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MINIFICCIONISTAS DE
"EL CUENTO, REVISTA DE
IMAGINACIÓN"
Compilador Alfonso Pedraza
México, Ficticia, Abril, 2014. 240 pp.
Biblioteca de Cuento Contemporáneo No. 45
El libro en FICTICIA EDITORIAL
.
.
Este libro celebra 75 años de
la primera época de la revista El Cuento, cincuenta del primer
ejemplar de su segunda época y quince de su último número. También honra la
vida y obra Edmundo Valadés, su director, a veinte años de haber fallecido. En Minificcionistas
de el cuento. Revista de Imaginación, colaboran 103 escritores de
Hispanoamérica (Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, España,
Guatemala, México, Panamá, Uruguay y Venezuela), la mayoría con amplio
reconocimiento en sus respectivos países y en el extranjero, que, en su
momento, publicaron “cuentos brevísimos” en la que fuera una de las realidades
literarias más importantes del siglo XX y el antecedente inmediato de la
literatura virtual mínima del XXI, en el que los soportes digitales han sido
tierra fértil para la minificción.
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Colombia
Autores incluidos
Minificcionistas de el cuento. revista de imaginación
Edición: abril 2014
Ficticia Editorial
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PRESENTACIÓN
Por Marcial Fernández
Ciudad de México, marzo de 2014
En 2014
se celebran los 75 años de la primera época de la revista El Cuento,
cincuenta del primer ejemplar de su segunda época y quince de su último
número. También con este libro queremos honrar la vida y obra Edmundo Vala-
dés, su director, a veinte años de haber fallecido.
En junio de 1939, Edmundo Valadés y Horacio Quiñones,
entonces jóvenes periodistas, publicaron el primer número de la revista El
Cuento. Los grandes cuentistas contemporáneos, en la que prometían dar a
conocer, de manera mensual, la obra cuentística más notable de aquella época,
sobre todo la que se escribía afuera de México.
En 1939, sin embargo, también inició la Segunda
Guerra Mundial y, debido a ello, el papel con el que se imprimía la revista,
al ser de exportación, se volvió escaso e incosteable para dos muchachos de
veintitantos años que, pese a su voluntad y mecenas, sólo lograron publicar cinco
números.
Un cuarto de siglo después, en mayo de 1964,
Edmundo Valadés resucitó el proyecto con el título el cuento. Revista de
Imaginación, con secciones nuevas como "Caja de sorpresas",
cuyos contenidos eran fragmentos que sacaba de entre sus lecturas, y si bien
pertenecían a un contexto más amplio, era posible resignificarlos y leerlos
como piezas individuales, las pepitas de oro que el gambusino descubre en el
caudal del río.
A dichas piezas Valadés las llamó
"minificciones" y son la semilla para que, a partir de 1969, la
revista abriera el "Concurso del Cuento Brevísimo", en el que podían
participar escritores aficionados o profesionales con un texto que no excediera
una cuartilla —tres cuartos de una cuartilla, recomendaba Valadés en diversas
entrevistas— a doble espacio de máquina de escribir.
Con el tiempo, el certámen se convirtió en un
taller abierto entre quienes buscaban publicar sus minificciones y el consejo
de redacción de la revista, conformado en sus distintos tiempos por Andrés
Zaplana, Juan Rulfo, Juan Antonio Ascencio, Agustín Monsreal, José de la Colina
y Eraclio Zepeda.
Las décadas de los setenta y ochenta fueron de
plena consolidación para el cuento. Si bien se editaba y publicaba en
México, pronto cobró fama tanto en España como en Latinoamérica y, en gran
medida, se convirtió en un referente de la cuentística contemporánea de esos
años, tanto para conocer a escritores de otros idiomas —que eran traducidos al
español por los colaboradores de Valadés— como de autores hispanoamericanos.
A la par
que la revista ganaba adeptos, la "Caja de de sorpresas" y el
"Concurso de Cuento Brevísimo" legitimaron a la minificción como un
género aparte del cuento, ni más ni menos importante, sino distinto, con sus
propias reglas, alcances y límites, una apuesta que, como señalara Valadés, no
puede ser poema, anécdota, estampa, viñeta, ocurrencia o chiste, y no lo puede
ser porque si bien detona una epifanía con una historia o una imagen mediante
un inesperado final lleno de ingenio, humor o malicia, en la que el lector se
siente sorprendido, el minificcionista requiere un amplio oficio narrativo al
servicio de la economía verbal, esa que con menos da más.
Los escritores que participan en
Minificcionistas de "el cuento. Revista de Imaginación", son sólo
un puñado de los muchos que Edmundo Valadés publicó entre 1964 y 1994, que es
el año en el que falleció el maestro, y aún más, también aquí se encuentran
algunos autores cuyos textos aparecerían de 1994 a 1999, que fue cuando la
revista publicó su último número, el 142.
En total, Alfonso Pedraza, compilador del libro,
logró reunir obra inédita de 103 minificcionistas de doce países, que forman
parte de una de las realidades literarias más importantes del siglo xx que, en
su forma, antecede al auge de la literatura virtual del siglo xxi, en el que
los soportes digitales se convierten en tierra fértil para la minificción, ya
sea con este nombre o con los muchos que han querido rebautizar a esta epifanía
contemporánea.
Marcial Fernández
Ciudad de
México, marzo de 2014
La
gestación inició, sin yo saberlo, desde mis días de preparatoria. Compraba la
revista el cuento y olvidaba, durante su lectura, mi realidad. Me
maravillaba con sus cuentos y, por ahí, Edmundo Valadés mostró, como en un
juego, numerosos textos breves. En esa década de los setenta, la revista vivía
sus mejores tiempos, un número mensual. Pronto, esos "cuentos
brevísimos" me interesaron más que los cuentos, que al principio eran tema
principal de lectura.
Empecé a conocer nombres que se presentaban
accesoriamente a los del índice, y a investigar los pocos datos que aparecían
en el "Correo del lector", sección en la que Valadés interactuaba
con los autores que se comunicaban de toda América.
Me fueron familiares El Trailero, Arrabal, A. E
Molina, Bañuelas, la señora Ana E Aguilar, Salvador Herrera, Fede- rici, Chávez
Fócil y muchos otros. También me sorprendió encontrar a celebres escritores de
la antigüedad y contemporáneos como Ovidio, Quevedo, fragmentos de Las mil
noches y una, Borges, Arreóla, Cortázar, Avilés...
Al inicio
de este siglo, con la inquietud de difundir al tamaño de mis posibilidades el
gusto por los "cuentos brevísimos", hablé con los creadores de www.ficticia.com para
proponerles un espacio virtual especializado en literatura mínima. Así nació La
Marina y "El Taller de minificción de Ficticia", conservando un
espíritu similar al de la revista: concursos
a la vez diarios que mensuales de minificciones con tal el éxito que, desde
entonces a la actualidad, permanece activo: doce años de interactuar con
escritores y estudiosos de la minificción de varios países de América, además
de España.
Paralelamente surgió la necesidad de mostrar los
textos breves que Valadés había publicado en su célebre revista. Hoy en día ya
son documentos históricos vivos, mas estaban ocultos en colecciones
particulares y bibliotecas. En principio, busqué aquellos textos que me
parecían memorables para agregarlos a mi blog personal y, al percatarme de la
gran cantidad de textos con calidad, lo dejé de hacer. Lo medité casi por diez
minutos y sin pensar en las terribles consecuencias que podían surgir nació el
blog Minificciones de el cuento. Revista de Imaginación ( www.minisdel- cuento.wordpress.com ).
No sabía que a la vez de disfrutar la captura y
transcripción de esos textos a los medios electrónicos, iba a agregarse el
regalo del contacto con muchos de esos escritores que, antaño, sólo eran
referencias de revista y, ahora, interactua- ban conmigo a través del blog.
Consecuencia inminente: un día recibí mensaje de Adriana Quiroz viuda de
Valadés. Me regaló su amistad, la oportunidad de visitar el estudio del
maestro, un gran número de ejemplares que faltaban en mi colección y renovados
bríos para seguir con la labor que gustosamente hacía. En esa ocasión, al
percatarme de que se cumplirían en 2014 veinte años de su ausencia y también
cincuenta de la aparición del No. 1 de la revista el cuento, en su
segunda época (en la primera no se incluían textos breves), sin más me di a la
tarea de preparar esta compilación.
Tenía
unos veinte autores conocidos y esos contactos me atraerían unos sesenta o, con
mucho optimismo, setenta escritores para nutrir este trabajo. Se lo comuniqué a
Marcial
Fernández, quien, como amigo, no me desanimó; sólo dijo que serían pocos para
hacer el libro que el propio proyecto demandaba. Y yo, "terco",
empecé a investigar la existencia de los autores cuyos nombres aparecían en la
revista.
Tras cuatro meses de búsqueda, con al auxilio de
los importantes contactos que tenía hasta ese momento, por e- mail o por vía
telefónica, me comuniqué con muchos otros. Pero aún no rebasaba un número de
autores que fuera apetecible editorialmente. Y al hacer búsquedas en la red,
¡maravilla!, apareció un agente especial que logró el contacto con otros
autores: Facebook. Esta red social me ayudó a contactar más del treinta por
ciento de los autores, quienes, de otra manera no hubiera sido posible
enlistarlos.
Queda la tristeza de que muchos quedaron fuera de
este libro: hubo mensajes sin respuesta, otros sólo me prometieron participar
y, algunos, por falta de tiempo, no fueron localizados. La esperanza es que,
ante el éxito de esta publicación, sea factible una nueva edición ampliada y
con nuevos textos.
En las fechas programadas para la aparición del
libro, también estaré cumpliendo el objetivo y meta del blog: mostrar la
totalidad de los textos breves que Edmundo Valadés eligió para publicar en su
memorable revista, y dejarlo como material de estudio y memoria de los inicios
del género, para los amantes y estudiosos de la minificción — minicuentos los
nombraba el maestro.
Alfonso Pedraza
Ciudad de
México, enero de 2014
Los dos minicuentos de Harold Kremer ( 1 )
incluidos en la Antología
Jolgorio
Me levanté y, después de bañarme, me senté en la sala. Al poco rato
empezaron a llegar familiares y amigos. Todos me saludaban con mucha emoción.
Me decían: “Bienvenido”. Teresa, a la que no había visto en años, se sentó a mi
lado. Estaba tan linda como cuando murió. Me tomó de la mano y me dijo que me
estaba esperando.
—Creo que aún te quiero —me susurró
Yo la miré y ya iba a responderle lo mucho que la extrañé, cuando entró
mamá y me abrazó: lloraba por la alegría de tenerme otra vez a su lado. Luego
vino Jairo, mi compañero de colegio, el que murió al caer a un aljibe. Estaba
algo gordo y reía.
—Te estaba esperando —dijo—, aún me debes doscientos pesos.
Lo abracé y quedamos en la noche de ir a beber una cerveza. Después
vinieron el cura, los vecinos, familiares y conocidos lejanos. Entonces,
agarraron el ataúd y fuimos a la Basílica del señor de Los Milagros. La misa
estuvo bonita. Salimos al cementerio. Antes de encerrarme en la bóveda abrieron
la tapa. Algunos se acercaron a mirar. Yo lo hice, también, casi al final.
Tenía buena cara y parecía feliz.
Ceci
Te sentarás en el andén de la puerta de tu casa a esperar a que pase la
niña Ceci y, cuando la veas, soñarás con que sea tu novia, tenerla en tu cama,
y así será, pero tú aún no lo sabes, como tampoco sabes que te dará tres hijos
y que no serás feliz porque tendrás una vida vertical, como un samán sembrado
en el parque Cabal, y ella querrá un hombre horizontal, como un caballo, como
un auto de carreras para ir siempre a todos lados. Y luego, desde la puerta de
tu casa, verás salir a tu madre, a tu padre y hermanos, y sabrás que nunca más
los volverás a ver, apenas en fotos, y tus amigos de colegio pasarán por la
vereda de enfrente, algunos levantarán la mano para despedirse y, mientras levantas
tu mano para decirles adiós, pasará un automóvil modelo 1950, color azul, veloz
y brillante, último modelo, y al bajar la mano, un instante después, pasará
otro auto, rojo casi fosforescente, mucho más veloz y brillante, un modelo 2013
que apenas alcanzarás a seguir con la mirada, y cuando vuelvas a mirar al
frente descubrirás que la casa de paredes blancas ha desaparecido y ahora hay
un edificio de diez pisos que ya no te deja ver el cielo.
Y al levantarte te dolerá la espalda, te apoyarás en la pared y entrarás a
tu casa vacía e irás a tu cama. Te recostarás, cerrarás los ojos y, antes de
morir, te verás a ti mismo a los doce años, aquel día en que te sentaste en el
andén de la puerta de tu casa a esperar a que pasara la niña Ceci.
Ekuóreo, revista de minicuentos
Bustamante - Ficher - Kremer
Visítela en:
http://e-kuoreo.blogspot.com
( Fotografías: MICRo de NTC … )
-
Sobre su reciente y excelente libro de cuentos, ver: ¿Por qué me muerdes? , http://ntc- narrativa.blogspot.com/2014_ 05_21_archive.html .
Lo registramos en NTC ... No. 374 , http://ntcblog.blogspot. com/2014_05_01_archive.html .
En ese mismo NTC ... 374 también registramos lo relativo a su reciente novela El color de la cera en su rostro ,
http://ntc- narrativa.blogspot.com/2014_ 04_30_archive.html
http://ntc-
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Bustamante - Ficher - Kremer
Visítela en:
http://e-kuoreo.blogspot.com
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Tarjeta de invitación. Presentación en el Palacio de Bellas Artes / Cuidad de México
Mayo 4, 2014
Eyaculación precoz
Cuento musulmán: el tormento de las 11 000 vírgenes
Tarjeta de invitación. Presentación en el Palacio de Bellas Artes / Cuidad de México
Mayo 4, 2014
Reseñas
Tomado de: http://www.ficticia.com/libreria/libro/minificcionistas_de_el_cuento_revista_de_imaginacion
Laura
Elisa Vizcaíno. SENALC. 01/Jul/14
René
Avilés Fabila. Periódico La Crónica de Hoy. 07/May/14
Patricia
Gutiérrez-Otero. Revista SIEMPRE!. 13/May/14
La
Redacción. El Debate de Culiacán. 08/Jun/14
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Fecha: 3 de julio de 2014, 20:04
Asunto: Tus cuentos en el libro y tus
comentarios sobre éste. Fwd: MINIFICCIONISTAS DE "EL CUENTO, REVISTA
DE IMAGINACIÓN". Antología. Compilador Alfonso Pedraza. México, Editorial
Ficticia, Abril, 2014. 240 pp.
Para: NTC ntcgra@gmail.com
Amigos de NTC … :
No tengo tiempo para hacer el trabajito que me pidieron pero
les mando algo más divertido: tres cuentos brevísimos, absolutamente inéditos,
exclusivamente para su página.
Marco T. Aguilera Garramuño
Cuento Cruel con niños.
Juguemos a volar, dijo Marcelita, y se lanzó
desde la ventana del quinto piso.
Su compañera de juegos todavía la está esperando.
Eyaculación precoz
Él se vino.
Ella se fue.
Fin.
Cuento musulmán: el tormento de las 11 000 vírgenes
Un hombre que tenía
por característica principal ser muy lujurioso, y cuya esposa era poco aficionada a los deleites del cuerpo y
extremadamente dada a los reproches, regaños y discursos, soñó que al morir iba
a ir al sitio donde dicen que van los musulmanes: un sitio donde los hombres
tienen a su disposición a 11 000 vírgenes.
Y en efecto murió y llegó al sitio
donde lo esperaban sus 11 000 vírgenes.
Ebrio y alucinado por la dicha, se
dispuso a comenzar el disfrute de su
imposible harem.
Cuando se quiso aplicar a la ardua
tarea descubrió con más espanto que pena
que de su bajo vientre colgaba un pingajo sin voluntad alguna.
Las 11 000 vírgenes se unieron indignadas para pedirle a gritos lo que ya no
iba a poder cumplir por el resto de la eternidad.
-Amigo, no te esfuerces -le dijo un pesaroso que ya llevaba siglos sufriendo el
mismo tormento - a partir de ahora y hasta siempre recibirás los reclamos no de una sino de 11
000 infames y despiadadas, que comparadas con tu esposa, serán lo que todas las
arenas de desiertos y las playas del mundo son a una íngrima partícula de
polvo.
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