Gracias al aporte y autorización del autor,
Contratiempo
Duelos
y quebrantos *
Jotamario
Arbeláez
Para NTC…, Primer Motor Móvil de la Cultura,
que me permite llegar Más Allá.
Por más alegrías que brinde el
mundo, no faltan los tropiezos que las matizan.
Al fin
coroné La montaña mágica, como llamo
a mi nueva casa en Villa de Leyva, pero simultáneamente apostaté de mi próstata
—de lo cual todavía me aquejo—,
preciado
tesoro del que supe hacer el uso adecuado, y del que se desprendieron mis dos
orgullos mayores cuales son Salomé y Salvador, ahora cada cual haciendo su vida
de acuerdo con sus elecciones profesionales.
Para la
compañía de los días que me quedan —y que el Señor me los multiplique porque
los planes son vastos—, cuento con mi querida señora Claudia Jaramillo,
entregada al Bhagavat Gita y al Tao Te King,
y con
las páginas que me restan para redondear mi obra, Los días contados, con parte de la cual he dado a mi país y a mi
grupo y a mi Cali y a mi barrio y a mi familia y a mi colegio seis premios morrocotudos
de poesía, otorgados por Colombia, Venezuela, México y España.
No me
fue mal en mis aspiraciones de rebelde sin causa. De anarquista sin arcas. De
conspirador constipado. Pero me costaron 60 años. “Te saliste con la tuya”, me
apunta el poeta X-504. No fue mi culpa fracasar en el objetivo de
fracasar.
Junté el parné de las
liquidaciones de mi trabajo de publicista, de la valorización de mi apartamento
anterior adquirido con mis dolarados blasones,
y
escogí el sitio de Colombia que había vislumbrado casi cincuenta años atrás,
Villa de Leyva, cuna de Antonio Ricaurte y sepulcro inicial de Antonio Nariño.
Su
alcalde Víctor Hugo Forero ( 1 , 2 ) quien luchó 18 años para alcanzar el honroso cargo,
se ha propuesto llegar a ser el mejor burgomaestre de la villa en toda su historia,
según alcanzó a decirme en una corta entrevista.
Y
seguramente que va a lograrlo, “con una pequeña ayuda de sus amigos”.
Ahora
se ve enfrentado a conceder o no el visto bueno a la propuesta de Cafam de
construir un centro de convenciones y hotel, a lo cual se opone un importante
sector de la población que por encima del auge turístico se empeña en defender
la tradición bucólica.
Luego
del estudio de los pros y los contras, es de esperar que el mandatario tome la
decisión acertada.
Entretanto desde mi lecho de convaleciente en Bogotá aspiro a llegar pronto a tomar posesión de mi casa, y que Villa de Leyva me permita una tranquila y productiva permanencia, para apuntalar su cultura,
no sólo
cantándola como mi providencial punto de arribo, sino donando parte de la
Biblioteca Jotamario Arbeláez a la Biblioteca Antonio Nariño y trabajando como miembro de la junta preparatoria de los
Festivales de Poesía.
Mientras sigo en los rigores del
postoperatorio, de cuyo dolorímetro no es elegante hablar, me refiero a dos
grandes pesadumbres del alma:
la
muerte de quien fue, es y seguirá siendo la inmarcesible Gloria Zea, por quien
el arte colombiano alcanzó significativo esplendor.
Y,
removiendo el pasado mazazo del triunfo del No contra la difícil consecución de
la paz, lograda por Humberto De la Calle,
me han caído como una lluvia de glifosato las 6 objeciones a la JEP presentadas por el presidente, en camino del tétrico trizamiento.
En el entretanto me he dedicado
a leer las Revelaciones al final de una guerra, ( 1 ) donde De la Calle narra
pormenorizadamente no sólo los incidentes sino el anecdotario informal de los
largos años de negociaciones.
No fue
ninguna entrega a los subversivos. Fue un tira y afloje en que se midieron las
fuerzas y en el que triunfó la razón posible entre contendores prácticamente
irreconciliables. El Premio Nobel de la Paz mejor trabajado.
Es un
libro que debemos leer antes de que nos enderechen la Historia, quienes creemos
que hubo guerra y quienes creen que no la hubo.
A propósito, y en recuerdo de
Belisario, también me enfrasqué en los poemas de Constantino Cavafis, del cual
encuentro la siguiente perla, Che fece…
il gran rifuto:
Para algunos hombres, / llega siempre algún día / en que es
preciso / decir SÍ o NO. / Los que llevan dentro el SÍ / se manifiestan
enseguida / al decirlo, / progresan / en la estima de los demás / y según sus
propias leyes. / Aquellos que han rehusado / no se arrepienten en nada: / si se
les preguntara de nuevo / repetirían: NO. // Ese NO, / los abrumará el resto de
su vida.
Palabra
de poeta.
jotamarionada@hotmail.com
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* Publicado, parcialmente, en EL TIEMPO:
Gracias al aporte y autorización del autor,