http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
Y a los relacionados en: http://ntcblog.blogspot.com/2009_10_11_archive.html
Ver: http://www.otraparte.org/actividades/literatura/suenan-voces
--> SUENAN VOCES, Antología RENATA III. Presentación y lanzamiento del libro en Cali.
SUENAN VOCES
Carátula. 14.0 x 21.0 x 1.5 cms. 250 paginas.
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LOS AUTORES
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CONTRACARÁTULA.
El texto es un fr[agmento del Prologo que se publica mas adelante.
ENTIDADES VINCULADAS Y PATROCINADORES:
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SOLAPAS
Textos en solapas:
LA RED NACIONAL DE TALLERES DE ESCRITURA CREATIVA RENATA ES UN PROGRAMA PROMOVIDO POR EL MINISTERIO DE CULTURA EN ALIANZA CON LA CORPORACIÓN FERNANDO GONZÁLEZ OTRAPARTE, CON EL APOYO DE LAS SECRETARÍAS E INSTITUTOS DEPARTAMENTALES DE CULTURA, LA RED NACIONAL DE BIBLIOTECAS PÚBLICAS Y El BANCO DE LA REPÚBLICA.
El OBJETIVO GENERAL DE LOS TALLERES Y DE LA RED ES EL DE DISEÑAR E IMPLEMENTAR ESTRATEGIAS PARA ESTIMULAR LA LECTURA CRÍTICA Y LA CUALIFICACIÓN DE LA PRODUCCIÓN LITERARIA EN LAS DIVERSAS REGIONES DE COLOMBIA, IMPULSANDO ADEMÁS LA INTEGRACIÓN, CIRCULACIÓN Y DIVULGACIÓN DE NUEVOS AUTORES.
LOS TALLERES BUSCAN REFLEJAR LA DIVERSIDAD ÉTNICA, CULTURAL y GEOGRÁFICA DEL PAÍS, y SUS PROGRAMAS CONSTRUYEN LAS BASES DEL OFICIO DEL ESCRITOR.
AGUSTiN VALL
ALBERTO RODRiGUEZ
ALFREDO VANiN
ALLAN GERARDO LUNA
ÁLVARO FLAMINIO MOJICA
ANTONIO CARDOÑA
ANTONIO SILVERA
BETUEL BONILLA ROJAS
CARLOS CASTIllO
CARLOS FERNANDO GUTIÉRREZ
CRISTIAN VALENCIA
FABIÁN MAURICIO MARTINEZ
FELIPE GARCíA QUINTERO
GERARDO ALFONSO OTÁLORA
GIOVANNY GÓMEZ
GUSTAVO HERMÓGENES ARRIETA
HENRY BENJUMEA
HERMiNSUL JIMÉNEZ
JOHN TAYLOR
JULIO CÉSAR LONDOÑO
LUIS ALBERTO MURGAS
LUIS FERNANDO MACiAS
MANUEL IVÁN URBINA
MARiA ALEJANDRA GARCiA
MARHA FAJARDO
NAHUM MONTT
NÉSTOR FABiAN
ROMERO URIEL NAVARRO
ViCTOR BRAVO MENDOZA
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LA EDITORIAL . Sílaba Editores http://www.silabaeditores.com/
Detalles editoriales
Ministerio de Cultura
Paula Marcela Moreno Zapata Ministra
María Claudia López Viceministra
Enzo Rafael Ariza Secretario General
Clarisa Ruiz Correal Directora de Artes
Melba Escobar, Asesora de Literatura
Patricia Miranda Coordinadora de RENATA
Alcaldía de Bogotá Samuel Moreno Rojas Alcalde Mayor
Ana María Alzate Ronga Directora General de la Fundación Gilberto A1zate Avendaño
Julián David Correa Restrepo Gerente de Literatura
ISBN: 978-958-99174-6-6 © Varios autores
© Ministerio de Cultura, Renata http://www.tallerliterario.org/
Coordinadora Renata: Patricia Miranda pmiranda@mincultura.gov.co
Selección y edición de textos: Julio Paredes. Diseño de cubierta: Camilo Umaña
© Sílaba Editores . http://www.silabaeditores.com/
Editora: Lucía Donadío silabaeditores@gmail.com
Primera edición: Abril de 2010 Distribución y ventas: Sílaba Editores
Carrera 25A No 38D sur-91. Medellín, Colombia Cel. 313-649-0459
Printed and made in Colombia / Impreso y hecho en Colombia por Editorial Artes y Letras, Medellín . Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la autorización escrita de los titulares del copyright.
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EPIGRAFE DEL LIBRO.
Las palabras
Por Luis Vidales , de su libro Suenan Timbres.
Iban asomando las palabras
en el libro.
Espina dorsal
Diminutos esqueletos de la voz.
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Proyectaban en el aire
los reflejos de sus colores.
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Unas gritaban a voz en cuello
otras apenas rozaban el oído.
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Se ramificaban dentro de ellas
la vibración
la movilidad
el matiz
como un pequeño sistema nervioso.
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Y
horror
del libro empezaron a salirse las palabras
a andar
a arquearse
a deslizarse por encima de mis manos
y se internaron por el inmenso hueco de la vida real
ondulando y retorciendo
sus diminutos cuerpos de gusanos de luz.
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PROLOGO
Por Paula Marcela Moreno Zapata, Ministra de Cultura
Escribir es mucho más que redactar, es construir un mundo con palabras que habla desde nuestro espíritu, nuestros deseos y nuestras pasiones. Esta necesidad de expresión es compartida por todos en la búsqueda de una voz propia que nos permita comunicarnos.
Un taller de escritura creativa es un laboratorio de país, un espacio de interacción y diálogo donde tienen lugar la lectura crítica de textos literarios, la escritura particular y auténtica de cada uno de sus participantes y la discusión sobre lo que otros han aprendido del oficio de escribir. Por ello, el principio que guía la acción de los talleres de escritura creativa es la convicción de que todos tenemos la capacidad para convertirnos en escritores y que un escritor es aquel que tiene la voluntad de contar una historia con sus propios recursos de expresión.
El objetivo de los talleres y de la red es diseñar e implementar estrategias para estimular la lectura crítica y la cualificación de la producción literaria en las diversas regiones de Colombia, impulsando además la integración, circulación y divulgación de nuevos autores. Los talleres buscan reflejar la diversidad étnica, cultural y geográfica del país, y sus programas construyen las bases del oficio del escritor.
RENATA, al ser una red de talleres de escritura creativa, encuentra su fortaleza en los niveles de comunicación y colaboración existentes entre sus asociados. Por esta razón, los servicios que ofrece son estrategias para estimular y consolidar la producción, circulación, divulgación e investigación de la práctica de la escritura creativa a nivel nacional.
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Uno de los resultados de este trabajo es el amplio abanico de cuentos y crónicas que componen esta antología, escritos por los asistentes de los talleres de RENATA en todo el país. Esta selección de los mejores textos escritos en 2009 por los futuros escritores colombianos nos permitirá apreciar un panorama de lo que se vive y lee en Colombia.
Suenan voces es una muestra del país oculto que se teje en los talleres de RENATA desde la selva hasta la Guajira pasando por las grandes ciudades, un país que se cuenta a sí mismo para ser un antídoto contra el olvido y un espacio que le dé voz a quienes no la han tenido.
Espero que disfruten su lectura y que recuerden los nombres que aparecen allí, ya que muy pronto los podremos encontrar en vitrinas de las principales librerías del país.
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AUTORES DE CALI. Taller Renata Biblioteca Departamental. . Sobre este Taller, ver http://ntc-eventos.blogspot.com/2010_02_23_archive.html y http://ntc-ediciones-virtuales.blogspot.com/2010_01_19_archive.html .
Constanza Lema Botero ("Domador de caballos", crónica) y Hernando Aldana Velásquez ("La clave", cuento) . Textos más adelante.
Fuentes de las fotos http://picasaweb.google.com/variedadesrenatacalijcl/PresentacionDelLibroElCuadernoDeRenata# y http://picasaweb.google.com/ntcgra/TallerRENATAJCLCaliReuniNDiciembre172008#
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El domador de caballos
Crónica
Constanza Lema Botero *
Su oficio nos cautivó a todos desde que éramos muy pequeños. Aunque estaba muy chiquita, lo recuerdo perfectamente. Vivíamos en el Parque Lineal, entre las carreras 31 y 32, entre el centro de la ciudad y el Colombia, un barrio habitado por pícaros y putas. Los pícaros trabajaban en toda la ciudad. Ellas lo hacían ahí mismo, en su barrio, entre los bares y las fritangas, en un sector conocido como “la zona de tolerancia”, una especie de zona franca para el sexo mercenario. También había, claro, personas que se ganaban la vida con trabajos menos emocionantes: carpinteros, tapiceros, modistas, panaderos, conductores. Pero entre todos se destacaba, don Luis Enrique Bejarano, el domador de caballos.
Al caer la tarde, todos los niños del barrio nos apostábamos en los balcones o en los andenes a ver trabajar, alelados, a don Luis. Nos hipnotizaba, como a los caballos. Yo creía, y aún lo sigo creyendo, que ejercía un poder sobrenatural sobre las bestias, que podía penetrar en sus cabezas y dominarlas a su antojo, y hasta entender su lenguaje como dicen que entendía el idioma de los pájaros Francisco de Asís.
La pesebrera de don Luis colindaba con el solar de mi casa. Allí traía los mejores ejemplares que tenía en su finca El Espejo. Allá fue donde se enamoró de la criatura que sería su perdición, los caballos, “el más bello y noble de todos los animales”, como los considera aun hoy, retirado, viejo, manco y canoso. Su negocio consistía en comprar potros cerreros a tres mil pesos, y amansarlos para venderlos por sumas cuatro y cinco veces superiores. Una vez, recuerda, le vendió un caballo azabache de buena alzada a un gitano que andaba de pasó por aquí en $ 35.000, una suma histórica.
Algunas figuras de la doma las realizaba en la pesebrera; otras, como el torneado, las hacía en el parque. En todas ponía una mezcla de rudeza y afecto en partes iguales. Estoy segura de que para él los olores y los movimientos de las bestias eran un lenguaje tan nítido como para nosotros un titular de prensa, y que cuando les ponía la mano sobre la piel tenía lugar una comunicación de doble vía perfectamente clara.
En esos años (hablo de los 80) don Luis tenía tal prestigio que a su pesebrera acudían caballistas de todo el Valle en busca de sus servicios.
Una vez le llevaron un caballo “muy fino de sangre pero ordinario en sus maneras”. Tenía todas las mañas, pateaba, corcoveaba, cabeceaba. Lo recuerda porque su doma le dio mucho trabajo. Primero le amarró las patas con cadenas para que aprendiera a tener compostura al moverse y así estuvo en la pesebrera durante tres meses. Luego le quitó las cadenas y lo llevó al parque “a cabestro” por unos días, es decir, ataba una soga al cuello de la bestia y lo halaba. Después empezó el proceso de torneado, una figura que consite en obligar al caballo a trotar en círculos con una soga al cuello (el “radio” del círculo). El propósito de este ejercicio es quitarle fuerza –o bríos–. Cada día los movimientos del animal eran más armónicos. Al cabo de unos cuantos meses el caballo adquirió los modales de un caballo de concurso.
Hace unos veinte años tuvo una bestia muy hermosa, La Leona, una yegua que nació y estuvo en su casa durante tres años. La fascinaban los aviones y se quedaba mirándolos hasta que los perdía de vista. Su color y su porte, resaltados por su bien medido paso, hicieron que Fabio Ochoa, el capo paisa, se encariñara con ella y se la comprara a don Luis Enrique por $17´000.000. Con este animal Fabio Ochoa ganó un primer premio en la feria equina de Tulúa del año 87. (Don Luis Enrique suspira. Quizá por su memoria pasa ahora Caifás con su garboso paso castellano, La Cocacola trotona y galopera, Pampero, un caballo casi mitológico, La Chilindrina, toda llena de gracia… todos llenos de premios).
No todo fueron mieles, claro. Un a vez un caballo le fracturó la nariz de una patada; tiene la cabeza y el pecho llenos de cicatrices de coces. Pero lo peor, la desgracia mayor, ocurrió un diciembre. Recuerda que estaba muy contento –acababa de cerrar negocio con Fabio Ochoa– y se puso a picar caña para alimentar los caballos en una maquina especial, una cortadora de caña que tenía una sierra circular de dientes largos y afilados. De repente el aparato se atascó, don Luis se puso a desatascarla con el motor prendido y cuando quitó el atasco la máquina arrancó súbitamente, “como un perro traicionero”, y se le llevó la mitad del brazo derecho. Lloró varios meses, recuerda, y se maldijo varios años. (“Yo creo que todo fue un castigo por recibir dinero maldito”, dice con la humildad de un hombre de fe). Pero un día se perdonó y volvió a su oficio, domador de caballos.
Hoy tiene 78 años. Está retirado. Vive ahí mismo, en el barrio Colombia. Se acomoda el sombrero con su muñón encallecido, suspira y contempla la tarde que se apaga, como su vida.
* Constanza Lema Botero. Cali
Nació en Palmira Valle, pero de familia paisa, de Santa Rosa de Cabal, Caldas. Es licenciada en Lenguas Modernas de la Universidad del Valle, estudió una maestría en educación en la Universidad Javeriana, inglés en Georgia Institute of Technology (Georgia, Atlanta). Ha trabajado como profesora de inglés en algunos colegios y universidades. Desde hace diez años es profesora del Instituto de Idiomas de la Universidad Santiago de Cali, institución para la que ha escrito dos libros de estudio. Ganó una mención de honor en el concurso de crónica de la Cámara de Comercio de Palmira en 2003. Dos de sus textos están incluídos en la antología "EL CUADERNO DE RENATA" (cuentos, crónicas y ensayos) de la Biblioteca Departamental del Valle, Renata Cali, (Dic. 2009).
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La clave
Hernando Aldana Velásquez *
- Cuatro a la derecha.
–Ajá.
–seis a la izquierda
–Ajá.
–nueve a la derecha
–Ajá.
…no te oigo,
– Mamá esta tapando
–Oootra vez…
–¡Ya la abrió!
–¡Ah!
–¿Cuantos meses llevamos en esto?
–No sé, no tengo afán.
–¿Nooo? De quien fue la idea?
–Es curioso, siempre llegamos al mismo número.
–Apúrate que llegó el bus.
–¡Niñas!
–¡Ya vamos!
Bajaron los diecisiete escalones haciendo el mayor alboroto posible, en el dieciséis oyeron un grito atronador.
–Papá amaneció de buen genio.
–¿Te parece?
–Siempre grita en el noveno.
–Vos lo contás todo. Que manía.
–Hija de tigre…
–Yo si creo.
El bus del colegio descendió serpenteando por las calles mojadas, evadiendo autos, transeúntes. Sarah empezó a adormilarse, luego sintió un peso sobre el hombro, subió el brazo y acaricio una mejilla con una barba incipiente.
Otro adolescente menos.
–No creas, todavía se me va uno que otro gallo y me siento como un pendejo.
–No vale la pena, sentirse mal entre tanto idiota.
–No querés a ninguno.
–A vos
–Y a Julian, a Mateo, a Sebas, a San…
–Ya, ya, lo que me faltaba, además de adolescente celoso.
–Me callo pero me seguís acariciando. ¿Y es que vos no sos
adolescente y además buenísima?
–Esos pelos raspan.
Despertó frente al colegio, sobre su rodilla estaba la mano de Joel, lo miro a los ojos y luego miró a la mano. Con una pereza enorme Joel quitó la mano que conservaba la forma de la rodilla. Así estuvo toda la mañana con su mano en cóncavo, pensado en las superficies convexas de Sarah.
A la mañana siguiente, como en todos los meses anteriores, Sarah y Doris recién bañadas, en uniforme, listas las maletas, estaban apostadas en la ventana. Detrás de la cortina, Sarah miraba con unos pequeños binoculares miraba hacia la pieza de sus padres, que quedaba en el otro extremos de la casa, un patio de por medio de la alcoba de ellas, mientras tanto Doris con una libretica en una mano y un lápiz en la otra, palidecía esperando que su padre se decidiera a abrir la caja fuerte.
–¡El bus!
–Que pasó, ¿no la va a abrir?
–¡Que par de tontas! hoy se madrugó para el aeropuerto.
–¿De viaje?
–Y creo que por un tiempo largo.
–¿Muchas maletas?
–Muchas.
Don Max regresó después de dos meses. Llamaba todos los días, siempre preguntaba por ellas al final de la conversación preguntaba por ellas y hacía pasar a Doris y a la llamada siguiente a Sarah. Las mismas preguntas, siempre sobre el colegio, la hora de acostarse, el mismo tono rígido, seco, de pronto decía algo que a él le parecía un chiste y entonces se lo celebraban.
De no ser por Sarah, Doris habría abandonado la tarea de espiar el momento que Don Max abría la caja, casi siempre a la misma hora, y siempre cuando salía del baño, con gotas de agua sobre unos pelos largos, desperdigados a la altura del cuello, que se veían enormes a través de los binoculares. Una vez Sarah se quedó petrificada, sin atreverse a respirar, temiendo que cualquier movimiento produjera destellos en los lentes. Muda, esperó que Dahlia se retirara, luego se dejo caer de espaldas sobre la cama.
–¡Uf!, por poco…
–¿Que pasó?…
-No te asomés, mamá casi me descubre…
Un mañana después de casi un año de espera, Don Max hizo muy despacio todos los movimientos, Dahlia no se atravesó, ni cerró la cortina, y ellas completaron la clave, el número y el sentido del giro que les faltaban. Ahora había que esperar a que los dos se fueran de viaje, entrar a la alcoba y marcar los números que había consignado Doris en la misma libretita donde anotaba números de teléfono y el período.
Ese día llegó más rápido de lo que pensaban.
–Sacá la libreta que Edelmira no sube a limpiar tan temprano.
Era un sábado, estaban en piyama. Entraron y cerraron la puerta de la alcoba. Sarah fue directamente a la pared, abrió el cuadro que ocultaba la caja fuerte empotrada en la pared, Doris abrió la libreta y busco una vez y luego empezó de nuevo. Sarah con la mano en la perilla la miro a los ojos.
–Tranquila que no hay prisa.
Doris pasó cada página lentamente.
–Aquí está.
–Cuatro a la derecha.
–Ajá.
–Seis a la izquierda
-Aja
–Nueve a la derecha.
–No digas más aja ¿sí?
–Once a la izquierda
Sarah la miró con la mano en la palanca, la hizo girar hacia abajo y la caja se abrió.
–Por fin!
Adentro había papeles, títulos, acciones, dólares, dos pasaportes y un sobre grande de manila con cierre de cuerda, collares, anillos, pulseras, gargantillas, un revolver, y una caja pequeña de municiones.
–¿Sacaste todo?
–Todo
–¿No hay más?
–No queda nada.
–¿Nada?
–Asómate.
Se apoyo en Sarah, se empinó, metió la mano y tanteó el interior.
–Nada.
Regaron el contenido de la caja en la cama, miraron todo, contaron los dólares, se pusieron los anillos, las pulseras, las gargantillas y se acostaron en la cama doble con los brazos estirados, para contemplar mejor las joyas.
–¿Esto era todo?
–¿Y que esperabas?
–No se.
–Miremos el sobre.
–Tiene estampillas de los Estados Unidos y la dirección del apartamento de papá en New York. Lo remiten de una oficina en Brooklyn.
Sarah vació el sobre en la cama. Miró cada uno de los papeles mientras Doris seguía midiéndose todas las joyas.
–¿Que dicen los papeles?
–Están en inglés.
–¿Y?
–Espérate
–Hay un papel con la foto de dos bebés.
–No me vas a decir que tenemos hermanitas…
–Somos vos y yo…
–¿Y que hacemos en ese papel?
–Es un documento de adopción, ¿Será que somos adoptadas?…
–Que tal, lo que faltaba!
Sarah se quedo mirando el papel, lo leyó una y otra vez, luego se acostó y se fue despojando de cada uno de los anillos, la pulsera, la gargantilla. Se cubrió con el papel y lloró como una niña.
–¡Sarah!,
–¿Que viste, que decía el papel?
Sarah se lo alargó, Doris lo leyó y empezó a llorar.
–¡Edelmira! –gritó Sarah-. Si viene Joel, dile que nos fuimos para el Saladito, -luego cerró la puerta, se tiró en la cama, se enrolló al lado de Doris y la abrazó
Lloraron toda la mañana, se quedaron en la alcoba en piyama, no bajaron a almorzar ni pasaron al teléfono.
Al lunes siguiente llegaron al colegio con los ojos abotagados y
con cara de pocos amigos pero nadie les dijo nada.
–Acérquense, dijo el profesor de fotografía a toda la clase. Abrió un libro cuadrado con tapas plateadas sobre el escritorio.
–Vamos a mirar las fotografías de este libro. El tema es el bodegón. Van a ver cada foto y luego espero oír comentarios.
Sarah se acodó en el escritorio mientras sus compañeros hacían comentarios buenos, pertinentes, pésimos. Sarah seguía en la misma posición, oyendo opiniones y mirando cada foto.
–Sarah, ¿que nos podés decir de esta foto?
Era la foto de una toalla a rayas colgada sobre una pared blanca, de superficie irregular destacada por la luz rasante que parecía venir de un lugar alto y a la izquierda.
Sarah seguía callada. Se irguió y miro la foto detenidamente.
–¿Una toalla colgada en un pared es una fotografía? Dijo alguien.
–Yo creo que si. -dijo otro.
–No es una toalla colgada dijo Sarah.
–¿No es una toalla colgada? -preguntó el profesor.
–No, el fotógrafo puso algo pesado dentro de la toalla, le pidió a alguien que la dejara caer muy cerca de la pared y tomó la foto en el instante que esta caía
–¿Y?… preguntaron todos.
-Luego la hizo publicar así, invertida.
No dijo más, se abrió paso, salió del salón, caminó hacia el patio y se sentó en la banca debajo del palo de mango.
Hernando Aldana Velásquez, Cali, marzo del 2009
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* Hernando Aldana Velásquez. Cali
Nació en Cartago a orillas de Rio La Vieja, dentro de una familia de narradores orales que allanaron el camino para sus historias de no ficcion. Fotógrafo desde la edad de los catorce hasta la fecha. Historiador sin título de la Universidad del Valle. Trabajó en dos agencias grandes de publicidad durante los noventa, luego se dedicó al freelance, con énfasis en campañas cívicas que contribuyan a la generación de convivencia. Feliz asistente del Taller Renata de la Biblioteca Departamental de Cali, dirigido por el escritor y columnista Julio César Londoño. Textos suyos están incluídos en la antología "EL CUADERNO DE RENATA" (cuentos, crónicas y ensayos) de la Biblioteca Departamental del Valle, Renata Cali, (Dic. 2009).
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REGISTROS SOBRE EL TALLER.
1 comentario:
Gracias, lo estábamos esperando y, de acuerdo con lo que se muestra, quedó muy bien.
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