viernes, 23 de diciembre de 2011

El demonio en la proa. Edgar Collazos. Segunda edición. Ediciones B, Barcelona. Dic. 2011.

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Publica y difunde: NTC …* Nos Topamos Con
* Se actualiza periódicamente. Diciembre 23, 2011
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Complementación a Enero  4 de 2012.
Apartes del Prólogo. Por William  Ospina.
Ver más adelante. 


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El demonio en la proa. 
Edgar Collazos. 
Segunda  edición. Ediciones B, Barcelona. Diciembre 2011
Novela histórica.
Prólogo de William Ospina. Ver apartes más adelante.
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Umberto Valverde (En su Facebook)
Salió una nueva edición de la novela "el demonio en la proa" del escritor Edgard collazos. La nueva edición es de ediciones "B" con sede en Barcelona. El demonio estará en las vitrinas de Buenos Aires, Mexico, Colombia, Chile. En estos tiempos de escasos editores, es un gran privilegio para Collazos, jefe de redacción del periódico LA PALABRA.
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Dario Henao Restrepo  (en su Facebook) 
Compré esta mañana esta bella edición que reeleré frente al mar Caribe, junto con la esperada segunda novela de Edgar, que me ha dado el privilegio de leerla. No tengo la menor duda de estar ante el gran escritor caleños de estos tiempos.
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NTC ... Enlaces sobre la primera edición*:

Fotografías y grabaciones: María Isabel Casas R. ,
http://ntcblog.blogspot.com/2010_05_31_archive.html , de NTC …
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sábado 3 de mayo de 2008
"La sonrisa trocada" y "El demonio en la proa". Lanzamientos FILB

http://ntc-eventos.blogspot.com/2008_05_03_archive.html


Lucía Donadío, José Zuleta, Fernando Herrera, William Ospina y Edgard Collazos. Bog. FILB, Mayo 3, 2008. 

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miércoles 16 de julio de 2008


El demonio en la proa. Edgard Collazos. Novela

http://literaturaenelvalle.blogspot.com/2008_07_16_archive.html

Edgard Collazos, Juan Manuel Roca, Lucía Donadío, Antonio Vélez y Julio César Londoño. Medellín, Oct. 4, 2011. 
Novelas "Proyecto Piel" y "El demonio en la proa" Lanzamiento en Medellín. Oct. 4, 2008
https://picasaweb.google.com/111515077843964359836/NovelasProyectoPielYElDemonioEnLaProaLanzamientoEnMedellN#
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El demonio en la proa
IZQ.: Autor, Edgard Collazos, y presentador, Juan Manúel Roca. DER. al centro: Gabriel Ruiz y José Zuleta.  Medellín, Octubre 4, 2008
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EL DEMONIO EN LA PROA. Formato: LIBRO IMPRESO.- Autor: COLLAZOS EDGAR. Editorial: ZETA, Nov. 2011.  En la Librería Nacional : 
http://www.librerianacional.com/es/index.php?option=com_catalogo&task=mostrarDetalleProducto&idProducto=282702

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* La primera edición:
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EL DEMONIO EN LA PROA. Edgard Collazos. Hombre Nuevo Editores, Marzo 28, 2008. 304 Págs. Lanzamiento: viernes dos de mayo a las 7 pm en la Sala Jorge Isaacs de Corferias, Feria Internacional del Libro, Bogotá. Presentó William Ospina.
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'El demonio en la proa'

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COMPLEMENTACIÓN  A ENERO 4, 2011.

Cultura |El Epectador .com 3 Ene 2012 - 9:40 pm http://www.elespectador.com/impreso/cultura/articulo-319454-el-demonio-proa . Impreso Ene. 4. La imagen de la versión impresa más adelante. 

Edgard Collazos presenta su primera novela

'El demonio en la proa'

Por: William Ospina

Transcribimos apartes del prólogo de esta historia de mares y piratas.


Una de las noticias más curiosas de nuestro presente es la del resurgimiento de los piratas. No hablo de metáforas urbanas, sino de los viejos piratas que infestaron los mares en otros siglos y que parecían ya para siempre cosa del pasado. Hará un tiempo que Francia rescató de manos de piratas a la tripulación y los pasajeros de un barco en alta mar, y hace apenas dos semanas que España se vio enfrentada a un desafío similar. A lo mejor eso habla de cierta prosperidad del mundo, ya que la piratería marina no es para pobres, requiere naves y armas, conocimiento de los mares y hasta eficaces y clandestinos aportes de la ciencia. La aventura de los antiguos piratas requirió, incluso, en su tiempo, el patrocinio de Estados feroces y de corporaciones ambiciosas, y era una empresa en sí misma. Célebres almirantes, como Francis Drake, recibieron no sólo el apoyo previo de la corona inglesa, sino la retribución ulterior de condecoraciones y títulos nobiliarios.
De modo que el tema inicial de esta novela de Edgard Collazos, El demonio en la proa, que transcurre en los primeros años del siglo XVIII, no es una tardía incursión en un género de otros tiempos, sino una prueba de su actualidad. Pero, claro, Edgard no se propone contarnos una historia de piratas a la manera de Stevenson o de Emilio Salgari, sino hacer al mismo tiempo un rastreo histórico y el atormentado reconocimiento de un mundo. El reconocimiento, para empezar, de unas naves que existieron realmente, minuciosamente, que son el origen de la aventura de cada uno de nosotros y que se han perdido en la bruma del tiempo y en el olvido de las generaciones: “Así eran los barcos que llegaron en el siglo XVI a las playas de América, moribundas basuras náuticas medievales, pobladas de leyendas que nadie se dignó escribir (...)”. Es importante recordar que los trasabuelos de casi todos los habitantes de estas tierras cruzaron el océano y que en nuestra memoria deberían estar los vértigos de alta mar, el crujir de cuerdas y mástiles, y esas velas empujadas sobre el abismo por los vientos del nordeste.
“De sus leyendas no quedó una historia; las azotó el tifón del tiempo contra las rocas de la memoria, y sólo ahora las mareas del recuerdo nos cuentan que fueron pequeños guerreros que sometieron la plenitud del planeta, dócilmente, estrechándolo, haciéndolo más pequeño, arando los océanos con la ayuda de astrolabios y compases, guiados con torpes cartografías que apenas si tenían clara la rosa de los vientos (...)”.
Pero aquí está también el reconocimiento de la naturaleza: “Tatabras, perros de monte, guaguas, guatines, reptiles de mil tamaños, gusanos antediluvianos, hongos que parasitan en troncos carcomidos por el tiempo”. La época: los comienzos del siglo XIX, cada vez más presentes hoy, en el Bicentenario de las independencias de América.
La región: estas tierras que fueron la Nueva Granada, y más precisamente su costa occidental. Tal vez sin proponérselo, esta novela se aplica a corregir una de las grandes ausencias de nuestra literatura. Y es que en un país con dos mares inmensos, en que el Estado se envanece de proclamar que poseemos vastísimas aguas territoriales, el mar casi no existe en nuestro imaginario ni en nuestra literatura. Salvo dos o tres relatos, ni siquiera García Márquez, que nació cerca de su orilla, ha escrito una literatura marina; y de otro hijo de sus playas, Óscar Collazos con su La ballena varada, sólo recuerdo un hermoso poema que empieza diciendo: “Había tantas cosas junto al mar…”. En general, se diría que León de Greiff habló por Colombia entera cuando escribió aquel poema: “No he visto el mar./ Mis ojos,/ vigías horadantes, fantásticas luciérnagas,/ mis ojos avizores entre la noche; dueños/ de la estrellada comba, de los astrales mundos;/ mis ojos errabundos,/ familiares del hórrido vértigo del abismo,/ mis ojos acerados de viking, oteantes,/ mis ojos vagabundos…/ mis ojos infecundos…/ no han visto el mar mis ojos,/ no he visto el mar!”.
Edgard Collazos tiene una doble virtud: la de conocer detalladamente dos mares, y no hablo sólo del Atlántico y del Pacífico, hablo de que Edgard conoce el mar físico y también el extenso mar de las literaturas. Sabe de mareas y de metáforas, de barcos y de novelas, de navegaciones y de poesía. Creo no faltar a la verdad ni a la modestia si digo que entre las personas que conozco solamente él y yo sabemos de memoria versos de la traducción de Miguel Antonio Caro de la Eneida de Virgilio, una obra maestra celebrada por Borges, y que aquí no ha publicado ni siquiera el Instituto Caro y Cuervo.
Edgard es nuestro compañero de pasiones literarias desde hace mucho tiempo (y “nuestro” quiere decir mío, y de José María Borrero*, y de Bernardo Gómez, y de Gerardo Rivera*, y de Pepe Zuleta *) y cuando hace treinta años nos conocimos, leyendo a Borges y a los muchos autores que Borges nos presentaba todos los días, Edgard y yo descubrimos, para nuestra sorpresa, que habíamos sido compañeros de estudio a los 9 años, en Cali, en el bullicio del colegio Fray Damián González, y que debimos encontrarnos frente a frente u hombro a hombro en esos años verdes, sin saberlo. A veces, cuando lo leo, pienso que seguramente ya desde esa infancia compartida teníamos inquietudes comunes y nos deslumbraron las mismas estrellas.
Es un honor para mí, tantos años después, presentar su primera novela, El demonio en la proa. Curiosamente, a mí me obsesionaba en otro tiempo la idea de que en la proa de los barcos españoles venía Cristo sangrando, y alguna vez imaginé una película en la que se viera esa imagen poderosa de la crucifixión en vivo en la proa de un galeón que viaja hacia América. A Edgard se le ha ocurrido más bien la imagen del demonio tallado en el mascarón de un barco, ya verán ustedes qué clase de demonio, y a lo mejor esa imagen es más ajustada a lo que realmente pasó. Yo también, hace unos tres años, presenté mi primera novela, y eso hace que nuestras vidas sigan siendo paralelas.
Pero además, tanto Edgard como yo, y les pido perdón por ese tono autobiográfico, pero tratándose de él no puedo evitarlo, estamos interesados en rastrear nuestra historia y yo diría que embrujados por este territorio. Los dos vivimos ahora exiliados de las tierras de la infancia, él en una isla lejana y maravillosa que se llama Providencia y yo en otra isla lejana y turbulenta que se llama Bogotá, y desde esas islas tratamos de reinventar el mundo de nuestras infancias, y de desplegar sobre él el vuelo de la memoria y de la imaginación.
He dicho en otra parte que en este libro El demonio en la proa las palabras están muy vivas. Voy a citarme: “¿Quiénes son los protagonistas de esta novela? ¿Los viejos barcos del Renacimiento que sobrevivían a comienzos del siglo XVIII a la herrumbre de los mares? ¿Los piratas que invadieron sus aguas por siglos? ¿Los navegantes? ¿Los patriotas que consiguieron la independencia de América? ¿Los indios, los criollos, los mulatos y los zambos que vivieron día a día la aventura de inventarse una vida en un mundo casi desconocido, entre selvas y bestias y estrellas que anunciaban catástrofes? Sus principales protagonistas son las palabras, y el lector vivirá en cada frase una aventura. En El demonio en la proa, de Edgard Collazos, las palabras están vivas, aúllan, palpitan, se retuercen, suspiran, sangran, viven y mueren, quieren extraer la sustancia secreta de un mundo que no acaba de ser nombrado. Las palabras riñen y cantan, copulan y muerden, se extravían y despiertan en mundos densos y vegetales, llenos de yodos y de distancias, están cargadas de olores y de sabores, de sensaciones y de emociones, de sentimientos y de presentimientos. El lector que se interne por esta novela no tendrá tiempo de pensar que está leyendo un libro, rápidamente estará viviendo en un mundo más lleno de tormentos y de agitaciones que este mundo nuestro de cada día”. Quiero reafirmarlo aquí ante ustedes. Invitarlos a leer este libro que interroga nuestra memoria común y que tiene la exuberancia de este mundo nuestro y una endiablada capacidad de mostrar aventuras y de pintar atmósferas. Edgard es también así, yo aprovecho para presentárselo: un contador, también oral, de historias asombrosas.
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* NTC ... enlaces: José María Borrero, y de Bernardo Gómez, y de Gerardo Rivera, y de Pepe Zuleta ...
hitó://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2010_10_21_archive.html
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La primera página de El Espectador. 

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¿Una "feliz" coincidencia en cuanto a los barcos, el mar y el demonio de la guerra?. 
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La página 18 (Titular) 

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La página 18 entera.
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De navegaciones-e en nuestro "potrillo a vela" ( 1 )

Nos Topamos Con ... "El buho en la vela"