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Cómo hablar de lo indecible
con alguien imposible
Carolina Urbano
Colección Cumanday. Narrativa caldense
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6..4 x 22.2 cms. 30 páginas.
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AMORES IMPOSIBLES (con final feliz)
Carolina Urbano
Carolina Urbano
Ahora se sentía en problemas, la planta que con tanto esmero había
cuidado se estaba muriendo y ya no sabía qué hacer. Era la única recomendación
que le había dado: cuidar de la planta en su ausencia, se la había regalado su
madre (la de ella) y la quería mucho. Había perdido la flor y se achicaba con
los días tomando un color verdoso oscuro como si se estuviera pudriendo. Mucha
agua, le decían, y le dejaba de echar. A esa planta le falta agua, decían
otros, y volvía a hidratarla. Le compró abono, la fumigó con pimienta. No había
caso, la planta no lo quería.
Leyó un día que a las plantas hay que hablarles, pero no se le ocurrió qué decirle, incluso un día trató de entonarle una canción que salió muy desafinada y entonces la dejó. A quién se la habrá ocurrido eso de que las plantas sienten, pensaba mientras la miraba con tristeza, por qué esta no me puede entender, y se agarró la cabeza con las manos.
La última semana que le quedaba para recuperarla, la vio, le dijo: “hazlo por ella, si ella te quiere tanto, por favor, no le des esta pena”. Lo dijo y se sintió ridículo, simplemente la planta no lo quería. Empezó a imaginar lo que le iba a decir (a ella), en las explicaciones que iba a dar, no era tan fácil como comprar otra en un vivero y ya. Cuando faltaban solo dos días para el regreso de su esposa, se quedó mirándola detenidamente y vio que por un costado unas líneas verdecitas asomaban, estaba salvado. Quizás la planta lo había escuchado, pero después de atar cabos entendió que la planta comprendía perfectamente el lío en el que él estaba metido si se moría, y se dio cuenta que la planta lo empezaba a querer.
-Leyó un día que a las plantas hay que hablarles, pero no se le ocurrió qué decirle, incluso un día trató de entonarle una canción que salió muy desafinada y entonces la dejó. A quién se la habrá ocurrido eso de que las plantas sienten, pensaba mientras la miraba con tristeza, por qué esta no me puede entender, y se agarró la cabeza con las manos.
La última semana que le quedaba para recuperarla, la vio, le dijo: “hazlo por ella, si ella te quiere tanto, por favor, no le des esta pena”. Lo dijo y se sintió ridículo, simplemente la planta no lo quería. Empezó a imaginar lo que le iba a decir (a ella), en las explicaciones que iba a dar, no era tan fácil como comprar otra en un vivero y ya. Cuando faltaban solo dos días para el regreso de su esposa, se quedó mirándola detenidamente y vio que por un costado unas líneas verdecitas asomaban, estaba salvado. Quizás la planta lo había escuchado, pero después de atar cabos entendió que la planta comprendía perfectamente el lío en el que él estaba metido si se moría, y se dio cuenta que la planta lo empezaba a querer.
PRESENTACIÓN . Julio 17, 2014, 6:30 PM. Manizales
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NARRAR LA POESÍA
Omar Ortiz
Palabras leídas el 17 de julio, 2014, en Manizales
Desde que Baudelaire
publicó “Pequeños poemas en prosa”, se inicia una importante transformación en
el género poético que a partir ese momento abandona las rígidas formalidades de
la tradición versificada, dando paso a una cada vez más rica diversidad en la manera como los creadores
enfrentan desde entonces la palabra y su compleja elaboración como poesía. Desde
esa nueva manera de asumir las imagines y el simbolismo que siempre está
presente en la creación que sugiere el lenguaje lirico cualquiera sea la
presentación del mismo, se va forjando una nueva categoría ficcional que cumple
los requisitos que debe asumir tanto el poema como el cuento para lograr conciliar
en un solo cuerpo narración y poesía.
Los antecedentes de esta
nueva manera de afrontar el hecho literario, además y exteriores al poema,
podemos establecerla en las fábulas, las adivinanzas, los epitafios, recordemos
“La antología de Spoon River de Edgar Lee Master”, y en los bestiarios tan
populares en la Edad Media. Pero la notoriedad de este novísimo género podemos
situarla desde las “Greguerias” de don Ramón Gómez de la Serna o en muchas de
las obras de autores como Robert Walser, Frank Kafka y Bertold Brecht.
En Latinoamérica son
notables los escritos de Borges y Cortazar en Argentina, del mexicano Juan José
Arreola y en especial del guatemalteco Augusto Monterroso verdadero maestro del
género.
Esta es la tradición
que asume Carolina Urbano que acaba de publicar en la Colección Cumanday que
dirigen los poetas Juan Carlos Acevedo y Conrado Alzate, junto al historiador
Fabio Vélez Correa, una muestra
irreverente y corrosiva de sus microrrelatos con el sugerente título de “Cómo
hablar de lo indecible con alguien imposible”. Son veinte pequeños textos donde
transcurren, matizadas por el humor, muchas de las preocupaciones de la autora
que, filosofa de formación académica, hace gala de una especial agudeza al
mostrarnos todas las quimeras que finalmente son lo que suponemos rigurosas e
inflexibles realidades.
Los lectores que
enfrenten esta gozona propuesta literaria, tendrán múltiples ocasiones para
dudar de sus más acendradas creencias, de sus muy elaboradas convicciones y tal
vez terminen preguntándose, si todo lo que les propone el existir tiene algún
sentido.
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NTC ... ENLACES3 de abril de 2014
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