jueves, 24 de abril de 2014

"El desmemoriado". Fabio Martínez. Novela, Presentación del libro en Cali. Abril 23, 2014. NTC ... REGISTROS

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VIENE y NTC ... SEGUIMIENTOS a JUNIO 7, 2014

Presentación del libro en CasaAmérica, Madrid, Junio 4, 2014
Intervienen: Ma. Ángeles Vázquez,   directora Editorial La Mirada Malva,  
la escritora colombiana Consuelo  Triviño y Fabio Martínez, el autor. 
Video (36:31 min), fotografías y enlaces:
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Texto de la presentación por Consuelo Triviño
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Fabio Martínez 
Novela 
Editorial La Mirada Malva, Madrid, España
Presentación del libro en Cali. Abril 23, 2014. 

NTC ... REGISTROS 
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La NTC ... INVITACIÓN  EN



*** 23 de Abril, 2014, Cali, 6:30 PM
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--- "El desmemoriado". Fabio Martínez. Nueva novela, Editorial La Mirada Malva, Madrid, España. Presentación del libro por Medardo Arias y Ómar Ortiz Forero.  LUGAR: Biblioteca Departamental, Auditorio Jorge Isaacs. Entrada libre. /  Otras presentaciones1 de Mayo. Bogotá. Feria Internacional del libro. Salón José María vargas Vila. Presentan: Sonia Truque y Gusatvo Reyes. 2:00 P. M. / -4 de Junio. Madrid. Casa de América. Presentan: M. Angeles Vázquez.   directora Editorial La Mirada Malva, y la escritora colombiana Consuelo  Triviño. 6:00 P. M. (Hora local) ///  * Detalles del libro, reseñas, crítica: http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_01_27_archive.html
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DESARROLLO DEL EVENTO
NTC ... REGISTROS
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LA MESA PRINCIPAL
Ómar Ortiz Forero, Fabio Martínez y Medardo Arias Satizábal
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Fabio Mártinez interviene
Introducción al evento
Video: 

Allí, entre otros, homenaje y agradecimientos a 
Gabriel García Márquez 
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Homenaje a GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
NTC ... Enlace y Homenaje : http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_04_19_archive.html

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Medardo Arias Satizábal interviene
VIDEO:
 https://www.youtube.com/watch?v=cTRvd87sYfE
Texto al final de esta publicación*
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Ómar Ortiz Forero interviene
VIDEO: 
 https://www.youtube.com/watch?v=UqqSRt6Hak8
Texto al final de esta publicación**
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Fabio Mártínez lee fragmentos de su novela 
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DIÁLOGOS

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El autor con su esposa, Ivonne De Greiff,  y otros asistentes
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Algunos de los asistentes comparten y celebran
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de NTC … ,  Nos Topamos Con  http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia.
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* Estamos en el año 2068
      Por Medardo Arias Satizábal.

Presentación de la novela “El desmemoriado” de Fabio Martínez. Santiago de Cali, 23 de abril de 2014.   
NTC ... agradece al autor el aporte del texto y la autorización para publicarlo
La primera sorpresa al leer El desmemoriado, tuvo que ver con el intento del autor, -valiente y de muchísimo riesgo-, de situar la literatura colombiana en el campo de una ciencia ficción hasta hoy inexistente en nuestras letras.
Fabio Martínez de manera juvenil y risueña, asume el reto de imaginar un mundo bogotano que transcurre en el año 2068, con taxis urbanos que cruzan el cielo de Monserrate, gentes que se afanan por ir a Marte, entonces un destino común, y vidas que él conoce bien, la de profesores enamorados, una pareja inserta en la aridez de una ciudad, Pitty y Manzana quienes, como en el resto de la tierra, se defienden de los riesgos de la lluvia ácida.
El paisaje de aquella ciudad nos hace pensar de todos modos en esos mundos desolados que imaginaron Ray Bradbury, el creador de las Crónicas Marcianas, Isaac Asimov, Herbert Georges Wells, -autor de La Máquina del Tiempo y de El Hombre Invisible-, o  George Orwell con su “1984”, novela que prefiguró la atroz realidad de hoy. Si alguien quiere leer hoy “1984”, encontrará esta presentación entre comillas: “Tres grandes potencias se dividen el mundo y luchan entre ellas, en un conflicto que parece no acabar nunca. Todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el jefe  que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone. La historia reciente se falsea alterando los registros escritos, la policía del Gran Hermano vigila incluso en el interior de las casas, gracias a una televisión en dos sentidos; el amor está prohibido y el sexo es un acto político. La opinión personal se neutraliza con lavados de cerebro y la vida es un infierno del que no se puede escapar…”
En “El desmemoriado” abundan, todavía en el 2068, las referencias a un pasado que comparte las ternezas de la vida campirana, el chocolate espumoso, los roscones dulces, las changüas, ciertos parques del pasado, las liturgias del ayer expresadas en el deseo del abrazo en lugares que ya no existen. Bogotá tiene un techo que la protege de la lluvia ácida, el río Bogotá ha sido pavimentado por un tal Goyeneche, y desde Monserrate se emite la voz unánime de  un dictador que ha logrado uniformar el pensamiento y las costumbres. Gentes que ahora logran vivir más de 150 años, gracias a las dietas elaboradas por una avanzada tecnología médica que ha reemplazado los “steaks” por pastillas de colores, recuerdan, por ejemplo al Goce Pagano, y a las viejas luchas de obreros y estudiantes, cuando el mundo era ese amasijo de humanidad que  pervive todavía, en la novela, en la llanura prosaica.
En El desmemoriado abundan los homenajes literarios; Bogotá es la montaña mágica, centro del poder que ha visto pasar las guerras de la coca, del petróleo, del agua, y el resto de la república es una amalgama de pueblos atrasados, aferrados al pasado, reconocidos por  Fabio Martínez como “la llanura prosaica”. Thomas Mann, Cervantes, Schopenhauer, hablan desde la intertextualidad, así como Foucault, desde su péndulo, pionero también de una modernidad literaria que insertó en el imaginario el nuevo lenguaje de los computadores.
Y con los clásicos, el autor emplea el humor y coexiste en la novela con personajes literarios como los poetas Juan Pablo Rocky, un antiguo boxeador, campeón del Caribe, y Harold Almorranas, así como una enigmática portalira, por él llamada Piedad Revlon.
Es claro que esta novela sólo pudo ser escrita por quien habitó la urbe capitalina, y reconoce sus rincones, calles, costumbres. A través de esta apretada narración que nos lleva por las avenidas del futuro, el autor nos advierte acerca de una realidad que se expresa ya en nuestros días: la pérdida de la memoria, el desánimo por los apoyos humanísticos que hicieron la vida hasta hoy, la dependencia extrema de la tecnología cibernética, el olvido de los libros y la lectura, la conformación de un mundo de nuevos esclavos prosternados ante la voz única de Wikipedia. Para Fabio Martínez, esa voz que engulle todo el conocimiento humano, se llama Babel, metáfora de aquella torre que pintara sobre roble Pieter Brueghel El Viejo en el siglo XVI. Cada ser humano tiene un chip inserto debajo de la piel, un número de contraseña, que lo identifica como amigo del Amo y del Estado; no pertenecer a ese rebaño ahora vigilado por el Gran Ojo del poder, es sinónimo de disidencia, de guerrillerismo. Ese el drama de Pitty de y de Manzana, protagonistas de la novela. Se quedan por fuera del sistema que ordena las mentes, las costumbres y el destino de millones, por una razón que se comprende; Pitty es en estas páginas un reducto de las viejas guardias humanísticas, un romántico perdido, un marihuano irredento que continúa en el 2068 adicto a la sativa congolesa, ahora sintética. Familia y amigos huyen de ellos como de la peste; están en la mira de ese gran ojo vigilante que hoy para imperceptible, pero que fue avizorado por Orwell en “1984”, como arúspice de lo que hoy se llama NSA, la  misma organización que acaba de ser denunciada, la que conoce en detalles tus fondos bancarios, tus gustos gastronómicos, tus preferencias sexuales y musicales, a través de Facebook y Twitter, los Grandes Hermanos que atisban desde las avenidas cibernéticas, desde los chips y deltas de espionaje agazapados en los Iphones. Babel sabe dónde estás, qué piensas, para dónde vas.
Estar por fuera de esos circuitos en el 2068, es como no tener cédula o pasaporte; para entonces ya la dependencia informática es obligatoria. Se han extinguido los supermercados, la comida llega a casa vía internet, tanto como el sexo, el orgasmo, el conocimiento y los sueños.
El desmemoriado nos describe el paisaje humano de un mundo que de pronto estalla en su diseño tecnológico y se enfrenta al desastre; trenes paralizados, aviones que no pueden despegar, ciudades apagadas. En el espacio se han confundido las lenguas, todos los códigos y contraseñas. Pitty, como otros, entregó parte de su vida a ese nuevo diseño universal, y su memoria, otro día rica y fecunda, se ve de pronto supeditada al breve misterio de una USB; vivimos un mundo, el de ahora, en el que Google todo lo sabe; Martínez se pregunta para qué leer grandes clásicos, poesía, si todas las preguntas guardan ahí una respuesta. Para qué husmear en los huesos de los de los muertos de Pompeya, en el harem de Topkapi, en los remos de las viejas barcas de Samos, o en el polvo que corre detrás de las pirámides; todo esfuerzo parece vano. Se acabaron las bibliotecas; a tiro de click, todo se sabe, llega a casa, en una pantalla que viene el envoltorio de imágenes e información,  referencias que comparadas con el pasado siglo, hacen de la investigación un juego de niños. Cortar, pegar, distraer, fusionar, empobrecer, enriquecer un texto, hace sabios a los tunantes y banaliza a quienes otro día fraguaban en su cerebro parte de la historia humana.
Manzana recibe la lección en Patio Bonito, un barrio del sur de Bogotá: “Usted señora sabe que hoy en día el mundo se mueve gracias a la memoria de Babel. En la ciudad no cae al suelo una pepa de eucalipto si no es accionada por la diosa de Babel. Es la tragedia global del siglo...”
Para entonces, en ese orbe donde Harold Almorranas es Director de la Biblioteca Nacional y su imagen es repetida en grandes pantallas, existe ya un museo de antiguallas cubierto por el polvo indulgente del pasado: (Lectura de la Página 45, enmarcado en rojo*. Minuto 10:52 en el video).


Mutantes que bailan boleros en salones iluminados por la luz verdes que emana del poder de Monserrate, muchachas del servicio clonadas, ecos de un mundo extinto expresado por indias de trenza y ojos rasgados que todavía sirven sopas calientes entre montañas azules que guardan  la visión del mar, serán recordados quizá dentro de 54 años en esta primera saga colombiana de ciencia ficción. Muchos de los tópicos aquí descritos por Fabio Martínez, serán, sin duda, una irrevocable realidad. Celebremos pues  este arrojo de la imaginación, esta suerte de privilegio, desde esta, nuestra llanura prosaica.

      Medardo Arias Satizábal; en la presentación de la novela “El desmemoriado” de Fabio Martínez. Santiago de Cali, 23 de abril de 2014.   
* “Allí se encontraron con piezas de comienzos de siglo, que les causó cierta nostalgia. Estaban encerradas en unas urnas de cristal debidamente vigiladas por un agente robotizado de seguridad. Eran miles y miles de cajas donde se guardaba la memoria real del mundo globalizado. Allí estaba, entre otros artilugios, la bomba de uranio; restos de las partículas de polvo de asbesto de las Torres Gemelas de Nueva York; el primer celular que era tan grande y pesado como una panela; los tacones de Naomi Campbell; el primer cerebro electrónico, que era del tamaño de una habitación de 3 x 4 metros cuadrados; el peinado de Amy Winehouse; el primer Ipod erótico-vibrador; la mano mutilada del cantante Víctor Jara; la sangre congelada de Violeta Parra; las pañoletas de las madres de Mayo; los cuerpos de las mujeres desaparecidas de Juárez; el último berrido de Mike Jagger; los torturados de Irak, Bosnia y Guantánamo; el gol que hizo Maradona con la mano de Dios; las zapatillas con las que bailó por última vez Michael Jackson; y la sonrisa de Barack Obama, el primer negro que llegó a la Casa Blanca. Eran artilugios antiguos que conservaban un color mohoso, sepia.”                 
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Fragmento de la presentación anterior se publicó en la columna: 

Castillo de Proa

El desmemoriado
Por Medardo Arias Satizábal
EL PAÍS .com Julio 03 de 2014 . Impreso Julio 4


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** SE ME OLVIDO QUE TE OLVIDE

Por Ómar Ortiz
 NTC ... agradece al autor el aporte del texto y la autorización para publicarlo
Paquita la del barrio, una cantante mexicana que se caracteriza por asumir desde la letra de sus melodías eso que llamamos, muchas veces peyorativamente “cultura popular”, hizo  una canción en ritmo de bolero ranchero que después fue convertida por los genios de la Orquesta Experimental de Nueva York en un tema ícono del sentir latino y que en su estribillo dice: “Se me olvido que te olvide, a mí que nada se me olvida”. Esta aparente declaración de amor perenne va, sin proponérselo, mucho más allá de su intención inicial, nos recuerda uno de los postulados básicos del pensamiento hegeliano, cuando el filósofo de Sttugart afirma “no somos sino pura memoria y nada más”.
Así, Fabio Martínez, al entregarnos su nueva novela publicada “El desmemoriado”, parapetado en una historia armada sin pretensiones estilísticas, intencionalmente juguetona y risueña, donde algunos de sus protagonistas son referencias concretas a personajes del mundillo literario y político colombiano, empezando por el Jefe Supremo, “especie de pequeño Napoleón-chibcha, que lo único que desea es perpetuarse en el poder”, va, esta vez proponiéndoselo, a asumir una defensa a ultranza de la escritura, del libro, del pequeño Larousse, frente a la inminente amenaza de la Nada representada por la Sociedad del Conocimiento, “encarnada en la siempre viva Babel”.
Porque lo que cosntituye el uso perverso y manipulador de las nuevas tecnologías  nos está conduciendo al vacío, a la pérdida de la sustancia humana como es la palabra. Desde los libros sagrados sabemos que el mundo es, desde el momento en que podemos nombrarlo. Edmond Jabés, ese gran escritor egipcio francés de origen judío hoy tan injustamente olvidado se pregunta “¿Nacemos en el instante en que rompemos a llorar o bien, más razonablemente, en el momento en que los padres eligen para nosotros un nombre?” A lo que podemos agregar y ¿qué son Comala, Santa María y Macondo sino universos que a través del lenguaje trascienden el tiempo, convirtiéndose en entidades mucho más reales y perdurables que los  mundos de los que son su reflejo?
Volvamos a Jabés, cuando asentado en la Cábala afirma “El mundo desemboca en un libro. El mundo existe porque el libro existe. Y es que para existir hay que ser nombrado. La nominación nos precede”. Recordemos a Borges en su noche seis de “Siete Noches”. “Cuando pensamos en las palabras, pensamos históricamente que las palabras fueron en un principio sonido y que luego llegaron a ser letras, En cambio en la cábala (que quiere decir recepción, tradición) se supone que las letras son anteriores; que las letras fueron los instrumentos de Dios, no las palabras significadas por las letras. Es como si se pensara que la escritura, contra toda experiencia, fue anterior a la dicción de las palabras.” Por lo que en otra noche, la cinco, Borges concluye “Cada palabra es una obra poética”.
Como ya lo advirtió Saramago hay que preservarnos de la oscuridad, esa misma vigilancia es la que propone el narrador caleño en esta novela, desde un corrosivo humor  que sin duda levantará una que otra ampolla.
Pero mucho más allá de las discusiones, polémicas o ninguneos que “El desmemoriado” suscite, no dudo en recomendar este libro como lectura y reflexión obligada para profesores y alumnos en los espacios pedagógicos que versen sobre literatura.
 Omar Ortiz

Tuluá, Abril 21 de 2014.
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*** 1 de Mayo, 2014, Cali, 2:00 PM. En el Marco de la FILBo
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--- "El desmemoriado". Fabio Martínez. Nueva novela, Editorial La Mirada Malva, Madrid, España. Presentación del libro por Sonia Truque y Gustavo Reyes. Lugar: Salón José María Vargas Vila./ Otras presentaciones -4 de Junio. Madrid. Casa de América. Presentan: M. Angeles Vázquez.   directora Editorial La Mirada Malva, y la escritora colombiana Consuelo  Triviño. 6:00 P. M. (Hora local) ///  * Detalles del libro, reseñas, crítica: http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_01_27_archive.html / NTC ... Registro de presentación en Cali (Abril 23, 2014): http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_04_24_archive.html
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El desmemoriado, una novela entre las redes de las redes

Por: Gustavo Reyes
 Texto presentado y leído en el lanzamiento del libro en la 
27 Feria Internacional del Libro de Bogotá, 27 FILBo, el 1 de Mayo, 2014.  
El desmemoriado podría ser algo tan imposible como una novela dentro de un cuento. Una ostra dentro de la perla. Se presenta como una novela explícitamente y desde el principio y, aparte de que nadie se atrevería a proponer como cuento un relato de 174 páginas, tiene forma e intención de novela. Sin embargo, el sabor residual que queda tras la lectura de El desmemoriado es el de un sueño, y los sueños son relatos instantáneos y no novelas.
Cuando Pitty Caballero termina de leer con nosotros la novela de su vida, descubrimos que hemos sido timados por el personaje y, como en una trama de thriller perfecta, el asesino es uno, y la víctima el planeta Tierra.
Esta quinta novela de Fabio Martínez, perteneciente al universo de la anticipación o ciencia ficción, es también una protesta, un manifiesto, un desquite, una diatriba y una advertencia construida en el habla llana de la calle para darnos el anticipo de un futuro alucinante que, quizá, ya no  estaríamos a tiempo de evitar, a menos que espejos como el que se propone ser esta obra actuaran como  freno de emergencia.
 La historia de El desmemoriado es una parábola esperpéntica que comienza dos veces y en diferentes fechas. La primera la noche del 19 de diciembre de 2012, y la segunda 56 años después, el amanecer del 6 de agosto de 2068, el día en que la ciudad se apresta a celebrar su aniversario número 530.
La obra, dedicada a la memoria del escritor y periodista Ignacio Ramírez,  se desarrolla en la geografía física y psíquica de una Bogotá que el autor conoce y que ahora, al retroceder al futuro, desconoce y lo vulnera.
Al lado de Pitty Caballero y Manzana Siachoque, la ciudad es coprotagonista. Es en sus entrañas donde ocurre la historia de esta  curiosa pareja que con su postura alternativa funge a lo largo del libro como una especie de conciencia que, de alguna manera, subsiste gracias a que logra respirar un aire menos viciado que el que intoxica a los millones de habitantes del Distrito Capital, una megaciudad transformada en el sueño pesadillezco de la tecnocracia y la automatización a ultranza.
Mediante un lenguaje desabrochado que recuerda la prosa generacional de Andrés Caicedo, el autor contrasta y matiza una ciudad que respira y transpira a “2.600 metros sobre el nivel del mal” mediante cientos de miles de pantallas encargadas de suplantar la presencia humana. Martínez aprovecha para ajustar cuentas con el stablishment, con Obama, con los narcos y los paramilitares, la guerrilla y la burocracia, las relaciones virtuales y el terrible progreso de la humanidad, e incluso con la masa inmensa de lectores que, como una pandemia, desertan de la literatura para digerir las pastillas deslactosadas del párrafo virtual.
El hecho fortuito de que Pitty Caballero y su esposa Manzana Siachoque lleguen tarde a registrarse como habitantes de la ciudad desata la acción que se desarrollará en adelante. Un adelante a partir del cual El desmemoriado establece un puente en el que conviven presente y futuro con el objeto de remarcar aún más las divergencias entre los siglos XX y XXI y, de esta manera, lograr que el ajiaco y los alimentos encapsulados compartan mesa con la misma naturalidad que los ciudadanos toman taxis aéreos para ir a comprar computadores robados en Patio Bonito.
La novela es una fuga constante para escapar no solo de las asfixiantes autoridades que, al igual que en 1984 de George Orwell o el Mundo Feliz, de Aldous Huxley, gobiernan como una entidad invisible que decide el destino de la Ciudad - Estado creada por Martínez.
  Para él la escritura de ficción siempre ha sido un hecho lúdico, una oportunidad excepcional de desacralizar y cuestionar lo establecido, de modo que El desmemoriado, fiel a esa postura irreverente se viene con todo desde la primera hasta la última línea. Los mismos nombres de sus personajes le advierten al lector acerca de su comicidad: Harold Almorranas, Manzana Siachoque, Pitty Caballero son una muestra de la actitud bromista del escritor. El humor en medio del delirio paranoico es una constante a lo largo de la vida, y sirve para escamotear una cotidianidad en la que los robots y los clones ganan terreno merced al desplazamiento de los propios humanos, con su suicida complicidad.
En la Bogotá de 2068 los ciudadanos mediante un harakiri absurdo admiten su propia destrucción a cambio de un confort y una seguridad cuyo precio es la vida “humana”  a cambio de la robotización. De la libertad  solo van quedando las versiones virtuales prefabricadas de una sociedad en la que incluso la intimidad se transforma en representación virtual.
Los personajes de Martínez tienen el aspecto y la actitud que conviene a seres destinados a llevar la ironía hasta sus últimas consecuencias. El epígrafe elegido por el escritor para su novela: “El presente está en peligro. El planeta vive, titubea, rueda, eructa, tiene hipo, ventosea día a día. Todo se hace, se vive a corto plazo. El futuro se borra tanto o más en cuanto depende, no solo de azares y bifurcaciones, sino también de un eventual todo o nada”, de Edgar Morin, nos anuncia un mundo globalizado que se comporta como un nuevo rico de la ciencia y la rebaja al  servicio de la automatización humana.
Esta novela funciona como un revulsivo que a la vez que replantea el desafío de saber administrar los avances de la ciencia en beneficio de la humanidad y la absurda miopía de esos mismos seres humanos que juegan a la ruleta rusa con ella.
La Bogotá de Martínez está llena de guiños para el nativo y el adoptado. Para quienes han crecido o vivido en la capital interpretar la burla que entraña el apellido Goyeneche es algo casi mecánico. El científico transformador de la ciudad, el creador de una inverosímil cubierta de plástico corrediza  con la que se protege la metrópoli de las lluvias ácidas o del sol sin filtros, así como la canalización del río Bogotá, ahora convertida en autopista, y otros avances igualmente desopilantes, es un loco.
El desmemoriado nos plantea la solución como problema, capturándonos en las redes de las redes, de las que necesariamente solo cabe esperar que podamos escapar a tiempo.

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