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Una lectura airada de Henry Marsh
‘Arcadia’ es fan de este neurocirujano británico. No solo reseñamos su
laureado libro ‘Ante todo, no hagas daño’, sino que además lo incluimos entre
los mejores libros del año pasado. Uno de nuestros lectores no está de acuerdo,
y nos envió este artículo.
POR LEONARDO MEDINA PATIÑO*
* Abogado especializado en derecho administrativo y constitucional.
Arcadia, enero 12 ,2016 http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/diatriba-henry-marsh-ante-todo-no-hagas-dano/61487
Soy seguidor de la edición
digital de la revista Arcadia, la tengo en mi Facebook, en mi
cuenta de twitter, disfruto leyendo a Caballero, a Sanín, como las opiniones de
arte, de música, las notas sobre eventos culturales; en fin, es una revista
necesaria, para estar mínimamente enterado del acontecer diario de la cultura y
el arte en el país.
Pero hoy quiero hacer una
diatriba porque el año pasado me hizo dos jugadas imperdonables, por decir lo
menos, con referencias literarias: Ante todo, no hagas daño (Henry Marsh) y La pasión de Maidemoiselle S. (Anónimo). Los
perdono, pues sigo leyéndolos con igual gusto. Sin embargo, no dejaré de hacer
mi diatriba sobre uno de los dos libros referidos.
... http://www.revistaarcadia.com/libros/articulo/diatriba-henry-marsh-ante-todo-no-hagas-dano/61487
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UNA NOVELITA "AMOR MÍO",
CON FALTAS ORTOGRÁFICAS
Cali, 16 de enero de 2017
Por: Leonardo MedinaPatiño *
He leído de Gonzalo Mallarino varias de sus novelas. Su trilogía sobre
la Bogotá pacata de siglo XIX no me disgustó; empezando por “Según la
costumbre”, que refleja el precario estado de la medicina de otrora versus la
mojigatería para curar enfermedades venéreas provocadas por las “infidelias”
que siempre se han querido ocultar, pero persisten. Y narra bellamente
episodios de una Bogotá fría y neblinosa, de hombres de ruana infectados de
sífilis y que buscaban curarse de una manera artesanal, bajo el manto de
silencio.
También leí “Delante de ellas”,
sobre el ejercicio de la ginecología y la obstetricia contado desde su
protagonista, quien comenta los pormenores que existen en el tratamiento de
patologías postparto como las fiebres puerperales, de las que Mallarino cuenta
con buen estilo, siendo un asunto espinoso de abordar por su especialidad y
tecnicismos médicos.
Luego seguí con “Los otros y Adelaida”, con la que cierra la trilogía.
No volví a recorrer sus líneas, a sabiendas que publicó “Santa Rita” que
narra la historia de su infancia en un barrio de Cali, que lleva ese nombre.
Tal vez algo romántico hay en esa historia.
No sé por qué designios me obsesioné en diciembre con su reciente
novela “Canción de dos mujeres”. Me
la obsequió Vicky Álvarez de cumpleaños, ya en Enero. Empecé a leerla de
inmediato para calmar la ansiedad. Pero me encontré con una novela de esas de
amor tan frágil, tan rosa, tan “amor mío”- como llama el poeta Gómez Jattin a
ciertos poetas-, que la terminé por cumplirme, y poder escribir estas líneas
con cierta autoridad.
Además, léase bien –subrayo incluso-, con faltas ortográficas y gazapos
que irrespetan al lector. La editorial allí tiene su co-responsabilidad, por no
examinar, detenidamente el texto, antes de imprimirlo.
Sobre la historia de la novela no hablaré. Ya la revista “Diners”publicó un comentario *; “Arcadia” hizo una reseña ** en su edición digital en el
mes de octubre; el periódico “El Tiempo” también *** ingresó en esa lista de quienes
comentaron la novela. Pero, sin querer agüar la fiesta, les presento dos
observaciones que detecté, para demostrar lo afirmado líneas arriba.
A página 58 de la novela se encuentra el siguiente párrafo: “Así es aquí la cosa…”, cuando se sabe
que el refrán popular – que es algo traqueado- dice: “Aquí, es así la cosa”. Redacción que puede ser menor, si se quiere,
pero la verdad en un escritor de categoría, y una editorial de renombre, no
puede pasar desapercibido este renglón.
Posteriormente, a página 107 de la novela, se encuentra la falta
ortográfica, cuando narra el episodio del hermano de la protagonista de la
novela imaginándolo cuando empezaba a erguirse, aprendiendo a caminar: “Con sus piernas que ya eran firmes, aun
estando en medias, dando sus pacitos
y sus brincos”. La verdad es llamativo que una editorial del nivel de
Alfaguara haya permitido se filtre esa falta ortográfica en el término “pacitos”, que debió haberse escrito con
“s” y no con “c”, como quedó en el texto entregado al público y que hoy
comento, porque es deber del lector hacer reparos al texto que adquiere y lee
con interés.
El presente artículo es con el propósito de alzar la voz como lector,
como consumidor de libros que exige que el producto se entregue con calidad. Ya
el examen sobre el contenido de la novela pasa a otro plano, porque sabemos que
hay quienes podrán disentir de planteamientos que critiquen el contenido, pero
la redacción o la ortografía no puede soslayarse, máxime en un escritor de los
kilates de Gonzalo Mallarino.
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* Abogado especializado en derecho administrativo y constitucional.
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VIDEO https://youtu.be/2XQL9NEJKvU , Entrevista a Gonzalo Mallarino sobre su libro.
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