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Gracias al aporte y autorización del AUTOR
publica y difunde: NTC …* Nos Topamos Con …
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El cartógrafo del
infierno
Harold Kremer
Editorial: Seix
Barral
Temática: Novela
contemporánea
Colección: Biblioteca
Breve
Primera edición: Febrero 21, 2022
Número de páginas:
152
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Sinopsis
La infancia nunca es la misma cuando descubrimos demasiado pronto los secretos de nuestros padres.
A Pedrito Ospina le cambia por completo la vida entre sus diez y sus quince años. Su padre va a la cárcel y al salir sufre un atentado que lo deja malherido. Su madre pasa más tiempo del prudente con el guardaespaldas principal del papá. Su hermana tiene un pretendiente prohibido y todo parece indicar que ha quedado en embarazo. Su abuela muestra un rostro distinto al que ha mostrado hasta ese momento...
En esos años, Pedro tiene tres encuentros que terminarán por definir su vida de ahí en adelante: el primero de ellos, con su vocación de cartógrafo del pasado, es decir, de escritor; el segundo de ellos, con Ruth, la bibliotecaria del pueblo, que lo acompaña en el despertar de su sexualidad y de su vocación, y el tercer encuentro, pero no por ello el menos importante, con la verdadera naturaleza de su padre.
En esta novela de Harold Kremer, que ocurre en Buga, en plena época de la Violencia, los pájaros, la policía conservadora, van por las veredas asesinando familias enteras de campesinos para después, en las notarías y juzgados cómplices, trasladar la propiedad de sus tierras a despojadores más grandes y a líderes del Partido Conservador. Uno de ellos es Pedro Ospina, el papá de Pedrito, el narrador de esta novela.
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TRES ESCENAS EN EL TEXTO DEL LIBRO
—Tienes que estar pendiente de tu mamá
y de tu hermana. Vigila que no les pase nada y cualquier cosa, oye bien… —se
detuvo y con las dos manos tomó mi cara e hizo que lo mirara— cualquier cosa
que suceda me la cuentas.
Enseguida sobó mi cabeza, llamó a mamá
que esperaba a cierta distancia y se metió a esa habitación donde no me dejaban
entrar porque, según mamá, era para “hablar asuntos muy delicados que un niño
no debe escuchar”.
Dos guardaespaldas y dos guardias nos
llevaron a otro pasillo y nos hicieron sentar a esperar. Por el patio empezaron
a pasar hombres malencarados que nos miraban con curiosidad. Ninguno nos dijo
nada. Sólo nos miraban y seguían de largo. Se oían voces que venían de todos
lados. Algunas hablaban de la comida, otras eran lamentos y unas pocas hablaban
a gritos con palabras vulgares. No supe de dónde venían porque el patio era
grande y los hombres seguían pasando a pesar de que Mario y el otro hombre
tenían revólveres en los cinturones de los pantalones. Hubo un momento en que
me levanté a mirar, y Mario me hizo sentar.
—¿Qué te pasa? —me preguntó.
—Quiero mirar.
—No hay nada para mirar, Pedrito.
Siéntate.
Estuvimos como dos horas hasta que mamá
apareció. Enseguida llegó papá con cuatro hombres que lo seguían.
—Sácalos de aquí —le ordenó a Mario.
Cuando empezamos a caminar llamó a
Mario. No pudimos escuchar lo que le decía pero miraba a mamá.
Entonces todos dijimos adiós y nos
llevaron por el pasillo a otro patio que tenía una reja de hierro. Y luego
salimos. Mamá estaba callada y tenía los ojos rojos.
***
No sabía cómo estar pendiente de mi
hermana Paulina porque ella tenía quince años y ya no le hacía caso a nadie. En
la noche, cuando dormíamos, iba a la sala y abría la ventana. Afuera estaba
Niñodios, el novio que papá y mamá le prohibían ver porque según ellas “era un
hombre que la iba a hacer sufrir”. Niñodios tenía veinte años y todas las
muchachas de la edad de mi hermana y, también, las menores y mayores que ella,
querían salir con él. Yo no sé qué le veía mi hermana si, como mi abuela decía,
tenía ojos de gargajo. Y, además, era un langaruto bueno para nada. Pero
ninguna cantaleta le servía a Paulina. Era como si Niñodios le ordenara con la
mente que la siguiera y se enamorara sólo de él. En esa época yo llegué a creer
que era Drácula, que ya la había mordido y la tenía en su poder.
Cuando llegaba por la tarde del colegio
se quedaba dormida hasta en la mesa del comedor. Sin embargo, cuando entraba la
noche de una se alborotaba: empezaba a cantar en voz baja y se encerraba en su
pieza a pintarse la cara. Yo sabía que esperaba la hora en que todos
estuviéramos dormidos para esperar a Niñodios en la ventana. No sé cómo hacía
para que Mario no se diera cuenta. Aunque después lo supe. Paulina me decía que
no le dijera a nadie que se veía con Niñodios porque la mataban y yo no quería
ver muerta a mi única hermana. Una vez los vi desde la puerta de la sala y
Paulina y Niñodios estaban cogidos de las manos, sin hablar, suspirando todo el
tiempo. De pronto Niñodios se subió y se besaron a través de la reja. Y, luego,
empezó a tocarla. Paulina murmuraba un no, no, pero se dejaba tocar. Como me
parecía feo todo eso, no volví a asomarme a la sala.
***
La verdad yo no sabía cómo cuidar una
mujer. Tampoco sé por qué papá me pidió que las cuidara si Mario estaba pendiente
de todos nosotros y Virginia, la sirvienta, también nos cuidaba. Años después,
cuando el amor en mi vida ya no era una ilusión, una tarde bebiendo unas
cervezas, un profesor amigo al que trataba de consolar (también sin saber cómo
hacerlo) por el abandono de su mujer, me dijo que a ellas no las cuidaba ni el
diablo.
—Si las dejas con el diablo son capaces
de seducirlo y traicionarte con él.
Recuerdo que eran casi las seis de la
tarde y el crepúsculo iluminaba el cielo. Había un hermoso color amarillo
diluyéndose en la oscuridad, ese color que siempre me da la sensación de que el
tiempo se detiene unos segundos, los segundos suficientes para revelar lo que
fue toda tu vida o para que un amigo borracho sea capaz de decir una verdad tan
de a puño como esa. Lo miré, tal vez con ojos incrédulos, y él me contó otra
vez la historia de su mujer, la forma como lo engañó desde el principio y lo
enredó en una telaraña de mentiras y verdades a medias.
—Olvídala —le dije—. Ninguna mujer vale
la pena y tampoco pienses en vengarte que ya la vida le cobrará todo.
—¿Cuándo, Pedro, cuándo?
—De pronto ya se la está cobrando, si
te mintió a vos va a seguir haciéndolo con todos los que vengan. Y lo que ella
no sabe es que se está engañando a sí misma, que se está haciendo daño y que
terminará mal.
En esos momentos, cuando entró de
repente la noche, tal vez mientras parpadeé, pensé en mamá y la abuela. Miré el
cielo, y el amarillo, que era una esperanza, desapareció, dejándome sin tiempo
y sin espacio porque no supe cuántas veces había estado allí, ni qué día era y
si era la primera vez que hablaba con mi amigo o esa escena se estaba
repitiendo desde hacía mucho tiempo.
—Voy a intentarlo, Pedro, voy a tratar
de olvidarla.
Pero sabía que era inútil y que el
viernes siguiente todo volvería a ser lo mismo.
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El libro en la Librería Nacional
https://librerianacional.com/producto/el-cartografo-del-infierno
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El cartógrafo del infierno y de la vida misma
Entrevista a su autor Harold Kremer
EL DIARIO, Pereira , abril 10, 2022
Alberto Rivera. VIDEO
https://www.eldiario.com.co/seccion-d/el-cartografo-del-infierno-y-de-la-vida-misma/
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El cartógrafo del
infierno
Reseña
Por
Ásbel Quintero Moncada*
Cali,
abril 15, 2022
Fragmentos
Harold Kremer vuelve a la producción novelística con esta nueva obra corta en páginas (149), pero larga en la evocación de unos de los episodios más cruentos e inhumanos de Colombia: la violencia. ...
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La prosa es nítida, limpia y sin trucos o exigencias de especialista. La corriente narrativa es agradable y atrapa desde el comienzo. A diferencia de otras novelas, ésta no exige más que el goce de seguir la historia. Sencillez no quiere decir ramplonería. La novela es una entidad literaria completa que resiste cualquier forma de lectura: rápida o por momentos. Sucede que la empiezas y te acompaña hasta llegar a la página final.
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Todo el texto, en
https://drive.google.com/file/d/1e0Zb5QYC7Ex4lblvb4rPvfLN50bZyGkM/view
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El cartógrafo del infierno, una novela corta pero intensa
donde sus personajes arrastran con un pasado imperdonable
EL QUINDIANO .com 09 mayo de 2022
Esta novela es del escritor colombiano Harold Kremer y es
publicaba por Seix Barral del Grupo Editorial Planeta.
La novela El cartógrafo del infierno, del
escritor colombiano Harold Kremer, nos narra la historia de un
hombre que queda marcado desde la niñez por su padre, un tipo violento al que
el pueblo donde viven e incluso su esposa, le tienen miedo.
Teniendo como telón de fondo la época de la violencia
bipartidista en Colombia ocurrida entre Liberales y Conservadores,
esta obra sucede en Buga. Allí el autor nos sumerge en un viaje corto pero
intenso a un pasado donde los personajes padecerán el horror y que con el paso
de los años descubrirán verdades irremediables de las que no quedará más
remedio que perdonar y seguir con las huellas del dolor.
Esta novela es la recomendada en video para esta
semana. Publicada por Seix Barral, del grupo Planeta.
VIDEO 2:30 minutos:
NTC ... 20 de agosto de 2019
HAROLD KREMER. Tercer puesto del VIII Premio Nacional de Cuento LA CUEVA. Agosto 8, 2019. NTC ... REGISTRO
NTC ... 14 de mayo de 2019
Gracias al aporte y autorización del AUTOR
publica y difunde: NTC …* Nos Topamos Con …