domingo, 27 de febrero de 2011

"Antología de Notas Ligeras colombianas". Selección y prólogo de Maryluz Vallejo y Daniel Samper Pizano. Aguilar, 2011.

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"Antología de Notas Ligeras colombianas".
Selección y prólogo de Maryluz Vallejo y Daniel Samper Pizano. Aguilar, 2011.
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Fuente de la imagen: http://www.lalibreriadelau.com/catalog/product_info.php/products_id/51293 Allí el "Contenido" lista de autores y de textos. Y para adquirirlo por internet.

"Que sea un soplo de inspiración ..."
Diálogo con Santiago Cruz Hoyos
GACETA, El País, Cali. Febrero 27, 2011 , http://www.elpais.com.co/elpais/edicion_impresa/43dde7dfe52bb7b5711b79a34a87ed08/gaceta-Febrero-27-de-2011.php págs 8 y 9
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Maryluz Vallejo Mejía y Daniel Samper Pizano
Fotos tomadas de GACETA

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LAS PÁGINAS 8 y 9 en GACETA
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Que sea un soplo de inspiración...

Daniel Samper Pizano y Maryluz Vallejo acaban de lanzar el libro ‘Antología de notas ligeras colombianas’, una recopilación de artículos breves, humorísticos, con cierta dosis de poesía escritos por plumas como Gabo, Gonzalo Arango y Héctor Abad, entre otros. Rescate de la “filosofía de bolsillo”.

Por Santiago Cruz Hoyos
Reportero de El País


Publicado en GACETA, El País, Cali. Febrero 27, 2011, http://www.elpais.com.co/elpais/edicion_impresa/43dde7dfe52bb7b5711b79a34a87ed08/gaceta-Febrero-27-de-2011.php . Págs 8 y 9. NTC … * agradece al autor por facilitarnos el texto y la autorización para publicarlo.

Nota ligera: defínase como un género literario de extensión breve, que por lo general hace reír y que puede tratar temas tan aparentemente insignificantes como el ‘bluyin’, la vida sin carro, la máquina de escribir, la envidia, los relojes, una cirugía dental, la pereza. La nota ligera trata esos temas que son tan cercanos a todos, tan comunes, y tiene el poder de hacer pensar, al final, sobre la vida. Filosofía de bolsillo, como definen al género los periodistas Daniel Samper Pizano y Maryluz Vallejo en el libro que acaban de lanzar: ‘Antología de notas ligeras colombianas’ (Aguilar).



Allí se leen columnas que con el tiempo se convirtieron en literatura escritas por maestros de la crónica en Colombia: el poeta antioqueño Gonzalo Arango, por ejemplo; Luis Tejada, Gabo, Tomás Carrasquilla, Germán Arciniegas, Porfirio Barba Jacob, Juan Lozano y Lozano, Ramón Vinyes, Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso Bonilla Aragón, Arturo Alape, Juan Gossaín, Juan José Hoyos, Álvaro Bejarano, Héctor Rincón, Héctor Abad... Son, en total, 74 escritores reunidos en 497 páginas.

Cuando se termina la lectura de esas columnas convertidas en literatura queda una idea: los periódicos de ahora deberían estar escritos así para que dejen de ser como son hoy: aburridos, los principales causantes del bostezo en la mañana. Es que los periódicos, cada vez más, parecen escritos por la misma persona y en el mismo tono: tono secretarial ese.

Precisamente, sobre el asunto, Maryluz Vallejo dice:Ojalá que este libro sea un soplo de inspiración para los columnistas tradicionales temerosos de seducir a los lectores de vez en cuando con un tema cotidiano envuelto en una prosa satinada”. Sí. Ojalá.

¿Hoy, en Colombia, cuál creen ustedes que es el ‘diagnóstico’, por decirlo de alguna manera, de la nota ligera? Le pasa, como a la crónica (la extensa digamos) que se está refugiando en las revistas o blogs?

Maryluz Vallejo (MV): Los periódicos no imponen un estilo de hacer columnas, pero parece que hubiera una especie de mecanismo de autorregulación, mejor dicho, de inhibición creativa, por el cual la mayoría de los autores terminan escribiendo sobre la rabiosa actualidad en lugar de recrear a los lectores con temas menudos.

Daniel Samper (DS): Me parece que el peso abrumador de la realidad cotidiana, con su enorme dosis de violencia, corrupción y conflicto, copa buena parte de la atención de los columnistas. Es por ello que, a mi juicio, escasean los autores de notas ligeras.

En la Universidad se estudia a la noticia, al reportaje, a la crónica, a la entrevista, al ensayo, a la opinión, al análisis, pero no la nota ligera. ¿Será considerado como un género menor en la Academia?

MV: Recuerdo borrosamente que en el curso de periodismo de opinión me enseñaron a meterle hierro a los artículos editoriales y de análisis, pero nunca leí a Luis Tejada en la universidad ni a nadie que se le pareciera. Cuando descubrí la gracia de este género - derivado del ensayo literario- en nuestra tradición y en otras como la española, empecé a enseñarlo, mal que bien, en la Universidad de Antioquia y en la Javeriana, y de vez en cuando me sorprenden algunos ex alumnos con sus divertimentos, sobre todo en blogs.

DS: Pienso que no se trata de un género periodístico que demande cátedra aparte. Debe formar parte del estudio de las columnas de opinión. Y espero que estas sí hayan sido materia de análisis en la Universidad.

Luis Tejada, Gabo, Gonzalo Arango fueron, en el pasado, autores reconocidos por notas ligeras, maestros. ¿Hoy podríamos hablar de un maestro de la nota ligera en Colombia? ¿Quién?

DS: A mi juicio, el más connotado notiligerista de la prensa colombiana actual puede ser Héctor Abad Faciolince, entre otras cosas porque se atreve a escribir notas ligeras con frecuencia. Hay otros columnistas que, aunque tienen el talento para ello, prefieren el comentario más clásico, serio, actual y analítico.

MV: Coincido con mi compañero de fórmula en Héctor Abad, ensayista notable que mantiene la capacidad de sorprender a los lectores con columnas que, incluso referidas a hechos actuales, se transforman en literatura y rompen la fecha de caducidad. Otro de mis favoritos es Rafael Chaparro Madiedo, tempranamente fallecido, cuyas columnas en La Nueva Prensa eran volutas de humo, con un espíritu desencantado de notaligerista maldito.

¿Y en el mundo, además de Manuel Vicent y Juan José Millas, quién más, hablando de autores de este lado del mundo? ¿Juan Villoro tal vez?

MV: Vicent es el mascarón de proa de la nota ligera en España, pero allí abundan los exponentes, como Millás, Rosa Montero, Vicente Verdú, por mencionar algunos.

DS: Carlos Monsiváis dejó un buen número de notas ligeras, aunque muchas de ellas estaban insertas en ensayos más largos. En Brasil, a mi juicio, el rey sigue siendo Millor Fernández. Ana Black tiene ejemplos interesantes en Venezuela. Y por supuesto, el delicioso cuate Villoro.

¿Por qué era importante hacer una antología de notas ligeras colombianas? ¿Cómo surgió el proyecto? ¿Y cómo llegaron a realizarlo si Maryluz vive en Colombia y Daniel en España?

DS: Después de haber hecho tres antologías anteriores de géneros periodísticos (‘Grandes reportajes colombianos’, ‘Grandes entrevistas’ y ‘Grandes crónicas’, esta última en dos tomos), pensé que sólo faltaba una antología de columnas de opinión que se hubiesen preservado en el tiempo. Esto me llevó a las notas ligeras, y las notas ligeras me llevaron a buscar a Maryluz, la persona que mejor conoce el tema en Colombia. Le propuse que trabajáramos juntos la antología y, para mi alegría y la de los lectores, aceptó. Internet y mis periódicas visitas a Colombia hicieron lo demás.

MV: Yo había publicado ‘La crónica en Colombia: medio siglo de oro’ en 1997, una selección de nuestra crónica literaria desde el bogotano Clímaco Soto Borda hasta Gonzalo Arango. Daniel me propuso retomarla para abarcar todo el siglo XX hasta nuestros días y me halagó, -aparte de trabajar con un maestro tan divertido - hacer parte del proyecto gigantesco de rescate del periodismo colombiano que se cierra con este volumen. Gracias a la distancia revivimos el género epistolar y mantuvimos un diálogo permanente, sólo interrumpido por nuestros encuentros aquí en Bogotá, mediados por pilas de fotocopias, de libros y una que otra mogolla.

En toda Antología, siempre pasa, se queda alguien por fuera. ¿En esta Antología quién faltó?

DS: Lamentablemente quedaron por fuera varios autores importantes cuyas familias, por dejadez o por decisión que respetamos, no enviaron la autorización que exige la ley para incluirlas. En otros casos fue simplemente imposible localizar a los herederos, ante lo cual el departamento jurídico de la editorial vetó sus nombres, con toda la razón.

MV: Nos tocó dejar por fuera, con dolor de compiladores, a Rafael Gómez Picón, un nortesantandereano que queríamos redescubrir; a José Joaquín Jiménez (Ximénez), quien tiene una fascinante faceta de articulista menos conocida que la de cronista judicial; y a una estrella del género, Jaime Barrera Parra, cuyos herederos no estaban interesados en la difusión. Como el libro se tomó su tiempo, comenzamos con 84 autores y lo fuimos depurando hasta los 74 más representativos.

Dos preguntas para terminar. Primero: de todas las notas ligeras publicadas en su libro, recomienden algunas para los lectores de GACETA que comprarán el libro...

ML: Aparte de los autores ya mencionados, recomiendo las del recientemente fallecido Fernando Garavito, quien nos envió desde Nuevo México las entrañables notas que publicamos: una sobre el arriesgado cruce de una faisana con sus doce polluelos por una avenida, otra sobre el derecho a la tristeza y una última sobre sus vínculos afectivos con las gallinas. A propósito de este animal, no tiene desperdicio la crónica de Luis Tejada en defensa de la gallina que se devoró los ojos de una niña.

DS: No me meto en ese lío. Mis gustos varían según la temperatura ambiente, el almuerzo que comí, el estado de ánimo de mi cónyuge y mi propio estado de ánimo.

Y por último: ¿Será la nota ligera una buena forma de evitar lo que pasa con los periódicos de hoy: que son aburridos de leer?

DS. Sin duda. Los blogs y bitácoras se están encargando de revitalizar el género y confío en que acaben contagiando a los periódicos. Todos saldremos ganando.

ML: Aunque este género tuvo su hábitat natural en la columna de prensa, los notaligeristas de hoy se pueden alojar más cómodamente en los blogs. Pero ojalá que este libro sea un soplo de inspiración para los columnistas tradicionales temerosos de seducir a los lectores de vez en cuando con un tema cotidiano envuelto en una prosa satinada.

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NTC ... ENLACES
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Sobre Luis Tejada, cuyos textos Los ojos, Los cajeros, La pobreza y El elogio del zapato se publican en el libro:

NTC ... 330 , http://ntcblog.blogspot.com/2011_02_23_archive.html
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"Cumpleaños de Suenan Timbres" , http://ntcblog.blogspot.com/2006_03_02_archive.html

Luis Tejada en su tinta. Por Carlos Vidales

http://luisvidales.blogspot.com/2011/03/luis-tejada-en-su-tinta.html

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* http://www.eltiempo.com/entretenimiento/libros/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-8852440.html
En el texto, los dos periodistas reúnen textos frescos, originales y cotidianos.


Un género periodístico y literario tan particular que para su estudio y definición tuvo que ser bautizado recientemente por Maryluz Vallejo y Daniel Samper como nota ligera.

Caracterizado por su brevedad, su estilo cuidado, sus dosis medidas de poesía y su humor, cargado con reflexiones de corte filosófico, heredero del ensayo urbano, publicado en periódicos o revistas, escrito por plumas con impronta personal y desligado -casi siempre- de la coyuntura del día. Un híbrido todavía vigente, surgido en el español hacia los primeros años del siglo XX y que, por su arraigada tradición, había sido denominado de diversos modos en varias latitudes. .... (Sigue en el enlace )

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* http://canalrcnmsn.com/noticias/antolog%C3%AD_de_notas_ligeras_colombianas
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Literatura de urgencia para degustar sin afanes. Por Maryluz Vallejo Mejía. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_12_23_archive.html . Al final del pdf, enlaces sobre Maryluz Vallejo.

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Actualizó : NTC … / gra. Febrero 27, 2011. 10:49 PM

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jueves, 24 de febrero de 2011

Roberto Burgos Cantor, "Un Retorno". "Congo de oro", V CARNAVAL INTERNACIONAL DE LAS ARTES EN BARRANQUILLA.

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Roberto Burgos Cantor. "Un retorno"
"Congo de oro"
V CARNAVAL INTERNACIONAL DE LAS ARTES EN BARRANQUILLA. 16 al 20 de febrero de 2011. http://www.fundacionlacueva.org/carnavaldelasartes.php
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Fuente de las fotografías: https://picasaweb.google.com/ntcgra/RobertoBurgosCantorNTCAlbum#

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Roberto Burgos Cantor, coronado
Por: Elespectador.com
El escritor cartagenero recibió como homenaje un tradicional tocado. Ya han sido coronados William Ospina y Rafael Campo Miranda.

http://www.elespectador.com/noticias/cultura/articulo-251426-roberto-burgos-cantor-coronado

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Un inmenso tocado, de la tradicional danza del Congo Grande del Carnaval de Barranquilla, se ha posado sobre la cabeza del escritor cartagenero, Roberto Burgos Cantor. Su trabajo con las letras, sus cuentos y novelas entre las que se cuentan ‘Ese silencio’, ‘El vuelo de la paloma’ y ‘Patio de los vientos perdidos’ lo han hecho merecedor del tocado literario de las artes en el primer día del Carnaval de las artes de Barranquilla. Con su cabeza más pesada que de costumbre y con la algarabía que caracteriza este encuentro caribeño, Cantor leyó un texto que tituló ‘Un Retorno’, para corresponder “a tan loca coronación”. El Espectador reproduce el sentido discurso.

Un retorno *

Roberto Burgos Cantor

Era impensable para mí que un día el torrente azaroso de los años me volvería a traer a este solar donde se preservan imágenes de esas que en lugar de gastarse hasta la invisibilidad, otro nombre del olvido, echan raíces y se arraigan en la memoria donde arrojan sentidos a lo ancho y largo del tiempo de la existencia.


Quién podría entrever que aquella corriente de vida tumultuosa que llegaba al borde de la melancólica y fatal admonición de la cuaresma, con tantos seres que cada año gozan la libertad de escoger una identidad que alimente los sueños amarrados del deseo o exorcice los incumplimientos del destino, se uniría al ejercicio de pensar y dialogar con máscaras, desnudeces, por los vasos comunicantes de las expresiones del arte.

En ese chorro de ímpetu sin cauce, con un ritmo que salía de las entrañas silenciosas del alma descuidada, con el pretexto de las notas de los tambores y los clarinetes, los saxos y las gaitas sordas, todavía no intervenidas por Juancho Nieves, las teclas de los pianos de cola sacados de las salas de espejos, cortinajes, lámparas que nunca se apagaron y aire intacto, y ahora puestos sobre viejos chasises o armazones de balineras con sus intérpretes que vestían la tristeza irresuelta de Chopin o la inquietud imparable y traviesa de Mozart; allí, en ese torrente, fundando un vuelo, entre calderas del viejo Hieronimus Bosch y la delicada reverencia a la punta de la estrella como salto de salto funámbula, iban: las marimondas sin breque, los payasos fugados, los piratas anclados en tierra, los tripulantes del submarino alemán que encalló en Puerto Colombia, los que cambian su sexo por unos días, los domadores de elefantes, los curas en licencia, las monjas concupiscentes, y un muestrario extenso de cuanto oficio virtuoso o libertino asumimos los seres humanos en la insaciable y, a veces, equívoca aventura en este planeta.

Eso había.

Aquí, a la Arenosa, nos traían en un paseo de premio por buenas acciones a los niños escolares desde Cartagena de Indias. Salíamos de las mismas de la historia; de los desánimos de la emancipación; de los consuelos sin virtud de las religiones; de la ruina injusta, a la visión palpable de la modernidad. Nos llevaban al muelle de concreto cuajado y de hierro que retaba al oleaje del Caribe y soportaba los vientos de huracán loco y obligaba a los niños a llegar al extremo amarrados a una cuerda de ancla. Íbamos por avenidas amplias, sin adoquines ni aguas negras, con aceras y separadores donde florecían los matarratones y los flamboyanes. Comprábamos chocolates importados en tiendas con escaleras eléctricas y de clima artificial. De pocos conventos, de escasos campanarios, un mundo empezaba. Sin los lastres de la gloria, esa vanidad inútil, oía el empuje del río de la Magdalena al final de su curso.
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Ese universo se instaló en mi infancia como un espacio de renovación en competencia con mi cangrejera natal. Los encarnizados partidos de béisbol que mantenían los radios encendidos en los pretiles y los patios con la respiración contenida hasta la exhalación o los gritos del último lanzamiento y el último bateador en el último inning, ponían carbón en las rivalidades.

Eso había.

Después se sale sin aviso de la infancia. Los poderes de la inocencia son los que transforman la dureza del mundo en un paraíso íntimo, capaz de ponerle zancadillas a la maldad. Cede la gravedad al empuje de una fantasía que permite vivirla.

Entonces aparece, sin anuncio y sin aduanas, el laberinto de los días, el mundo como un dolor, la conciencia de los demás, el tiempo como medida y fatalidad.
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Es una edad sin rutas, toda aventura, libre de itinerarios, en la cual se realiza la tentación Caribe de irse de la luz para iniciarnos en los misterios de las lejanías. Esta luz del Caribe que incendia los sueños y hace reverberar las nostalgias. En esa edad, quizá, aprendimos en Barranquilla el primer rito en esos años vacíos de ceremonias. Vinimos con Eligio García Márquez. Él compró un libro de física atómica del profesor Oppenheimer, yo, las Odas elementales de Neruda.

Desprovistos de invocaciones y gestos, nos fuimos a una de esas quintas que parecían diseñadas para guardar los vientos del mundo, de salas amplias y ventanales del piso al techo en medio de un parque y con las modificaciones que los chinos hicieron por fidelidad a sus palacios y sus pagodas. Almorzamos en una de las terrazas. Hasta allí llegaron cinco gitanas con sus faldones de ruedos trajinados y con sudores viejos, decididas a decirnos los escondrijos del futuro y las suertes agazapadas en el presente cercano. Una de ellas empalideció y no quiso decirle nada a Eligio, pero le rompió un pequeño retazo de globo en la cabeza.

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Le dijo que se cuidara, y todas se fueron parloteando en lengua antes que pudiéramos darles unas monedas. Al atardecer nos embarcamos en el planchón de motores asmáticos y el casco y la cubierta de láminas deterioradas por los golpes del agua y las escaras del óxido. Mientras la luz huía vimos por única vez flotando en el lomo de las aguas terrosas los animales que poblaban la pintura de Noé León.

Eso había.

El tiempo, el obstinado, que arropó mi infancia y las primeras estaciones de la juventud, sopló más tarde con persistencia. Colombia volvía a vivir una de las respuestas devastadoras a la utopía de la libertad y el estatuto de igualdad alentados por tantos jóvenes. Sufría entonces los acoquinamientos de un orden cuyo argumento único era la autoridad, el ejercicio de un mando sin consenso ni mandato. Mi padre, un maestro de por vida de la Universidad de Cartagena, sufrió persecución. El ámbito de tolerancia de la academia quedó sometido al dogma y a sus simplezas ilusorias. Como si la vida pudiera ser reducida a una lista de reglas.
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Nunca supe qué me llevó a decirle: vete para Barranquilla, este territorio donde por años él acudió cada amanecer de los sábados a estudiar con los artistas de la Escuela de Bellas Artes, Delfina Bernal, Arrieta, y tantos otros, y a hablar de la novela moderna con Alberto Duque López, con Álvaro Medina y con Guillermo Tedio.

Ya aquí vivían sus sobrinas, las Jiménez Arrieta, y la más cristiana de sus hijas, mi beata Beatriz, quien con una generosidad propia de su condición de franciscana dejó su apartamento bien provisto y se fue al desierto de la Guajira para que yo lo habitara y resolviera los cuentos del libro que salvó mi vocación literaria y mi vida, Lo Amador. De esto han pasado treinta y un años.
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Recibí el consejo afectuoso de don Germán Vargas y la atención crítica de Carlos J. María y de Ariel Castillo. Y me fue abierto para siempre el portón de Cayena por su guardiana Zandra Vásquez. ¿Quién pide más?

Eso había.

Hasta estos días en que la imaginación sin fronteras de Heriberto Fiorillo, con esas convidaciones de la amistad que se tornan conminación, me tiene aquí. Está viva la imagen de una tarde bogotana de luz lechosa, pesada, en que decidió tirar su carrera exitosa en la televisión y el cine para volver a Barranquilla. Me dijo que allí, acá, recuperaría los jalones de su escritura, que se iría a las orillas de Puerto Colombia, que ya sabía lo que Álvaro Cepeda Samudio nos enseñó a todos y de lo cual la Tita da testimonio a quien quiera oírla, y que era suficiente un Land Rover para atender los cierres nocturnos de un periódico y las mañanas exigentes de un cuento o de una novela. Pocos años antes lo había hecho el entrañable Rafael Salcedo, quien aportó a nuestro lenguaje la bella palabra de revolufia. Heriberto Fiorillo, el Fiori, como le gritamos quienes lo queremos, o el Fioripai, como le susurran en sus sueños, tomó la mejor de las decisiones: venirse con Claudia Muñoz quien no hace más que incitarlo a que en un juego siempre hay que batear jonrones.

Sólo a este hombre se le podía ocurrir que las falsas distinciones y distancias propias de los cultos a la solemnidad y del desprecio a la diferencia, constituían un artilugio de la dominación y la injusticia. Que el carnaval no sólo representa la conmovedora justificación de los confesores de parroquia: una fugacidad para expulsar mediante el desborde irresponsable, el demonio de las contenciones de la imaginería que nos habita, el impulso de desnudez, la exhibición de secretos suelta de censuras. No, también es algo esencial que pocos han visto: el descubrimiento de quiénes somos. El despojo de pretextos. Su búsqueda requiere de estos ensayos de libertad sin multas ni calabozo, sin formato previo.

Y ese sepultado elemento, la libertad, sustancia común del carnaval y del arte, la esquiva libertad por la cual estamos muriendo y padecemos desde el paraíso perdido, es la que ha llevado a Heriberto, a Fiori, a proponer y realizar la vivencia artística como un introito al carnaval. El carnaval es ahora para las artes, no una reflexión, sino una vivencia donde esto que les cuento es una comparsa más que se agarra a la cintura de los de Disfrázate como quieras de Ramón Illán Bacca quien me ha aceptado entre sus compinches.

Y así, queridos todos, Efraím Medina, mirón como yo desde lo alto de las paredillas, va mi gratitud por este escaso don de la vida, la alegría. No duden que mis desfallecimientos tendrán desde ahora un amuleto para contrarrestarlos: el Congo Literario de las Artes. Y el entendimiento que esta coronación me enseñará que el único dominio posible es el que resulta de mandarse a sí mismo para insubordinarse cada vez hasta llegar al cadalso.

Gracias y gracias.

Texto leído en el Teatro Amira de la Rosa de Barranquilla el 16 de febrero de 2011 con ocasión de la Coronación de Roberto Burgos Cantor con el Congo Literario de las Artes.
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ENLACES de NTC ...


Entrevista

ROBERTO BURGOS CANTOR. UN AUTOR BAJO LA CEIBA.

Por Elkin Restrepo

Revista de la Universidad de Antioquia. No. 302 Dic. 2010- Enero 2011.

http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/revistaudea/article/view/7384/6838 Pdf.
Matriz (toda la revista: http://aprendeenlinea.udea.edu.co/revistas/index.php/revistaudea/issue/view/768/showToc .

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*** Ese silencio. Roberto Burgos Cantor. Noviembre 2010. Seix Barral. Planeta , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2011_01_07_archive.html Allí otros enlaces a publicaciones de NTC ... sobre Roberto Burgos cantor y sus obras.

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Actualizó : NTC … / gra. Febrero 24, 2011. 1:43 PM

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domingo, 20 de febrero de 2011

Gabriel García Márquez, Un triunfo sobre el olvido. Ernesto Volkening. Reseña por Francisco Barrios. Arcadia No. 65.

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CRÍTICA LIBROS
La labor del crítico.

Por Francisco Barrios
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Gabriel García Márquez, Un triunfo sobre el olvido.* Ernesto Volkening
FCE, 2010. 192 Páginas. $35.000. (* http://ntc-narrativa.blogspot.com/2011_01_22_archive.html )
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ARCADIA, No. 65, 18 de Febrero 2011. Página 34.
Impresa. Próximamente en http://www.revistaarcadia.com/ultimas-ediciones
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Criticar es querer y comparar. Por eso me llama la atención que los autores suelan entender las críticas como juicios odiosos y absolutos. Si hubiera leído este libro antes de haber escrito otras reseñas, habría entendido que, después de criticar una obra, conviene añadir, por ejemplo, una nota final de cortesía para con el autor, como lo hace Ernesto Volkening en su magnífico ensayo sobre El otoño del patriarca. Junto con este texto hay tres más sobre la obra de García Márquez, un comentario sobre los cuentos de José Félix Fuenmayor y un apéndice titulado Cómo matar a un autor, en el que Volkening reflexiona sobre el papel de la crítica, de cara al entusiasmo que despertó la obra del novelista de Aracataca.
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Estos ensayos aparecieron entre 1963 y 1976 en ECO, de la Librería Bucholz, fueron reeditados por Arango Editores en 1998, y aparecen ahora, con edición y prólogo de Santiago Mutis Durán, bajo el sello del Fondo de Cultura Económica.
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El primer ensayo, El arte narrativo de José Félíx Fuenmayor (1885-1966), trata sobre los temas recurrentes en los cuentos de Fuenmayor y, al final, habla de la influencia de éste en las obras del llamado "Grupo de Barranquilla".
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En Gabriel García Márquez o el trópico desembrujado, Volkening se despacha contra los primeros análisis de la obra de García Márquez: "( ... ) no se ven por ningún lado las presuntas influencias de Joyce o de la Woolf" y aclara que la influencia de Faulkner en García Márquez es, a su parecer, sólo temática, no formal ni estilística. Sin el menor asomo de ironía, agrega más adelante: "A todas luces el arte narrativo de García Márquez se alimenta de una obsesión meteorológica-barométrica ( ... )", señalando así lo que para él es el aspecto fundamental en los cuentos del primer García Márquez: el calor.
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Anotado al margen de Cien años de Soledad es un ensayo espléndido en el que el autor, a contrapelo del resto de la crítica, manifiesta su decepción con el mítico coronel Aureliano Buendía: "( ... ) ni haciendo un esfuerzo supremo logro explicarme cómo en aquel joven ensimismado, parco de obras y palabras, cuya adolescencia soñolienta, casi vegetativa, transcurría lejos del mundo de las armas, las leyes y los negocios, al pie del umbroso árbol genealógico de la estirpe, despertó de golpe una vocación parecida a la de los antiguos ( .. y. Tiempo después García Márquez afirmaría en una entrevista que los críticos, "y en especial Ernesto Volkening", le hicieron caer en cuenta de que, en sus novelas, repartía los destinos según el género. Viniendo de un autor tan desdeñoso con la crítica, el reconocimiento es un elogio, además de una anécdota que resume el propósito de la labor del crítico: entablar con la obra literaria un diálogo que redunda en beneficio del lector.
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El último ensayo, El patriarca no tiene quién lo mate, es una obra maestra de la crítica. Se concentra en analizar la génesis literaria del patriarca para concluir que no es otra que la suma de la lectura de los mitos griegos y del talento del novelista. Pero Volkening no le concede mayor influencia a la tradición de las novelas de dictador, aunque la comenta por extenso. En algún momento del ensayo se arriesga con una opinión que, a mi parecer, el tiempo se encargó de confirmar: "En fin, tengo la impresión de que García Márquez en la explotación de sus, por cierto, caudalosos recursos, ha llegado a este límite, allende el cual espera el silencio".
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Además de las cualidades que ya señalé, este libro tiene la virtud de ser tan útil para el académico como ameno para el lector común. Así que sólo queda esperar que, el día en el que los libros de ficción se editen con la misma calidad de esta edición, los críticos estemos a la altura de Volkening.
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Actualizó : NTC … / gra. Febrero 20, 2011. 6:23 PM
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lunes, 7 de febrero de 2011

Oscar Collazos. Entrevista. Al banquillo con Margarita Vidal. El País, Cali, Febrero 6, 2011.

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Complementaciones (Oct. 9, 2011).
*** "Experiencia y huella: los cuentos de Óscar Collazos", ensayo de Alejandro José López Cáceres , publicado enLetralia, Tierra de Letras, Año XVI • Nº 25 , 3 de octubre de 2011, Cagua, Venezuela. Ver: http://www.letralia.com/258/ensayo01.htm
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“... todavía la literatura no puede expresar esa realidad frente a la cual hay una cierta incomprensión ... .
... Falta más distancia, no tanto como para que se olvide. Creo que, precisamente por ser incomprendida,
la literatura podría asumir la función de comprenderla desde las hipótesis de la ficción.
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Oscar Collazos. Entrevista. Al banquillo con Margarita.
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"Vivimos entre políticos mediocres que envilecieron la política": Óscar Collazos
El escritor y columnista Oscar Collazos considera que en Colombia "no cerramos los círculos del terror; los perfeccionamos".
Por Margarita Vidal
El País, Cali, Febrero 6, 2011.
http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/noticias/vivimos-entre-politicos-mediocres-envilecieron-politica-oscar-collazos
Edición impresa: http://www.elpais.com.co/elpais/edicion_impresa/091096dc84a1daf308616ce56cc80cf7/elpais-Febrero-06-de-2011.php Páginas 12 y 13.
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Aunque no perteneció al famoso ‘boom’ de la novela latinoamericana, su nombre ha estado asociado al fenómeno editorial que hace 50 años coronó con la fama y el éxito a escritores de diferentes países del continente, entre ellos Fuentes, Cortázar, García Márquez, Carpentier… Óscar Collazos había publicado sus libros El Verano También Moja las Espaldas y Son de Máquina.
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Su voz se hizo sentir en el mapa literario latinoamericano gracias a un artículo que publicó en Marcha, una revista uruguaya, a finales de los 60 y que tituló La Encrucijada del Lenguaje. Al ensayo respondieron Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar y la Editorial Mejicana Siglo XXI cogió al vuelo la importancia de esta controversia y la publicó bajo el título: ‘Literatura en la Revolución y Revolución en la Literatura’. La polémica se mantuvo viva durante los años 70 y, según ha dicho el escritor chocoano, sólo un acuerdo entre Cortázar y él permitió sacarla de circulación.
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Óscar Collazos, un verdadero trashumante: los países del Este en tiempos de la guerra fría, París y Barcelona, junto con sus escritores y poetas forman parte del gran imaginario que ha ido construyendo a lo largo de una vida dedicada a la literatura.
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Sus novelas tienen títulos muy sugestivos: Jóvenes, Pobres Amantes; Tal Como el Fuego Fatuo; Las Trampas del Exilio; Rencor; Batallas en el Monte de Venus; Adiós a la Virgen; La Modelo Asesinada y Señor Sombra, estas dos últimas dentro del género de Novela Negra o Thriller, en boga en los cuatro puntos cardinales de la literatura actual.
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Testigo ático de las muchas diásporas que ha vaciado América Latina en los últimos 40 años, no ha experimentado en carne propia la maldición del exilio, pero sabe de nostalgias, de ausencias y desarraigos. Doctor Honoris Causa en Literatura de la Universidad del Valle, Collazos es un escritor prolífico, macizo, versátil y profundo. Su columna en el periódico El Tiempo ha recibido el Premio Simón Bolívar. Escribe también en otras publicaciones del país y del exterior y vive en Cartagena de Indias, donde se abriga de las amenazas que cortejan a todo aquel que en este país se atreve a denunciar, a cuestionar y a opinar con libertad y contundencia, y donde da rienda suelta a su insaciable pasión de escribidor.
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Tiene usted profundas raíces en el Chocó, una región de Colombia bellísima, rica en biodiversidad. ¿Por qué continúa siendo el departamento más olvidado de Colombia?

El Chocó debería figurar en el muro de la vergüenza del Estado colombiano. La antigua “tierra de misiones” está separada del resto del país, no sólo por una fascinante selva húmeda, sino por despreciable indiferencia del país andino.
Fue condenado a ser empleador de una clase política que sirve de sucursal al clientelismo nacional.
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¿Qué clase de dirigencia ha mandado allá?

El Chocó dio grandes figuras liberales y conservadoras a la política nacional: Diego Luis Córdoba, Adán Arriaga Andrade, por ejemplo. Pero no bastó para crear una línea de continuidad política e intelectual. A los políticos que vinieron les faltó grandeza y les sobraron mediocridad y ambiciones. Iban a Bogotá a fortalecer sus feudos regionales.

¿Cómo recuerda su adolescencia en Buenaventura?

Revulsiva, intensa y feliz en medio de una pobreza digna. Fue la fuente que nutrió mis primeros libros de cuentos y novelas. ¡Qué rápido y pronto se perdía la inocencia! Desde los muelles, hacia la bahía, soñaba con el mundo. Detrás de la cordillera estaban Cali, el Valle y la herencia paterna, una casa en el Cali Viejo, la Loma de San Antonio.
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¿Por qué ha dicho que encontró allí su vocación literaria?
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Porque allí aprendí a leer todo lo que cayera en mis manos. Lo hacía como un desesperado, pues no conocí en casa el mundo de los libros. Escribía torpemente, relatos y poemas, a borbotones y sin método, rompiendo normas narrativas que no conocía, hablando de infancia y adolescencia en una ciudad donde pocos leían y escribían.
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¿Cuáles fueron sus primeras lecturas?
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No se ría: Vargas Vila, Rómulo Gallegos, poemas del “parnaso colombiano.” Y, en serio entre los 15 y 18 años, Renan, Voltaire, Rousseau, Shakespeare (sí, lo leía en voz alta), Whitman, Zola, Neruda, Huidobro, Dylan Thomas, todo en desorden hasta que llegué a J.D. Salinger y a William Saroyan. Llegué a Sartre y a Camus y a los neorrealistas italianos, Moravia y Pratolini. Con ellos aprendí a escribir sobre la adolescencia. Hasta que llegué a Hemingway y , por ese camino, a Álvaro Cepeda y García Márquez.
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¿Cómo recuerda su llegada a Bogotá en los años 60?
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En 1962. Solitario y lleno de ambiciones literarias, a duras penas con los pesos para la sopa de la cafetería de la Nacional y el bus que me llevaba a casa de tía Leonor, que vivía en el 20 de Julio. La bohemia era la manera más digna de soportar la pobreza. Recuerdo pensiones de paso en el centro, el frío de las madrugadas. Lo narré en Crónica de Tiempo Muerto. En 1963 regresé a Cali y me enrolé en el TEC. ¿Amigos? Algunos nadaístas, Enrique Buenaventura, Umberto Valverde, Álvaro Bejarano, siempre generoso y lúcido.
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¿Cómo era el ambiente intelectual de la época?
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En Bogotá, pasaba por El Cisne y El Automático. La ‘vanguardia’ estaba en El Cisne, la tradición en El Automático. Todo el mundo estaba a mano: escritores, arquitectos, pintores, escultores, teatristas, Salmona y Marta Traba, Grau y el Chuli Martínez. Habría que escribir la historia cultural de esa década de grandes sueños y pequeños cambios. Cali empezó a ser el centro de la cultura colombiana con los festivales de arte que organizó Fanny Mickey. La verdad es que me hice escritor en Cali.
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En esta época publica sus primeros relatos que fueron bien recibidos por la crítica...
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En 1966 se publicó mi primer libro de cuentos, El Verano también Moja las Espaldas. No sabía lo que hacía. La crítica dijo que esos relatos rompían con la inmediata tradición narrativa. Fueron celebrados por Gabo, Cepeda, Marta Traba, Jorge Zalamea y Ernesto Volkening. No los escribí estando consciente de que rompía con nada. Los escribí al ritmo de un dictado interno, vertiginoso y en cierto sentido torpe, pero auténtico. Los temas me dictaban la técnica. Mis novelas vinieron después de 1975, influenciado por Cortázar.
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¿Es cierto que en esa época se configuraba una generación de escritores que, en bloque, se proponían un enfrentamiento al nadaísmo y también a ciertos valores dominantes de la literatura colombiana tradicional?
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No sé si hubo una gavilla antinadaísta. Polemicé con Gonzalo Arango, no tanto porque no creyera que el nadaísmo era una corriente de ruptura, fresca e irreverente, una propuesta de cambio vital, más que literario, sino porque su ‘vanguardismo’ (paráfrasis de dadaísmo y surrealismo) era tardío. Gonzalo fue un gran prosista, un pésimo poeta y un dramaturgo irrepresentable, pero el caudillo carismático de una causa nueva. De todas maneras, había que pelear con alguien. Y si eran amigos, mejor.
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¿Cómo recuerda el París del 68, cuando era un escritor lleno de intenciones revolucionarias que coincidieron con el movimiento estudiantil de Mayo?
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Llegué a París después de un periplo ‘soviético’ de dos meses: Moscú, Leningrado, Riga, Praga, Bratislava, Berlín Este, etc., en marzo, cuando reventó la revuelta estudiantil. Aterricé entonces en la realidad del comunismo. Mayo era la crítica feroz a todo totalitarismo, fascista y comunista.
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¿Cómo sobrevivió en París y que significaron Carlos Duplat y Christiane Rochefort?
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Duplat (que era una mezcla de Che Guevara y la Pola) me presentó a Christiane Rochefort, autora de ‘Le répos du guérrier’, novela que yo quería mucho. Christiane me dio trabajo, pagándome muy bien por tres horas de clases de español cada mañana. Me llevaba a almorzar a La Coupole en un Jaguar deportivo rojo, me presentó a Claude Chabrol y a Simone de Beauvoir, pero todo quedó allí: darle la mano o dos besos a personajes que admiraba.
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Reemplazó en la dirección del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas de La Habana a Mario Benedetti. ¿Cuál fue su labor allí?
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Fue una sorpresa: Mario, Haydée Santamaría y Fernández Retamar pidiéndome que me quedara dirigiendo el CIL. Dije temerariamente sí y allí estuve durante dos años. Había que coordinar las investigaciones y publicaciones en curso con un pequeño equipo. Fue la oportunidad de tratar de cerca a Lezama Lima, Virgilio Piñera, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Pablo Armando Fernández y otros. Y a cuanto escritor pasara por ‘la casa’: Cortázar, Goytisolo (José Agustín), Enzensberger. Efraín Huerta, René Depestre, Paco Urondo, Rodolfo Walsh.
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Me gustaría que me dijera una corta frase en relación con los personajes que conoció en aquella época:
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Carpentier: una voz clásica; sólo se pensaba en tono de orquesta sinfónica. Sus cuentos suenan a cuarteto de cuerdas.
Benedetti: inagotable, de humildad muy uruguaya, prolífico, devoto de la revolución hasta el entusiasmo y, por lo mismo, expuesto de buena fe al error.
Galeano: analítico, desbordante de entusiasmo y narcisismo, una brillante síntesis política que pasa por su prosa, autor de un libro clásico (Las Venas Abiertas…) que glosa a otro clásico anglosajón (Los bienes terrenales del hombre). Descubrió un género breve del tamaño de su país.
Goytisolo (José Agustín): anarquista disfrazado de marxista lírico; un seductor que escribía versos sencillos de gran profundidad. Entrañable, como Cortázar.
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Entre la Cuba de ese momento y la Cuba de hoy han pasado 40 años, ¿según su experiencia y su análisis, qué queda de la revolución de Fidel?
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Quedan grandes conquistas sociales en la salud, la educación, las ciencias y las artes, pero no basta. El régimen debió de haberse abierto hace 20 años. Hoy, tiene una salida en el modelo chino: un Estado de férreo control político, y una economía ‘capitalista’ que socialice en breve tiempo la riqueza. Pero la tradición china no es igual a la cubana, donde cuentan las libertades individuales y los derechos humanos.
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Vuelve a Colombia en el 89, luego de 20 años de ausencia. Usted dice que fue un momento de reflexión ya que tuvo la sensación de que había estado ausente de la violencia y del proceso de lo que denomina la “criminalización” de la sociedad colombiana. ¿Qué significa esto?
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Que la ausencia de Colombia me había alejado de su realidad, cambiante y trágica. Todo iba demasiado deprisa. Sentía que se me estaban congelando los mitos, que me perdía de la realidad y del lenguaje. Y volví, después de quemar las naves en Barcelona: ya no era la ciudad que conocía; la europeización de España nos hacía sentir cada vez más extraños.
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¿Por qué reescribió su novela Las Trampas del Exilio con el nuevo título de El Exilio y la Culpa? ¿Un libro terminado, no es como un cuadro terminado y firmado por el autor?

No, un libro terminado está terminado sólo convencionalmente, como un cuadro, que tiene una frontera provisional en el tamaño de la tela: puede ser reescrito y pintado, pero se convierte en otra obra. Sentí que el punto de vista de la primera versión me limitaba y reescribí el texto desde otra perspectiva, más satisfactoria para mí y más profunda para el tema del exilio.
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¿Cómo se ‘mastica’ el exilio, ya que usted conoció de cerca la diáspora suramericana iniciada a partir de 1973, después del golpe de Pinochet?

La novela nace de esa experiencia: vi pasar por Barcelona a decenas de amigos exiliados, hacia Francia, Alemania, Noruega, Suecia. Escuché sus versiones del terror. Conocí a otros en el Berlín occidental de 1977, soñando con volver, otros con la idea de conspirar y tumbar al dictador. Por eso la dedico a José Donoso y Mauricio Wacquez, amigos escritores que no vivieron el golpe. ¿Todos los exiliados fueron víctimas? ¿Todos los que se dijeron víctimas lo fueron realmente? La novela responde a esas preguntas cuando recorre el destino de una desaparecida llamada Susana Jara.
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¿Cómo cambia el exilio al ser humano?
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Nunca fui un exiliado pero conocí a muchos: el pasado les congela la posibilidad de dar un paso hacia el futuro. El futuro no se cifra en sus vidas sino en la permanencia o caída del dictador. El realismo se les vuelve pesimismo; los sueños, muy fantasiosos.
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Los temas dominantes de su narrativa son el exilio, el erotismo y la política. ¿Qué significan cada uno de ellos?
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El erotismo, una forma de la felicidad; el exilio, la desterritorialización de la memoria; la política, el escenario donde actúa el ciudadano y se pone a prueba su dimensión ética.
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Considera la política en su significado más amplio como “respuesta ética a un mundo o un orden social que abomino”. ¿Podría ampliar este concepto?
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Vivimos entre políticos mediocres o listillos que envilecieron y siguen envileciendo la política: se enriquecen con ella o no les importa llevarla al territorio del crimen. Actúan dentro de un “orden social” que los justifica, que no los sanciona ni los censura. Escribir éticamente desde la política es resistirse a esas prácticas.
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¿Cuáles son los temas que lo atrapan dentro de su obra narrativa?
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Las últimas violencias, el impacto del narcotráfico, el paramilitarismo, la guerrilla y la criminalización de los agentes del Estado, el efecto que esto tiene en nuestra vida, en las industrias de la belleza, en la búsqueda de vidas verdaderamente auténticas, no mediatizadas por la riqueza fácil. Hablo de La Modelo Asesinada, Batallas en el Monte de Venus y Rencor.
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A pesar del panorama de violencias , en Señor Sombra hay un toque de esperanza, ¿cómo la rescata?
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¿Esperanza? Me alegra saberlo. Creo que en la justicia. Llega, tarde o temprano. Digamos que creo en la justicia, no como un aparato burocráticamente organizado, frágil en la medida en que la administran seres humanos. Creo que la confianza en la justicia evita la horrible realidad de imponer la venganza, el círculo vicioso que multiplica el terror.
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Usted ha dicho que Colombia se ha vuelto uno de los países más difíciles para opinar públicamente e informar. ¿Cómo lo ha experimentado en carne propia?
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Difícil no quiere decir imposible. Se escribe bajo una presión no siempre visible ni explícita. Hace unos cinco años, lo sentí por medio de las amenazas de muerte que me hicieron. Tal vez no pretendieran matarme sino asustarme, pero lo que se busca es que aceptemos que ellos son fuertes y nosotros débiles, que ellos son invisibles y nosotros muy visibles y que, por eso, estamos en desventaja.
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También dice que hay ciertas cosas que no se pueden tocar, a menos que asumas el riesgo. ¿Qué cosas?
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El ataque frontal a la criminalidad organizada del narcotráfico y el paramilitarismo, que no han muerto.
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Estremece su frase: “La ritualización de la venganza, de la muerte, se convierte en una especie de patología colectiva en la vida colombiana durante la época del asesinato de Gaitán”. ¿No cree que varias décadas después y a la vista de los horrores de la guerrilla y el paramilitarismo, retornamos a esa época como en un péndulo macabro?
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Eso es lo trágico: no cerramos los ciclos del terror; los perfeccionamos; del machete y el revólver de los chulavitas a la motosierra de los paracos, de la escopeta de los chusmeros al AK-47 o a los cilindros bombas de los guerrillos; de las emboscadas nocturnas a las minas quiebrapatas.
El día que nos dejemos de matar con tanta crueldad, el día en que la muerte sea sólo una anomalía previsible del orden público y no la acción patológica de hoy, tendremos que asistir a una terapia colectiva.
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Usted ha dicho que cuando abrimos los ojos ante su existencia ya el narcotráfico había creado nuevos arquetipos en la sociedad. ¿Cuáles?
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Creó modelos de vida: la creencia de que es posible dejar de ser pobre de la noche a la mañana, que se podía ser rico si se cerraban los ojos al origen del “estiércol del diablo”, que se podía seguir en el poder político si se hacían alianzas con los criminales, que dárselo a un jefe que paga $800.000 pesos mensuales de sueldo no es lo mismo que dárselo al mafioso que paga $5 millones, que el fin justifica los medios. En fin, va a costar mucho desnarcotizar esos valores. Esa moral se define muy bien en el libro autobiográfico de Virginia Vallejo: era un asesino, pero lo amaba.
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En 2005, dijo que “todavía la literatura no puede expresar esa realidad frente a la cual hay una cierta incomprensión”; ¿diría que ya empieza a aparecer en nuestra literatura algún tipo de cuestionamiento sobre lo que ha pasado con la sociedad colombiana?
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Falta más distancia, no tanto como para que se olvide. Creo que, precisamente por ser incomprendida, la literatura podría asumir la función de comprenderla desde las hipótesis de la ficción.
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NTC ... ENLACES SOBRE Oscar Collazos:

PARADOJAS DE LA OPULENCIA. Por Oscar Collazos.
http://ntc-eventos.blogspot.com/2009_03_23_archive.html

SOLEDAD AL FINAL DEL COCHE CAMA*. Oscar Collazos. Cuento.
http://ntc-ediciones-virtuales.blogspot.com/2011_01_23_archive.html .

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Actualizó : NTC … / gra. Febrero 7, 2011. 8:11 am.
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martes, 1 de febrero de 2011

Rodrigo Parra Sandoval, caleño, mención de honor, con su novela Faraón Angola, en el Premio Literario Casa de las Américas 2011.

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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ... .
http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
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ACTUALIZACIÓN a FEBRERO 27, 2011.
Descendiente de Verne y de Tarzán
Por: Nelson Fredy Padilla.
El escritor y sociólogo Rodrigo Parra Sandoval fue galardonado en los premios literarios Casa de las Américas 2011.
Ediciones B publicará la premiada novela 'Faraón Angola' en la Feria del Libro de Bogotá
El Espectador, impreso, Febrero 27, 2011. Pags. 56 y 57.
Allí sugerimos ver el comentario de NTCGRA.
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Rodrigo Parra Sandoval, caleño,*
mención de honor, con su novela Faraón Angola,
en el

Premio Literario Casa de las Américas 2011, Cuba.
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Publicamos gracias al aporte de la información de la escritora Lina María Pérez.
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RODRIGO PARRA SANDOVAL.
Fotografía de: http://ntc-documentos.blogspot.com/2007_11_22_archive.html Allí textos de y sobre el escritor: "Es CALEÑO, sociólogo, escritor, profesor universitario e investigador independiente, ha trabajado con entidades internacionales como UNESCO y CEPAL. Ha ganado en dos ocasiones el Premio Nacional de Ciencias Sociales y el Premio Interamericano de Educación Andrés Bello de la Organización de Estados Americanos (OEA). ..." .
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EL ANUNCIO EN LA WEB de CASA DE LAS AMÉRICAS
(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)

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Premio Literario Casa de las Américas 2011.
PREMIO 2011> PREMIADOS
http://www.casadelasamericas.com/premios/literario/2011/premios.php?pagina=premios

NOVELA
El jurado integrado por Roberto Burgos Cantor, de Colombia; Claudio Ferrufino-Coqueugniot, de Bolivia; Martín Kohan, de Argentina; Andrea Jeftanovic, de Chile y Rogelio Riverón, de Cuba acordó otorgar por unanimidad el Premio a la obra:

La venganza de las chachas
Gabriel Santander Botello, de México


“Esta es una narración desmesurada, desbordante y gozosamente eximida de las reglas de lo correcto, de la contención, o de las proporciones. Se lanza a las peripecias más bien disparatadas de dos mujeres de vidas erráticas, y de un niño asombroso que oscila entre la genialidad y la simple inadaptación. Presenta un mundo carnavalesco y expresionista que se deja iluminar por un lenguaje brillante. Novela que propone una hibridez en el plano del territorio y del lenguaje, dando cuenta de una condición contemporánea, a la vez que utiliza un humor feroz que revela y potencia las acciones”.

Menciones

Faraón Angola
Rodrigo Parra Sandoval, de Colombia


Los hijos soñolientos del abismo
Geovannys Manso Sendán, de Cuba

… sigue: otros premios :
http://www.casadelasamericas.com/premios/literario/2011/premios.php?pagina=premios
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De: Dpto. Presidencia Casa de las Americas
Fecha: 27 de enero de 2011, 14:27
Asunto: Mención Premio Casa
Para: RODRIGO PARRA SANDOVAL

La Habana, 27 de enero 2011
Ref. P- 125

Rodrigo Parra Sandoval

Estimado amigo:

Lo felicitamos por haber obtenido mención de honor, con su novela Faraón Angola, en el Premio Literario Casa de las Américas 2011.

La noticia se hará pública en la noche de hoy.

Muy cordialmente,

Roberto Fernández Retamar
Presidente
Casa de las Américas
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NTC ... ENLACES Y COPLEMENTACIONES.
.(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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Rodrigo Parra Sandoval
Fotografías: María Isabel Casas R. de NTC ... http://picasaweb.google.com/ntcgra/MAESTROSDELGENERONov2007EnCali# (Album) , http://ntc-documentos.blogspot.com/2007_11_22_archive.html , (nov. 25, 2007). Las dos de la derecha: blog Jorge Eliécer Pardo —novelista colombiano— http://jorgeepardoescritor.blogspot.com/2010_02_15_archive.html * , ( 25 de febrero de 2010 ) * Allí texto "Rodrigo Parra Sandoval de la selva africana al ciberespacio" por Jorge E. Pardo.
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"MUSEO DE LO INÚTIL". Rodrigo Parra Sandoval. NOVELA. Ediciones B; Bruguera, octubre, 2007. 527p. Ver más adelante.
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Un fresco contemporáneo
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ESTA NOVELA, plena de gracia, empieza con una declaración que constituye la ambición de su estética. En la carta que uno de los personajes dirige a Julio Verne, afirma: inventar un mundo imposible en el cual ese amor fuera posible. Esta es la desmesura de un autor que ha explorado de forma explícita las tensiones entre la intuición artística y el conocimiento. Parra Sandoval lo hace con un poder transgresor que se apoya en los delirios de un humor ilustrado. Las páginas referidas a Dios y los conflictos de este con la modernidad parodian las series de televisión norteamericanas en las cuales al Creador le cuesta entender la humanidad de su creación.
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De alguna manera la escritura de la novela es concebida como un viaje que solo se llevará a cabo con la imaginación. Y de todo surge una innovadora metáfora de una ciudad: Cali. Su cartografía espiritual y urbana es armada a la manera del animal emblema de Museo de lo inútil: el ornitorrinco. Algunas de sus páginas memorables relatan la explosión de los camiones cargados de dinamita en Cali. Ese hecho de la realidad se articula y parece corresponderse con las explosiones que aparecen en un cuadro y cuyo examen por los personajes revela la estructura de la novela, una más de las tensiones que aparecen en su desarrollo. Y fiel a sus maestros, Parra acepta que no existen los comienzos. Así, entre la fuerza desintegradora y el propósito integrador, jugando con Max Ernst y Esopo, con Verne y Flaubert, ese Flaubert cuya omnipresencia insistimos en mantener viva, con Jorge Isaacs, con los cómics y el cine, con la radio y la música, con Darwin y Derrida, se levanta un museo contemporáneo donde la escritura es el testimonio de una aventura de la imaginación. Acaso una posibilidad de reordenamiento de la vida y una conjetura sobre sus felicidades y sus cataclismos. De repente un sarcasmo para sacudirnos de tanta costumbre acuñada con indiferencia.
Por ROBERTO BURGOS CANTOR
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RODRIGO PARRA SANDOVAL en Cali, Noviembre 2007
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MAESTROS DEL GÉNERO
Conferencias magistrales y diálogosEventos dentro del PROGRAMA de Lanzamiento de "Viva la Manzana del Saber"en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero, Cali , Martes 20 de noviembre - Viernes 14 de diciembre, 2007. Detalles y textos, ver: MAESTROS DEL GENERO. Conferencias magistrales , http://ntc-documentos.blogspot.com/2007_11_22_archive.html
.LA CATEDRAL DE MAX ERNST. LA CIENCIA, EL ESCRITOR Y LA NOVELA . Por Rodrigo Parra Sandoval . Conferencia leída, el 23 de Nov. 2007 en Cali, en el programa MAESTROS DEL GENERO, Conferencias Magistrales. Texto de la conferencia, en: http://ntc-documentos.blogspot.com/2007_11_22_archive.html
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AUDIO (60:13 min) : Presenta José Zuleta y la intervención de Rodrigo Parra: Escuchar ahora , http://www.goear.com/listen/0f977fc/la-catedral-de-max-ernst-la-ciencia-el-escritor-y-la-novela-rodrigo-parra-sandoval

AUDIO DEL CONVERSATORIO (62:05 min): Escuchar ahora , http://www.goear.com/listen/71eb7af/escritor-y-la-escritura-conversatorio-rodrigo-parra-sandoval

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RODRIGO PARRA SANDOVAL exponiendo su conferencia. Otras fotografías (album): http://picasaweb.google.com/ntcgra/MAESTROSDELGENERONov2007EnCali# Fotografías: María Isabel Casas R. de NTC ... . Mosaico del album:
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"EL MUSEO DE LO INÚTIL"
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Texto en la solapa del libro:
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Con su primera novela, El Álbum Secreto del Sagrado Corazón, (1978), planteó una ruptura con el realismo mágico al escribir una historia lúdica e irónica que desafía las normas tradicionales del género. El Álbum fue seleccionado como una de las trece obras literarias indispensables de la literatura colombiana de todos los tiempos. A esta obra le siguieron novelas y libros de cuentos entre los que cabe mencionar El don de Juan, premio nacional de novela 2002 y Tarzán y el filósofo desnudo (1996), catalogada como una de las seis mejores novelas colombianas del último cuarto de siglo.
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Sociólogo, profesor universitario e investigador independiente, ha trabajado con entidades internacionales como UNESCO y CEPAL. Ha ganado en dos ocasiones el premio nacional de ciencias sociales y el premio interamericano de Educación Andrés Bello de la Organización de Estados Americanos (O EA).
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OTROS ENLACES E INFORMACIÓN:
(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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Arcadia, Noviembre 2007
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En el blog: Jorge Eliécer Pardo —novelista colombiano
(Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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2008. Jorge E Pardo, Fernando Ayala y Rodrigo Parra. Fotografías: blog Jorge Eliécer Pardo —novelista colombiano—http://jorgeepardoescritor.blogspot.com/2010_02_15_archive.html * ( 25 de febrero de 2010 ). * Allí texto "Rodrigo Parra Sandoval de la selva africana al ciberespacio" por Jorge E. Pardo.

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Actualizó : NTC … / gra. Febrero 1, 2011. 10:45 AM

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