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"Un lector fundamental. Una deuda de amor"
GACETA, El País, Cali. Febrero 14, 2010. Págs 10 a 13.
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Memoria y Homenaje a Estanislao Zuleta a los 20 años de su muerte en Cali.
Lanzamiento de libro "Tres culturas, tres familias y otros ensayos” . Estanislao Zuleta. el 17 de Febrero 2010, 6:30 PM. (1)
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GACETA
Páginas 10 a 13 Fragmentos
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Un lector Fundamental
Sumario: El próximo 17 de febrero se cumple el vigésimo aniversario de la muerte del filósofo Estanislao Zuleta, quien creó buena parte de su obra en Cali, en la década de los años 70. Hoy, su hijo José Zuleta recuerda a ‘El Pensador’, a quien le agradece el haberle inculcado un profundo amor por la literatura. Una deuda de amor.
Por José Zuleta Ortiz
Especial para GACETA. Febero 14, 2010.
Sumario: El próximo 17 de febrero se cumple el vigésimo aniversario de la muerte del filósofo Estanislao Zuleta, quien creó buena parte de su obra en Cali, en la década de los años 70. Hoy, su hijo José Zuleta recuerda a ‘El Pensador’, a quien le agradece el haberle inculcado un profundo amor por la literatura. Una deuda de amor.
Por José Zuleta Ortiz
Especial para GACETA. Febero 14, 2010.
Agradecemos a Santiago Cruz Hoyos, http://santiagocruzhoyos.blogspot.com/ , escritor y periodista de GACETA y a ésta por el texto y la autorización para publicarlo.
Nací en una familia en la cual los libros eran objetos de placer. Ese placer fue contagiado por nuestros padres en unas lecturas que hacíamos todos los días antes de dormir. No había en casa televisión, mi padre prescindió de este electrodoméstico y nos ofrecía, a cambio, leernos en voz alta. Con su carácter pausado y ceremonial hacía un preámbulo a cada lectura para despertarnos la curiosidad por el texto, que él luego ejecutaba con una voz tranquila y clara.
Sabía como pocos hacer los énfasis y transmitir la música, cadencias y momentos claves de la narración. De algún modo, el pequeño auditorio que le escuchaba comprendía que leer era un acto placentero, que había una relación íntima entre el escritor y el lector, y que lo que llegaba a nuestros oídos no sólo eran historias, era también música, y el placer con que se leía hacía que todo fuera más claro. Entonces una pequeña conmoción de gozo estético y felicidad de la inteligencia se apoderaba de nosotros y nos llenaba de dicha.
Esas lecturas no tenían propósitos informativos. No había en ellas nada que sugiriera encontrar utilidad práctica, sólo pretendían gozar los textos y explorar sus secretos. Pero no era ese gozo, esa exploración, una mera deleitación, era una suma de experiencias estéticas que abría nuestras pequeñas conciencias a una libertad que luego se haría irrenunciable.
La lectura en voz alta de la literatura fue la puerta de entrada al placer de leer, y nos brindó la música de los textos, la intimidad y el silencio con que están construidos, las múltiples maneras de abordar la vida, sus luces y sus sombras, nos mostró que la literatura trasciende lo moral, lo ideológico, lo religioso y finalmente nos alentó a escribir.
Una vez sorprendí a mi padre en su biblioteca hablando en voz alta con los libros. Le pregunté, desconcertado, qué hacía. Él me dijo: “Le estoy dando una gran noticia a Baudelaire”. ¿Qué noticia?, pregunté. “Que la traducción de la obra de Poe, que ha hecho Cortazar al español, es magnífica; ya sabes, fue Baudelaire quien tradujo a Poe al francés. He puesto la traducción de Cortazar al lado de los libros de Baudelaire y Poe para que sean amigos. Mira cómo los tres, sin conocerse, han escrito en tres lenguas la misma obra, lo han hecho admirablemente, y todo por amor a la literatura”.
En otra oportunidad me contó que sus primeras lecturas las había realizado, siendo muy niño, en la biblioteca del colegio. Según sus propias palabras, “era muy mal estudiante; no aceptaba la disciplina y quería saber más de lo que los profesores estaban en condiciones de enseñar, por lo que me hacía muy impertinente y terminaban por castigarme”. El castigo en aquel colegio consistía en enviar al niño a la biblioteca. Tal vez una forma inteligente de no aceptar el castigo, fue encontrar placer en el castigo.
Nací en una familia en la cual los libros eran objetos de placer. Ese placer fue contagiado por nuestros padres en unas lecturas que hacíamos todos los días antes de dormir. No había en casa televisión, mi padre prescindió de este electrodoméstico y nos ofrecía, a cambio, leernos en voz alta. Con su carácter pausado y ceremonial hacía un preámbulo a cada lectura para despertarnos la curiosidad por el texto, que él luego ejecutaba con una voz tranquila y clara.
Sabía como pocos hacer los énfasis y transmitir la música, cadencias y momentos claves de la narración. De algún modo, el pequeño auditorio que le escuchaba comprendía que leer era un acto placentero, que había una relación íntima entre el escritor y el lector, y que lo que llegaba a nuestros oídos no sólo eran historias, era también música, y el placer con que se leía hacía que todo fuera más claro. Entonces una pequeña conmoción de gozo estético y felicidad de la inteligencia se apoderaba de nosotros y nos llenaba de dicha.
Esas lecturas no tenían propósitos informativos. No había en ellas nada que sugiriera encontrar utilidad práctica, sólo pretendían gozar los textos y explorar sus secretos. Pero no era ese gozo, esa exploración, una mera deleitación, era una suma de experiencias estéticas que abría nuestras pequeñas conciencias a una libertad que luego se haría irrenunciable.
La lectura en voz alta de la literatura fue la puerta de entrada al placer de leer, y nos brindó la música de los textos, la intimidad y el silencio con que están construidos, las múltiples maneras de abordar la vida, sus luces y sus sombras, nos mostró que la literatura trasciende lo moral, lo ideológico, lo religioso y finalmente nos alentó a escribir.
Una vez sorprendí a mi padre en su biblioteca hablando en voz alta con los libros. Le pregunté, desconcertado, qué hacía. Él me dijo: “Le estoy dando una gran noticia a Baudelaire”. ¿Qué noticia?, pregunté. “Que la traducción de la obra de Poe, que ha hecho Cortazar al español, es magnífica; ya sabes, fue Baudelaire quien tradujo a Poe al francés. He puesto la traducción de Cortazar al lado de los libros de Baudelaire y Poe para que sean amigos. Mira cómo los tres, sin conocerse, han escrito en tres lenguas la misma obra, lo han hecho admirablemente, y todo por amor a la literatura”.
En otra oportunidad me contó que sus primeras lecturas las había realizado, siendo muy niño, en la biblioteca del colegio. Según sus propias palabras, “era muy mal estudiante; no aceptaba la disciplina y quería saber más de lo que los profesores estaban en condiciones de enseñar, por lo que me hacía muy impertinente y terminaban por castigarme”. El castigo en aquel colegio consistía en enviar al niño a la biblioteca. Tal vez una forma inteligente de no aceptar el castigo, fue encontrar placer en el castigo.
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La capacidad de leer es en gran parte la capacidad de entregarse, de ....
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La capacidad de leer es en gran parte la capacidad de entregarse, de irse en el texto, de fundirse con el autor en la obra, de percibir lo que no se dice. Lo evidente siempre estará para todos expuesto de una manera plana y roma, casi mineral.
Aprender a leer, en el sentido poderoso de la palabra, es la capacidad de hacer de la lectura una apasionante tarea de transformación. Esa es la senda por la cual discurrió la vida de uno de los mejores lectores que hayan existido. Tal vez a ello se refería cuando dijo que la lectura debe provocar “una más abierta invitación a descifrar y a interpretar; una más brillante capacidad de dejarse arrastrar por el ritmo de la frase y, al mismo tiempo, de frenar por el asombro del contenido (…) Hay que aprender a escuchar la factura musical de este pensamiento, la manera alusiva y enigmática de anunciar un tema que sólo encontrará más adelante toda su amplitud y la necesidad de sus conexiones. (…) Es la otra cara de un nítido concepto de la lectura que, a medida que se hace más exigente y más minucioso, libera a la escritura de toda preocupación efectista o periodística, o de toda aspiración al gran público”.
Durante su vida, Estanislao Zuleta se las arregló para vivir de lo que más le gustaba: leer. De una u otra forma lo que hizo para ganar el sustento fue compartir lecturas que le habían conmovido. Logró ganarse un prestigio por su capacidad crítica y muchas personas, durante tres décadas, acudieron a escuchar el producto de su oficio de lector.
Son legendarias en varias ciudades de Colombia las “charlas de Zuleta” esas charlas no eran otra cosa que el comentario de las lecturas que hacía, y terminaron siendo la base de la mayoría de los libros que se le han publicado.
George Steiner, en su libro ‘Tolstoy o Dostoievski’, dice: “La crítica literaria debería surgir de una deuda de amor. De un modo evidente y sin embargo misterioso, el poema, el drama o la novela se apoderan de nuestra imaginación. Al terminar de leer una obra no somos los mismos que cuando empezamos.
Recurriendo a una imagen de otro campo artístico, diremos que quien ha captado verdaderamente un cuadro de Cezanne verá luego una manzana o una silla como si nunca la hubiera visto antes. Las grandes obras de arte nos atraviesan como grandes ráfagas que abren las puertas de la percepción y arremeten contra la arquitectura de nuestras creencias con sus poderes transformadores. (…) Cierto instinto primario de comunicación nos impele a transmitir a otros la calidad y la fuerza de nuestra experiencia y desearíamos convencerlos de que se abran a ella. En ese intento de persuasión se originan las más auténticas penetraciones que la crítica puede proporcionar”.
Nada más aproximado a la forma de vivir y compartir las lecturas y al espíritu de generosidad que se apoderaba de Estanislao después de una lectura conmovedora, o como él las llamaba: “una lectura fundamental”.
Cuando leía llenaba de anotaciones los libros, escribía sobre los márgenes o en pequeñas cartulinas que iba dejando entre las páginas, leía releyendo, volviendo sobre el texto que aún no terminaba, a veces a mitad del libro volvía a empezar, otras veces lo terminaba y comenzaba inmediatamente su relectura.
De noche, en la soledad de su biblioteca se le oía reír con frecuencia. En el momento más alto de su entusiasmo llamaba a alguien y, lleno de júbilo, le compartía un fragmento que consideraba extraordinario. En medio de esa felicidad, con la necesidad de compartir la experiencia, y de que otros compartieran su gozo, perdió cientos de libros que prestaba a sus discípulos con la ilusión de tener interlocutores para compartir los hallazgos de sus lecturas. Muchos de ellos guardan esos libros como fetiches y los muestran en las fiestas como objetos de colección.
La crítica literaria que sobrevenía a sus lecturas era diferente a lo que usualmente conocemos como crítica literaria. No tenía mayor aprecio por la exégesis que se realiza en el mundo universitario o por las teorías que se aplican a la interpretación de los textos literarios.
Conocía bien esas teorías, había seguido con cuidado desde la filosofía, y en las distintas interpretaciones y valoraciones del arte, a los formalistas, a estructuralistas, lingüistas, postformalistas, semióticos, al deconstructivismo y, como decía irónicamente, a todos los “istmos”, sugiriendo que esas disciplinas de interpretación eran de alguna forma maneras de aislarse.
En el trabajo de compartir lecturas construyó muchos lectores. Y alentó a algunos de sus alumnos y amigos a tomar el camino de las palabras o, al menos, el de leer desde otra perspectiva. Algún escritor dijo, con ocasión de su muerte: “Murió el hombre que le enseñó a leer a Colombia”.
Más allá de lo que lograba comunicar, y de su oficio de contagiar a otros el entusiasmo por los textos que leía, había algo que podríamos llamar las acciones derivadas. Esto es, el efecto que las lecturas ejercían sobre las decisiones de su propia vida. La lectura, en su caso, tenía un efecto trasformador, a tal punto que podía cambiar su forma de vida de una manera radical. La decisión de retirarse del colegio y de asumir su formación por cuenta propia, enfrentándose a la familia y a la sociedad, cuando sólo era un adolescente, la de irse a vivir con los campesinos del páramo de Sumapaz, la de no tener televisión, la de no enviar a sus hijos al colegio, y otras acciones que adoptaba respecto al amor, a la amistad, o a la política. Su singular manera de ejercer el oficio de profesor y de subvertir los sistemas de evaluación de los alumnos, eran acciones ... que estaban, de algún modo, relacionadas con su trabajo de lectura.
LA FOTO (Click sobre ella para ampliarla. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
Fuente: http://ntcblog.blogspot.com/2008_02_03_archive.html . En la foto: José -hijo-, Estanislao - padre- y su segunda esposa, Yolanda González, hacia 1966. Tomada (escaneadada) de Al Margen No. 23. Sept. 2007, pág 108 (impresa) http://www.almargenonline.com/23.html Toda la edición está dedicada a E. Z. Algunos textos en la versión digital que no publica las fotos. Portada: http://www.almargenonline.com/portadas/portada23.html y http://ntcblog.blogspot.com/2008_02_03_archive.html
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La manera de leer de Estanislao Zuleta era muy intensa; arrasaba verdades, hacía temblar las estructuras ideológicas, los sistemas y arquetipos, se obligaba a cambiar y a ser consecuente. Se entregaba de un modo temerario a la pasión provocada por sus lecturas, así construyó una voz sólida y trasmitió a muchas generaciones (aún lo hace) el producto de su creación como lector.
Pero hay que decirlo: leer de ese modo es un acto de re-evolución, que si bien le permitió pensar, ser original en su pensamiento y construir una obra, también lo condujo a una gran soledad y a una cierta marginalidad intelectual.
“Un escritor, o todo hombre, debe pensar que cuanto le ocurre es un instrumento; todas las cosas le han sido dadas para un fin, y esto tiene que ser más fuerte en el caso del artista. Todo lo que le pasa, incluso las humillaciones, los bochornos, las desventuras, todo le ha sido dado como arcilla, como material para su arte; tiene que aprovecharlo. De esa forma la humillación, la desdicha, la discordia son cosas que nos han sido dadas para que las trasmutemos, para que hagamos de la miserable circunstancia de nuestra vida, cosas eternas o que aspiren a serlo”. J. L. B.
De todas las lecturas posibles, la literatura es el escenario donde mejor se puede aprehender la esencia de lo humano; los dramas y los grandes temas de la aventura vital del hombre y sus complejidades han sido tratados por y en ella.
La literatura, la verdadera literatura, la hacen grandes lectores, no lectores de libros, los artistas son lectores de todo, los artistas siempre están leyendo, cuando ven una hoguera están leyendo, cuando miran un río están leyendo. Leen gestos, tonos de voz, el lenguaje del cuerpo, la conducta, los actos son lenguaje, los artistas logran resolver la ecuación de una sonrisa. Al mirar construimos un texto para que otros lo lean, nuestra capacidad de leer es en gran parte nuestra capacidad de vivir.
También son capaces de leer el tiempo, la adversidad, de leer el amor, los aromas, de algún modo toda relación con el mundo está mediada por la capacidad de leer ese mundo y la profundidad de esa lectura es en gran parte la capacidad de disfrutarlo.
El artista es un lector aplicado. La belleza suele habitar en múltiples lugares, en los más insospechados, pero no todos estamos en capacidad de percibirla, no todos podemos leerla. La literatura proviene de lectores que son capaces de leerlo todo, de aprehender el mundo y de revelar los secretos de esa intensa lectura.
Hay en la lectura de la literatura una diferencia con la lectura de otros textos; la comprensión del sentido es una labor del intelecto, la aprehensión de una obra de arte es una labor que requiere mucho más que intelecto. Lo que comunica una obra de arte va más allá de lo comprensible, de lo racionalmente explicable. Las experiencias estéticas, la vivencia de la música, o de la imagen, escapan a lo meramente comprensible, de ahí la fascinación que producen.
Las sensaciones que transmite una obra de arte literaria tienen que ver más con lo que produce la música, que con lo que producen la filosofía o la razón, así la literatura las contenga a ambas. En ese sentido me place citar una de las más extrañas afirmaciones de Estanislao Zuleta: “Sólo se escribe para escritores y sólo el que escribe realmente lee”.
En la sociedad en que vivimos nada nos prepara para la literatura, nada nos alienta a otra cosa que a consumir. La cultura ya fue asimilada como un bien de consumo, al cine y al teatro se los denomina “la industria del entretenimiento”. Gran parte de lo que ocurre con el mundo editorial en la actualidad tiene que ver con la industria del entretenimiento o con la del escándalo público. Se diría que la literatura, el gran arte, no llega a grandes públicos. Que la poesía sigue siendo una actividad dirigida a unos pocos iniciados, o a otros artistas que están dotados de las herramientas para comprenderla, para sentirla, para entrar en ella. Nada más alejado del entretenimiento que la lectura tal y como la vivía mi padre.
En algunas afortunadas ocasiones percibimos que el lector es quien completa la creación literaria, que la relación del escritor con el lector es una relación de coautoría. Nada dirá la obra si otro no puede percibir, gozar y sacudirse. Pero, ¿podríamos aventurarnos a decir que la lectura es en sí misma un arte?
Si leer puede ser una de las artes, si pudiéramos afirmar que la lectura puede ser creación, y que hay en ese acto, además de una acción complementaria, una posibilidad de construir, de articular un acto creativo se nos haría comprensible la idea de que la lectura es una creación en sí. Y la afirmación: “sólo se escribe para escritores y sólo el que escribe realmente lee” se vuelve más provocadora y más estimulante.
Leer es algo más que reconocer símbolos, articular palabras y reconocer su significado. Leer literatura es un acto de creación que no todos podemos realizar plenamente.
Aunque no es una idea muy democrática, podríamos decir, en defensa de esa hipótesis, que así todos podamos cocinar, pocos podemos hacer de ese acto un acto artístico. ¿No es el baile una de las lecturas de la música, y no es al mismo tiempo una creación artística? Aunque todos podemos ver en la noche las estrellas, no todos podemos leerlas, o al menos las leemos con diferente intensidad.
La FEZ (Fundación Estanislao Zuleta) fue creada a mediados de los años 90 con el fin de recopilar y publicar su obra. Como todo el mundo sabe, la obra escrita de Zuleta es relativamente escasa (no daría para más de dos libros) pero, en contrapartida, su producción oral es copiosa. Buena parte de lo que se conserva consiste en grabaciones de sus conferencias en casetes, en carretes magnetofónicos propios de las grabadoras de comienzos de los años 1970 o en las transcripciones que en su momento se hicieron en los mimeógrafos de la época. (... )
Por Alberto Valencia, Director Fundación Estanislao Zuleta
La capacidad de leer es en gran parte la capacidad de entregarse, de irse en el texto, de fundirse con el autor en la obra, de percibir lo que no se dice. Lo evidente siempre estará para todos expuesto de una manera plana y roma, casi mineral.
Aprender a leer, en el sentido poderoso de la palabra, es la capacidad de hacer de la lectura una apasionante tarea de transformación. Esa es la senda por la cual discurrió la vida de uno de los mejores lectores que hayan existido. Tal vez a ello se refería cuando dijo que la lectura debe provocar “una más abierta invitación a descifrar y a interpretar; una más brillante capacidad de dejarse arrastrar por el ritmo de la frase y, al mismo tiempo, de frenar por el asombro del contenido (…) Hay que aprender a escuchar la factura musical de este pensamiento, la manera alusiva y enigmática de anunciar un tema que sólo encontrará más adelante toda su amplitud y la necesidad de sus conexiones. (…) Es la otra cara de un nítido concepto de la lectura que, a medida que se hace más exigente y más minucioso, libera a la escritura de toda preocupación efectista o periodística, o de toda aspiración al gran público”.
Durante su vida, Estanislao Zuleta se las arregló para vivir de lo que más le gustaba: leer. De una u otra forma lo que hizo para ganar el sustento fue compartir lecturas que le habían conmovido. Logró ganarse un prestigio por su capacidad crítica y muchas personas, durante tres décadas, acudieron a escuchar el producto de su oficio de lector.
Son legendarias en varias ciudades de Colombia las “charlas de Zuleta” esas charlas no eran otra cosa que el comentario de las lecturas que hacía, y terminaron siendo la base de la mayoría de los libros que se le han publicado.
George Steiner, en su libro ‘Tolstoy o Dostoievski’, dice: “La crítica literaria debería surgir de una deuda de amor. De un modo evidente y sin embargo misterioso, el poema, el drama o la novela se apoderan de nuestra imaginación. Al terminar de leer una obra no somos los mismos que cuando empezamos.
Recurriendo a una imagen de otro campo artístico, diremos que quien ha captado verdaderamente un cuadro de Cezanne verá luego una manzana o una silla como si nunca la hubiera visto antes. Las grandes obras de arte nos atraviesan como grandes ráfagas que abren las puertas de la percepción y arremeten contra la arquitectura de nuestras creencias con sus poderes transformadores. (…) Cierto instinto primario de comunicación nos impele a transmitir a otros la calidad y la fuerza de nuestra experiencia y desearíamos convencerlos de que se abran a ella. En ese intento de persuasión se originan las más auténticas penetraciones que la crítica puede proporcionar”.
Nada más aproximado a la forma de vivir y compartir las lecturas y al espíritu de generosidad que se apoderaba de Estanislao después de una lectura conmovedora, o como él las llamaba: “una lectura fundamental”.
Cuando leía llenaba de anotaciones los libros, escribía sobre los márgenes o en pequeñas cartulinas que iba dejando entre las páginas, leía releyendo, volviendo sobre el texto que aún no terminaba, a veces a mitad del libro volvía a empezar, otras veces lo terminaba y comenzaba inmediatamente su relectura.
De noche, en la soledad de su biblioteca se le oía reír con frecuencia. En el momento más alto de su entusiasmo llamaba a alguien y, lleno de júbilo, le compartía un fragmento que consideraba extraordinario. En medio de esa felicidad, con la necesidad de compartir la experiencia, y de que otros compartieran su gozo, perdió cientos de libros que prestaba a sus discípulos con la ilusión de tener interlocutores para compartir los hallazgos de sus lecturas. Muchos de ellos guardan esos libros como fetiches y los muestran en las fiestas como objetos de colección.
La crítica literaria que sobrevenía a sus lecturas era diferente a lo que usualmente conocemos como crítica literaria. No tenía mayor aprecio por la exégesis que se realiza en el mundo universitario o por las teorías que se aplican a la interpretación de los textos literarios.
Conocía bien esas teorías, había seguido con cuidado desde la filosofía, y en las distintas interpretaciones y valoraciones del arte, a los formalistas, a estructuralistas, lingüistas, postformalistas, semióticos, al deconstructivismo y, como decía irónicamente, a todos los “istmos”, sugiriendo que esas disciplinas de interpretación eran de alguna forma maneras de aislarse.
En el trabajo de compartir lecturas construyó muchos lectores. Y alentó a algunos de sus alumnos y amigos a tomar el camino de las palabras o, al menos, el de leer desde otra perspectiva. Algún escritor dijo, con ocasión de su muerte: “Murió el hombre que le enseñó a leer a Colombia”.
Más allá de lo que lograba comunicar, y de su oficio de contagiar a otros el entusiasmo por los textos que leía, había algo que podríamos llamar las acciones derivadas. Esto es, el efecto que las lecturas ejercían sobre las decisiones de su propia vida. La lectura, en su caso, tenía un efecto trasformador, a tal punto que podía cambiar su forma de vida de una manera radical. La decisión de retirarse del colegio y de asumir su formación por cuenta propia, enfrentándose a la familia y a la sociedad, cuando sólo era un adolescente, la de irse a vivir con los campesinos del páramo de Sumapaz, la de no tener televisión, la de no enviar a sus hijos al colegio, y otras acciones que adoptaba respecto al amor, a la amistad, o a la política. Su singular manera de ejercer el oficio de profesor y de subvertir los sistemas de evaluación de los alumnos, eran acciones ... que estaban, de algún modo, relacionadas con su trabajo de lectura.
LA FOTO (Click sobre ella para ampliarla. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
Fuente: http://ntcblog.blogspot.com/2008_02_03_archive.html . En la foto: José -hijo-, Estanislao - padre- y su segunda esposa, Yolanda González, hacia 1966. Tomada (escaneadada) de Al Margen No. 23. Sept. 2007, pág 108 (impresa) http://www.almargenonline.com/23.html Toda la edición está dedicada a E. Z. Algunos textos en la versión digital que no publica las fotos. Portada: http://www.almargenonline.com/portadas/portada23.html y http://ntcblog.blogspot.com/2008_02_03_archive.html
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Cuando se lee así, cuando la lectura es una herramienta de trasformación, de interrogación y búsqueda, y se está dispuesto a asumir las consecuencias de esa búsqueda, leer deja de ser un acto para adquirir conocimientos o para informarse. Cuando se lee así, leer es un acto en el cual se deben aplicar todas las potencias personales y la mayor de las exigencias humanas. Allí puede residir la clave de la vasta índole de sus lecturas, de la interrelación que había entre ellas, y de la enorme despensa de su memoria.
La manera de leer de Estanislao Zuleta era muy intensa; arrasaba verdades, hacía temblar las estructuras ideológicas, los sistemas y arquetipos, se obligaba a cambiar y a ser consecuente. Se entregaba de un modo temerario a la pasión provocada por sus lecturas, así construyó una voz sólida y trasmitió a muchas generaciones (aún lo hace) el producto de su creación como lector.
Pero hay que decirlo: leer de ese modo es un acto de re-evolución, que si bien le permitió pensar, ser original en su pensamiento y construir una obra, también lo condujo a una gran soledad y a una cierta marginalidad intelectual.
“Un escritor, o todo hombre, debe pensar que cuanto le ocurre es un instrumento; todas las cosas le han sido dadas para un fin, y esto tiene que ser más fuerte en el caso del artista. Todo lo que le pasa, incluso las humillaciones, los bochornos, las desventuras, todo le ha sido dado como arcilla, como material para su arte; tiene que aprovecharlo. De esa forma la humillación, la desdicha, la discordia son cosas que nos han sido dadas para que las trasmutemos, para que hagamos de la miserable circunstancia de nuestra vida, cosas eternas o que aspiren a serlo”. J. L. B.
De todas las lecturas posibles, la literatura es el escenario donde mejor se puede aprehender la esencia de lo humano; los dramas y los grandes temas de la aventura vital del hombre y sus complejidades han sido tratados por y en ella.
La literatura, la verdadera literatura, la hacen grandes lectores, no lectores de libros, los artistas son lectores de todo, los artistas siempre están leyendo, cuando ven una hoguera están leyendo, cuando miran un río están leyendo. Leen gestos, tonos de voz, el lenguaje del cuerpo, la conducta, los actos son lenguaje, los artistas logran resolver la ecuación de una sonrisa. Al mirar construimos un texto para que otros lo lean, nuestra capacidad de leer es en gran parte nuestra capacidad de vivir.
También son capaces de leer el tiempo, la adversidad, de leer el amor, los aromas, de algún modo toda relación con el mundo está mediada por la capacidad de leer ese mundo y la profundidad de esa lectura es en gran parte la capacidad de disfrutarlo.
El artista es un lector aplicado. La belleza suele habitar en múltiples lugares, en los más insospechados, pero no todos estamos en capacidad de percibirla, no todos podemos leerla. La literatura proviene de lectores que son capaces de leerlo todo, de aprehender el mundo y de revelar los secretos de esa intensa lectura.
Hay en la lectura de la literatura una diferencia con la lectura de otros textos; la comprensión del sentido es una labor del intelecto, la aprehensión de una obra de arte es una labor que requiere mucho más que intelecto. Lo que comunica una obra de arte va más allá de lo comprensible, de lo racionalmente explicable. Las experiencias estéticas, la vivencia de la música, o de la imagen, escapan a lo meramente comprensible, de ahí la fascinación que producen.
Las sensaciones que transmite una obra de arte literaria tienen que ver más con lo que produce la música, que con lo que producen la filosofía o la razón, así la literatura las contenga a ambas. En ese sentido me place citar una de las más extrañas afirmaciones de Estanislao Zuleta: “Sólo se escribe para escritores y sólo el que escribe realmente lee”.
En la sociedad en que vivimos nada nos prepara para la literatura, nada nos alienta a otra cosa que a consumir. La cultura ya fue asimilada como un bien de consumo, al cine y al teatro se los denomina “la industria del entretenimiento”. Gran parte de lo que ocurre con el mundo editorial en la actualidad tiene que ver con la industria del entretenimiento o con la del escándalo público. Se diría que la literatura, el gran arte, no llega a grandes públicos. Que la poesía sigue siendo una actividad dirigida a unos pocos iniciados, o a otros artistas que están dotados de las herramientas para comprenderla, para sentirla, para entrar en ella. Nada más alejado del entretenimiento que la lectura tal y como la vivía mi padre.
En algunas afortunadas ocasiones percibimos que el lector es quien completa la creación literaria, que la relación del escritor con el lector es una relación de coautoría. Nada dirá la obra si otro no puede percibir, gozar y sacudirse. Pero, ¿podríamos aventurarnos a decir que la lectura es en sí misma un arte?
Si leer puede ser una de las artes, si pudiéramos afirmar que la lectura puede ser creación, y que hay en ese acto, además de una acción complementaria, una posibilidad de construir, de articular un acto creativo se nos haría comprensible la idea de que la lectura es una creación en sí. Y la afirmación: “sólo se escribe para escritores y sólo el que escribe realmente lee” se vuelve más provocadora y más estimulante.
Leer es algo más que reconocer símbolos, articular palabras y reconocer su significado. Leer literatura es un acto de creación que no todos podemos realizar plenamente.
Aunque no es una idea muy democrática, podríamos decir, en defensa de esa hipótesis, que así todos podamos cocinar, pocos podemos hacer de ese acto un acto artístico. ¿No es el baile una de las lecturas de la música, y no es al mismo tiempo una creación artística? Aunque todos podemos ver en la noche las estrellas, no todos podemos leerlas, o al menos las leemos con diferente intensidad.
Se podría arriesgar una idea final sobre la lectura:
1. Existen varios niveles de lectura. La lectura informativa que es la que sigue los acontecimientos simples y escuetos de una narración, aquella que acoge un texto literario de la misma manera en que se lee una noticia en el periódico, ese nivel de lectura arruina lo artístico y sólo puede llegar a producir información, a lo sumo entretenimiento.
2. La que accede a otros ámbitos del texto literario, que percibe y aprecia la belleza y que puede incluso aplicar sistemas de interpretación teórica al texto, como los que se aplican en las escuelas de literatura de las universidades.
2. La que accede a otros ámbitos del texto literario, que percibe y aprecia la belleza y que puede incluso aplicar sistemas de interpretación teórica al texto, como los que se aplican en las escuelas de literatura de las universidades.
3. La lectura que es en sí misma creación, la que complementa la obra literaria, la que permite al lector fundirse en el texto y refundarse con él.
En estas primeras notas para la construcción de un boceto del lector que fue mi padre, deseo expresar, más allá de las tribulaciones vividas como consecuencia de lo que denominé las “acciones derivadas”, que tengo una gratitud muy especial con él por haberme permitido entrar en la literatura a través de su voz mágica. En esas lecturas de las primeras noches de mi vida, recibí un bien que me ha permitido tener el mayor instrumento de gozo que se me haya otorgado.
Desde muy niño advertí que yo podía penetrar en la belleza de las cosas, atisbar la esencia de los seres, percibir el canto de la existencia. No sabía muy bien que era aquello, pero me hacía muy feliz, me producía gozo y una ebriedad saludable e involuntaria.
La literatura es la suma de la experiencia vital del ser humano, en ella nos confrontamos, descubrimos los hilos que tejen el mundo, contamos nuestra aventura. En ella y con ella cantamos, porque la literatura proviene de una deuda de amor con la vida y es, en últimas, una íntima acción de gracias.
En estas primeras notas para la construcción de un boceto del lector que fue mi padre, deseo expresar, más allá de las tribulaciones vividas como consecuencia de lo que denominé las “acciones derivadas”, que tengo una gratitud muy especial con él por haberme permitido entrar en la literatura a través de su voz mágica. En esas lecturas de las primeras noches de mi vida, recibí un bien que me ha permitido tener el mayor instrumento de gozo que se me haya otorgado.
Desde muy niño advertí que yo podía penetrar en la belleza de las cosas, atisbar la esencia de los seres, percibir el canto de la existencia. No sabía muy bien que era aquello, pero me hacía muy feliz, me producía gozo y una ebriedad saludable e involuntaria.
La literatura es la suma de la experiencia vital del ser humano, en ella nos confrontamos, descubrimos los hilos que tejen el mundo, contamos nuestra aventura. En ella y con ella cantamos, porque la literatura proviene de una deuda de amor con la vida y es, en últimas, una íntima acción de gracias.
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El legado de Estanislao Zuleta
Por Alberto Valencia, Director Fundación Estanislao Zuleta
GACETA, El País, Cali, Feb. 14, 2010. Pág 13 (ver imagen).
El legado de Estanislao Zuleta
Por Alberto Valencia, Director Fundación Estanislao Zuleta
GACETA, El País, Cali, Feb. 14, 2010. Pág 13 (ver imagen).
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NoTiCa de NTC ...: Fragmentos del libro "Tres culturas, tres familias y otros ensayos” . Estanislao Zuleta. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_02_12_archive.html . Primera edición, Enero 2010. Hombre Nuevo Editores, Medellín. Edición a cargo de Alberto Valencia Gutiérrez. Pág 9 a 22. (1)
NoTiCa de NTC ...: Fragmentos del libro "Tres culturas, tres familias y otros ensayos” . Estanislao Zuleta. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_02_12_archive.html . Primera edición, Enero 2010. Hombre Nuevo Editores, Medellín. Edición a cargo de Alberto Valencia Gutiérrez. Pág 9 a 22. (1)
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La FEZ (Fundación Estanislao Zuleta) fue creada a mediados de los años 90 con el fin de recopilar y publicar su obra. Como todo el mundo sabe, la obra escrita de Zuleta es relativamente escasa (no daría para más de dos libros) pero, en contrapartida, su producción oral es copiosa. Buena parte de lo que se conserva consiste en grabaciones de sus conferencias en casetes, en carretes magnetofónicos propios de las grabadoras de comienzos de los años 1970 o en las transcripciones que en su momento se hicieron en los mimeógrafos de la época. (... )
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La mayor parte de las transcripciones y las grabaciones que conformaron el Archivo Zuleta organizado por la FEZ corresponden al período posterior a 1974, cuando Zuleta vino a vivir a Cali. (. .. ) Una buena parte de este acervo documental corresponde a las conferencias pronunciadas por el autor en el Centro Psicoanalítico Sigmund Freud, donde dedicaba los lunes y los viernes a la interpretación de textos literarios, y los martes y los jueves a la lectura de textos de Freud. Muchas de ellas también fueron resultado de sus cursos en la Universidad del Valle o son conferencias públicas realizadas en varias ciudades de Colombia.
La mayor parte de las transcripciones y las grabaciones que conformaron el Archivo Zuleta organizado por la FEZ corresponden al período posterior a 1974, cuando Zuleta vino a vivir a Cali. (. .. ) Una buena parte de este acervo documental corresponde a las conferencias pronunciadas por el autor en el Centro Psicoanalítico Sigmund Freud, donde dedicaba los lunes y los viernes a la interpretación de textos literarios, y los martes y los jueves a la lectura de textos de Freud. Muchas de ellas también fueron resultado de sus cursos en la Universidad del Valle o son conferencias públicas realizadas en varias ciudades de Colombia.
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El trabajo intelectual de Estanislao Zuleta se podría clasificar en cuatro campos: la obra filosófica, consistente en una serie de comentarios a los principales autores de la historia de la filosofía; la obra relacionada con el psicoanálisis, resultado de la lectura de la obra de Freud que llevó a cabo durante muchos años; el análisis y la interpretación de textos literarios; y los trabajos relacionados con el marxismo y las ciencias sociales. Sobre la base de esta clasificación la FEZ elaboró una organización de la obra en cinco volúmenes, cada uno de ellos dividido en una serie de libros, para un total de 34; y comenzó a llevar a cabo la publicación de algunos de ellos. (. .. )
El trabajo intelectual de Estanislao Zuleta se podría clasificar en cuatro campos: la obra filosófica, consistente en una serie de comentarios a los principales autores de la historia de la filosofía; la obra relacionada con el psicoanálisis, resultado de la lectura de la obra de Freud que llevó a cabo durante muchos años; el análisis y la interpretación de textos literarios; y los trabajos relacionados con el marxismo y las ciencias sociales. Sobre la base de esta clasificación la FEZ elaboró una organización de la obra en cinco volúmenes, cada uno de ellos dividido en una serie de libros, para un total de 34; y comenzó a llevar a cabo la publicación de algunos de ellos. (. .. )
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La FEZ no sólo elaboró una recopilación y una clasificación inicial de la obra sino que también ha llevado a cabo la edición y publicación de once libros, con base en un exigente trabajo editorial. (..)
La FEZ no sólo elaboró una recopilación y una clasificación inicial de la obra sino que también ha llevado a cabo la edición y publicación de once libros, con base en un exigente trabajo editorial. (..)
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El caso de Zuleta es un poco especial porque sus conferencias públicas eran una especie de "pensamiento en acto", es decir, consistían en una elaboración que se iba produciendo a medida que hablaba. De allí la importancia que tenía en sus charlas el hablar lento, las largas pausas, o el ritual del ruido del agua que cae de la jarra al vaso, en medio de un recinto silencioso. Todo ello indica que en el momento en que exponía estaba elaborando lo que decía y que no se trataba de la repetición de un texto ya fabricado de antemano. (…)
El caso de Zuleta es un poco especial porque sus conferencias públicas eran una especie de "pensamiento en acto", es decir, consistían en una elaboración que se iba produciendo a medida que hablaba. De allí la importancia que tenía en sus charlas el hablar lento, las largas pausas, o el ritual del ruido del agua que cae de la jarra al vaso, en medio de un recinto silencioso. Todo ello indica que en el momento en que exponía estaba elaborando lo que decía y que no se trataba de la repetición de un texto ya fabricado de antemano. (…)
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Zuleta aspiraba a romper la brecha entre hablar y escribir. Sus conferencias se caracterizan por un perfecto encadenamiento de los argumentos y de las razones y por el respeto de un hilo narrativo que lo conduce claramente a la sustentación de una tesis final. (..) Además, su estilo de exposición se caracterizaba por una gran coloquialidad, tal como se puede observar en la claridad de la presentación de los temas, en los ejemplos con que ilustraba sus planteamientos e, incluso, en unas frases llenas de un gran sentido del humor. La gran fuerza de su pensamiento es haber logrado traducir al lenguaje de la vida cotidiana los grandes problemas de la cultura. (..)
Zuleta aspiraba a romper la brecha entre hablar y escribir. Sus conferencias se caracterizan por un perfecto encadenamiento de los argumentos y de las razones y por el respeto de un hilo narrativo que lo conduce claramente a la sustentación de una tesis final. (..) Además, su estilo de exposición se caracterizaba por una gran coloquialidad, tal como se puede observar en la claridad de la presentación de los temas, en los ejemplos con que ilustraba sus planteamientos e, incluso, en unas frases llenas de un gran sentido del humor. La gran fuerza de su pensamiento es haber logrado traducir al lenguaje de la vida cotidiana los grandes problemas de la cultura. (..)
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Siempre fuimos conscientes en la FEZ de que la magnitud del trabajo de edición de las obras completas de Estanislao Zuleta superaba nuestros recursos y nuestras posibilidades.** No obstante, el objetivo fundamental se ha cumplido perfectamente: ofrecer y presentar una serie de libros bien editados que sirvan como modelo para el trabajo editorial que otros deben continuar, con los treinta o más libros que aún restan por publicar de su obra completa. Allí queda, pues, nuestro trabajo como punto de referencia para las ediciones que se hagan en el futuro. De eso se trataba y hemos cumplido el propósito.
Siempre fuimos conscientes en la FEZ de que la magnitud del trabajo de edición de las obras completas de Estanislao Zuleta superaba nuestros recursos y nuestras posibilidades.** No obstante, el objetivo fundamental se ha cumplido perfectamente: ofrecer y presentar una serie de libros bien editados que sirvan como modelo para el trabajo editorial que otros deben continuar, con los treinta o más libros que aún restan por publicar de su obra completa. Allí queda, pues, nuestro trabajo como punto de referencia para las ediciones que se hagan en el futuro. De eso se trataba y hemos cumplido el propósito.
Por Alberto Valencia, Director Fundación Estanislao Zuleta
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**En abril de 2005, la FEZ y los herederos legales del legado, tomaron la decisión de entregar a la Universidad de Antioquia el archivo completo que se había construido. Allí reposa, a disposición del público, la obra de este gran Maestro.
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(1) Lanzamiento y presentación del libro en Cali el 17 de Febrero de 2010, 6:30 PM. Biblioteca Departamental, dentro de la Memoria y Homenaje al autor a los 20 años de su muerte en Cali. Intervendrán: Alberto Valencia Gutiérrez , Boris Salazar y José Zuleta Ortiz. Detalles del libro y la presentación, ver: "Tres culturas, tres familias y otros ensayos” . Estanislao Zuleta. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_02_12_archive.html
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(1) Lanzamiento y presentación del libro en Cali el 17 de Febrero de 2010, 6:30 PM. Biblioteca Departamental, dentro de la Memoria y Homenaje al autor a los 20 años de su muerte en Cali. Intervendrán: Alberto Valencia Gutiérrez , Boris Salazar y José Zuleta Ortiz. Detalles del libro y la presentación, ver: "Tres culturas, tres familias y otros ensayos” . Estanislao Zuleta. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_02_12_archive.html
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ENLACES:
*** NTC … 280. Nos Topamos Con ... Cali, Febrero 6, 2008
http://ntcblog.blogspot.com/2008_02_03_archive.html
http://ntcblog.blogspot.com/2008_02_03_archive.html
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