también la ausencia de esta- recibe tratamiento poético desde la portada, desde su título inspirador: Ese silencio.

Y el silencio al que se refiere en esta obra el autor cartagenero no es el silencio cínico ni canalla de los que se acostumbraron a transgredir la ley, no es el silencio cómplice de los que saben que una palabra dicha a tiempo habría evitado una o mil tragedias, no es el silencio cobarde de los que debieron hablar sin medir el riesgo, no es el silencio de los ignorantes ni tampoco el silencio de los inocentes a la manera de Jonathan Demme en la película protagonizada por Anthony Hopkins y Jodie Foster.

El silencio de la hermosa novela de Burgos Cantor es una suma de silencios: el silencio de los que aceptan los vaivenes de su destino y poco a poco convierten en fortaleza su aparente fragilidad; el silencio de aquellos a los que les cuesta tiempo y trabajo traducir en palabras lo que experimenta su corazón, y el silencio de la contemplación frente al inmenso Caribe que sirve de escenario a la historia que se cuenta. Una historia que confirma a este narrador cartagenero como una de las plumas más bellas de la literatura colombiana.

FERNDANDO QUIROZ, fquiroz64@gmail.com
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Ojo a las hojas
El silencio de la muerte
Por: Juan David Correa Ulloa
EL ESPECTADOR Opinión 9 Dic 2010 - 10:14 pm
http://www.elespectador.com/columna-239605-el-silencio-de-muerte
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Son cinco personajes y cinco voces las que comprenden este relato o novela corta de Roberto Burgos Cantor llamada Ese silencio.

El tiempo de cada uno es un tiempo mítico, atravesado por los recuerdos y las desventuras, por el amor y las pasiones, de un pueblo litoral de nombre Puerto Escondido. La nínfula, María de los Ángeles; su padre y madre, Ascanio y Escolástica; su hombre, el Médico, y Encarnación, la sirvienta. Esas cinco voces componen este relato polifónico que muchos catalogan de poético –solo por estar bellamente escrito- pero que a mi me parece es una calificación carente de interés. Ese silencio es un relato ambicioso en la mejor tradición de escritores como William Faulkner.

Se trata, insisto, no sólo de un cúmulo de imágenes depuradas y de frases elocuentes con un fondo terriblemente desolador y dolorido. No creo que Ese silencio sea una historia de amor, sino todo lo contrario. Es un cuento de desamor, de desarraigo, inscrito en una geografía afligida y asolada por una violencia sempiterna que, como el mar, ha comenzado a devorarse la esperanza.

María de los Ángeles, apenas una niña de doce años, es arrancada de la casa paterna por las promesas de amor del Médico, un hombre mucho mayor; un errabundo, enamoradizo, gentil, y silencioso personaje. Ella termina teniendo un hijo para darse cuenta de que él, sin haberle prometido nunca nada, será el mismo hombre cansado que llega a visitarla de vez en cuando, como lo hace con las decenas de queridas regadas por las sabanas y las costas de ese caribe. Y como no hay promesas, ella se cansará de las omisiones y de la repetición de una vida llana. Por su parte, Ascanio y Escolástica, sus padres, reviven la historia del destierro de muchos que por la violencia han tenido que partir de esos pueblos iguales, en otro tiempo apacibles, donde alguna vez existió la calma. María regresará y los tres partirán hacia la ciudad, como los millones de habitantes de un país que han tenido que dejarlo todo atrás.

Esas voces, pienso, son tristes, como nacidas de la tierra misma. Parecen, gracias a un ritmo y a una estructura impecables, los cantos fúnebres de esas cantaoras resignadas a decir y hablar del dolor, un dolor, se me ocurre, de un caribe que a los habitantes de las tierras frías se nos antoja exótico y grandilocuente. Y no lo es. Se cuela en las páginas de Ese silencio una sensación de desamparo que sigue vibrando cuando se cierra el libro. De olvido, en todo caso.
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Presentación de la novela Ese silencio del autor Roberto Burgos Cantor

WEB de PLANETA, http://www.editorialplaneta.com.co/destacado

Después de La Ceiba de la memoria y del libro de cuentos Una siempre es la misma, el escritor Roberto Burgos Cantor regresa con una novela breve. En ésta, como en otras obras del autor, las voces femeninas despliegan su posibilidad transformadora del horror en belleza y libertad.


Presentación: miércoles 1 de diciembre a las 7:00 p.m. en la Biblioteca de los Fundadores del Gimnasio Moderno (Carrera 9 No. 74-99). Acompañarán al autor Totó la Momposina y los profesores Jorge Iván Parra y Patricia Trujillo.


Desde El patio de los vientos perdidos, novela de la cual escribió Rodolfo Modern que descubre lo principal: la existencia del artista, hasta la celebrada La ceiba de la memoria, y ahora en Ese silencio, Burgos Cantor ha ahondado en su propuesta del lenguaje como aventura narrativa y la ambición de totalidad, lejana a los grandes relatos, como tejido ante la fragmentación de la realidad.

Ese silencio propone un paisaje moral y geográfico en el que se anudan regiones agrestes y sentimientos hondos que transgreden límites y normas, y en el que se vive el amor como una desmesura de la libertad. Su tensión surge así no de lo que sucede, sino de lo que se espera.

La mujer de esta novela, María de los Ángeles, horada su memoria y preserva la perplejidad del presente, su posibilidad de aventura inconclusa en una narración sonora, sensorial y fértil en sentidos, que da cuenta de una sociedad singular, mezcla de gentileza y violencia.

El autor nació en Cartagena de Indias en 1948. Su primer cuento, La lechuza dijo el réquiem, apareció en la revista Letras Nacionales en 1965. Fiel a la tradición colombiana, fue publicando cuentos en periódicos y revistas hasta 1981, año en que salió Lo Amador (cuentos), libro que tiene tres ediciones y cuyo misterio consiste en que se sigue leyendo y comentando.

Desde entonces ha construido un universo propio, en el cual sobresalen lo experimental como renovación del relato y una conciencia del lenguaje que logra volverlo personaje y construir emblemas con la palabra. Todo ello en medio de la tensión entre una naturaleza sensual, luminosa y rebosante de vida, y un mundo desesperanzador donde impera la radicalidad de las verdades últimas.

Su obra está formada por cinco libros de cuentos: Lo Amador, De gozos y desvelos, Quiero es cantar, Juegos de niños, Con las mujeres no te metas o macho abrazame otra vez y Una siempre es la misma; un libro de testimonio: Señas particulares, y cuatro novelas: El patio de los vientos perdidos, El vuelo de la paloma, Pavana del ángel y La ceiba de la memoria, que resultó finalista del Premio Rómulo Gallegos y ganadora del Premio de Narrativa Casa de las Américas 2009
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NTC ... ENLACES SOBRE EL AUTOR y SU OBRA.
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*** "Una siempre es la misma". Roberto Burgos Cantor. XV FIdLP, Cali. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2009_10_28_archive.html (La foto - de MIC de NTC ... - que se presenta enseguida corresponde al autor en este evento)
*** Fiel a sí mismo
‘Una siempre es la misma’, Roberto Burgos Cantor, Seix Barral.
Ojo a la Hoja .
Por: Juan David Correa Ulloa, ojoalahoj@yahoo.com
Este libro redondea la labor de Roberto Burgos Cantor como cuentista.

EL ESPECTADOR.com, Opinión 12 Nov 2009 - 8:13 pm .
http://www.elespectador.com/columna171885-fiel-si-mismo .
Impreso Nov. 13, 2009. Pág. 21

En ese círculo, que comenzó hace ya treinta años con la publicación del espléndido libro Lo Amador (va siendo hora de que se lea más), Burgos ha escrito otros textos pero creo que ninguno es tan contundente como aquél primero y este último. Quizá los escritores no son muy conscientes de que su tarea, libro a libro, es una búsqueda por las preocupaciones, los personajes y el tono de sus primeros escritos. En Lo Amador, de alguna manera, está ya dibujado Una siempre es la misma.

Aquí, una serie de extraordinarios cuentos que dan cuenta de un escritor que se ha tomado el trabajo de pensar el lenguaje hasta concretarlo en estas historias que van mucho más allá de lo que mediáticamente se ha querido vender: que este es un libro sobre el oficio de las call girls, sobre esas mujeres que trabajan en hediondos cuchitriles vendiendo con su voz la inefable pasión a tantos desesperados. Es verdad que el libro se abre con “Usted dice que...” un cuento sobre una mujer atormentada que pasa sus días fingiendo voces y gemidos; pero es más verdad que ese relato, que le da título al libro, es mucho menos evidente que eso. Se trata de una honda reflexión sobre cómo esa mujer, desplazada y devorada por la violencia, en este caso por una masacre, ha terminado perdida en una ciudad grande. Y es el abrebocas de una muestra de destreza técnica sobre lo que debe ser y es un cuento. Roberto Burgos es fiel al credo de que los cuentos sugieren, dan pistas, le ponen señuelos al lector, pero jamás anuncian del todo los temas a los cuales se refieren.

Pero no es el único tema de Burgos. Está, por ejemplo, una admirable pieza llamada “Yo quería enterrarlo”. Es el viaje de un pescador con su hijo hacia la muerte. O “Entre golpes”, la reflexión de un boxeador en el ocaso de su vida vagando con una mujer por Cartagena mientras se pregunta dónde quedó la gloria. Sólo hablo de esos tres por ahora. Quien quiera asomarse a uno de los principales y más discretos y más hondos escritores de la literatura colombiana —si eso existe— debe buscar este libro. Quizá sea una buena puerta de entrada a un escritor que siempre ha sido fiel a sí mismo.
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*** ROBERTO BURGOS CANTOR en AURORAboreal :
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Actualizó : NTC … / gra. Enero 7, 2011. 10:52 PM
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