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MUJERES
EN PELIGRO
Omar
Ortiz Forero *
El Tabloide, noviembre 5, 2016. Tuluá. impreso **
Las cifras son escalofriantes de 2009 a
2015, 8.000 mujeres fueron asesinadas en Colombia, lo que nos da un promedio de
1.500 mujeres asesinadas por año. En el primer semestre de este año, a julio de
2016, se han registrado 399 mujeres asesinadas y una de las regiones con un
alto promedio de violencia contra la mujer es precisamente el Valle del Cauca,
donde a la fecha se registran más de 50 mujeres víctimas de asesinato. ¿Qué
está pasando? Porque si bien es cierto que Colombia es tradicionalmente un país
de maltratadores, de machos abusivos, ignorantes y brutales, la situación
respecto a los homicidios de mujeres por su condición de ser mujer nunca había
llegado a los terribles umbrales que anotamos.
Tal vez las marchas del 10 de agosto
del año en curso convocadas por la iglesia católica y las diferentes iglesias
cristianas con asiento en el país, en contra de una supuesta “ideología de
género”, puedan servirnos para hacer una lectura actual de dicho fenómeno. Ya
sabemos que la única pretensión del Ministerio de Educación al impulsar
mediante un manual, un trato sin
discriminaciones por la orientación o gusto sexual de los estudiantes
colombianos en los centros educativos de enseñanza media, era el cumplir con
una sentencia de la Corte Constitucional que así se lo exigía. Pero dicha propuesta no fue bien recibida ni
por las jerarquías eclesiales, ni por el gremio de pastores cristianos que
acusaron el proyecto como un propósito de menoscabar la familia tradicional,
padre, madre e hijos, que ellos consideran la única posible y aceptable desde
sus principios bíblicos.
Esta defensa de la creencia en el libro
sagrado, aparentemente inocua frente a la regulación social que se le exige a
todo Estado moderno, encierra una peligrosa tradición como es la de privilegiar
el “statu quo” patriarcal, el dominio del varón sobre la mujer, el desprecio de
la misma y la condena del cuerpo femenino al castigo y a la reparación violenta
por ser el principio del mal y del pecado sobre la faz de la tierra. Por más de
dos mil años se nos ha enseñado que Eva, originaria en una costilla masculina,
quiso igualarse a Dios y apropiarse del fruto del conocimiento, del saber que
según el Génesis era lo “deseable para adquirir la inteligencia”. Eva inventa
la rebeldía, el pecado mortal de la desobediencia.
Por tal motivo no se puede permitir que
la mujer se libere totalmente del yugo masculino, que es el mismo yugo
religioso. Podrá trabajar y suplir económicamente las necesidades del hogar que
lidera, pero ser dueña y señora de su cuerpo, sus apetencias, sus deseos y su
placer, eso jamás. Por lo tanto los que se pretenden dueños de su cuerpo y de
su conciencia están convencidos que eliminando la fuente del pecado original,
serán recibidos con aleluyas en el reino de los cielos.
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** Proximamente en: http://www.eltabloide.com.co/category/omar_ortiz/
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