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26 de junio de 2015
Fernando Cruz Kronfly. La última gira de Gardel.
Entrevista. Por Ángel Castaño Guzmán. El Espectador Junio 25 y 26, 2015. NTC
... Registro
.
1 de julio de 2015
¿Yo quiero preguntar dónde está el cadáver de
Gardel?", pregunta hermosa niña de Medellín a Carlos Palau ... Medellín,
Junio 24, 2015
.
7 de julio de 2015
7 de julio de 2015
LA CARAVANA DE GARDEL. Fernando Cruz Kronfly.
Tercera edición. Sílaba Editores, Medellín, Junio 2015. NTC ... Registro
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---------- Mensaje RECIBIDO ----------
De: Orlando Ramírez Casas ( 1 )
Fecha: 28 de julio de 2015, 9:02
Asunto: Aclaración sobre La Caravana de Gardel - Trailer - Una Película de Carlos Palau
Para: CCO NTC
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Asunto: Aclaración sobre La Caravana de Gardel - Trailer - Una Película de Carlos Palau
Para: CCO
Cc: Rico Salazar Jaime
Hola, jóvenes:
Acabo de leer la noticia.
Han diseñado el jet S-512, que es capaz de transportar a 18 pasajeros de
Londres a Nueva York ¡En tres horas! ¡Tres horas! Es una barbaridad la economía
de tiempo para ese recorrido.
La tecnología no deja de
sorprendernos pero… recuerdo un chiste de la revista Selecciones del Readers
Digest hace treinta o cuarenta años que hablaba del vuelo inaugural de un avión
supersónico y superautomático. A poco de haber despegado, los altavoces se
encienden y se escucha una voz mecánica que dice “Señores pasajeros, les
habla el piloto de su vuelo superautomático no tripulado hacia la capital.
Volamos a quince mil pies de altura a una velocidad de crucero que duplica la
del sonido. Todas las acciones y operaciones han sido cuidadosamente
programadas en nuestros tableros electrónicos, y esperamos aterrizar en el
tiempo previsto. Nada puede fallar… nada puede fallar… nada puede fallar… nada
puede fallar… nada puede fapbrrrrrr”.
Como diría el sociólogo
Edward A. Murphy Jr. en sus muy conocidas leyes, cuando el hombre interviene en
algo, ¡todo puede fallar!
Hace poco durante el mes
de junio, mes del tango, aniversario de la muerte de Carlos Gardel, inserté en
mi blog “Postigo de Orcasas” un artículo titulado “Gardel es más que Volver, y el tango es más que Gardel”. Ese artículo es uno más dentro de lo
que podría calificarse como aluvión de escritos sobre el tema del tango y su
máxima figura.
Tiene el tango, como
ningún otro género musical, infinidad de cultores, amantes, aficionados,
estudiosos, ensayistas, historiadores, que dedican su tiempo a profundizar en
los detalles del muy abundante material que existe al respecto, con un
inconveniente: hay quienes se matriculan en uno u otro extremo de cualquiera
cuestión, y hacen del hecho de si Gardel nació en Tolousse o en Tacuarembó, o
si quién fue más importante entre Piazzolla y Gardel, o si es mejor el baile de
salón o el de exhibición, o si lo uno o si lo otro. Discusiones se han armado
y, presumo, hasta duelos a cuchillo por causa del tango.
Por mi parte, tengo
sabido y entendido que hasta el Santo Padre y su concilio de asesores vaticanos
es falible cuando se ponen a opinar sobre las tesis de Galileo Galilei o sobre
la teoría de la evolución de las especies de Darwin. Al cabo de las quinientas,
el Espíritu Santo les ilumina que deben rectificar porque Galileo tenía toda la
razón y tal vez Darwin tuviera “un poquito de razón”. Esta reculada o
patrasiada significa que no hay sumos pontífices poseedores de la verdad
absoluta, y que lo de “Roma locuta” no es válido porque errar es humano
hasta en las más altas investiduras.
Comparto con ustedes la
explicación que nos envía el amigo don Jaime Rico Salazar sobre el asunto del
que voy a hablarles a continuación. Nos invita él a leer su muy bien
documentado libro que recoge sus investigaciones sobre el tema, libro que
seguramente no está exento de contener tal cual lapsus de lo que no está libre
nadie. Aprovecho para aclarar que cuando en su correo remisorio don Jaime dice
que el autor de la novela a la que se refiere es Carlos Palau, es un lapsus de
premura en el correo porque el autor del libro es otro y Palau es el director
de la película.
Entre las actividades
durante el mes del tango fue presentado el libro “La caravana de Gardel”,
del escritor vallecaucano Fernando Cruz Kronfly. Se presentó un audiovisual del
ingeniero Mauricio Umaña sobre las causas técnicas del accidente terrestre de
aviones en que perdió la vida Carlos Gardel, y se presentó la película “La
caravana de Gardel”, realizada por el cineasta valluno Carlos Palau sobre
libretos inspirados en la novela de Cruz Kronfly. Palau advirtió que llevar una
novela al cine es difícil porque no se puede trasladar la totalidad de un libro
al celuloide, y hay que seleccionar algunas escenas de la novela como muestra
representativa en lenguaje cinematográfico, “permitiéndose algunas licencias”
o alteraciones, según él mismo reconoció. Del libro de Cruz Kronfly él mismo
dejó claro que se trataba de una novela, y como tal era una recreación
literaria ficcionada sobre los hechos tal como sucedieron en la realidad. Dejó
claro que no se trataba de un ensayo, una investigación clarividente, ni un
documental, que pudieran apegarse estrictamente a la verdad. Bueno eso de que
hiciera la aclaración, así suceda lo que advierte don Jaime Rico Salazar que “algunos
han tomado la novela como si fuera un documento histórico”. No lo es. Claro
que no lo es.
El próximo domingo saldrá
en mi blog un artículo titulado “La Payanca, el bar donde Gardel no ha
muerto, y cada día canta mejor”. Allí me veo obligado a hacer tres
precisiones o correcciones en una fe de erratas sobre mi ensayo “Rayuela de
Cortázar es un tango en homenaje a Gardel”.
Resulta que cuando
escribía mi ensayo, hace ya cinco años, entendí en mis lecturas que “payanca”
es una cuerda con dos bolas en los extremos; y eso no es cierto porque la
cuerda, como tal, se llama boleadora. Lo que recibe el nombre de payanca es una
suerte o habilidad de cacería practicada con esa cuerda. Escribí, gracias a las
desinformaciones del Sr. Google, que el tango titulado “La Payanca”
tenía letra de Francisco Nicolás Bianco, el primero que lo grabó, cuando en
realidad esa letra era de Juan Andrés Caruso. Y escribí, gracias a mis ya
fallecidos asesores gardelianos de cabecera, que ese tango hacía parte del
repertorio gardeliano, cuando ¡Gardel no lo grabó! Cinco años después, me toca
recular de estas afirmaciones y hacer precisión en aras de la verdad; aunque
presumo, sin que tenga manera de confirmarlo, que el mismo Julio Cortázar
incluyó la mención de ese tango en su novela porque él mismo pensaba que era
del repertorio del cantor a quien rendía homenaje implícito con su novela.
Si hay algo que me queda
claro es que nadie, absolutamente nadie, ni el Santo Papa, es poseedor de la
verdad absoluta sobre ningún asunto. Ni yo mismo, porque me equivoco frecuentemente.
Cómo me cuesta autorreconocerme esta verdad.
Volviendo al asunto del
recorrido del cadáver de Gardel desde que fue exhumado en el cementerio de San
Pedro de Medellín (había sido inhumado seis meses antes) hasta que llegó a
Buenaventura y a sus otras paradas hasta llegar a su destino final en el
cementerio de La Chacarita en Buenos Aires, Argentina; considero que para los
estudiosos es más confiable leer el libro de don Jaime Rico Salazar que la
novela de don Fernando Cruz Kronfly. Y ni se diga de ver la película que es una
recreación de la recreación.
Leí la novela de Cruz
Kronfly en el año de 2012, e hice una reseña para mí que conservé en mis
archivos y ahora adquiere vigencia a la luz del tema que nos ocupa. La copio al
final, después del texto de don Jaime Rico Salazar, para compartir con ustedes
mi visión de lectura en ese entonces.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS
(ORCASAS)
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De: Jaime
Rico Salazar
EL
TRASPORTE DE LOS RESTOS DE GARDEL DE MEDELLIN A CALI-BUENAVENTUA
La
noche que Carlos Gardel estuvo en Anserma (Caldas)
Con
motivo del aniversario de los 80 años de la muerte de Carlos Gardel, han
circulado muchísimos comentarios relacionados con su muerte y con los hechos
que rodearon el fatal accidente en el que perdió la vida con la mayoría de sus
acompañantes. Y me asombra el leer unas historias cada vez más alejadas de la
realidad. Cuando con el pasar de los años se han encontrado tantos hechos que
clarifican las causas del accidente, aparecen artículos escritos por personas
completamente desinformadas de lo que pasó aquel fatídico día 24 de noviembre
de 1935. Y yo lo digo claramente en la obra que escribí sobre la vida de
Gardel, las personas que tengan interés en conocer que sucedió ese día si
quieren tener una información detallada de los citados sucesos deben buscar los
periódicos de esa semana, El Tiempo, El Espectador y El Colombiano y en ellos
encontrarán excelente información.
Con
ocasión del lanzamiento de la película “La Caravana de Gardel” que se hizo
basada en la novela que escribió Carlos Palau, se volvió a revivir el tema del
transporte de los restos de Gardel de Medellin a Buenaventura y la novela, al
fin y al cabo es una novela que no tiene necesidad de ajustarse con rigurosidad
a los hechos históricos como sucedieron, cambian muchos detalles. Pero la gente
no entiende que es una novela y creen y dan por ciertos muchos hechos que no
sucedieron exactamente como pasaron en la realidad.
Recordemos
algunos momentos históricos de aquella trágica tarde.
Carlos
Gardel pereció en el aeropuerto Olaya Herrera de Medellín el 24 de junio de
1935. Sin entrar en todos los detalles que rodearon aquel fatal accidente,
recordemos que sus despojos mortales fueron depositados por orden de la empresa
de cine Paramount en una caja mortuoria de zinc y soldada con plomo.
Circunstancia que facilitaría seis meses después el que pudieran ser sacados de
la fosa Nº 2, local 34 dela galería de San Pablo en el cementerio de San
Pedro, cuando vino Armando Defino que fuera apoderado de Gardel, para llevar
los restos a Buenos Aires. Si no es por la orden de la Paramount, los despojos
habrían sido puestos en una caja de madera como sus demás compañeros y no
habría sido posible, de acuerdo con la legislación colombiana, sacarlos sino 4
años después. Así pues la información que dio El Heraldo de que había
sido La Asamblea Departamental la que ordenó guardar los restos de Gardel en
una caja metálica no se ajusta a la realidad.
En
el mes de diciembre de ese mismo año vino Armando Defino a Medellín buscando la
repatriación de los restos mortales de Gardel y de sus compañeros de
infortunio, hacia Buenos Aires. Y también del equipaje que ellos trasportaban,
que había quedado depositado antes de hacer el viaje a Bogotá en las bodegas el
Expreso Ribón, para ser enviados a Cali-Buenaventura, en donde presumiblemente
los encontrarían al final de la gira por Colombia.
Defino
consiguió el 17 de diciembre el permiso legal para sacar de la bóveda el ataúd
de Gardel, dada la circunstancia ya anotada. Sus compañeros de destino tendrían
que esperar 3 años y medio más.
Y
por el Expreso Ribón Defino envió a Cali-Buenaventura la caja mortuoria de
Gardel y 17 baúles y tres cajas con sombreros correspondientes al equipaje que
en vida dejaron en Medellín. Defino viajó a Cali en avión y de allí por tren se
trasladó a Buenaventura a esperar la llegada del equipaje. Y fueron pasando los
días en el puerto y Defino desesperado no recibía el equipaje en el tiempo que
le habían prometido. Lo que nunca supo fue por qué no llegó a tiempo.
El
trasporte terrestre de Medellín a Cali tenía sus dificultades y bastantes
serias. De Medellín a La Pintada (a orillas del río Cauca) se viajaba por tren.
Y de esta localidad hasta Valparaíso se viajan en berlinas. Y allí estaba
entonces el gran problema porque no había carretera para seguir el trayecto que
comprendía Valparaíso-Caramanta-Supía. Este tramo se hacía a lomo de
mulas. El mapa que dibuja el periodista Natalio Cosoy en su artículo “El épico
viaje del cuerpo de Gardel entre Medellín y Buenos Aires” está equivocado,
porque sitúa a Caramanta entre La Pintada y Valparaíso y Caramanta está situada
entre Valparaíso y Supía y sitúa esta población después de Riosucio y está
antes. Así es que le recomiendo antes de escribir otro artículo asesorarse de
alguien que conozca geografía colombiana. Ver un mapa de Antioquia.
El
Expreso Ribon contrataba a su vez, otras empresas regionales para el trasporte,
especialmente del correo y de carga. Y el Expreso RicoVilla debió hacerse carga
en Valparaíso del equipaje de Gardel. El trasporte de rutina entre Valparaíso y
Supía lo hacían regularmente tres mulas, razón por la cual los baúles fueron
trasportados poco a poco hasta Supía. El ataúd de Gardel fue el último
que salió de Valparaíso. Una vez en Supía todo el cargamento fue trasportado
por las berlinas del Expreso RicoVilla hasta Riosucio y luego a Anserma, en
donde una noche pernoctaron los restos de Gardel. Tanto en Riosucio como en
Anserma existe una placa en la casa en donde permaneció el equipaje de Gardel.
Y por si alguien lo duda los invito a que se den un paseo y lo puedan
constatar.
El
Expreso RicoVilla que fuera una de las primeras empresas que trasportaron
pasajeros por el occidente de Caldas era propiedad de los hermanos Rico
Villamizar (su sigla comercial era RicoVilla). Jesús el menor de ellos
tenía a su cargo la oficina de Valparaíso y Caramanta, Eleuterio la oficina de
Riosucio y Buenaventura (mi padre) la oficina principal de Anserma. La
tarde que llegó la caja mortuoria de Gardel a Anserma fue mantenida en
absoluto secreto. Y así Gardel durmiendo el sueño de la inmortalidad pasó una
noche en Anserma. Al día siguiente, a las 6 de la mañana, siguió para
Pereira, en donde el equipaje continuó por tren hasta Cali y luego a
Buenaventura.
Todo
este trayecto se hizo en absoluto silencio. Solamente en Caramanta se dieron
cuenta que el equipaje era el de Gardel. ¿Por qué mi padre no quiso decir
que en la oficina del Expreso Rico Villa estaba el ataúd de Gardel ?
El
día que murió Gardel estaba don Hely Cataño Osorio encargado de la oficina de
telégrafos de Anserma. Esta oficina era la que servía de puente con Cali.
Cuando el telégrafo trasmitió la noticia, la recibió don Hely, que asombrado y
perplejo la comunicó a gritos a muchas personas. Y la noticia se regó como
pólvora en la población. Rápidamente el parque central de Anserma se vio
colmado de personas en la búsqueda de los pormenores de lo que había
pasado en Medellín. La noticia apesadumbró la ciudadanía ansermeña que sentía,
como en todas partes, una gran admiración por la voz y la figura del
zorzal de Buenos Aires.
Buenaventura
Rico, que ya había conocido lo que había pasado en Anserma el día que Gardel
pereció, pensó que si los ansermeños sabían que su cadáver estaba allí, tendría
que afrontar una difícil situación por la curiosidad de la gente… y prefirió
quedarse callado…
Tomado
de la obra “Carlos Gardel, su vida y sus canciones”, escrito
por Jaime Rico Salazar
Tomada de Amazon: http://www.amazon.com/Carlos-Gardel-vida-sus-canciones/dp/B0011WR2MA
Cordial saludo de
Jaime Rico Salazar
---
NTC ... ENLACES:
Jaime Rico Salazar
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Reseñas de
libros leídos en 2012
LA CARAVANA DE GARDEL
Fernando Cruz Kronfly, 1ª edición 1998,
Editorial Planeta Colombiana
Cada lector hace una lectura distinta del mismo
texto, y hasta uno mismo hace otra lectura cuando lee un texto por segunda vez.
Sentí decepción cuando terminé de leer este libro
la primera vez, porque el título me había predispuesto a esperar la historia
del viaje que hizo el ataúd de Carlos Gardel desde el cementerio de San Pedro
en Medellín, Colombia; hasta el de La Chacarita en Buenos Aires, Argentina. No
es así. Algo o mucho habla de su trayecto hasta Umbría, Caldas; que supongo es
el municipio de Belén de Umbría en Risaralda. Mi perspectiva cambió en la
segunda lectura cuando entendí que este libro es una novela o ficción, y por lo
tanto tiene mucho de creación literaria, que simplemente se apoya en algunos
datos históricos relacionados con el viaje del féretro de Medellín a
Buenaventura haciendo de hilo conductor, pero cuyo verdadero leit motiv es la
historia de Arturo Rendón. Arturo Rendón y Heriberto Franco son, supongo,
nombres inventados para dos personajes imaginarios, dos supuestos arrieros que
acompañaron a don Luis Gómez Tirado (que fue propietario de la Agencia de
Viajes Turismo Luis Gómez T., no sé si la primera agencia de viajes que
hubo en Medellín) para llevar cargado en mulas el féretro con las pertenencias
del cantor, con el fin de embarcarlos en Buenaventura por vía Marítima de Nueva
York a Buenos Aires, en un largo periplo por no haber comunicación directa de
Buenaventura a la Argentina. La novela es un pretexto que cuenta la rivalidad
entre los dos arrieros por apoderarse de algunos objetos o souvenirs del cantor
como reliquias. Habla de sombreros, bufandas y otras prendas chamuscadas, y de
trozos de su cuerpo robados para venderlos a quienes hicieron altares para
venerar el recuerdo del Zorzal. Esa rivalidad, y esa obsesión, podrían ser los
verdaderos protagonistas de la historia, pero no son. La verdadera protagonista
de la historia es la personalidad de Arturo Rendón y la novela bien pudo
titularse, como la del Jairo en la novela de Mejía Vallejo: “Aire de tango”.
Con aire de tango está escrita “La caravana de Gardel”, de
Fernando CruzKronfly. Arturo Rendón en “La caravana de Gardel” es
un arriero, y como arriero un hombre un poco burdo según supone uno, aunque la
novela lo pinta desplantador pero no ordinario, que le gusta vestir con
sombrero ladeado “a lo Gardel”, y caminar con elegancia, “a lo Gardel”.
Su transformación de arriero a citadino se la dio su paso por el oficio de
obrero de ciudad en Medellín. A Arturo le gustan los tangos de Gardel y tiene,
según la novela, una pinta quebradora, como Gardel. Siendo hombre que se mueve
por cafés y hospedajes de baja categoría, no es hombre para noviazgos en serio
ni matrimonios, pero sí el tumbalocas y macho amante latino del que se enamoran
las meseras de los cafés. Esos recorridos son los que constituyen el meollo de
la novela que, de paso, pinta también el comportamiento de esas mujeres “de
la vida”. Que Arturo Rendón haya acompañado el ataúd de Gardel hasta Belén
de Umbría sin hacerse a sus tesoros, es apenas anecdótico. Lo que pasó haciendo
ese trayecto es lo fundamental. El autor superpone dos recorridos hechos por
Arturo en esa ruta, y no es fácil para el lector diferenciar los tiempos del
uno y del otro. De una parte está el que hizo en diciembre de 1935 con el
cadáver, y de la otra el que hizo –¿quince años después?– en busca de las
reliquias y del hombre que se las había robado (robado es un decir, porque “ladrón
que roba a ladrón…”). Quería recuperarlas porque fundaba en ello su
fortuna. Encuentra a Heriberto Franco muerto, y las reliquias por ninguna
parte. Este segundo viaje coincide con la época de la violencia y su tendal de
muertos con corte de franela, corte de corbata, cabezas desprendidas del
tronco, cadáveres echados al río Cauca, y demás adornos que no logran convertir
la novela en el relato de dos historias paralelas y esta segunda historia la
percibo más bien como relleno.
Este bueno y reconocido escritor se encontró con
una buena historia (la repatriación de los restos de Gardel) y vio en ella un
filón para escribir esta novela. Tiene el mérito de que al hacerlo, y no podía
esperarse menos de su profesionalismo, leyó sobre el personaje y escuchó sus
discos. Pero tengo también la sospecha de que desde su procedencia valluna, no
paisadescendiente, el escritor no es tangófilo ni gardeliano, y al libro le
falta “el sabor”, “la sazón”, de los que fuimos amamantados al
son del tocadiscos tanguero de la esquina. Los personajes no hablan el paisa
coloquial de los arrieros y putas del camino, sino un lenguaje refinado, de
academia. La carta de despedida de una de ellas, tiene el tono de una
secretaria ejecutiva. No sé en qué momento sucumbió el autor a la tentación de
llamar “pan de maíz” a la arepa con que los paisas acompañamos el
desayuno; y se parece a la concesión que yo he hecho en algunos escritos, que
pueden llegar a lectores de otros países, cuando le llamo “café tinto”
al tinto, para que no se confunda con el vino oscuro. Cuando uno escribe tiene
que hacer maromas para llamar “pericos” a dos cafés con leche, cuando en
muchas partes entienden como tal los huevos revueltos, y no falta quien
entienda por “perico” una dosis de alucinógeno.
1 La
caravana de Gardel
Bueno, ya dije que este título no refleja, a mi
parecer, el contenido. Gardel sólo hace parte del decorado en este caso.
2
Antes de partir rumbo a la comarca Umbría, donde la
tierra atardece, Arturo Rendón decidió darse una vuelta por el prostíbulo de
María Bilbao.
La primeras frases enuncian el verdadero
protagonista de la novela: la vida bohemia de Arturo Rendón; pero yo preferiría
introducir antes de este párrafo otro que redondea la historia a mi modo de ver
y es el último párrafo:
La gasolina se apoderó no tanto de la carrocería
como de los cuerpos medio sonsos y muertos, y en el acto se produjo el
estallido. Una gran llamarada se observó desde lejos, y todavía al amanecer del
día siguiente el fuego no se había terminado de extinguir.
Párrafo que podría introducirse también como
primero, empezando y cerrando el círculo de la novela:
La gasolina se apoderó no tanto de la estructura
del avión como de los cuerpos medio sonsos y muertos, y en el acto se produjo
el estallido. Una gran llamarada se observó desde lejos, y todavía al amanecer
del día siguiente el fuego no se había terminado de extinguir. Iba a iniciarse,
entonces, el último viaje de Gardel.
3 Pag.9
El tango dice tanto de mí, que él y yo hemos
quedado convertidos en la misma cosa, pensaba Arturo Rendón.
4 Pag.10
Expulsado del campo por causa de las masacres que
vinieron más tarde, terminó por refugiarse en una barriada del bajo Medellín,
en una especie de conventillo o vecindad para desplazados. Poco después conoció
a una vaca medio loca llamada Amparo Cisneros, mujer infectada de rojos
atributos por fuera, aunque hecha de semillas negras por dentro, de quien se
enamoró como un perro y con quien se casó una mañana de abril de 1938, en medio
de la tiniebla invernal.
Aquí se descubre que tres años después de haber
hecho el primer viaje acompañando los restos de Gardel, y doce años antes de
hacer el segundo viaje por el mismo camino, Arturo Rendón se casó con una
prostituta que conoció en un burdel. Ahí están pintadas su vida y su tragedia.
5 Pag.10
Pasadas las semanas que parecieron suficientes
después del abandono, y sin saber cómo, Arturo Rendón se hundió en la pena.
Hizo causa común con quienes, como él, rumiaban su desarraigo y su incerteza en
las tardes del vecindario, rezongando ante la transformación moderna de los
valores y de las sensibilidades, para venir a refugiarse en la agonía que
brotaba del tango, como si aquella emanación rioplatense coincidiera con la
secreción de su propia alma.
6 Pag.11
Había amasado la idea según la cual las mujeres,
por las que a pesar de todo todavía echaba la baba, eran sin embargo la causa
de todo dolor y de toda penuria. Con la única excepción de mamá, claro, que
servía para confirmar la regla. Todas ellas motivo de pecado, culpa y cuerpo de
tentación.
Es cuestión de estilo, pero creo que a la novela le
falta el lenguaje coloquial que tiene su picante y su encanto. Escrita así, en
lenguaje universal, la idea pierde la gracia que tuvo en boca del primer
borrachito que salió de la cantina exclamando a grito herido: “¡Todas las
mujeres son putas!… ¡menos mi mamá!”. Siempre oí decir que “la gallina y
el marrano se comen con la mano”, y el juego de trinchetes cinco estrellas
le quita el gusto a ese plato montañero. No es que la novela esté ausente de
diálogos coloquiales como el de Arturo al despedirse de Oropéndola en el
prostíbulo de María Bilbao (pag. 17), sino que son insuficientes.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
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De: Orlando Ramírez Casas
Fecha: 28 de julio de 2015, 17:34
Asunto: Más sobre La Caravana de Gardel - Trailer -
Una Película de Carlos Palau 2
Hola, jóvenes:
El Dr. Jaime Lopera Gutiérrez, que alguna vez
ejerció el periodismo cuando existía la agencia Prensa Latina (tengo la
sospecha de que le decía hermano a Gabriel García Márquez), que alguna vez
ejerció la política al lado de personajes destacados (tengo la sospecha de que
le decía mijo al Dr. López Michelsen), y otras actividades, pasará a la
historia por haber publicado su exitoso libro "La culpa es de la
vaca", libro que ha alcanzado a subir al altar de los semáforos que es una
altura que gradúa en olor de popularidad. Ostenta el Dr. Lopera la calidad de
ser presidente de la Academia de Historia del Quindío, y esa más que una
distinción es una condición que vuelve a una persona exigente y minuciosa en la
recopilación de datos. Alguna vez me dijo el Dr. Lopera que tenía material
curioso y novedoso como para escribir un libro sobre Carlos Gardel, y que era
su propósito escribirlo algún día.
A propósito del mensaje del historiador don Jaime
Rico Salazar, y de mi reseña de lectura del libro "La caravana de
Gardel" del escritor Fernando Cruz Kronfly, el Dr. Lopera nos ha enviado
este mensaje que agradezco a él y comparto con ustedes en espera de que sea de
su interés.
Abrazo,
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
-------------------------------------------------
Gracias, Orlando, lleno de alusiones este texto.
Hay una imagen fúnebre que no se me ha escapado por
años: la de un trabajador del campo de aterrizaje donde ocurrió el accidente;
lo veo allí, con una pala, ya extinguido el fuego al día siguiente gracias a
los bomberos, recogiendo del suelo húmedo, en el único hangar del sitio, las
partes chamuscadas, los retazos de tela quemados y las cenizas empapadas de las
víctimas sin saber a quién pertenecen, y unas piernas dobladas que deben
quebrarse para que quepan en el cajón asignado (según se dice en la autopsia
oficial) y que tampoco se sabe de quién son, y esa penosa tarea de un obrero
municipal que ignora la vida de esos cantantes forasteros mientras piensa si le
van a pagar las horas extras dedicadas a palear esas escorias que no le duelen
y sobre las cuales ha visto muy exaltado al Alcalde de la ciudad…Por allí, le
dicen, hay una cosas metálicas del cantor argentino, y una libreta carbonizada
de un pasaporte que alguien desea guardar para que le ponga mucho cuidado a
eso, mijo.
Fabulando esa tragedia, se me fue este largo
párrafo. Saludos, J
..
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