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Roberto Burgos Cantor gana
Premio Nacional de Novela 2018,
con su novela "Ver lo que veo".
La
selección estuvo a cargo de un jurado integrado por los escritores Álvaro
Enrique (México) y los colombianos Luis Fayad y Liliana Ramírez, según informó
el Ministerio de Cultura.
Editorial:
Seix Barral. Temática: Novela. Colección: Biblioteca Breve. Número de páginas:
496
Fragmento:
Lectura en voz alta Ver lo que veo
por Roberto Burgos
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LA VOZ DEL MAR
Portada completa del periódico
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EL ESPECTADOR, Bogotá, Colombia, Julio 27 de 2018.
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Roberto Burgos Cantor y su “Ver lo que veo”
Por Julio Olaciregui
El Espectador .com, 26 Jul 2018 -
8:59 PM
El escritor cartagenero festejó
sus 70 años con una novela de amor desgarrado a su ciudad y, con ella, obtuvo
el Premio Nacional de Novela.
El cartagenero también ha sido
reconocido con el Premio Jorge Gaitán Durán y el Premio de Narrativa José María
Arguedas /Gustavo Torrijos
Mientras leía Ver lo que veo,
la última novela de Roberto Burgos Cantor, sentía que este libro es una suerte
de enciclopedia de la antigua capital de la provincia de Cartagena, en la que
encontramos múltiples datos y alusiones a la historia de la ciudad amurallada y
a otras poblaciones del departamento de Bolívar, en una diacronía vertiginosa y
carnavalera, desde los indios turbacos hasta los llamados barrios de invasión,
pasando por la época de los ingenios azucareros, Rafael Núñez, el auge del
boxeo, el béisbol, los casinos, la poesía del “Tuerto” López, los piratas, la
esclavitud, los músicos, las ‘maríamulatas’ y el mar, “el mar que limpia los
pensamientos”.
Si La ceiba de la memoria, http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_10_05_archive.html , la novela que le dio dimensión internacional —traducida al
francés, premiada en Cuba, finalista en el Premio Rómulo Gallegos y estudiada
en universidades de África y Europa—, se refería sobre todo al siglo XVII, a
los cantados años mil seiscientos, a Benkos Biohó, al padre Claver y a los
miles de voces etíopes-negras, allá en Cartagena, Ver lo que veo trata
del siglo XX y sobre todo del XIX, después de la Declaración de Independencia.
Se suele hablar de la
decadencia de Cartagena tras el fasto colonial hispánico —a costa, por
supuesto, de indios, afros esclavizados y blancos pobres— y esta nueva novela
de Burgos Cantor se puede leer como una “crónica del tiempo muerto”, como se
titula uno de los libros del chocoano Oscar Collazos, quien justamente vivió y
escribió en sus últimos años en las playas de Marbella.
Tejida y construida con una
prosa que recuerda la filigrana de las joyas momposinas, Ver lo que veo es
una cartografía, un mapa sentimental levantado por este escritor cartagenero
que en mayo cumplió sus 70 primaveras, en plena producción (12 libros y miles
de artículos y notas periodísticas) y desde hace algún tiempo director de la
maestría de escritura creativa en la Universidad Central.
Algunas ciudades engendran
novelas que las identifican: Dublín por Ulises de James Joyce,
el San Petersburgo descrito por Dostoievski en Crimen y castigo, la
Barranquilla de Marvel Moreno vista en la obra En diciembre llegaban
las brisas. Ahora quien desembarque en Cartagena tendrá que leer Ver
lo que veo, si quiere sentir esa profundidad temporal, ese aguaje, esa luz
cartagenera captada por Burgos Cantor y presente también en Manuel Zapata
Olivella, Gustavo Ibarra Merlano, Héctor Rojas Herazo, Gabriel García Márquez,
Germán Espinosa y el propio padre del escritor, don Roberto Burgos Ojeda.
Es admirable la destreza
narrativa que se siente en esta novela. El narrador se mete en la piel, en los
zapatos, de sus personajes —una anciana, un ladrón, un boxeador, un hombre
arruinado— echando mano de la primera persona. Admirable también la
minuciosidad de las descripciones de la naturaleza —“ostiones devueltos a la
sombra de los mangles, a sus raíces anudadas, a la salinidad apacible de los
cuerpos de agua”— y la memoria visual para evocar no solo a Cartagena, sino
también a París o La Habana.
Sentimos que, como dice
Flaubert, Burgos Cantor ha bebido océanos de libros y de películas, y ha sabido
luego aliviarse, quizá contra las murallas. Él es un contemplador, una suerte
de asceta, de monje o santo parrandero, con una mirada penetrante, pícara,
tierna, sabia, serena, igual a la que se ve en sus fotografías. Un maestro en
oír el lenguaje popular y en plasmarlo, esa actitud que las palenqueras resumen
con una expresión: “Velo, ve”, como quien dice: “Veánlo, dichosos los ojos que
te ven”.
También analiza, como quien no
quiere la cosa, la desidia estatal en la construcción de lo público, la
organización social que ha sido dejada “a la bulla de los cocos”. En esta gran
novela reaparecen de alguna forma muchos de los temas y juegos de sus libros
anteriores, frutos de su entusiasmo, su disciplina, su dedicación y su
consigna: morirse o salvarse escribiendo, “deseo puro de vida”. El erotismo,
“los movimientos de vértigo de las morenas y negras timbas, su picardía de
abrazar y soltar, la levedad de las faldas, descalzas, inalcanzables y los
hilos de sudor que se deslizaban por la piel de poros cerrados, tambor nuevo,
superficie de caricias desconocidas”.
Vuelven más maduros, más
hechos, los boxeadores, los rateros que quieren ser cantantes, las aspirantes a
reinas del barrio de su libro de cuentos Lo amador, y las muchachas
de los bares de Tesca, “la alegría del sexo sin mentiras”, donde debutó el Joe
Arroyo, protagonistas de El patio de los vientos perdidos. Y las
modistas y también aquellos que emigraron a Venezuela en la época de la bonanza
petrolera.
“¿Qué será la memoria?: un mar,
un lago, un desierto; ¿qué serán los recuerdos?: un río, un arroyo, un
manantial. Y lo que salga dónde lo pongo, a quién se lo confío”, se pregunta la
anciana que desde las primeras páginas está contándonos lo que ella ve en su
barrio, “en el barrio de relleno y esperanza padecíamos la incertidumbre de no
saber qué sigue, qué hago, para dónde voy”.
Al tiempo que narra con mucha
eficacia y humor, Burgos Cantor también expresa su perplejidad de escritor
desnudo ante los interrogantes que nos planteamos día a día, “asumir los
desencantos de la realidad, allí, como el mar, sin ofertas. Estar sin esperas
en el día a día, sin anuncios”. Hay reflexiones sobre lo que significa escribir
para él, algunas veces sacar tesoros de una mina o echar canalete, remar. Y
pensar nuestro destino, la historia, pensar Cartagena, reinventar palabra a
palabra esa ciudad tan emblemática de Colombia, estudiada por su gran amigo, el
historiador Alfonso Múnera.
Entre lo más novedoso y
entrañable de Ver lo que veo está la crónica familiar e
histórica sobre el auge y decadencia de los ingenios azucareros en el
departamento de Bolívar, que entre otras cosas nos dejaron, como herencia,
gracias a los cubanos, la música de los sextetos, entre ellos los palenqueros
de Tabalá.
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‘La
musicalidad es necesaria en la literatura del Caribe’
Roberto Burgos habla de 'Ver
lo que veo', con la que ganó el Premio Nacional de Novela 2018. ENTREVISTA
El Tiempo .com Julio 26, 2018
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Roberto Burgos Cantor se lleva
el Premio Nacional de Novela 2018
El escritor cartagenero obtuvo
el reconocimiento por su novela Ver lo que veo.
SEMANA .com, julio 26, 2018
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01
de Diciembre de 2017
¿Qué
hay que ver en Ver lo que veo?
http://blogs.eltiempo.com/de-libros-y-autores/2017/12/01/ver-ver-lo-veo/
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Algunos NTC … ENLACES sobre RBC:
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ntcblog.blogspot.com/2010_10_20_archive.html
Portal-blog complementario a NTC ... Nos
Topamos Con ... Intervención de Roberto Burgos Cantor. ...
Publicadas por NTC a la/s 8:56 a.m. No hay
comentarios.: ...
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ntc-narrativa.blogspot.com/2009/11/blog-post.html
17 nov. 2009 - Y entonces, de un momento a otro,
a Roberto Burgos Cantor comenzaron a llamarlo 'escritor'.
Debía levantar la mano a manera de saludo ...
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ntc-narrativa.blogspot.com/2009/12/roberto-burgos-cantor-memoria-sin.html
3 dic. 2009 - Hora: 6:00 PM. Entrada libre. Tarjeta.
(Enlaces NTC ... sobre la novela y su autor: "La ceiba de
la memoria". Roberto Burgos Cantor ...
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ntc-documentos.blogspot.com/2015/09/roberto-burgos-cantor-doctor-honoris.html
25 sept. 2015 - Roberto Burgos Cantor, Doctor
Honoris Causa concedido por la Universidad Nacional de Colombia. Sept. 24,
2015. NTC ... INVITAMOS A ...
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ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2015_10_19_archive.html
19 oct. 2015 - http://ntcblog.blogspot.com ,
ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia . Poesía Afro Colombiana. 1849 - 1989.
Selección de Roberto Burgos Cantor.
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Poesía Afro Colombiana. 1849 - 1989 Selección de Roberto
Burgos Cantor No. 117, Octubre 2015 Colección Un libro por centavos.
U. Externado DETALLES: ...
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NTC ... SEGUIMIENTOS
Universidad Central, Bogotá
Donde el escritor es Director del Magíster en Creación Literaria
En el Facebook de la UC
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Homenaje de la Universidad Central, Bogotá
El Espectador, Bogotá, Colombia.
Agosto 1, 2018. Pág. 5 completa.
Escaneó: NTC ...
NTC ... SEGUIMIENTOS
Universidad Central, Bogotá
Donde el escritor es Director del Magíster en Creación Literaria
http://www.ucentral.edu.co/oferta-academica/maestrias/maestria-en-creacion-literaria
http://www.ucentral.edu.co/universidad-central/buscar?searchword=Burgos&ordering=newest&searchphrase=all
http://www.ucentral.edu.co/universidad-central/buscar?searchword=Burgos&ordering=newest&searchphrase=all
En el Facebook de la UC
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“Las novelas se me anuncian con una imagen”
ENTREVISTA
A propósito del Premio Nacional de Novela, Burgos Cantor le
contó a Noticentral sobre su proceso de creación y de cómo lo articula con su
labor como director del Dpto. de Creación Literaria.
Homenaje de la Universidad Central, Bogotá
El Espectador, Bogotá, Colombia.
Agosto 1, 2018. Pág. 5 completa.
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Despierta curiosidad la manera como la vida reparte sus dones. Todas, sin explicaciones. Un azar motivado, no se espera, se posa en alguien.
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---------- Mensaje reCIBIDO ----------
De: Roberto Burgos Cantor reburgosc@gmail.com
Fecha: 29 de julio de 2018, 14:52
Asunto: Re: Roberto Burgos Cantor gana Premio Nacional de Novela 2018, con su
novela "Ver lo que veo". NTC ... Registros
Para: NTC
Gabriel y María Isabel: con mi gratitud va el abrazo de siempre.
Roberto
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El 27/07/2018, a las 3:22 p.m., NTC <ntcgra@gmail.com> escribió:
Roberto
Burgos Cantor gana Premio Nacional de Novela 2018, con su novela "Ver lo
que veo". NTC ... Registros
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BAÚL DE MAGO
LA ALEGRÍA DE
COMPARTIR
Por
Roberto Burgos Cantor *
El Universal, Barranquilla,
Agosto 4, 2018
http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/la-alegria-de-compartir-14913
http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/la-alegria-de-compartir-14913
La anterior columna; http://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/entre-babel-y-el-mar-14872
Despierta curiosidad la manera como la vida reparte sus dones. Todas, sin explicaciones. Un azar motivado, no se espera, se posa en alguien.
Recuerdo la primera vez que
obtuve un premio de literatura. Fue un concurso de cuentos. Cursaba los
primeros años en la Universidad. Eligio García y yo cambiábamos la ropa ligera
de Cartagena de Indias por unos pulóveres que nos prestó Efrén Peynado quien
estudió en Estados Unidos. Ese premio me dejó una chaqueta marinera de
cubierta, y una comunicación a saltos, duradera con Helena Araújo.
Años después, concluido el
Derecho y Ciencias Políticas y Sociales, recibí otro premio de cuentos. Lo
convocaba, y lo sigue haciendo, el Instituto de Bellas Artes de Cúcuta.
En la parálisis incierta de
terminar una carrera, la vida se sostenía de los enamoramientos. Entonces el
premio sirvió para comprar un coche al primer hijo quien recién había nacido.
El Cadillac de los coches. En Cúcuta nacieron conversaciones interminables con
Eduardo Pachón Padilla y José Stevenson. Con Giovanni Quessep, en paseos bajo
el sol calcinante de la tierra de estoraques oímos el rumor indescifrable de
los suspiros. Eran de Eduardo Carranza quien alguna vez soportó los embates de
la melancolía en el hotel que nos alojaba, bebiendo whisky de frontera durante
una semana.
Transcurrieron años hasta que
una novela fue honrada con el José María Arguedas de Casa de las Américas.
Premio al que nadie puede mandar novelas. Un comité de especialistas escoge las
del año. Carece de dinero y hace una edición de miles de ejemplares que conocen
los lectores de la isla y circula entre estudiosos.
Estos días, Ver
lo que veo, recibió el premio nacional de novela.
El alud de afecto, de amigos y
desconocidos, no cabría en un batallón de las casacas reforzadas donde los
militares ostentan sus condecoraciones. Este sentimiento, desconocido por mi,
llena de sentido las vigilias de la escritura, su empeño en volar abismos, su
terca persistencia en ahondar el misterio, y en cada vez disponerse a una
cacería nueva sin querer la cabeza del rinoceronte sobre la tabla pulida y más
ciego.
Para tantos, desde el perspicaz
escrito de Carlos Villalba, el primer reportaje de Óscar Alarcón, de Heriberto
Fiorillo en su Land Rover, de Julio Olaciregui con acordeoneros; los iluminados
ensayos de David Jiménez Panesso, Cristo Figueroa, Rodolfo Modern, Teobaldo
Noriega, William Simmens, Gustavo Tatis, Roberto Montes, el bibliotecario de
Pinillos; hasta los muertos que son mis
muertos, con quienes dialogo todavía: Jorge García Usta, Alonso Aristizábal,
Guillermo A. Arévalo, Alberto Duque López, Fernando Charry Lara, Pachón
Padilla, Álvaro Mutis, Eligio García, Germán Vargas, Gabriel García Márquez,
Julio Roca Baena. El rigor severo de mi padre, quien soltó una lágrima. La
persuasiva franciscana de mi madre que me libra de toda vanidad.
Y por supuesto: el Compa, quien
me llamó a escribir estos baúles.
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