jueves, 7 de mayo de 2015

DERECHO, LITERATURA Y EUTANASIA. DEBATE. Por: Leonardo Medina Patiño y Armando Barona Mesa

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LITERATURA, DERECHO Y EUTANASIA
Por: Leonardo Medina Patiño

Ahora que ha fallecido el ex - magistrado Carlos Gaviria Díaz, y se reconoce el aporte intelectual a la jurisprudencia con sus “herejías constitucionales”- como tituló su libro que recoge algunas de sus sentencias-, evoco también a Tomás González, escritor que acaba de ser nominado al premiothe independent”  por su novela “Primero estaba el Mar”, publicada en 1983. Si, lo traigo a estas líneas, por su novela “La Luz Difícil”.
Cada uno desde su sitial - uno como jurista y otro como escritor de novelas-, abordaron una problemática que se encuentra en el centro del debate en la actualidad: la eutanasia o el derecho a morir dignamente.

La Corte Constitucional mediante sentencia T- 790/14 de 2014, ordenó que el Ministerio de Salud elabore y divulgue un protocolo donde se reglamente el procedimiento para la práctica eutanásica, y así todas las entidades prestadoras de servicios de salud la apliquen, con las excepciones que trae la misma resolución. Esta decisión judicial, desarrolla algunas de las líneas o parámetros jurídicos ya señalados, desde el año 1997, por el profesor Gaviria Díaz en sentencia C-239 de 1997, y le corresponde al Ministerio de Salud regular para que los galenos no incurran en delito de homicidio al efectuar un procedimiento eutanásico.
Si vamos a lo literario, la narración de Tomas González es conmovedora, en ella refleja paso a paso el sufrimiento de una familia en la que uno de sus hijos sufrió accidente automovilístico que lo dejó tetrapléjico, los padecimientos y profundos dolores en su cuerpo como producto de este accidente, le llevaron a pedir la práctica de la eutanasia, en uno de los estados donde este procedimiento médico está autorizado en América del Norte.
“La Luz Difícil”, bello título que pareciera un oximorón, presenta momentos como este: “(…) entonces perdió la esperanza y a partir de allí, y a medida que el dolor se hacía permanente y cada vez más insoportable, se la pasó deseando que llegara la muerte. Mejor si ocurría durante el sueño, le dijo una vez a Sara, pero estaría bien también si lo encontraba despierto”.
Algo hay de similar con la petición que hizo la demandante en la acción de tutela que falló la Corte Constitucional, y que ha llevado a que se ordene levantar el protocolo médico ya aludido. Se lee en uno de los párrafo de la decisión judicial lo siguiente: “Pese a ello {tratamiento}, el veintitrés (23) de febrero de dos mil doce (2012), la accionante manifestó su voluntad de no recibir más ciclos pues su tratamiento le causaba… “cefalea, náuseas y vómito”. Todos ellos efectos secundarios que le impedían desarrollar sus actividades cotidianas sin ayuda de terceros”.
Seguidamente adiciona: “Fue así como en los meses posteriores, la actora fue hospitalizada por presentar “cuadro de obstrucción intestinal”, necesitar apoyo para su cuidado, padecer dolor abdominal severo, entre otros. El cuatro (04) de junio de dos mil trece (2013), un médico oncólogo adscrito a la Clínica Vida dejó constancia de que el cáncer que padecía la paciente, quien para ese momento había perdido trece (13) kilogramos de peso, no solo se encontraba en “franca progresión”, sino que además había deteriorado su estado funcional y calidad de vida. En consecuencia, el especialista ordenó suministrarle el “mejor cuidado de soporte por cuidados paliativos”.
Es entonces cuando el drama que puede llevarnos a lugares Dantescos-, lo abordan hombres como el profesor Carlos Gaviria o Tomás González, para magistralmente exponerlos a la sociedad y resolverlos judicialmente o darles un tratamiento artístico para sublimarlo, con una verdad como esta frase del narrador: “cruel es el lugar común de que la esperanza es lo último que se pierde
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DERECHO “A QUE SEA INTENTADO”
Por: Leonardo Medina Patiño (1)
Luego de las controversias generadas por el fallo de la corte constitucional relacionadas con la despenalización de la eutanasia, y por supuesto la demanda iniciada por el Procurador General de la Nación contra la resolución proferida por el Ministro de Salud, con la cual cumple el fallo mencionado, aún no salimos del asombro por el estrepitoso caso de posible corrupción del Magistrado Pretelt.
Sin embargo, como la dignidad no tiene doblez, esta alta corporación judicial continúa en la brega por la defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos, generando tesis novedosas para el derecho constitucional moderno o denominado neo-constitucionalismo. Es así, como surge una tesis admirable por el alcance en la protección del derecho a la salud, a la vida, a la dignidad, no sólo de una paciente de 29 años que se encuentra en estado vegetativo persistente o de conciencia mínimo, si no la de sus padres y el neurocirujano tratante Maximiliano Páez Novoa,  quien demuestra lo grande que es la solidaridad y el corazón humano, al dedicarse por completo a demostrar por qué un tratamiento experimental aliviaría un poco la salud de la paciente, de su paciente.
Hizo viajes al Japón en especializaciones para ahondar en el estudio del caso, trajo y aportó a la demanda de tutela bibliografía de investigaciones sobre el tratamiento que él recomendaba denominado “estimulación espinal epidural cervical”, y que la EPS negaba porque no estaba en el POS, además que por ser experimental -decían otros expertos- no generaba confiabilidad, y porque el médico no estaba adscrito a la red de salud de la EPS.
Pues bien, para verdades el tiempo, llegó a la corte constitucional el caso, y luego de que los jueces habían negado la acción de tutela, esta máxima corporación realizó un estudio de derecho comparado y previo análisis de rigor sobre la enfermedad y los derechos en tensión, consideró que allí existe un derecho innominado fundamental “a que sea intentado” o “right to try”.
¿Qué es eso de un derecho fundamental “a que sea intentado”?. Los estudiantes de derecho quizá están sorprendidos – si han conocido del fallo- que insisto pasó desapercibido por la bulla de la corruptela. Pues  no es otra posibilidad que la que se otorga a los pacientes para que se les practique o realice algún tratamiento experimental, suministre a enfermos medicamentos sin algunos registros de Ley como permiso de INVIMA, como única y última opción para tratarle la patología, siempre y cuando tenga cierto fundamento científico, y los familiares así lo admitan.
Invito a que lean la sentencia T-057/15 del 12 de febrero * de este año, allí hay un acto de amor detrás de los tecnicismos jurídicos, como para refutar un cantante “tonadillero” que dice: “que los abogados saben poco de amor…”
Es en esos fallos donde se hace justicia, no en Fidupetroles ni similares, es en aquellos casos donde la corte constitucional vuelve al sendero que traía, mas no por ello debe obviarse el exigírsele explicaciones por las actividades “Non Sanctas” en que han incurrido algunos de sus miembros, que cada día se van adicionando más al bochornoso espectáculo en que tienen al País, sin definición alguna de sus propios destinos.

http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2015/t-057-15.htm


(1 ) Abogado. Especializado en derecho administrativo y constitucional. Ha ejercido como asesor jurídico de diferentes entidades hospitalarias públicas y privadas. Articulista de la revista del Tribunal de Ética Médica del Valle. Autor del libro de derecho – médico “La responsabilidad civil profesional y el consentimiento informado en el sector salud”
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DE: ARMANDO BARONA MESA

Apreciado Leonardo:

         Me parecen muy buenos tus dos escritos, casi homologados, sobre el tema siempre palpitante del derecho a morir dignamente, o eutanasia, como se la conocía antes. Ese derecho ha ido tomando una ruta humanitaria en una batalla frontal de un siglo contra los eternos procuradores de camándula y sotana. Es por eso que la primera sentencia de la Corte Constitucional inspirada por una inteligencia de tantos quilates como la del doctor Carlos Gaviria Díaz que da lugar a la muerte digna y piadosa, constituyen un triunfo del pensamiento liberal, que ahora ratifica otra vez esa alta Corporación, independientemente, como tu mismo lo dices, de algunos deslices morales de quien era su presidente. Pero la institución está por encima de ciertos nombres. 
         

Vale la pena recordar que el mundo abrió los ojos hacia este y el problema del aborto en el movimiento liberal de fines del siglo XIX, pero especialmente cuando en 1928 aparece por toda Europa el libro La libertad de amar y el derecho a morir dignamente, que contenía tres ensayos del joven jurista y criminólogo español don Luis Jiménez de Asúa ( 1 ), el más grande de todos los criminólogos del siglo XX tanto en España como en América Latina. Vivió él mucho tiempo exiliado en Buenos Aires, donde escribió una obra monumental y regentó una cátedra que extendió a muchos países. Cuando murió en esta ciudad en 1970 y ostentaba el título de Presidente de la República Española en el exilio. 
         El libro causó gran reacción de la burguesía conservadurista y tildaron con los peores epítetos al autor, quien por cierto se convirtió en una gran figura de la academia. En el capítulo 22 escribe ilustrativamente Eutanasia y literatura: 
         "Con más ahínco que en la Filosofía, en la Medicina o en el Derecho, hallamos en los hombres de letras y en los autores de obras de imaginación apologistas destacados de la Eutanasia. 
         "Ya Montaigne y Buffon mantenían el criterio de que en los casos de enfermedad incurable y muy dolorosa está  justificando mitigar los tormentos de la muerte. Theophile Gautier, al observar la lenta y atormentada agonía de Heinrich Heine, escribió: "Sólo una madre o una esposa pueden continuar  contemplando estas prolongadas torturas sin horrorizarse ante el terrible espectáculo". Berlioz, que tenía una hermana con un cáncer del pecho, exclamaba, rabiosamente: "¿ Pero es que no hay un doctor en el mundo que pueda poner fin a este martirio?". 
         "Entre las creaciones imaginativas de los autores de lengua francesa abundan las obras en que todo o en parte descuella el argumento de la muerte buena. Recordemos a Guy de Maupassant; Binet-Valmer, en La criatura; Eduardo Rod, en La Sacrifiée; Delorme Simon, en Plutót que suffrir; Roger Martín du Gard, en la sexta parte de Les Thibault, titulada La mort du pére. Antonie Thibault, que es un racionalista, no se atreve, de primera intención, a practicar la eutanasia. En el volumen llamado La consultation duda, y no se decide ante la cuna de una niñita deshauciada y presa de dolores atroces. Pero en el libro últimamente publicado de la serie -La mort du pére- lo vemos, tras una batalla terrible sostenida con sus ideas y sus sentimientos, abreviar la espantosa agonía de su padre. Monsieur Thibault, al cabo de una enfermedad dilatadísima, lleva muchos días y muchas noches agonizando. La muerte no viene a liberarlo. Todos los analgésicos son inútiles. Cuantos recursos brinda  la Medicina para atemperar los padecimientos de un enfermo resultan estériles. Antonio Thibault concluye por practicar en la persona de su padre la eutanasia". 
         Afectísimo amigo, 
         ARMANDO BARONA MESA
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NTC … ENLACES:

Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente DMD

Dr. Juan Mendoza-Vega *, Presidente

Pertenece a la Federación Mundial del Derecho a Morir: www.worldrtd.net

* Nota de NTC ...: El Dr. Juan Mendoza Vega con la conferencia “El derecho a una muerte digna”, participó en
XVI ENCUENTRO DE CONFRATERNIDAD MÉDICA NACIONAL
SABIDURIA Y SABOR DEL ESPIRITU Y EL CUERPO: EROS Y TANATOS EN EQUILIBRIO PERPETUO.
FUNDACION HUMANISMO Y MEDICINA. Gestor – Director: Adolfo Vera-Delgado.
CALI, VIERNES 17 D E MARZO Y SABADO 18 DE MARZO – 2.006
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Comunicaciones y aportes

DE: Hernán  
 Fecha: 7 de mayo de 2015, 14:47
Subject: Re: PARA AVIVAR EL DEBATE
To: Leonardo Medina Patiño 

Como médicos estamos entrenados para mantener a la persona sana, y  confortable cuando curar es imposible. Al momento de la situación terminal, tenemos dos opciones claras: Parar toda terapéutica y dejar que el proceso continúe su curso natural hasta la muerte, otra vez, natural, brindando solo manejo del dolor, y sufrimiento. En esta situación el equipo médico no ejerce ninguna acción activa para acelerar la muerte.

La otra opción es acelerar la muerte, que ya viene pronto en el estado terminal, utilizando medicamentos, la mayoría de las veces opioids.  El enfermo en etapa terminal toma decisiones desesperadas, no tiene un juicio claro, y cuando pide que se le de medicina letal, está hablando sin un  juicio claro.

Personalmente me inclino más a la primera opción.

 Quedo atento a otras opiniones.

Hernán. (Médico especializado en Medicina Interna- Actualmente labora en Hospital de Phoenix- Arizona)
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From: Vladimir
Date: Sat, 9 May 2015 17:44:07 -0500
Subject: Re: PARA AVIVAR EL DEBATE
To: Leonardo Medina Patiño 

Siguiendo el racionamiento del colega Hernán,  también me quedo con la primera opción. Pero, creo que en la práctica hay situaciones más complejas que pueden solucionarse con la segunda opción.

Vladimir. Neurólogo clínico.


... CONTINUARÁ

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