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"Yo soy inmortal en literatura. No pueden matarme."
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A Própósito de Onetti.
LA CREACIÓN LITERARIA.
Presentación de ensayos y reflexiones y conversatorio.
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Participaron:
Hernando Urriago, Alejandro López Cáceres, Alexander Salinas y Alvaro Bautista, profesores de la Escuela de Estudios Literarios de UniValle.
(en el orden en que intervinieron).
5o. Simposio Internacional Jorge Isaacs.
XV Feria Internacional del Libro Pacífico.
Cali, Octubre 26, 2009. 3:00 PM . Auditorio Germán Colmenares. Universidad del Valle.
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Juan Carlos Onetti, Hernando Urriago y Elicenia Ramírez* quien leyó el texto de Alejandro José López Cáceres (foto pequeña) (*También profesora de la Escuela de Estudios Literaruos UV)
- Alexander Salinas, Álvaro Bautista y Juan Carlos Onetti (1991,imagen del video proyectado)
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LOS PANELISTAS
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Hernando Urriago, Alexander Salinas, Álvaro Bautista y Elicenia Ramírez.
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A la izquerda la fotografía del Profesor German Colmenares (Ver enseguida)
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Cuadro del Profesor
Germán Colmenares (Bogotá,1938 – Cali, 1990 ) en el Auditorio. Sea la oportunidad para rendirle homenaje y memoria.
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FOTOGRAFÍAS DEL EVENTO E IMAGENES COMPLEMENTARIAS, ver:http://picasaweb.google.com/ntcgra/OnettiAPropositoDeElLaCreacionLiterariaXVFIdLPCali#+++++
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AUDIOS de las intervenciones (completas). Textos más adelante.
AUDIO. Hernando Urriago, lee su ensayo.
http://www.ziddu.com/download/7098135/001_A_001_micro.mp3.html-----
AUDIO. La profesora Elicenia Ramírez lee el ensayo de
Alejandro José López Cácereshttp://www.ziddu.com/download/7098182/001_A_002_micro.mp3.html----
VIDEO, lectura (parcial) por Elicenia Ramírezdel ensayo de A. López.
ONETTI MEMORABLE. Por Alejandro López Cáceres. Fragmento. http://www.youtube.com/watch?v=SqZfo8-Fqnk.
AUDIO, Alexander Salinas lee
http://www.ziddu.com/download/7098311/001_A_003_micro.mp3.html-
AUDIO, Alvaro Bautista lee
http://www.ziddu.com/download/7098350/001_A_004_micro.mp3.html-
Heranando Urriago interviene despúes de la lectura de Bautista
http://www.ziddu.com/download/7098363/001_A_005_micro.mp3.html-
Conversatorio
http://www.ziddu.com/download/7098386/001_A_006_micro.mp3.html++++++
TEXTOSA propósito de El viaje a la ficción: Vargas Llosa y la ficción literaria como deseo y utopía
Hernando Urriago Benítez
Profesor Universidad del Valle (Agradecemos al autor en envío de su texto y la autorización para publicarlo.
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En la literatura, como quien camina una ciudad, donde las calles suelen llevarnos al encuentro de otras calles y avenidas, un libro conduce a otro y los autores terminan recibiéndonos con licores escanciados entre la pasión y el silencio. .
En ese vagabundeo, lo confieso, me he topado poco con Juan Carlos Onetti. El uruguayo, al que conocí bajo la errónea clave crítica del Pre-Boom de la literatura latinoamericana, siempre me pareció un escritor exiliado en tabernas lejanas, arrinconado en la última mesa de un café blindado al remilgo y la consideración. Un pez casi inaccesible. En las mesas de acá, juntos y algo revueltos, en principio, compartiendo anécdotas y opiniones sobre la literatura y la vida, estaban Cortázar, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa, a quienes me recuerdo saludando mientras que el viejo y fumador y solitario Onetti espera la llegada de Juan Rulfo para luego sumergirse, ambos, en una cantata de silencios.
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En este café, que bien podemos situar en un callejón de Santa María, en el Estado de Yoknapatawpha, pervive el encuentro entre Onetti y Vargas Llosa, joven peruano de pelo engominado a quien el parásito de Montaigne (¡el Ensayo, claro!) le ha llevado desde temprano por el sendero de la reflexión literaria. En una mano trae su trago de pisco y en la otra blande las páginas de “La literatura es fuego”, luminoso ensayo de 1967 leído en Caracas con motivo de la recepción del Premio Rómulo Gallegos por La casa verde.
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Se trata de siete páginas con dos momentos estelares: la reivindicación del oficio literario y la función de la escritura frente a la realidad americana, y el reconocimiento a la prosa “olvidada” de Juan Carlos Onetti, quien como bien sabemos terminó de segundo en la justa del Rómulo Gallegos de aquel año. Frente al primer asunto, Vargas Llosa sienta las bases de su poética novelesca al decir que la literatura, cruzada estética anticonformista por excelencia, “contribuye al perfeccionamiento humano impidiendo el marasmo espiritual, la autosatisfacción, el inmovilismo, la parálisis humana, el reblandecimiento moral o espiritual”. Estamos ante una visión antropológica que, allende la ciénaga estructuralista –donde los discursos literarios parecen ahogarse entre la empalizada del estudio lingüístico per se--, reivindica la raíz humana que subyace en la urdimbre de las ficciones literarias. Con esto, Vargas Llosa evocará también la concepción de Francis Bacon y de Inmanuel Kant respecto a que las ficciones, en cabeza de Bacon, “proyectan sobre la mente cierto aire de satisfacción…en aquellos puntos en los que la naturaleza nos lo niega”. De ahí también su fuerza heurística, que Kant explicaría como la capacidad que tiene la ficción de apoyarse en el como si para establecer correspondencias –mas no equivalencias—con una realidad que así conocemos de otra forma.
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Precisamente es en El viaje a la ficción: El mundo de Juan Carlos Onetti donde Vargas Llosa, ahora con estampa de sabio que abandona el pisco a medio beber y pide un vaso de agua tónica en la barra de nuestra taberna, afina más su acercamiento a esa latencia antropológica de la ficción para recordar que ella es otra realidad inventada por los seres humanos a partir de un horizonte de experiencia, “amasada con la levadura de sus deseos insatisfechos y de su imaginación”. Así en Gustave Flaubert, a quien vemos estudiado con amor y pasión por Vargas Llosa en La orgía perpetua, ensayo donde entendemos el valor estético y moral de una empresa literaria en la cual el novelista francés busca explicarse y retratar el mundo burgués de la segunda mitad del siglo XIX en Francia a través de Madame Bovary; así en García Márquez, en García Márquez: Historia de un deicidio, estudio insuperable donde el ensayista peruano deja suficientemente explicadas sus apreciaciones sobre la dicotomía ‘realidad real y realidad ficticia’, concibiendo al creador de ficciones literarias como un poseso y un suplantador de Dios; así el Victor Hugo de La tentación de lo imposible, otro ensayo del narrador peruano sobre esa catedral literaria que es Los miserables; y, más atrás, para hablar de los orígenes del pensamiento vargasllosiano, en los cortos capítulos de Entre Sartre y Camus. Contra la domesticación del ser humano que imponen a destajo la Historia y los gobiernos, Vargas Llosa antepondrá el sueño y el gozo, y sabe pensar: “Pero el hombre es eso y algo más: contemplación, sinrazón, pasión”.
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El viaje a la ficción es deuda cancelada con Juan Carlos Onetti, pues en el discurso “La literatura es fuego” Vargas Llosa le ha ofrecido el Premio y solicita de América Latina el reconocimiento debido a esta obra tan inextricable a veces, tan remisa a la lectura apoltronada, pero, en todo caso, tan imprescindible para entender esa parte crapulosa, inhumana, ofensiva que la condición humana trae y que la literatura, lo vemos en El viaje a la ficción, revela. Es una “parte perdida”, esa “parte maldita” que llamaría George Bataille, la que Onetti –como los grandes novelistas universales—confronta y resuelve en los personajes de sus mundos posibles para reencontrar a los lectores con la dimensión complementadora y compensatoria de la ficción literaria.
Sé que más allá del ruido de copas acontecido en la taberna, habría que levantar un estudio si se quiere más profundo sobre las motivaciones teóricas del pensamiento vargasllosiano. Por ahora quedémonos con esta idea: así como Onetti representa un doloroso vestigio de esa literatura “maldita” a contramano de la alegría de vivir y del exotismo tropical del realismo mágico, Vargas Llosa revela para los lectores de atrás y de adelante esa marca de responsabilidad creativa y crítica, ejercida no sólo en la novela sino en el espacio del género mayor, el Ensayo. Del primero son herederos Alonso Cueto y Roberto Bolaño, por ejemplo, mientras que Juan Villoro y Jorge Volpi lo son del segundo. Todos entendieron que la ficción literaria le apuesta a la transposición metafórica de la realidad para establecer la utopía y para hablar del único tema realmente eterno en literatura: la condición humana. Sea en Macondo, en Comala, en Santa María, en Yoknapatapwha o en esta taberna donde ahora ingresan, de golpe, Brausen y toda su milagrosa mitología de burdel.
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Cali, 26 de octubre de 2009. +++++
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TEXTO COMPLETO DEL ENSAYO DE ALEJANDRO LÓPEZ, leído por la profesora Elicenia Ramírez . Ver:
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TEXTO COMPLETO DEL ENSAYO DE ALVARO BAUTISTA:
Sobre la ficción en Onetti: “Del ethos y de la palabra persuasiva en tres ficciones de Onetti: El astillero, El pozo y Los adioses”
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TEXTO COMPLETO DEL ENSAYO DE ALEXANDER SALINAS.
SOBRE EL POZO DE JUAN CARLOS ONETTI
Cuando Juan Carlos Onetti escribe su primera novela, El Pozo, hacia 1939, inaugura en su universo ficcional una constante, o por lo menos una situación que será recurrente y casi característica en el resto de su producción. Podríamos explicarla como la necesidad de contar la vida de sus personajes desde la doble hélice de la realidad que los azota y la ficción que construyen para alejarse de ella. Como Eladio Linacero, sus personajes harán de su vida, o por lo menos del recuento de su vida, una mezcla de sueños, fantasías o ficciones teatrales con fragmentos de “hechos reales” cuyo resultado es precisamente la constatación de una vida experimentada a trozos, por momentos únicos y jamás vueltos a experimentar por sus protagonistas.
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El pozo, es la historia construida con retazos de la vida de Eladio Linacero, protagonista y narrador de sus memorias, voz desde la cual nos sumergimos en una realidad sórdida, fría y sobretodo repugnante; una realidad en donde Eladio no puede relacionarse con ningún otro ser, no por alienación, como sería el caso de un Mersault o un Castel (valga la aclaración, personajes creados posteriormente) sino porque así lo dicta su naturaleza, misógina, perdedora y solitaria. En ella, en esa realidad que como su habitación rebosa de inmundicia y abandono, porque así la ve su constructor, Eladio Linacero se convence de vivir como quiere de acuerdo al relato que sobre sí mismo ha construido con fragmentos de lo que él mismo llama el mundo de los hechos reales y episodios que ha dado en llamar aventuras y que no son otra cosa que fantasías creadas por su imaginación para mostrarle el lado de la vida que su habitación con “…dos catres, sillas despatarradas y sin asiento, diarios tostados de sol, viejos de meses, clavados en la ventana en lugar de los vidrios…”nunca podrá mostrarle.
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Los hechos reales a los que se refiere el protagonista de El Pozo no son para nada construidos en favor de éste, ni siquiera ha intentado su narrador atenuar sus faltas o adornar sus acciones con posibles contextos que lo justifiquen. En ellos, a través de ellos, conocemos a un Eladio que viola y ultraja a una muchacha de dieciséis años con quien fantaseará en adelante para construir sus aventuras, un Linacero que no puede hablar con sus congéneres de la vida diaria porque está sumido en sus fantasías y sólo a ellas se refiere cuando quiere hablar de lo interesante de su vida, en fin, a un hombre que no puede entender ni hacerse entender de los demás y que errónea, quizás desesperadamente, cree encontrar escuchas y confidentes en una prostituta y un poeta. Pero los hechos reales son sólo episodios de una historia donde, como su protagonista afirma, los sueños son quizás lo más importante de su vida, lo único de lo que vale la pena hablar para conocerse, no al otro sino a sí mismo, porque hablando de esas cosas locas que se le ocurren en el mundo opuesto al de los hechos reales es que Eladio Linacero encuentra la vida, su propia vida, la que desea tener.
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Historias posteriores nos recordarán este planteamiento. En Un sueño realizado, por ejemplo, una mujer participará de un montaje teatral para escenificar su felicidad y morir con un beso, siendo amada; idea que le viene de un sueño y que llevará a cabo con ayuda de un director frustrado y perdido como ella. En La vida breve, un hombre, Brausen, escribe una novela para alejarse del vacío de su vida y se pone como personaje para terminar en una historia tan miserable y vacía como su propia vida. Pareciera pues que, con Eladio, Onetti marcara el camino de la construcción ficcional como posibilidad para salvarse del fastidio de la propia vida y lo curioso es ver que todos ellos tienen por igual otra condición: la de fracasados, la de perdedores de la vida en tano incapaces de entenderse con su entorno.
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El caso de Linacero es ilustrado por su encuentro desencuentro con Cordes, el poeta. Personaje realmente admirado por Eladio, Cordes encarna en el mundo de los hechos reales a un escritor auténtico, al poeta que tiene qué decir al mundo y sabe como decirlo conmovedoramente. Pero en su relación con Linacero, el poeta que es capaz de descifrar el sentido de las cosas y las palabras, no puede entender la confesión de Eladio, no puede compartir su fantasía y mucho menos su importancia en la construcción de mundo, importancia, obvio, sólo atribuida por Eladio Linacero para el mundo de Eladio Linacero. Así, termina interpretando la revelación del protagonista como el argumento de un cuento mediocre y clausura de paso la relación de amistad con Eladio. De la misma forma, Ester no puede entender la aventura de Holanda contada por su hombre de turno y termina marchándose de la vida de Eladio en lo real para habitar la vida de las aventuras donde siempre le cuenta lo que sueña con extraordinaria pureza.
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Parece pues, que estos personajes ven el mundo otro como Linacero no lo puede ver, con esperanza o quizás con el optimismo que les permite ser tan cotidianos como repugnantes le resultan al propio Eladio. O también puede ser que aspiran o gozan de la ternura que el protagonista nunca ha visto en los demás y por eso no tiende el puente, como con Hanka, la amante que no puede amar Eladio o con Lázaro, el compañero de cuarto que puede mantener una fe en la revolución que resulta totalmente inexplicable para Linacero, no por lo imposible de la revolución, sino por lo inaceptable que le resulta tener fe en este mundo.
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Personaje incomunicado que intenta comunicar sus pensamientos en sus memorias. Algunos apáticos como su actitud frente al mundo de los hechos reales:
El amor es maravilloso y absurdo e, incomprensiblemente, visita a cualquier clase de almas. Pero la gente absurda y maravillosa no abunda; y las que lo son, es por poco tiempo, en la primera juventud. Después comienzan a aceptar y se pierden. (1)
Otros son irremediablemente misóginos
He leído que la inteligencia de las mujeres termina de crecer a los veinte o veinticinco años. No sé nada de la inteligencia de las mujeres y tampoco me interesa. Pero el espíritu de las muchachas muere a esa edad, más o menos. Pero muere siempre; terminan siendo todas iguales, con un sentido práctico hediondo, con sus necesidades materiales y un deseo ciego y oscuro de parir un hijo. Piénsese en esto y se sabrá por qué no hay grandes artistas mujeres. Y si uno se casa con una muchacha y un día se despierta al lado de una mujer, es posible que comprenda, sin asco, el alma de los violadores de niñas y el cariño baboso de los viejos que esperan con chocolatines en las esquinas de los liceos. (2)
Y sin embargo algunos también son indiscutiblemente lúcidos
Es asombroso ver en qué se puede convertir la revolución rusa a través del cerebro de un comerciante yanqui; basta ver las fotos de las revistas norteamericanas, nada más que las fotos porque no sé leerlas, para comprender que no hay pueblo más imbécil que ése sobre la tierra; no puede haberlo porque también la capacidad de estupidez es limitada en la raza humana. (3)
Así que, aparte las opiniones a favor o en contra del mundo de Eladio Linacero, de los juicios que piden y claman por una condena (como el que el mismo protagonista espera por haber presentado síntomas de locura agresiva contra su esposa) en su contra, nos encontramos con una historia no sólo bien contada, sino además contada sin tapujos y sin vergüenza y sin prescindir de un cierto humor irreverente hacia la linealidad de la vida y de lo que convencional y convenientemente hemos proclamado como nuestra realidad.
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(1) Onetti Juan Carlos, El Pozo/Los Adioses, Punto de lectura, Buenos Aires, 2007, pag. 28
(2) Onetti Juan Carlos, Ibid. Pag. 28-29
(3) Onetti Juan Carlos, Op. Cit. Pag. 36
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VIDEO PRESENTADO AL FINAL DEL EVENTO.
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Fotografía de la proyección
EL VIDEO COMPLETO, ver:http://video.google.es/googleplayer.swf?docId=782848259102211020-
Algunas imágenes del video (1991): (Click sobre las imágenes para ampliarlas. Click en "Atrás" en la barra para regresar al aquí)
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COMPLEMENTACIONES DE NTC ... y ENLACES
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http://www.onetti.net/ Excelente y completa página sobre Onetti y sus obras (textos completos de algunas) ..
http://clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/onetti/ otra página sobre Onetti
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http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Carlos_Onetti Onetti en wikipedia.
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http://www.sololiteratura.com/one/onettiprincipal.htm Otra página sobre Onetti
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http://web.mac.com/pablodotta/PABLO_DOTTA___DIRECTOR/ONETTI.html Más sobre el video.
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Video, Vargas LLosa, ficción reliadad
http://www.youtube.com/watch?v=3XQ7Zs4UGN0----
Vargas Llosa reivindica a Onetti tras recibir premio de ensayo
10/23/2009 http://www.aldiatx.com/sharedcontent/APStories/stories/D9BGTA2O0.html----
Caricatura
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Actualizó:
NTC … /
gra . Octubre 27, 2009, 9:45 AM