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LITERATURA,
DERECHO Y EUTANASIA
Ahora que ha fallecido el ex - magistrado Carlos
Gaviria Díaz, y se reconoce el aporte intelectual a la jurisprudencia con sus
“herejías constitucionales”- como tituló su libro que recoge algunas de sus
sentencias-, evoco también a Tomás González, escritor que acaba de ser nominado al premio “the independent” por su novela “Primero estaba el Mar”,
publicada en 1983. Si, lo traigo a estas líneas, por su novela “La Luz Difícil”.
Cada uno desde su sitial - uno como jurista y otro
como escritor de novelas-, abordaron una problemática que se encuentra en el
centro del debate en la actualidad: la eutanasia o el derecho a morir
dignamente.
La Corte Constitucional mediante sentencia T- 790/14 de 2014, ordenó que el Ministerio de Salud elabore y divulgue un protocolo donde se reglamente el procedimiento para la práctica eutanásica, y así todas las entidades prestadoras de servicios de salud la apliquen, con las excepciones que trae la misma resolución. Esta decisión judicial, desarrolla algunas de las líneas o parámetros jurídicos ya señalados, desde el año 1997, por el profesor Gaviria Díaz en sentencia C-239 de 1997, y le corresponde al Ministerio de Salud regular para que los galenos no incurran en delito de homicidio al efectuar un procedimiento eutanásico.
Si vamos a lo literario, la narración de Tomas
González es conmovedora, en ella refleja paso a paso el sufrimiento de una
familia en la que uno de sus hijos sufrió accidente automovilístico que lo dejó
tetrapléjico, los padecimientos y profundos dolores en su cuerpo como producto
de este accidente, le llevaron a pedir la práctica de la eutanasia, en uno de
los estados donde este procedimiento médico está autorizado en América del
Norte.
“La Luz Difícil”, bello título que pareciera un
oximorón, presenta momentos como este: “(…)
entonces perdió la esperanza y a partir de allí, y a medida que el dolor se
hacía permanente y cada vez más insoportable, se la pasó deseando que llegara
la muerte. Mejor si ocurría durante el sueño, le dijo una vez a Sara, pero
estaría bien también si lo encontraba despierto”.
Algo hay de similar con la petición que hizo la
demandante en la acción de tutela que falló la Corte Constitucional, y que ha
llevado a que se ordene levantar el protocolo médico ya aludido. Se lee en uno
de los párrafo de la decisión judicial lo siguiente: “Pese a ello {tratamiento}, el veintitrés (23) de febrero de dos mil
doce (2012), la accionante manifestó su voluntad de no recibir más ciclos pues
su tratamiento le causaba… “cefalea, náuseas y vómito”. Todos ellos efectos secundarios que le impedían desarrollar sus
actividades cotidianas sin ayuda de terceros”.
Seguidamente adiciona: “Fue así como en los meses posteriores, la actora fue hospitalizada por
presentar “cuadro de obstrucción intestinal”, necesitar apoyo para su cuidado, padecer dolor abdominal severo,
entre otros. El cuatro (04) de junio de dos mil trece (2013), un médico
oncólogo adscrito a la Clínica Vida dejó constancia de que el cáncer que
padecía la paciente, quien para ese momento había perdido trece (13) kilogramos
de peso, no solo se encontraba en “franca progresión”, sino que además había
deteriorado su estado funcional y calidad de vida. En consecuencia, el
especialista ordenó suministrarle el “mejor cuidado de soporte por cuidados
paliativos”.
Es entonces cuando el drama que puede llevarnos a
lugares Dantescos-, lo abordan hombres como el profesor Carlos Gaviria o Tomás González,
para magistralmente exponerlos a la sociedad y resolverlos judicialmente o
darles un tratamiento artístico para sublimarlo, con una verdad como esta frase
del narrador: “cruel es el lugar común de
que la esperanza es lo último que se pierde”
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DERECHO “A QUE SEA INTENTADO”
Por: Leonardo Medina Patiño (1)
Luego de las controversias generadas por el fallo
de la corte constitucional relacionadas con la despenalización de la eutanasia,
y por supuesto la demanda iniciada por el Procurador General de la Nación
contra la resolución proferida por el Ministro de Salud, con la cual cumple el
fallo mencionado, aún no salimos del asombro por el estrepitoso caso de posible
corrupción del Magistrado Pretelt.
Sin embargo, como la dignidad no tiene doblez, esta
alta corporación judicial continúa en la brega por la defensa de los derechos
fundamentales de los ciudadanos, generando tesis novedosas para el derecho
constitucional moderno o denominado neo-constitucionalismo. Es así, como surge
una tesis admirable por el alcance en la protección del derecho a la salud, a
la vida, a la dignidad, no sólo de una paciente de 29 años que se encuentra en estado vegetativo persistente o de conciencia mínimo, si no la de sus
padres y el neurocirujano tratante Maximiliano Páez Novoa, quien demuestra lo grande que es la
solidaridad y el corazón humano, al dedicarse por completo a demostrar por qué
un tratamiento experimental aliviaría un poco la salud de la paciente, de su paciente.
Hizo viajes al Japón en especializaciones para
ahondar en el estudio del caso, trajo y aportó a la demanda de tutela bibliografía
de investigaciones sobre el tratamiento que él recomendaba denominado “estimulación espinal epidural cervical”,
y que la EPS negaba porque no estaba en el POS, además que por ser experimental
-decían otros expertos- no generaba confiabilidad, y porque el médico no estaba
adscrito a la red de salud de la EPS.
Pues bien, para verdades el tiempo, llegó a la
corte constitucional el caso, y luego de que los jueces habían negado la acción
de tutela, esta máxima corporación realizó un estudio de derecho comparado y
previo análisis de rigor sobre la enfermedad y los derechos en tensión,
consideró que allí existe un derecho innominado fundamental “a que sea intentado” o “right to try”.
¿Qué es eso de un derecho fundamental “a que sea intentado”?. Los estudiantes
de derecho quizá están sorprendidos – si han conocido del fallo- que insisto
pasó desapercibido por la bulla de la corruptela. Pues no es otra posibilidad que la que se otorga a
los pacientes para que se les practique o realice algún tratamiento
experimental, suministre a enfermos medicamentos sin algunos registros de Ley
como permiso de INVIMA, como única y última opción para tratarle la patología,
siempre y cuando tenga cierto fundamento científico, y los familiares así lo
admitan.
Invito a que lean la sentencia T-057/15 del 12 de febrero * de este año, allí hay un acto de amor detrás de los tecnicismos
jurídicos, como para refutar un cantante “tonadillero”
que dice: “que los abogados saben poco de amor…”
Es en esos fallos donde se hace justicia, no en
Fidupetroles ni similares, es en aquellos casos donde la corte constitucional
vuelve al sendero que traía, mas no por ello debe obviarse el exigírsele
explicaciones por las actividades “Non Sanctas”
en que han incurrido algunos de sus miembros, que cada día se van adicionando
más al bochornoso espectáculo en que tienen al País, sin definición alguna de
sus propios destinos.
* http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2015/t-057-15.htm
* http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2015/t-057-15.htm
(1 ) Abogado.
Especializado en derecho administrativo y constitucional. Ha ejercido como
asesor jurídico de diferentes entidades hospitalarias públicas y privadas.
Articulista de la revista del Tribunal de Ética Médica del Valle. Autor del
libro de derecho – médico “La responsabilidad civil profesional y el
consentimiento informado en el sector salud”
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DE: ARMANDO BARONA MESA
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DE: ARMANDO BARONA MESA
Apreciado Leonardo:
Me
parecen muy buenos tus dos escritos, casi homologados, sobre el tema siempre
palpitante del derecho a morir dignamente, o eutanasia, como se la conocía
antes. Ese derecho ha ido tomando una ruta humanitaria en una batalla frontal de
un siglo contra los eternos procuradores de camándula y sotana. Es por eso que
la primera sentencia de la Corte Constitucional inspirada por una inteligencia
de tantos quilates como la del doctor Carlos Gaviria Díaz que da lugar a la
muerte digna y piadosa, constituyen un triunfo del pensamiento liberal, que
ahora ratifica otra vez esa alta Corporación, independientemente, como tu mismo
lo dices, de algunos deslices morales de quien era su presidente. Pero la
institución está por encima de ciertos nombres.
Vale la pena recordar que el mundo abrió los ojos hacia este y el problema del aborto en el movimiento liberal de fines del siglo XIX, pero especialmente cuando en 1928 aparece por toda Europa el libro La libertad de amar y el derecho a morir dignamente, que contenía tres ensayos del joven jurista y criminólogo español don Luis Jiménez de Asúa ( 1 ), el más grande de todos los criminólogos del siglo XX tanto en España como en América Latina. Vivió él mucho tiempo exiliado en Buenos Aires, donde escribió una obra monumental y regentó una cátedra que extendió a muchos países. Cuando murió en esta ciudad en 1970 y ostentaba el título de Presidente de la República Española en el exilio.
El
libro causó gran reacción de la burguesía conservadurista y tildaron con los
peores epítetos al autor, quien por cierto se convirtió en una gran figura de
la academia. En el capítulo 22 escribe ilustrativamente Eutanasia y literatura:
"Con más ahínco que en la Filosofía, en
la Medicina o en el Derecho, hallamos en los hombres de letras y en los autores
de obras de imaginación apologistas destacados de la Eutanasia.
"Ya Montaigne y Buffon mantenían
el criterio de que en los casos de enfermedad incurable y muy dolorosa
está justificando mitigar los tormentos
de la muerte. Theophile Gautier, al observar la lenta y atormentada agonía de
Heinrich Heine, escribió: "Sólo una madre o una esposa pueden
continuar contemplando estas prolongadas
torturas sin horrorizarse ante el terrible espectáculo". Berlioz, que
tenía una hermana con un cáncer del pecho, exclamaba, rabiosamente: "¿
Pero es que no hay un doctor en el mundo que pueda poner fin a este
martirio?".
"Entre las creaciones imaginativas
de los autores de lengua francesa abundan las obras en que todo o en parte
descuella el argumento de la muerte buena. Recordemos a Guy de Maupassant;
Binet-Valmer, en La criatura; Eduardo Rod, en La Sacrifiée; Delorme Simon, en
Plutót que suffrir; Roger Martín du Gard, en la sexta parte de Les Thibault,
titulada La mort du pére. Antonie Thibault, que es un racionalista, no se
atreve, de primera intención, a practicar la eutanasia. En el volumen llamado
La consultation duda, y no se decide ante la cuna de una niñita deshauciada y
presa de dolores atroces. Pero en el libro últimamente publicado de la serie
-La mort du pére- lo vemos, tras una batalla terrible sostenida con sus ideas y
sus sentimientos, abreviar la espantosa agonía de su padre. Monsieur Thibault,
al cabo de una enfermedad dilatadísima, lleva muchos días y muchas noches
agonizando. La muerte no viene a liberarlo. Todos los analgésicos son inútiles.
Cuantos recursos brinda la Medicina para
atemperar los padecimientos de un enfermo resultan estériles. Antonio Thibault
concluye por practicar en la persona de su padre la eutanasia".
Afectísimo amigo,
ARMANDO
BARONA MESA
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NTC
… ENLACES:
Fundación Pro Derecho a Morir
Dignamente DMD
Dr. Juan Mendoza-Vega *, Presidente
Pertenece a la Federación
Mundial del Derecho a Morir: www.worldrtd.net
* Nota de NTC ...: El Dr. Juan Mendoza Vega con la conferencia “El derecho a una muerte
digna”, participó en
XVI ENCUENTRO DE CONFRATERNIDAD
MÉDICA NACIONAL
SABIDURIA Y SABOR DEL ESPIRITU
Y EL CUERPO: EROS Y TANATOS EN EQUILIBRIO PERPETUO.
FUNDACION HUMANISMO Y MEDICINA.
Gestor – Director: Adolfo Vera-Delgado.
CALI, VIERNES 17 D E MARZO Y
SABADO 18 DE MARZO – 2.006
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Comunicaciones y aportes
DE: Hernán
Fecha: 7 de mayo de 2015,
14:47
Subject: Re: PARA AVIVAR EL DEBATE
To: Leonardo Medina Patiño
Como médicos estamos entrenados
para mantener a la persona sana, y confortable
cuando curar es imposible. Al momento de la situación terminal, tenemos dos
opciones claras: Parar toda terapéutica y dejar que el proceso continúe su
curso natural hasta la muerte, otra vez, natural, brindando solo manejo del
dolor, y sufrimiento. En esta situación el equipo médico no ejerce ninguna acción
activa para acelerar la muerte.
La otra opción es acelerar la
muerte, que ya viene pronto en el estado terminal, utilizando medicamentos, la
mayoría de las veces opioids. El enfermo
en etapa terminal toma decisiones desesperadas, no tiene un juicio claro, y cuando
pide que se le de medicina letal, está hablando sin un juicio claro.
Personalmente me inclino más a
la primera opción.
Quedo atento a otras opiniones.
Hernán. (Médico especializado
en Medicina Interna- Actualmente labora en Hospital de Phoenix- Arizona)
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From: Vladimir
Date: Sat, 9 May 2015 17:44:07
-0500
Subject: Re: PARA AVIVAR EL
DEBATE
To: Leonardo Medina Patiño
Siguiendo el racionamiento del
colega Hernán, también me quedo con la
primera opción. Pero, creo que en la práctica hay situaciones más complejas que
pueden solucionarse con la segunda opción.
Vladimir. Neurólogo clínico.
... CONTINUARÁ
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