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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ...http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
Y a los relacionados en: http://ntcblog.blogspot.com/2009_10_11_archive.html
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ACTUALIZACIÓN y seguimientos a Mayo 28, 2012.
El Espectador, Mayo 27, 2012. Páginas 72 y 73.
Click derecho sobre la imagen para ampliarla en una nueva ventana.
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ACTUALIZACIÓN y seguimientos a Mayo 21, 2012.
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De: Luz Mary Giraldo
Fecha: 21 de mayo de 2012, 08:12
Asunto: Ellas cuentan. Relatos de escritoras colombianas contemporáneas.
Premio
Monserrat Ordóñez 2012
Para: NTC … ntcgra@gmail.com
Amigos de NTC … : les comparto este reconocimiento.
Un abrazo, Luz Mary
Giraldo
A nombre de la sección Colombia de la
Asociación de Estudios Latinoamericanos LASA, http://lasa.international.pitt.edu/sections/colombia/
, me complace informarle que el Premio Monserrat Ordóñez 2012 es para el libro: Ellas cuentan. Relatos de escritoras
colombianas contemporáneas. Selección y prólogo de Luz Mary Giraldo.
Editoras: Paloma Pérez, Claudia Ivonne Giraldo y Lucía Donadío.
Medellín, Sílaba, 2010.
En la reunión general de la sección el próximo sábado 26 de mayo se leerá el acta general y se entregarán
certificados a las editoras y una mención especial a Luz Mary Giraldo. Si alguna de Uds. asiste al congreso
de LASA este año, agradecemos su presencia o enviaremos los documentos por
correo. ( LASA2012 / Hacia el Tercer Siglo de Independencia en América Latina, XXX Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, 23 al 26 de Mayo, San Francisco, California, http://lasa.international.pitt.edu/esp/congress/index.asp )
Para la entrega de los U$5000 del premio, necesitamos que una de Uds. se
haga cargo de la recepción del dinero. Los criterios para distribución
del mismo entre editoras y autora de la selección/prólogo o editorial los
dejamos a criterio suyo, como persona
que nominó el libro.
….
Extendemos la más cálida felicitación
a cada una de uds; le agradecemos la vocería a sus colegas en este importante
logro. Agradecemos de paso la colaboración de nuestras colegas Elvira
Sánchez Blake y Ana Mercedes Patiño que han llevado el comité para el premio de
este año.
Cualquier pregunta, no dude en comunicarse conmigo.
Le copio enseguida el dictamen del
jurado.
Cordial Saludo
Juana Suárez
LASA Colombia, Chair.
Razonamiento: La antología tiene la virtud de
establecer un significativo vínculo entre la producción cuentística de
escritoras colombianas ampliamente reconocidas por la crítica como Helena
Araújo y Consuelo Triviño y las propuestas de otras escritoras que están en
proceso de consolidar su quehacer narrativo como Gloria Inés Peláez o Carolina
Sanín o que empiezan a sonar en el panorama literario colombiano como Andrea
Rozo y Luz Teresa Valderrama, entre otras.
Lo anterior dota a la antología de un
carácter innovador en el marco de la literatura femenina colombiana, en la
medida que no se limita a reproducir voces canónicas, sino que asume el riesgo
de reconocer los aportes a dicha tradición de voces emergentes. Una apuesta que
se convierte en un complemento ideal a la antología publicada a finales del
siglo pasado por Giraldo (Ellas cuentan. Una antología de relatos de
escritoras colombianas de la Colonia a nuestros días) en la que “se sigue
el proceso de construcción de la voz de la mujer en el desarrollo de nuestra
historia literaria y se consigna qué dicen y cómo lo expresan algunas autoras
nacidas de 1671 a 1960”, tal cual lo apunta en el prólogo de la nueva antología
y que también es susceptible de aplicarse al propósito de esta última,
realizando el debido ajuste cronológico.
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Nota de NTC ...: sobre Monserrat Ordóñez, Ver: http://ntcpoesia.blogspot.com/2010_03_29_archive.html -
ACTUALIZACIÓN , OCTUBRE 23, 2010:
NTC ... REGISTROS DEL EVENTO EN CALI. FOTOGRAFÍAS http://picasaweb.google.com/ntcgra/CuentanNuevasEscritorasColombianasPresentacion#
http://picasaweb.google.com/ntcgra/CuentanNuevasEscritorasColombianasPresentacion#slideshow/
ACTUALIZACIÓN, Octubre 18, 2010.http://picasaweb.google.com/ntcgra/CuentanNuevasEscritorasColombianasPresentacion#slideshow/
*** CUENTAN. Nuevas escritoras colombianas. Sílaba editores. Presentación y conversatorio sobre el libro en el marco de la Feria Internacional del Libro Pacífico, Versión 16, (Cali) . Intervendrán: Cristina Valcke, Sol Colmenares y José Zuleta Ortiz. Fecha: 22 de Octubre, 2010. Hora: 4:00 PM. Lugar: Sala José Celestino Mutis. Biblioteca Mario Carvajal. Universidad del Valle. Meléndez. Click sobre el afiche para ampliarlo y leer más detalles. También ver el contenido de este blog. Evento registrado ("eneteceado") en: http://ntc-eventos.blogspot.com/2010_10_14_archive.html
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.PRESENTACIÓN y FORO
*** 11 de Septiembre, Medellín (IVFiesta del Libro). 2:30 - 8:30 PM . PROGRAMACIÓN: Click sobre las imágenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí.
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CARÁTULA y SOLAPA del LIBRO(Click sobre las imágenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)-
CONTRACARÁTULA Y SOLAPA del LIBRO
(Click sobre las imágenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
PULSAR LAS LETRAS Y DECIR SOBRE LA LÍNEA
Luz Mary Giraldo
1
Quiero comenzar refiriéndome a unas palabras memoriosas de Marina Tsvietáieva, en las que al recordar en su primera infancia sus orígenes como escritora, evoca cómo echaba de menos el papel limpio en el que pudiera escribir. Antes de los siete años tenía “hambre de papel en blanco”, dice, subrayando que su infancia era “un grito continuo por el papel en blanco. Un grito disimulado. Más una mirada que un grito” (15). Su madre la quería dedicada a la música, como ella, y consideraba que la niña escribía mal.
*** 21 de Agosto, BOGOTÁ (Feria del libro), 3:00 PM
--> CUENTAN. Relatos de escritoras colombianas contemporáneas. Selección y Prólogo: Luz Mary Giraldo. Sílaba Editores ( http://www.silabaeditores.com/ ) . Presentación a cargo de Roberto Burgos Cantor y Rodrigo Parra Sandoval. Salón José María Vargas Vila. Evento en el marco de la presentación de las obras de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional.
EVENTO REGISTRADO EN: EVENTOS a partir del 18 de Agosto de 2010, inclusive, ... , http://ntc-eventos.blogspot.com/2010_08_18_archive.html
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NTC ... ENLACES RELACIONADOS.
Tiempo de crisálida. Idania Ortiz. Sílaba Editores. Noviembre 2009. , http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2009_12_20_archive.html
SUENAN VOCES. Antología RENATA III. Sílaba Editores. Abril 2010 , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_04_23_archive.html
ALFABETO DE INFANCIA- Lucía Donadío. Relatos. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2009_11_13_archive.html
"BUENOS AIRES, PORTÓN DE MEDELLÍN". Orlando Ramírez Casas , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2009_09_09_archive.html
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Actualizó: NTC … / gra . Agosto 18 , 2010, 11:00 AM
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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ...http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
Y a los relacionados en: http://ntcblog.blogspot.com/2009_10_11_archive.html ..
Y a los relacionados en: http://ntcblog.blogspot.com/2009_10_11_archive.html ..
CUENTAN
Relatos de escritoras colombianas contemporáneasSelección y Prólogo: Luz Mary Giraldo.Sílaba Editores , http://www.silabaeditores.com/ , Medellín.
Relatos de escritoras colombianas contemporáneasSelección y Prólogo: Luz Mary Giraldo.Sílaba Editores , http://www.silabaeditores.com/ , Medellín.
-PRESENTACIÓN EN LA 23 FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BOGOTÁ. 21 de Agosto, 2010. 3:00 PM. Invitación.
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CARÁTULA y SOLAPA del LIBRO(Click sobre las imágenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)-
CONTRACARÁTULA Y SOLAPA del LIBRO
(Click sobre las imágenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
Cuentan, la antología de cuentos de mujeres escritoras contemporáneas tiene dos aciertos que convierten su lectura en un placer y en una iluminación. El primero es mostrarnos los últimos trabajos de escritoras contemporáneas ya consagradas, sus variantes, sus descubrimientos, los caminos sorprendentes que ha tomado su escritura. El segundo es la inclusión de un grupo de escritoras novísimas y sus textos desafiantes, lúcidos, temáticamente diferentes en los que utilizan el lenguaje de manera suelta, dúctil, poderosa y muy eficaz. Es un placer y una iluminación esta nueva contribución de Luz Mary Giraldo a la cultura literaria colombiana que, junto con Ellas cuentan, su otra antología sobre el tema, construyen el colorido mosaico del cuento escrito por mujeres colombianas desde la Colonia hasta nuestros días.
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DE Roberto Burgos Cantor . Texto en la contracarátula.
Esta antología entraña una apuesta: entre lo conocido y la emoción de lo recién descubierto se cuela el oleaje de un archipiélago. Fluir y oposiciones. Asimilación y rechazo. Borges atribuyó al tiempo el don de hacer antologías. Luz Mary Giraldo ha preferido el enfrentamiento al tiempo, los retos de la historia, quizás influir en su alocado curso. Abandonó la pesca con red por la de arpón, precisa y vigilante.
Esta antología entraña una apuesta: entre lo conocido y la emoción de lo recién descubierto se cuela el oleaje de un archipiélago. Fluir y oposiciones. Asimilación y rechazo. Borges atribuyó al tiempo el don de hacer antologías. Luz Mary Giraldo ha preferido el enfrentamiento al tiempo, los retos de la historia, quizás influir en su alocado curso. Abandonó la pesca con red por la de arpón, precisa y vigilante.
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Con paciencia y riesgo esta antóloga viene buscando las piezas extraviadas y a lo mejor aún inexistentes con las cuales armar el puzzle de las tendencias del cuento en Colombia. Ahora insiste en la indagación de la escritura con que ellas, las mujeres, rechazan y se apropian del mundo que someten a sus particulares miradas. Veintidós escritoras asedian los espejismos de la realidad; dejan la huella de una tensión entre las palabras acariciadas y las palabras sublevadas; construyen una sensibilidad, eso que algunos llaman el estilo. Y aquí está, ni coro ni panorama, la muestra de una escritura con sus dificultades y sus logros en la perspectiva de la diferencia. No como imposición sino como necesidad.
Con paciencia y riesgo esta antóloga viene buscando las piezas extraviadas y a lo mejor aún inexistentes con las cuales armar el puzzle de las tendencias del cuento en Colombia. Ahora insiste en la indagación de la escritura con que ellas, las mujeres, rechazan y se apropian del mundo que someten a sus particulares miradas. Veintidós escritoras asedian los espejismos de la realidad; dejan la huella de una tensión entre las palabras acariciadas y las palabras sublevadas; construyen una sensibilidad, eso que algunos llaman el estilo. Y aquí está, ni coro ni panorama, la muestra de una escritura con sus dificultades y sus logros en la perspectiva de la diferencia. No como imposición sino como necesidad.
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Contenido
Helena Araujo, El tratamiento
Gloria Guardia, Isak Dinesen: la venganza de la verdad
Amalia Lu Posso Figueroa, Divina Barceló Mecino
Consuelo Posada, Alicia y las maravillas
María Cristina Restrepo, Carola
Lina María Pérez, Partitura en clave de amor
Soad Louis Lakah, El peso de una corona
Nora Carbonel, El zancón
Claudia Ivonne Giraldo, Hasta el fin del amor
Paloma Pérez, Convidada
Gloria Inés Pelaez, La mujer del observatorio
Nana Rodríguez Romero, El coleccionista
Consuelo Triviño, La muñeca
Emma Lucía Ardila, Un cuarto de hotel
Lucía Donadío, Esa señora tan buena
Esther Fleisacher, Las tres pasas
Clara Llano, Remolque
Luz Teresa Valderrama, Vinicius y el deseo
Carolina Sanín, Carolina en mi funeral
Sol Colmenares, La visita
Andrea Rozo, Colibrí
Sandra Milena Ramírez, Magia .
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Helena Araujo, El tratamiento
Gloria Guardia, Isak Dinesen: la venganza de la verdad
Amalia Lu Posso Figueroa, Divina Barceló Mecino
Consuelo Posada, Alicia y las maravillas
María Cristina Restrepo, Carola
Lina María Pérez, Partitura en clave de amor
Soad Louis Lakah, El peso de una corona
Nora Carbonel, El zancón
Claudia Ivonne Giraldo, Hasta el fin del amor
Paloma Pérez, Convidada
Gloria Inés Pelaez, La mujer del observatorio
Nana Rodríguez Romero, El coleccionista
Consuelo Triviño, La muñeca
Emma Lucía Ardila, Un cuarto de hotel
Lucía Donadío, Esa señora tan buena
Esther Fleisacher, Las tres pasas
Clara Llano, Remolque
Luz Teresa Valderrama, Vinicius y el deseo
Carolina Sanín, Carolina en mi funeral
Sol Colmenares, La visita
Andrea Rozo, Colibrí
Sandra Milena Ramírez, Magia .
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PRÓLOGO
PULSAR LAS LETRAS Y DECIR SOBRE LA LÍNEA
Luz Mary Giraldo
1
Quiero comenzar refiriéndome a unas palabras memoriosas de Marina Tsvietáieva, en las que al recordar en su primera infancia sus orígenes como escritora, evoca cómo echaba de menos el papel limpio en el que pudiera escribir. Antes de los siete años tenía “hambre de papel en blanco”, dice, subrayando que su infancia era “un grito continuo por el papel en blanco. Un grito disimulado. Más una mirada que un grito” (15). Su madre la quería dedicada a la música, como ella, y consideraba que la niña escribía mal.
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2
En la edad adulta, la escritora pensaba en el significado de estar frente a la temerosa y codiciada hoja en blanco o ante el cuaderno vacío, y reconocía una intraducible sensación, “algo así como un estremecimiento sagrado” (20) que incita a llenar cada página, porque el cuaderno vacío es como “un reproche vivo”, casi una orden que parte de la afirmación: “Yo –existo, ¿y tú?” (20). Lo anterior equivale a decir: si hoja y cuaderno existen, aunque estén vacíos, el escritor necesita de la escritura para ser. Se es a través de la escritura, porque en ella y con ella se muestra o revela la propia existencia, como cuando el pintor llena de líneas o de colores el lienzo que lo nombra, o como cuando el músico deja que salgan las notas del instrumento y del pentagrama para que vuelen en sonidos con toda su emoción. En el caso de la escritura, el cuaderno reclama aquello que se vuelca en el papel, el manuscrito, la vida impresa. Como tal, constituye un cuerpo hablante y existente que transmite memoria e identidad.
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Es frecuente la polémica cuando se aborda la literatura escrita por mujeres. En unos casos, porque se busca reivindicación de género, en otros, porque al compararse con la literatura escrita por hombres se le juzga de inferior calidad, o porque más que revisar sus formas se analizan sus temas y contenidos buscando explicar época, lugar de origen o preocupaciones particulares de cada autora, lo que en ocasiones ha permitido el descubrimiento de mujeres en su momento contestatarias o de avanzada frente a su propio su tiempo. No sucede lo mismo con las propuestas masculinas, pues es evidente que éstas gozan de legitimidad desde tiempos remotos.
En la edad adulta, la escritora pensaba en el significado de estar frente a la temerosa y codiciada hoja en blanco o ante el cuaderno vacío, y reconocía una intraducible sensación, “algo así como un estremecimiento sagrado” (20) que incita a llenar cada página, porque el cuaderno vacío es como “un reproche vivo”, casi una orden que parte de la afirmación: “Yo –existo, ¿y tú?” (20). Lo anterior equivale a decir: si hoja y cuaderno existen, aunque estén vacíos, el escritor necesita de la escritura para ser. Se es a través de la escritura, porque en ella y con ella se muestra o revela la propia existencia, como cuando el pintor llena de líneas o de colores el lienzo que lo nombra, o como cuando el músico deja que salgan las notas del instrumento y del pentagrama para que vuelen en sonidos con toda su emoción. En el caso de la escritura, el cuaderno reclama aquello que se vuelca en el papel, el manuscrito, la vida impresa. Como tal, constituye un cuerpo hablante y existente que transmite memoria e identidad.
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Es frecuente la polémica cuando se aborda la literatura escrita por mujeres. En unos casos, porque se busca reivindicación de género, en otros, porque al compararse con la literatura escrita por hombres se le juzga de inferior calidad, o porque más que revisar sus formas se analizan sus temas y contenidos buscando explicar época, lugar de origen o preocupaciones particulares de cada autora, lo que en ocasiones ha permitido el descubrimiento de mujeres en su momento contestatarias o de avanzada frente a su propio su tiempo. No sucede lo mismo con las propuestas masculinas, pues es evidente que éstas gozan de legitimidad desde tiempos remotos.
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Si nos detenemos en las propuestas de algunas estudiosas del tema, aunque encontramos puntos en común, también vemos orientaciones que divergen. Fabienne Bradu, por ejemplo, al iniciar sus ensayos centrados en un grupo de autoras mexicanas del siglo XX, Señas particulares: escritora (1987), afirma que “el debate sobre la literatura femenina se ha empalmado en muchos casos sobre una especie de historia de la emancipación de la mujer vista a través de creaciones artísticas, a las cuales se les hace decir más (o menos) de lo que en realidad expresan” (9). Sostiene que el aumento del número de escritoras está relacionado con una transformación de las mentalidades que lleva a un mayor acceso de las mujeres a la cultura y a la educación, lo que en ningún caso llega a conformar una verdadera voz colectiva (9). Sin embargo, reconoce que al abordar la búsqueda de identidad en la obra de autores de cualquier género, se evidencia de manera particular en las autoras que la identidad se presenta “como un vacío, una interrogación, una angustia, que la escritura resarciría de una manera más o menos satisfactoria” (11).
Si nos detenemos en las propuestas de algunas estudiosas del tema, aunque encontramos puntos en común, también vemos orientaciones que divergen. Fabienne Bradu, por ejemplo, al iniciar sus ensayos centrados en un grupo de autoras mexicanas del siglo XX, Señas particulares: escritora (1987), afirma que “el debate sobre la literatura femenina se ha empalmado en muchos casos sobre una especie de historia de la emancipación de la mujer vista a través de creaciones artísticas, a las cuales se les hace decir más (o menos) de lo que en realidad expresan” (9). Sostiene que el aumento del número de escritoras está relacionado con una transformación de las mentalidades que lleva a un mayor acceso de las mujeres a la cultura y a la educación, lo que en ningún caso llega a conformar una verdadera voz colectiva (9). Sin embargo, reconoce que al abordar la búsqueda de identidad en la obra de autores de cualquier género, se evidencia de manera particular en las autoras que la identidad se presenta “como un vacío, una interrogación, una angustia, que la escritura resarciría de una manera más o menos satisfactoria” (11).
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Bradu también se refiere a la página en blanco comparándola con el espejo en el que se mira o refleja todo escritor, y señala que en el caso de la mujer corresponde a “un narcisismo no triunfante” (11), pues con frecuencia se revela que desde su escritura el autor no solo quiere expresarse sino ser. En esa idea de la página como espejo que refleja y desde el cual la autora se revela, coincide con lo afirmado por la escritora rusa, para quien no existe el fracaso o la ausencia de triunfo sino esa potencialidad de ser que se trasmite en el manuscrito.
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Por su parte, Luisa Campuzano propone un ejercicio crítico que permita analizar la literatura, en especial la de mujeres, apostándole a una crítica feminista. Desde ella asume una actitud que lleva a reflexionar sobre la literatura de escritoras cubanas y a explicarse los primeros momentos de la exégesis feminista, uniéndose a los planteamientos que en 1988 emitiera Jean Franco. Así reconoce no sólo los inicios de una crítica feminista que desagravia a la mujer desde la doble tarea de desmitificar la ideología patriarcal y la arqueología literaria (13), sino la urgencia de leer mejor la escritura de las mujeres, de encontrar antecedentes y de identificar pioneras, para obtener una mejor visión tanto de la literatura cubana como de la literatura de escrita por las autoras. Campuzano entiende la perspectiva crítica como una forma de conocimiento, de ahí que vea la necesidad de hacer memoria buscando en el pasado y así mismo relacionar la autoconciencia como una de las marcas de la producción literaria femenina. Esta actitud crítica ante la producción textual se entendería como “conocer-para-reconocerse” (204), pues se trata no sólo de leer con agudeza, de escarbar en los procesos históricos para conocer fuentes o genealogías, sino para adquirir una forma de conocimiento de sí misma y de la propia tradición.
Bradu también se refiere a la página en blanco comparándola con el espejo en el que se mira o refleja todo escritor, y señala que en el caso de la mujer corresponde a “un narcisismo no triunfante” (11), pues con frecuencia se revela que desde su escritura el autor no solo quiere expresarse sino ser. En esa idea de la página como espejo que refleja y desde el cual la autora se revela, coincide con lo afirmado por la escritora rusa, para quien no existe el fracaso o la ausencia de triunfo sino esa potencialidad de ser que se trasmite en el manuscrito.
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Por su parte, Luisa Campuzano propone un ejercicio crítico que permita analizar la literatura, en especial la de mujeres, apostándole a una crítica feminista. Desde ella asume una actitud que lleva a reflexionar sobre la literatura de escritoras cubanas y a explicarse los primeros momentos de la exégesis feminista, uniéndose a los planteamientos que en 1988 emitiera Jean Franco. Así reconoce no sólo los inicios de una crítica feminista que desagravia a la mujer desde la doble tarea de desmitificar la ideología patriarcal y la arqueología literaria (13), sino la urgencia de leer mejor la escritura de las mujeres, de encontrar antecedentes y de identificar pioneras, para obtener una mejor visión tanto de la literatura cubana como de la literatura de escrita por las autoras. Campuzano entiende la perspectiva crítica como una forma de conocimiento, de ahí que vea la necesidad de hacer memoria buscando en el pasado y así mismo relacionar la autoconciencia como una de las marcas de la producción literaria femenina. Esta actitud crítica ante la producción textual se entendería como “conocer-para-reconocerse” (204), pues se trata no sólo de leer con agudeza, de escarbar en los procesos históricos para conocer fuentes o genealogías, sino para adquirir una forma de conocimiento de sí misma y de la propia tradición.
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Otra propuesta interesante sería la de Angélica Gorodischer, quien reconoce que “todo texto tiene género como todo texto tiene ideología” (10), y que después de pasar por un largo silencio histórico “las mujeres pensantes estamos aprendiendo […] a escribir con conciencia de género”. Al enfatizar en la necesidad de tomar conciencia de la larga sumisión de la mujer, señala que la escritora ha tenido necesidad de romper con esquematismos y arquetipos; de ahí la urgencia de no escribir más novelas de amor mientras los hombres le apuntan a lo político, lo social o lo científico, pues “se terminó el tiempo del llanto, el gimoteo y el reclamo” (11), y de ahí, también, que al mismo tiempo invite a los autores hombres a escribir más allá de los estereotipos.
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Desde el análisis que Bradu realiza a la obra de algunas autoras mejicanas, se percibe que la escritura de éstas se constituye en una posibilidad de ser que llena lugares vacíos, revelada como “deseo y tortura”, “dependencia y rebeldía”. Y si algunas se rehúsan a escribir por oficio, lo que en unos casos se refleja en largos silencios entre una obra y otra, otras descubren en lo confesional o lo autobiográfico la posibilidad de comunicación del universo ajeno, mientras otras fusionan su propia biografía o su conciencia social o histórica a la imaginación. La perspectiva de Campuzano hace ver lo importante que es hacer memoria desde una actitud reflexiva y crítica, para poder ir más allá de la tradicional idea de la mujer reproductora y mas bien reconocerla como productora de nación. Al abordar autoras cubanas y latinoamericanas, desde la Colonia a nuestros días, la estudiosa lee y coteja modos de vida y formas de pensamiento contenidos en los textos, según épocas y circunstancias, mientras Gorodischer se dirige a la idea de “fronteras diluidas”, al reconocer que cada voz de escritor es particular, y que en muchas ocasiones los análisis están determinados por enfoques que no siempre dejan ver los enunciados sino el lugar de los mismos, así como se soslayan condiciones estéticas o de producto artístico.
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En el caso colombiano, hay autoras que se han inquietado por el debate frente al ser y quehacer de la mujer en la vida social y cultural y artístico: no pueden ignorarse las propuestas de Soledad Acosta de Samper, cuando en el tránsito del siglo XIX al XX y favorecida por sus condiciones de clase que le permitieron una formación que se nutría con viajes y lecturas, además de acceso a medios poderosos, proclamaba la toma de conciencia de la mujer en la sociedad, así como un poco más tarde lo haría Sofía Ospina de Navarro, llamando la atención sobre la ciudad y el cambio de valores en su tiempo. La una desde Bogotá y la otra desde Medellín. Cabe recordar, también, que desde mediados del siglo XX la argentina nacionalizada en Colombia, Marta Traba, ofrecía serias reflexiones sobre la función social del creador, que unida a las propuestas de Helena Araújo y más delante de Montserrat Ordóñez, en paralelo con sus inquietudes y las de otras escritoras, buscaron un discurso comprometido en llamar la atención sobre la necesidad de una escritura y una crítica literaria feministas que tuviera en cuenta sobre qué ha hablado la mujer, cómo se ha expresado y desde qué parámetros debiera escribir.
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Reflexión emanada de la vida universitaria, en un trabajo definitivo para las artes plásticas y el compromiso político y de protesta social en la colombo-argentina, sostenido desde lo feminista por Araújo y Ordóñez, quien dejara a su fallecimiento seguidoras que continúan este legado desde la investigación, como es el caso de su discípula Carolina Alzate de la Universidad de los Andes.
En el caso colombiano, hay autoras que se han inquietado por el debate frente al ser y quehacer de la mujer en la vida social y cultural y artístico: no pueden ignorarse las propuestas de Soledad Acosta de Samper, cuando en el tránsito del siglo XIX al XX y favorecida por sus condiciones de clase que le permitieron una formación que se nutría con viajes y lecturas, además de acceso a medios poderosos, proclamaba la toma de conciencia de la mujer en la sociedad, así como un poco más tarde lo haría Sofía Ospina de Navarro, llamando la atención sobre la ciudad y el cambio de valores en su tiempo. La una desde Bogotá y la otra desde Medellín. Cabe recordar, también, que desde mediados del siglo XX la argentina nacionalizada en Colombia, Marta Traba, ofrecía serias reflexiones sobre la función social del creador, que unida a las propuestas de Helena Araújo y más delante de Montserrat Ordóñez, en paralelo con sus inquietudes y las de otras escritoras, buscaron un discurso comprometido en llamar la atención sobre la necesidad de una escritura y una crítica literaria feministas que tuviera en cuenta sobre qué ha hablado la mujer, cómo se ha expresado y desde qué parámetros debiera escribir.
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Reflexión emanada de la vida universitaria, en un trabajo definitivo para las artes plásticas y el compromiso político y de protesta social en la colombo-argentina, sostenido desde lo feminista por Araújo y Ordóñez, quien dejara a su fallecimiento seguidoras que continúan este legado desde la investigación, como es el caso de su discípula Carolina Alzate de la Universidad de los Andes.
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No es lugar común afirmar que la participación de la mujer como narradora es más bien reciente. Hasta mediados del siglo XX su presencia ha sido discreta y de escasa aceptación, especialmente en el campo de la narrativa, aunque en el de la poesía su reconocimiento no es mayor y mucho menos en el de la dramaturgia, la crítica o el ensayo. ¿Qué han contado, cuáles han sido sus temas de interés, cómo ha sido su escritura, que función han cumplido con este ejercicio? Y más hacia el presente, con el campo abierto y abonado por sus antecesoras, la pregunta regresa: ¿Qué narran las escritoras más jóvenes y cómo lo hacen?
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Si bien la tradición ha sostenido que las mujeres son líricas y los hombres épicos, lo que aún es vigente en muchos lugares cuando se afirma que el campo de acción de la mujer es el de la vida doméstica mientras el del varón es el de la conquista del mundo, estas coordenadas han ido cambiando. Ya no es tan fácil afirmar que “las mujeres son de la casa y los hombres de la calle” o, en palabras más sugestivas, que “las mujeres hacen de su casa el universo y los hombres hacen del universo su casa”. El cambio de sistema de valores y de concepciones, el intercambio de roles, en fin, la dinámica del mundo actual, muestra y refleja otras experiencias e intereses. Desde la Conquista se establecen unos parámetros que se afianzan en la Colonia, se conservan durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX, redundando en la convicción de la mujer como “guardiana del hogar”, lo que se concentra en la responsabilidad de conservar y preservar las normas, la moral, las costumbres, las emociones y los afectos, es decir, todo lo que forma parte del legado fundacional.
Si bien la tradición ha sostenido que las mujeres son líricas y los hombres épicos, lo que aún es vigente en muchos lugares cuando se afirma que el campo de acción de la mujer es el de la vida doméstica mientras el del varón es el de la conquista del mundo, estas coordenadas han ido cambiando. Ya no es tan fácil afirmar que “las mujeres son de la casa y los hombres de la calle” o, en palabras más sugestivas, que “las mujeres hacen de su casa el universo y los hombres hacen del universo su casa”. El cambio de sistema de valores y de concepciones, el intercambio de roles, en fin, la dinámica del mundo actual, muestra y refleja otras experiencias e intereses. Desde la Conquista se establecen unos parámetros que se afianzan en la Colonia, se conservan durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX, redundando en la convicción de la mujer como “guardiana del hogar”, lo que se concentra en la responsabilidad de conservar y preservar las normas, la moral, las costumbres, las emociones y los afectos, es decir, todo lo que forma parte del legado fundacional.
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Muchos de los relatos de aquellas mujeres expresan traumatismos o inquietudes. Como se muestra en nuestra antología Ellas cuentan. Una antología de relatos de escritoras colombianas de la Colonia a nuestros días (Seix Barral, 1998), en la que se sigue el proceso de construcción de la voz de la mujer en el desarrollo de nuestra historia literaria y se consigna qué dicen y cómo lo expresan algunas autoras nacidas de 1671 a 1960. Así, por ejemplo, en la Colonia la madre Francisca Josefa del Castillo, como otras religiosas de su tiempo, muestra en sus escritos el significado problemático de una formación moral, social, racial y sexual, que se revela en la imagen del demonio asociada a la sexualidad y al conflicto frente a las condiciones sociales y raciales, lo que se manifiesta en la intimidad del sueño o la pesadilla y sería purgado mediante la confesión y la escritura, tal como se manifiesta en muchos de sus Afectos, esos textos escritos como una forma de liberación a través de la penitencia impuesta por sus confesores. En ella es clara la escritura como exorcismo y liberación. Como expresión del costumbrismo, y a tono con el sentimiento nacional, Josefa Acevedo de Gómez, también como los escritores de su tiempo, relataba situaciones de época referidas claramente a la construcción de nación e identidad, mientras en el tránsito del siglo XIX al XX, entre la sumisión y la rebeldía, Soledad Acosta de Samper buscaba sacudir a la mujer al hacerle tomar conciencia de su papel frente a injusticias sociales y políticas, y mostrar que no sólo los trabajos manuales y las delicadezas de la vida hogareña distinguen el mundo interior y la vida femenina, y que ser escritor no es sólo privativo del género masculino ni adorno de la mujer en el ámbito de la vida privada o social, sino una posibilidad expresiva. Durante la primera mitad del siglo XX, algunas autoras llamaban la atención sobre los abusos de poder en sociedades patriarcales, o sobre el tránsito de la provincia a la ciudad, mientras otras hurgaban en ambientes campesinos y exploraban en la psicología de sus personajes y en los modos existenciales o sociales (A), abriendo camino a esa conciencia que se despliega desde década de los sesenta, cuando se acentúa el compromiso de la mujer en la sociedad de manera más activa, tanto en la vida intelectual como en la académica, la artística, la científica, la política y la cultural.
Muchos de los relatos de aquellas mujeres expresan traumatismos o inquietudes. Como se muestra en nuestra antología Ellas cuentan. Una antología de relatos de escritoras colombianas de la Colonia a nuestros días (Seix Barral, 1998), en la que se sigue el proceso de construcción de la voz de la mujer en el desarrollo de nuestra historia literaria y se consigna qué dicen y cómo lo expresan algunas autoras nacidas de 1671 a 1960. Así, por ejemplo, en la Colonia la madre Francisca Josefa del Castillo, como otras religiosas de su tiempo, muestra en sus escritos el significado problemático de una formación moral, social, racial y sexual, que se revela en la imagen del demonio asociada a la sexualidad y al conflicto frente a las condiciones sociales y raciales, lo que se manifiesta en la intimidad del sueño o la pesadilla y sería purgado mediante la confesión y la escritura, tal como se manifiesta en muchos de sus Afectos, esos textos escritos como una forma de liberación a través de la penitencia impuesta por sus confesores. En ella es clara la escritura como exorcismo y liberación. Como expresión del costumbrismo, y a tono con el sentimiento nacional, Josefa Acevedo de Gómez, también como los escritores de su tiempo, relataba situaciones de época referidas claramente a la construcción de nación e identidad, mientras en el tránsito del siglo XIX al XX, entre la sumisión y la rebeldía, Soledad Acosta de Samper buscaba sacudir a la mujer al hacerle tomar conciencia de su papel frente a injusticias sociales y políticas, y mostrar que no sólo los trabajos manuales y las delicadezas de la vida hogareña distinguen el mundo interior y la vida femenina, y que ser escritor no es sólo privativo del género masculino ni adorno de la mujer en el ámbito de la vida privada o social, sino una posibilidad expresiva. Durante la primera mitad del siglo XX, algunas autoras llamaban la atención sobre los abusos de poder en sociedades patriarcales, o sobre el tránsito de la provincia a la ciudad, mientras otras hurgaban en ambientes campesinos y exploraban en la psicología de sus personajes y en los modos existenciales o sociales (A), abriendo camino a esa conciencia que se despliega desde década de los sesenta, cuando se acentúa el compromiso de la mujer en la sociedad de manera más activa, tanto en la vida intelectual como en la académica, la artística, la científica, la política y la cultural.
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Aunque la poesía ha sido arma frecuente en la escritura femenina, es a partir de la segunda mitad del siglo XX que en Colombia se percibe la decisión de algunas mujeres por apostarle a la narrativa y desde ella hablar, cuestionar, indagar, desnudar, construir y proponer. Autoras de diferentes regiones y espacios sociales, generalmente formadas en ambientes universitarios o con participación más amplia en la vida cultural, revelan sus búsquedas, su conocimiento del presente, de su medio, de su cuerpo, de la ciudad, de los problemas de diversa índole, pasando por lo íntimo, lo privado, lo propio y lo colectivo, lo que refleja en sus textos situaciones que van más allá de lo femenino: la historia, la tradición, la violencia, la condición humana, la sensualidad, el erotismo, el cambio de valores y modos de vida y experiencia. Más afianzadas en los últimos lustros, las mujeres cuentan y saben hacerlo: de ahí que el reflejo de la intimidad entre en contacto con las agudezas de la observación en sociedades conflictivas y problemáticas, para dar paso a diversas formas y temáticas en las que se dan cita el tránsito de lo oral a lo escrito desde el relato convencional que reconoce mundos y costumbres populares y urbanas, o desde relato policial y el negro, el de la cuestión existencial, intimista o psicológica, en fin, con variantes que apelan a todo creador y dejan ver la soledad y las miserias humanas, tanto desde mini ficciones como desde estructuras más amplias, así como desde referentes culturales como la música y el arte, o desde situaciones conjeturales que surgen de la realidad y de la fantasía. Es claro que parte de estas conquistas narrativas permiten ver no sólo la época a la que pertenecen, sino las confrontaciones y desarrollos que contribuyen a la presencia de la mujer en sociedad.
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Esta nueva selección pretende concentrarse en las escrituras de algunas narradoras contemporáneas de distintas partes de Colombia que están en constante proceso de creación, unas con mayor trayectoria que otras, pero todas con el deseo de contar, de poner en el papel esos mundos de su realidad más íntima o más externa, que al pasar a la ficción reflejan deseo y tortura, dependencia y rebeldía, satisfacción y frustración, libertad y acción, fantasía, imaginación y realidad. En otras palabras, estas escritoras cuentan al construir mundos que las inquietan y las nombran, que las definen a sí mismas o al contexto. Pero también cuentan en otro sentido: son, existen en la literatura y con la literatura, y en la vida que es palabra. Leyéndolas en el conjunto entendemos la afirmación de Marina Tsvietáieva: “El cuerpo del escritor son su manuscritos.” (14). Sin duda, en estos textos arden años o meses de trabajo, tiempo interior o de calendario. Y en el conjunto de estas páginas palpita el diario vivir de unas mujeres de aquí y de allí, colombianas de nacimiento o de adopción, viajeras de distintas partes del mundo o de sus territorios, pero, al fin y al cabo, viajeras de la existencia que hacen de la página un sitio de partida, de llegada y de encuentro consigo mismas, con la realidad y con los demás.
Esta nueva selección pretende concentrarse en las escrituras de algunas narradoras contemporáneas de distintas partes de Colombia que están en constante proceso de creación, unas con mayor trayectoria que otras, pero todas con el deseo de contar, de poner en el papel esos mundos de su realidad más íntima o más externa, que al pasar a la ficción reflejan deseo y tortura, dependencia y rebeldía, satisfacción y frustración, libertad y acción, fantasía, imaginación y realidad. En otras palabras, estas escritoras cuentan al construir mundos que las inquietan y las nombran, que las definen a sí mismas o al contexto. Pero también cuentan en otro sentido: son, existen en la literatura y con la literatura, y en la vida que es palabra. Leyéndolas en el conjunto entendemos la afirmación de Marina Tsvietáieva: “El cuerpo del escritor son su manuscritos.” (14). Sin duda, en estos textos arden años o meses de trabajo, tiempo interior o de calendario. Y en el conjunto de estas páginas palpita el diario vivir de unas mujeres de aquí y de allí, colombianas de nacimiento o de adopción, viajeras de distintas partes del mundo o de sus territorios, pero, al fin y al cabo, viajeras de la existencia que hacen de la página un sitio de partida, de llegada y de encuentro consigo mismas, con la realidad y con los demás.
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Leyendo cada uno de estos cuentos también comprendemos la sentencia de Tununa Mercado: “Yo pulso las teclas y digo yo sobre la línea, pero casi instantáneamente ese yo es otra u otro depositado en una persona escituraria –yo, tú, ella, él- y todavía otro más en la materia escrita y separada o salvada de esos desdoblamientos, apariciones y desapariciones. No son dos, nada menos binario que ese acto en redondo sobre la instancia de escribir”. (25)
Leyendo cada uno de estos cuentos también comprendemos la sentencia de Tununa Mercado: “Yo pulso las teclas y digo yo sobre la línea, pero casi instantáneamente ese yo es otra u otro depositado en una persona escituraria –yo, tú, ella, él- y todavía otro más en la materia escrita y separada o salvada de esos desdoblamientos, apariciones y desapariciones. No son dos, nada menos binario que ese acto en redondo sobre la instancia de escribir”. (25)
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Luz Mary Giraldo
Junio, 2010.
Luz Mary Giraldo
Junio, 2010.
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ReferenciasBradu, Fabienne (1998). Señas particulares: escritora. México: Fondo de Cultura Económica. 2ª reimpresión.
Campuzano, Luisa (2004). Las muchachas de La habana no tienen temor de Dios… escritoras cubanas (S. XVIII-XXI). Cuba: Ediciones Unión.
Gorodischer, Angélica (1998). Esas malditas mujeres. Cuentos de escritoras latinoamericanas contemporáneas. Argentina: Ameghino Editora S.A.
Mercado, Tununa (1999). La letra de lo mínimo. Argentina: Beatriz Viterbo. Primera reimpresión, 2003.
Tsvietáieva, Marina (1997). Una dedicatoria. México: Universidad Iberoamericana, A. C.
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( A ) Piénsese, por ejemplo en: Blanca Isaza de Jaramillo, Isabel Carrasquilla, Amira de la Rosa, Magdalena Fetty, Elisa Mújica, Sofía Ospina de Navarro, María Cano, Olga Salcedo de Medina.
ReferenciasBradu, Fabienne (1998). Señas particulares: escritora. México: Fondo de Cultura Económica. 2ª reimpresión.
Campuzano, Luisa (2004). Las muchachas de La habana no tienen temor de Dios… escritoras cubanas (S. XVIII-XXI). Cuba: Ediciones Unión.
Gorodischer, Angélica (1998). Esas malditas mujeres. Cuentos de escritoras latinoamericanas contemporáneas. Argentina: Ameghino Editora S.A.
Mercado, Tununa (1999). La letra de lo mínimo. Argentina: Beatriz Viterbo. Primera reimpresión, 2003.
Tsvietáieva, Marina (1997). Una dedicatoria. México: Universidad Iberoamericana, A. C.
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( A ) Piénsese, por ejemplo en: Blanca Isaza de Jaramillo, Isabel Carrasquilla, Amira de la Rosa, Magdalena Fetty, Elisa Mújica, Sofía Ospina de Navarro, María Cano, Olga Salcedo de Medina.
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PRESENTACIÓN EN LA 23 FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BOGOTÁ. Invitación.
(Click sobre las imágenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
*** 21 de Agosto, BOGOTÁ (Feria del libro), 3:00 PM
--> CUENTAN. Relatos de escritoras colombianas contemporáneas. Selección y Prólogo: Luz Mary Giraldo. Sílaba Editores ( http://www.silabaeditores.com/ ) . Presentación a cargo de Roberto Burgos Cantor y Rodrigo Parra Sandoval. Salón José María Vargas Vila. Evento en el marco de la presentación de las obras de la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional.
EVENTO REGISTRADO EN: EVENTOS a partir del 18 de Agosto de 2010, inclusive, ... , http://ntc-eventos.blogspot.com/2010_08_18_archive.html
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NTC ... ENLACES RELACIONADOS.
Tiempo de crisálida. Idania Ortiz. Sílaba Editores. Noviembre 2009. , http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2009_12_20_archive.html
SUENAN VOCES. Antología RENATA III. Sílaba Editores. Abril 2010 , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_04_23_archive.html
ALFABETO DE INFANCIA- Lucía Donadío. Relatos. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2009_11_13_archive.html
"BUENOS AIRES, PORTÓN DE MEDELLÍN". Orlando Ramírez Casas , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2009_09_09_archive.html
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Actualizó: NTC … / gra . Agosto 18 , 2010, 11:00 AM
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