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Contraportada de la cubierta del libro . Texto:
Un libro auxiliar para profesores de literatura a todo nivel.
Una guía para el desarrollo creativo de los talleres de literatura.
De la mano de los grandes escritores del mundo, los temas claves de la literatura
adquieren una definición sustancial y comprensible.
El arte y el oficio de escribir explicados sin truculencias teóricas o verbales.
Más de un centenar de maestros universales - de la talla de Umberto Eco, Truman Capote, Jorge Luis Borges - cuentan cómo aprendieron a leer, escribir, a tener un estilo, dominar una técnica, degustar la poesía, el teatro, la novela, el cuento, el cine.
Un manual de referencia para estudiantes o simples lectores.
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Solapas de la cubierta
Narrador y fotógrafo, Roberto Rubiano Vargas (1) también trabaja en la realización de cortometrajes y videos. Nació en Bogotá en 1952. Ha publicado los siguientes libros: en 1978, la antología Fotografía colombiana contemporánea (coautor); en 1981, una colección de cuentos, Gentecita del montón; en 1983, Crónica de la fotografía en Colombia 1841-1948 (coautor); en 1985, en Quito, Anuncios de hojalata, y en 1988, una novela corta juvenil, Una aventura en el papel. Excepto el libro publicado en Quito, los demás libros fueron producidos por Carlos Valencia Editores.
Rubiano Vargas obtuvo el premio nacional de cuentos de la Fundación Guberek en 1981, Y también el primer premio en el 11 Concurso Nacional de Cuentos de El Diario del Caribe, de Barranquilla, en 1975.
Desde 1982 reside en Quito, donde es corresponsal de la revista Cromos.
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Carátula del libro sin cubierta
Der.: de María Isabel Casas de NTC ... (Cali, Nov. 22, 2007.
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Macedonio Fernández
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Quiero señalar también que aun cuando todas las circunstancias que rodearon a cada escrito fueran exhumadas y mostradas al lector, no por ello estaría éste más cerca del misterio de la creación.
Henry Miller
Presentación 13
La lectura: principio y fin de la escritura 16
El sencillo arte de escribir 24
La nostalgia como materia narrativa 33
El escritor y la técnica 40
Computadores, teclas, plumas 50
El estilo es el hombre 55
La literatura como arte 61
El cuento: un género específico 66
La novela, ese género desconocido 73
Poesía: el sagrado arcano 82
Publicación, publicidad, público 86
Consejos para sobrevivir (como escritor joven o no) 93
El cine: la tentación del siglo XX 98
Periodismo y creación literaria 109
Narrar para los niños, un oficio con oficio 113
Escritura, sufrimiento, éxito y fracaso 119
La crítica, esa abuela desalmada 126
Literatura y ética social 137
Vida privada y otras manías 145
(Por ejemplo, hablar mal de otros escritores)
Bibliografía
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PRESENTACIÓN (PROLOGO)
Por Roberto Rubiano Vargas (1) . (Los enlaces y las imágenes son de NTC ...)
En El oficio de escritor *, el clásico libro, entrevistas de la París Review *, William Faulkner * declaraba que el lugar perfecto para un escritor era una casa de citas, porque en la mañana se podía escribir en silencio y en la noche había todo el bullicio y vida alegre que pudiera necesitar.
Este libro comparte con ese lugar ideal mencionado por Faulkner el mismo sentido de clandestinidad y culpa. Es un libro hecho de amores pasajeros, tomando opiniones de entrevistas, cartas, revistas, novelas, prefacios, etc. En su selección debe haber olvidos, porque como señala Borges; las omisiones siempre se notan más que las selecciones. Pero en general este libro nace de la consideración de que el escritor necesita hablar de su oficio. De la mañana a la noche un escritor está viviendo para la literatura. Lee para escribir, escribe para leer el libro que nadie ha escrito. Vive de literatura. Sueña con literatura. Descansa para poder seguir escribiendo. Todo en su vida gira alrededor de la literatura. Por eso resulta fácil que apenas le dan oportunidad, se largue a hablar con generosidad sobre literatura. La suya y la de los demás.
Esta es una charla informal sobre la alquimia literaria. Una charla en la que ningún escritor estuvo junto a otro, sin embargo todos estuvieron conmigo a través de sus palabras, sensatas o frívolas, pero en general amenas. En este conjunto de ideas no hay recetas para aprender a escribir, a menos que algún despistado tome al pie de la letra las apreciaciones aquí reunidas. Cada cual es libre de encontrar las asociaciones e interpretaciones que prefiera. Yo me he limitado a reunirlos en mi mesa de trabajo y me he divertido con ellos durante muchos años leyendo sus opiniones en largos kilómetros de papel impreso, y luego, como un buscador de oro de esos relatos de Jack London que me acompañaron en la infancia, lavando el plato durante el tiempo que demoré preparando este trabajo.
Las condiciones que me impuse fueron pocas. Evitar las referencias directas a obras, circunstancias, fechas, coyunturas políticas o literarias, y un gran respeto a las opiniones escogidas, tratando de hacer sintéticas las citas sin que perdieran sentido.
La dispendiosa edición del material escogido trata de darle una continuidad al texto, eliminando, casi, la presencia del "propietario" de la idea, o la acumulación de citas a la manera de los libros de "citas citables", o una pretenciosa ilación que volviera soporífero el texto.
Estas páginas no enseñan a escribir, pero tal vez sí enseñen a leer de otra manera. En esta hora en que la búsqueda del lector se hace tan difícil para el escritor, en que la oferta editorial es tan confusa, acercarse a las razones de la literatura quizá permitan al lector llano acceder a herramientas que afinen su criterio.
Este libro también puede verse como un manual de referencia. Util a profesores, estudiantes o simples lectores. No menciono a los escritores porque ellos están contenidos en el último robro.
Tiene un sentido práctico. Porque es un libro hecho por el monólogo aislado de muchos autores que en diferentes épocas han repetido las mismas cosas, hasta llegar a este compendio cernido por la terquedad del tiempo. En él evité, hasta donde fue posible, incluir opiniones de lectores especializados, es decir, los estudiosos de la literatura, críticos y otros especímenes de fauna similar. No por fobia hacia ellos, sino por lógica. Cada gran novela genera tal cantidad de estudios, interpretaciones y elucubraciones, que espigar, aunque sea de manera superficial en ese horizonte de interpretaciones, haría interminable este trabajo. Cualquier excepción se entenderá que es justificada.
Interminable también sería aguardar a tener una selección ideal de opiniones. Las aquí incluidas son una selección arbitraria del compila dar. Me inclino a pensar que otra selección, hecha por otro lector, utilizando las mismas fuentes, sería bastante diferente. Tan diferente como mis huellas digitales de las huellas digitales de otro compiladar. Por tanto este libro termina en el punto donde cualquier otro podría continuar.
Su esencia es tan mutable como la creación literaria.
Este libro nace del oficio de leer. Por tanto el primer tema en este diálogo entre escritores deberá ser ese. ¿Por qué se lee?
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ICONO EDITORIAL LTDA. http://www.iconoeditorial.com/ Febrero 15, 2006.
http://www.iconoeditorial.com/libro.html?libro_id=4
Roberto Rubiano Vargas logra un diálogo «posible» entre grandes escritores sobre los temas de mayor interés para la literatura.Por las páginas de este libro deambulan sus fobias (las de ellos), sus secretos (los de ellos), sus momentos de penumbra y sus más encumbradas reflexiones. Y también sus estupideces.
Roberto Rubiano Vargas (Bogotá, 1952) es narrador, fotógrafo y documentalista, autor de la novela El anarquista jubilado; los libros de cuento Vamos a matar al dragoneante Pelaez, ,i>El informe de Galves (Premio Nacional íCiudad de Bogotáî, IDCT, 1993), Gentecita del montón (Premio Nacional de Cuento, 1981); las novelas para jóvenes Una aventura en el papel y En la ciudad de los monstruos perdidos, y el libro de poemas Relato del peregrino, además de las investigaciones Fotografía colombiana contemporánea, Crónica de la fotografía en Colombia y la biografía Robert Capa, imágenes de guerra. Sus obras han sido seleccionadas en numerosas antologías, y su más reciente premio nacional le fue otorgado por el diario El Tiempo en 2001 al mejor cuento corto. ( http://www.iconoeditorial.com/popups/autor.html?autor_id=1 ) (1)
Prólogo, selección y notas de Roberto Rubiano-Vargas, Icono, Colombia, 2006.
(Escribe: Álvaro Castillo-Granada).
http://www.revistaaleph.com.co/breve.php3?id_breve=32
http://elojoenlapaja.blogspot.com/2007/11/alquimia-de-escritor-compilado-por.html
Boletín Cultural y Bibliográfico , Número 28, Volumen XXVIII, 1991
http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti5/bol28/oficio.htm
Alquimia de escritor. Citas de grandes autores sobre el taller literario
Prólogo, selección y notasde Roberto Rubiano Vargas . Intermedio Editores, Bogotá, 1991, 150 págs.
*SOBRE LA CITA DE WILLIAM FAULKNER
El parrafo en donde se encuentra lo expresado por Faulkner:
INTERVIEWER
Then what would be the best environment for a writer?
FAULKNER
Art is not concerned with environment either; it doesn’t care where it is. If you mean me, the best job that was ever offered to me was to become a landlord in a brothel. In my opinion it’s the perfect milieu for an artist to work in. It gives him perfect economic freedom; he’s free of fear and hunger; he has a roof over his head and nothing whatever to do except keep a few simple accounts and to go once every month and pay off the local police. The place is quiet during the morning hours, which is the best time of the day to work. There’s enough social life in the evening, if he wishes to participate, to keep him from being bored; it gives him a certain standing in his society; he has nothing to do because themadam keeps the books; all the inmates of the house are females and would defer to him and call him “sir.” All the bootleggers in the neighborhood would call him “sir.” And he could call the police by their first names. So the only environment the artist needs is whatever peace, whatever solitude, and whatever pleasure he can get at not too high a cost. All the wrong environment will do is run his blood pressure up; he will spend more time being frustrated or outraged. My own experience has been that the tools I need for my trade are paper, tobacco, food, and a little whiskey.
INTERVIEWER
Bourbon, you mean?
FAULKNER
No, I ain’t that particular. Between Scotch and nothing, I’ll take Scotch.
....
** Fuente: http://theparisreview.org/viewinterview.php/prmMID/4954 y de allí a
—¿Bourbon? —No, no soy tan melindroso. Entre escocés y nada, me quedo con escocés.
Por Roberto Rubiano Vargas.
Tomado del libro: “ALQUIMIA DE ESCRITOR”. Citas de grandes autores sobre el Taller Literario. Prólogo, notas y selección de Roberto Rubiano Vargas (1). Intermedio Editores, 1991. Bogotá. Primera edición. Pags 66 a 72, (Segunda edición Icono Editorial, 2006).
Escaneó, reprodujo y difunde: NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia, Marzo 17, 2009
Publicado en La musa y el artesano. Roberto Rubiano Vargas
http://ntc-documentos.blogspot.com/2009_02_18_archive.html
El cuento corto o short story ha generado cataratas de definiciones, apotegmas, codas y demás reducciones. Aún no termina el bizantino debate sobre las diferencias entre un cuento, un relato, o una novela corta, pues aunque los autores sensatos tienen sus propias y claras ideas al respecto, la diletancia intelectual nunca concluirá con el tema.
En un texto sobre sus propios relatos, Heinrich Böll anotaba que cuando él se iniciaba en la escritura, hacia los años treinta, había a su alcance por lo menos de treinta a cuarenta manuales sobre la manera de ejecutar un cuento. Si esto era posible sólo en un idioma, el alemán, multipliquemos por los demás idiomas, sumemos casi sesenta años de publicaciones, para imaginar la cantidad posible de textos, principios, anotaciones, opiniones que puedan haberse vertido sobre la manera de hacer un cuento. En nuestro idioma Horacio Quiroga escribió una summa sobre el cuento que ha sobrevivido por años: su decálogo del cuentista perfecto, decálogo que a propósito está incluido en gran parte en esta colección de citas, lo cual no sé si habla bien de Quiroga, o muy mal del autor de la selección. En todo caso son demasiados los autores que se han detenido en él, por ejemplo, Julio Cortázar hizo glosas de ese decálogo, algunas de las cuales también están incluidas en esta selección. En general los escritores siempre han dejado consignadas sus opiniones sobre su peculiar manera de concebir el cuento. Leerlas podría ayudar a quien se decide a escribir cuentos a encontrar la mejor manera de ejecutarlos, pero sobre todo debería permitir al lector llano acercarse a la magia de este género perfecto de la narrativa.
Esta selección, por tanto, es muy limitada comparada con la que podría llegar a hacerse si el autor tuviera la paciencia, el interés y creyera que fuera necesario hacerla.
Es sólo una breve sugerencia.
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Julio Cortázar. Nunca aprendí a escribir cuentos. Podría repetirle la boutade de Picasso (sin ninguna vanidad): "Yo no busco, encuentro". Yo encontré el cuento.
Truman Capote: Creo que el cuento, cuando es explorado seriamente, es el más difícil y el más riguroso de los géneros en prosa existentes. Todo el control y la técnica que yo pueda tener se lo debo enteramente a mi adiestramiento en este género.
William Faulkner: Tal vez todo novelista quiere escribir poesía primero, descubre que no puede y a continuación intenta el cuento, que es el género más exigente después de la poesía. Y, al fracasar también en el cuento, y sólo entonces, se pone a escribir novelas.
Truman Capote: El relato breve es la forma más difícil para la persona que verdaderamente sabe utilizarla. La mayoría de la gente es incapaz de escribir relatos, de modo que no importa. Pero, para aquel que es un artista del cuento, es lo más difícil porque exige el mayor dominio y precisión. Muchos escritores hacen cuentos, pero no escriben relatos, así que no saben lo que hacen.
Patricia Campbell: Cuento es contar. Cuando no se narra una obsesión, un recuerdo o una pesadilla, se hilan palabras inútilmente.
Abdón Ubidia: El cuento breve es la forma inicial de toda cultura y añadiríamos de toda historia. No hay mito que no haya encontrado en él su mejor expresión.
Truman Capote: Hay demasiados escritores que parecen pensar que escribir cuentos no es más que una manera de ejercitar la mano. Bueno, en esos casos es seguro que lo único que están ejercitando es la mano.
Cesare Pavese: Mis relatos son -en la medida que están logrados- historias de un contemplador que observa cómo ocurren cosas más grandes que él.
Augusto Monterroso: En los cuentos uno tantea la buena disposición del interlocutor (lector) para escuchar una historia, un chisme, digamos, rápido y breve, que lo pueda conmover o divertir un instante, y en esto reside el encanto de Chejov.
Patricia Campbell: El cuento es una estructura completa, donde nada falta ni sobra. Un mundo aparte. Cada sugerencia, imagen y frase, respira del mismo aire.
J. G. Ballard: El cuento está más cerca de la pintura. En general no representa más que una escena. De este modo se puede obtener la intensidad y la convergencia, fuerte y brillante, que se encuentra en los cuadros superrealistas. Es mucho más difícil conseguir eso en una novela, porque ésta comporta elementos narrativas. En la novela hay que construir el tiempo. En un relato, en cambio, se le puede eliminar y provocar esa extraña sensación, esa clase de atmósfera.
Julio Cortázar: ... cuando escribo un cuento busco instintivamente que sea de alguna manera ajeno a mí en tanto demiurgo, que eche a vivir con una vida independiente, y que el lector tenga o pueda tener la sensación de que en cierto modo está leyendo algo que ha nacido por sí mismo, en sí mismo y hasta de sí mismo, en todo caso con la mediación pero jamás la presencia manifiesta del demiurgo.
Horacio Quiroga: No pienses en los amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento.
Patricia Campbell: En todo buen cuento existe la frase indeleble. La imagen perfecta o al menos la palabra apropiada imposible de olvidar.
Cristina Peri Rossi: En el cuento todo conduce hacia ese efecto que se desea producir con la precisión de un mecanismo de relojería.
Charles Baudelaire: Si la primera frase no está escrita con el fin de preparar la impresión final, la obra será defectuosa desde el principio.
Horacio Quiroga: Toma los personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste ...
Edgar AlIan Poe: Un hábil artista literario ha construido un relato. Si es prudente, no habrá elaborado sus pensamientos para ubicar los incidentes, sino que, después de concebir cuidadosamente cierto efecto único y singular, inventará los incidentes, combinándolos de la manera que mejor lo ayude a lograr el efecto preconcebido. Si su primera frase no tiende ya a la producción de dicho efecto, quiere decir que ha fracasado en el primer paso. No debería haber una palabra en toda composición cuya tendencia, directa o indirecta, no se aplicara al designio preestablecido. Y con esos medios, con ese cuidado y habilidad, se logra por fin una pintura que deja en la mente del contemplador un sentimiento de plena satisfacción. La idea del cuento ha sido presentada sin mácula, pues no ha sufrido ninguna perturbación.
Katherine Anne Porter: Si no sabía el final de un relato, no lo empezaba. Siempre escribo primero mis últimas líneas, mi último párrafo, mi última página, y después vuelvo atrás y trabajo hacia el final. Así sé a dónde voy y cuál es mi meta. Y cómo llego ahí es el favor de Dios.
Truman Capote: Yo tengo muy buen sentido de la construcción. Construyo al revés. Siempre lo empiezo todo por el final y voy hacia atrás, hacia el principio. ¡Siempre es bueno saber a dónde va uno!
Emest Hemingway: Algunas veces uno sabe la historia. Algunas veces uno la inventa a medida que escribe y no tiene la menor idea de cómo va a salir. Todo cambia a medida que se mueve. Eso es lo que produce el movimiento que produce el cuento. Algunas veces el movimiento es tan lento que no parece estarse moviendo. Pero siempre hay cambio y siempre hay movimiento.
Pieyre de Mandiargues: Para escribir un cuento, una pieza teatral, necesito un argumento extraordinario. Ya, ya sé que ustedes podrían objetar que también es necesario escribir sobre las cosas corrientes, pero a mí lo común me aburre.
Truman Capote: Hallar la forma correcta para un cuento es sencillamente descubrir la manera más natural de contarlo. El modo de probar si un escritor ha intuido o no la forma natural de su cuento consiste sencillamente en esto: después de leer el cuento ¿puede uno imaginárselo de una forma diferente, o silencia el cuento la imaginación de uno y parece absoluto y definitivo? Del mismo modo que una naranja es definitiva, algo que la naturaleza ha hecho de la manera precisamente correcta.
Julio Cortázar: (Mi concepto sobre el cuento) es muy severo: alguna vez lo he comparado con una esfera, es algo que tiene un ciclo perfecto e implacable, algo que empieza y termina satisfactoriamente como la esfera en que ninguna molécula puede estar fuera de sus límites precisos.
Un cuento puede mostrar una situación y tener un interés anecdótico, pero para mí no es suficiente, la esfera tiene que cerrarse. Lo que no quiere decir que niegue la posibilidad de cuentos admirables -como algunos de Katherine Mansfield que no responden a mi noción del cuento pero que me gustan mucho. Simplemente yo no los hubiera escrito así.
Jaime Echeverry: El cuento bien logrado permite, o tal vez obliga, repetir su lectura.
Julio Cortázar: Pienso que el tema comporta necesariamente su forma. Aunque a mí no me gusta hablar de temas prefiero hablar de bloques. Repentinamente hay un conjunto, un punto de partida. Hice muchos de mis cuentos sin saber cómo iban a terminar ( ... ) Es lo que me interesa más: guardar esa especie de inocencia -una inocencia muy poco inocente, si usted quiere, porque finalmente soy un veterano de la escritura como actitud fundamental frente a lo que va a ser escrito.
Katherine Anne Porter: Un cuento se forma y se forma en mi mente, y cuando está listo para salir sólo tarda el tiempo que necesito para mecanografiarlo. Nunca pienso en la forma para nada.
Felisberto Hemández: Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado siento que dentro de mí nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón se ha producido algo raro, pero que podría tener porvenir artístico. Sería feliz si esta idea no fracasara del todo. Sin embargo, debo esperar un tiempo ignorado: no se cómo hacer germinar la planta, ni cómo favorecer, ni cuidar su crecimiento; sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho espacio, que no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella misma está destinada a ser, y ayudarla a que lo sea. ( ... ) Ella misma no conocerá sus leyes, aunque profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá el grado y fa manera en que la conciencia intervendrá, pero en última instancia impondrá su voluntad. Y enseñará a la conciencia a ser desinteresada.
Lo más seguro de todo es que yo no se cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda.
Gabriel García Márquez: Uno siente cuando una cosa no era una novela, sino un cuento que ha sido desarrollado artificialmente, o cuando un cuento tenía el impulso de una novela y se quedó en cuento. Además, la misma concepción y el mismo trabajo de los dos géneros es completamente diferente. Escribir cuentos es como fraguar en concreto: si el concreto no fragua, se jodió y tienes que empezar otra vez, tiene que ser todo junto y de una vez. En cambio, escribir novelas es como pegar ladrillos: si este muro no te salió, tiras el muro y lo rehaces, corres la puerta para allá, etc. En el cuento, esto no se puede hacer. El cuento sale de una vez o no sale. El cuento se concibe de una sola vez completo y redondo, y si no es así, no sirve, ya no vas a encontrar cómo remendado y cómo terminado. En el momento en que concibes el cuento lo tienes listo, íntegro. En cambio, en la novela puedes partir de una idea, o de una imagen y seguir dándole vueltas, inclusive trabajada en la máquina y construirla en la máquina.
Julio Cortázar: Cuando eso me cae encima y yo sé que voy a escribir un cuento, tengo hoy, como tenía hace cuarenta años, el mismo temblor de alegría, como una especie de amor, la idea de que va a nacer una cosa que yo espero va a estar bien.
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La novela, ese género desconocido
La novela es un objeto de papel no identificado con claridad, incluso por los mismos escritores. Es más fácil escuchar, o leer definiciones sobre lo que no es la novela, antes que una explicación redonda, sencilla y de un párrafo, sobre lo que sí es la novela. Los que prefieren salir rápido del asunto citan la Biblia, La Ilíada, La Odisea y luego al Quijote como sus fuentes. Otros hablan del género burgués por excelencia. Algunos más avisados mencionan a Tirant lo Blanc como el primer ejemplo acabado del género. Yo evito enunciar nuevas teorías y más bien me uno a este coro para enumerar la lista más repetida como origen de la novela, que por consenso destaca tres libros ejemplares: Tirant lo Blanc de Joanot Martorell; Las aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y en la versión más acabada y -aquí sí- proposición burguesa y completa del género, Robinson Crusoe de Daniel Defoe.
Otra salida común resulta la enumeración de los subgrupos de la novela: histórica, de caballería, policíaca, de costumbres, etc.; o su parcelación por nacionalidades, francesa, rusa, española, argentina o mexicana. Pero como señala Marthe Robert: "la variedad no explica el género, que es precisamente lo invariable".
Lo cierto es que la novela como género nació bajo el sino de lo prohibido. Cuando a don Alonso Quijano se le corrió la teja y sus buenos amigos hicieron la primera
quema de libros famosa en la historia (las otras serían más bien infames: la inquisición, los camisas negras nazis, sus émulos de las dictaduras del cono sur, los agentes del senador McCarthy, los enloquecidos guardias rojos del comandante Mao, los servicios secretos del comandante Zdanov, etc.), en la cual ejecutan todo un pasado de la imaginación fácil. O sea ese catálogo de las novelas de caballerías que nadie ha leído, que nadie puede leer ahora, pues sólo existe un reducido. número de ellas en un número aún más reducido de bibliotecas. Se salva de esa famosa hoguera, en las primeras páginas del Quijote, claro, Tirant lo Blanc. Extraña hermandad de estas dos primeras novelas modernas, que en síntesis no son más que hermosos libros de aventuras.
Luego cuando Diderot hace su Jacques el fatalista, prefiere el aspecto, digamos, filosófico delo narrado que el meramente de ficción. Idéntico caso veríamos en las novelas de los enciclopedistas, como Voltaire, y así hasta que la novela decimonónica superó al folletín, mediante el cual, de todos modos se conoció a Dickens, a Dumas padre y con el cual, también, pagó algunas cuentas de lavandería el padre Balzac.
Hoy, la novela está definida por la práctica. Se lee en varias sesiones, tiene como medida habitual más de cien o ciento cincuenta páginas, más de un personaje. Narra un hecho histórico, un juego de inteligencia, una situación de suspenso, quizá un espacio de tiempo, las costumbres de una época, etc. Es una experiencia de vida comprimida entre dos tapas de cartón. Sin embargo, nadie ha redactado todavía el párrafo perfecto que la defina con limpieza.
Algo tan sencillo como el enunciado de Novalis, que no es más que una versión palíndromo de lo que sería una definición de la novela y con la cual iniciamos este diálogo sobre el tema:
Novalis: Una novela es una vida vista en su aspecto de libro. Cada vida tiene un epígrafe, un título, un editor, un prólogo, un prefacio, un texto, notas, etc. Tiene, o puede tener todas esas cosas.
Ernesto Sábato: La novela fue tantas cosas opuestas entre sí, tuvo y tiene una complejidad tan indescifrable que sabemos lo que es una novela si no nos lo preguntan, pero comenzamos a titubear cuando lo hacen.
… sigue… en el libro.
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Textos relacionados:
Conferencia:
EL CUENTO: DE LO ORAL A LO ESCRITO
Roberto Rubiano Vargas
MAESTROS DEL GENERO. Conferencias magistrales
http://ntc-documentos.blogspot.com/2007/11/maestros-del-genero-confrencias.html
· * Fue coordinador nacional de la Red de Talleres de Escritura Creativa, RENATA*, del Ministerio de Cultura . Actualmente (Marzo 2009) es escritor asociado (1).
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LA MUSA Y EL ARTESANOPor Roberto Rubiano Vargas *Ilustraciones de David PintorSi la literatura está más cerca del arte o de la técnica es una vieja disputa. El avezado cuentista, amparado en su experiencia como director de talleres, renueva la pregunta: ¿es posible enseñar a escribir buena literatura?
.Revista EL MALPENSANTE, No. 94. Febrero 15, 2009. Páginas 55 a 61.
* (Bogotá, 1952), escritor y fotógrafo, estuvo a cargo de la Red de Talleres de Escritura Creativa RENATA del Ministerio de Cultura.
El autor leyó esta conferencia en la Fiesta del Libro de Medellín, 2008.
VER:
La musa y el artesano. Roberto Rubiano Vargas
http://ntc-documentos.blogspot.com/2009_02_18_archive.html
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Actualizó: NTC … / gra . Marzo 17, 2009 2:33 PM
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