sábado, 31 de enero de 2015

Los viajes de la música. Música y poesía afroamericana. Fabio Martínez. 1ª edición Mirada Malva, 2015, España

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Los viajes de la música 
Música y poesía afroamericana
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1ª edición Mirada Malva, 2015 
Colección Mirada Ensayo n. 5
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Los viajes de la música. Música y poesía afroamericana de Fabio Martínez

        1ª edición Mirada Malva, 2015, Colección Mirada Ensayo n. 5,  210x133, ISBN 978-84-942146-4-6, Depósito Legal M-1563-2015, nº de páginas 140 pp.
        Será editado tanto en papel como en formato epub
        Su lanzamiento se hará tanto en España como en Colombia, donde se hará una impresión del libro en papel. Estará disponible en librerías a mediados de marzo 2015, así como en la web de la editorial.

       
Índice del libro


Índice del libro

Introducción

1.- El viaje del tambor
2.- El romance español
3.- Las primeras fusiones musicales:
¾      El son cubano
¾      La cumbia colombiana
¾      El samba brasileño
4.- Cantos de vida:
¾      Los ancestros
¾      Cantos espirituales, blues, jazz y cubop
¾      Arrullos, gualíes y cantos de angelitos
5.- Cantos de trabajo:
¾      Cantos de boga
¾      Cantos de minería
¾      Cantos de laboreo y vaquería
¾      El porro
6.- Cantos de carnaval y rumba:
¾      Poesía y rumba
¾      Mujeres del rumbo
¾      El currulao
¾      El merengue y la bachata
¾      El calipso, el reggae, el zouk, la champeta y la salsa chocke
¾      Joselito Carnaval
7.- Cantos de muerte:
¾      Alabaos y lumbalúes
¾      La muerte de Papá Montero
¾      La lírica del Hip Hop
8.- Coda. Nuevas fusiones musicales
Glosario
Índice de nombres

Bibliografía


Introducción

De las artes, aquella que viaja más rápido en el tiempo, es la música, porque es impulsada por el viento. La música es poesía sonora y la poesía es música llevada al lenguaje literario. Ambas son tan antiguas como la historia de la humanidad y nacieron al mismo tiempo, en la época de los aedas, los rapsodas, los juglares y los poetas.

La música y la poesía vienen de las comunidades que se han expresado oralmente, para cantarle a sus dioses, cantarle a la naturaleza, al trabajo, al recién nacido y al difunto.  Música y poesía son una pareja indisoluble que siempre han marchado juntas de la mano.

El presente ensayo nació gracias al deseo que siempre he tenido por la música popular Afroamericana: aquella diáspora cultural que se ha extendido desde el legendario barrio de Harlem, en Nueva York, hasta el Río de La Plata, en Uruguay y Argentina, pasando, por supuesto, por el mar Caribe y el mar Pacífico.

Desde mi infancia tuve la fortuna de tener una relación afectiva con la música. Así como el son (columna vertebral de la música del Caribe) entró a mi ciudad a través del puerto de Buenaventura, o así como el currulao (columna vertebral de la música del Pacífico), viajaron a mi ciudad por el mismo puerto.

Antes de aprender a hablar en español, mi generación aprendió a bailar la música cubana. Esta música venía en los clásicos discos de acetato negro, y eran transportados por los marineros, en los barcos que hacían la ruta: La Habana, Ciudad de Panamá y Buenaventura.
De aquellos años juveniles mi generación comprendió que América también se podía explicar a través de la música.
De esta pasión por el arte de Orfeo nació una curiosidad enorme por la música que se producía en el país; pero así mismo, por la música que se interpretaba en otras latitudes.  
De esta forma fue naciendo un deseo inmenso por conocer el son, la cumbia, el porro y el currulao; pero también, el jazz, el merengue, la bomba, la plena, el calipso, el candombé, el samba, el bosa nova, el rap, la timba y el songo.
De aquel conocimiento que entró por el oído, se fue creando en mi espíritu un mundo sonoro rico y vario, como es nuestro continente.
Con la música vino la poesía; la rica poesía Afroamericana que nació con el canto de los bogas y con las voces sincopadas de los negros que emergieron en la plantación de caña y el socavón. Desde el año 1500, los afrodescendientes supieron expresar sus alegrías, sus penas y sus dolores, a través del verso hecho canción.
Desde sus orígenes, la poesía Afroamericana tuvo su marcada influencia del romance español, que viene del Siglo de Oro, a través de autores como Jorge Manrique, Lope de Vega, Luis de Góngora y Argote y Vicente Espinel, entre otros. Espinel, quien nació en la región de Andalucía, es el precursor de la décima, que se conoce mejor como Décima espinela, en honor a su nombre, y fue la que se propagó en el continente americano.
La música me llevó a conocer a los poetas negros de América y los poetas me llevaron de la mano y me mostraron el ritmo, la cadencia y el frenesí de la música: Nuestra Cosa latina.   
Este trabajo va desde el viaje del tambor, que se inicia en el año 1500, hasta llegar a las músicas contemporáneas, como el Rap y el Hip Hop, que hoy surgen en las calles y suburbios de las principales ciudades de América, gracias a la pujanza de la juventud latina.
No puedo dejar de nombrar aquí a algunos estudiosos y melómanos de la música negra americana, que me dieron luces de navegación, en este viaje poético-musical por el continente. Mencionemos a: Fernando Ortiz, Alejo Carpentier, Lydia Cabrera, Joachim Berendt, Luc Delannoy, Alex Ross, Cristóbal Díaz Ayala, Manuel Zapata Olivella, Orlando Fals Borda, Rogerio Velásquez, Peter Wade, Isabel Castellanos, Ildefonso Pereda Valdés, José Sanz y Díaz, Armando González Pérez, Ángel G. Quintero, Alejandro Ulloa, César Pagano, Sergio Santana, Isabel Aretz, Umberto Valverde, Medardo Arias, Rafael Quintero, Gary Domínguez, Richard Yory Torres, Ossiel Villada, Andrea Arboleda, Orlando Montenegro, Lucy Lorena Libreros, Óscar Jaime Cardozo, Alfredo Vanin, Pablo Montoya, Ariel Castillo, Álvaro Suescún, Adriana Maya y Alberto Salcedo.
Los viajes de la música es un trabajo que se despliega a lo largo de nuestras costas; desde el delta del río Mississippi hasta el delta del río Paraná. Es, así mismo, un homenaje a la Memoria poética y musical americana. Es un ensayo para ser leído; pero ante todo, para ser escuchado. Al fin y al cabo, el oído es el órgano más cercano que tenemos al espíritu humano.
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PRESENTACIONES

24 marzo 2015 a las 19:30 horas: Madrid. Librería Cervantes y Cía (con la presencia de Omar Ortiz * y la editora. 
Marzo 2015 (fecha por confirmar): Granada (con la presencia de Omar Ortiz y la editora)

23 abril 2015, a las 18:30 horas: Cali. Biblioteca Departamental Diego Garcés Giraldo  (con la presencia de Omar Ortiz y Fabio Martínez)

Mayo 2015: Feria Internacional del libro de Bogotá (fecha por confirmar, estarán presentes los autores).

Mayo 2015: Tuluá. Biblioteca Daniel Potes. (Fecha por confirmar, estarán presentes los autores).
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NTC ... SEGUIMIENTOS

Los Viajes de la Música de Fabio Martínez: 
La Geografía Creativa de  una Diáspora
 Por: Marcos Fabián Herrera ( 1 , 2)
 Marzo 31, 2015
Fiel compañera de toda empresa humana,  en la música han viajado  los versos canónigos, las letanías religiosas,  los cantos tribales y los lenguajes del cosmos.  Desde  el rugido  gutural que celebraba la presa en manos del primate y se iluminó con la tea en el paleolítico; hasta el canto melismático y  las danzas medievales;  pasando por el  jadeo incesante de los hombres montaraces de estas tierras equinocciales;  ya sea con el laúd o el tambor, en la música  se han reinventado los alfabetos para feliz ventura del ingenio humano.
En El Odio a la Música, Pascal Quinard, en uno de sus  luminosos  fragmentos,  afirma que su propósito es interrogar los lazos que tiene el arte de Euterpe con el sufrir sonoro. Si la música es un testimonio de época, y al igual que las otras artes se nutre de lo adverso y aciago que ha padecido la especie humana; hemos de ver ella algo más que un divertimento.  El aforismo del escritor francés, parece haber obrado como divisa en las  búsquedas esenciales del ensayo de Fabio Martínez.
Viajar implica mudanza, cambio de piel y transmutación de códigos. Fueron once millones de  esclavos, nos recuerda el autor, los que llegaron al nuevo mundo.  Un arribo impelido por el látigo y bañado por la sangre que  en las ancestrales ceremonias de la tradición Yoruba solo era vertida como  tributo y regocijo;  nunca como sojuzgamiento y genuflexión. La llaga más lacerante, la del alma, se cicatrizaría con el canto lastimero y un acezante golpe en el tambor Batá que provocaría en las nuevas tierras la invención de las músicas del Caribe.
Las resonancias secretas de los rituales africanos, la readaptación instrumental y una inescrutable mixtura de saberes y universos sensoriales, catalizarían un sincretismo bañado de asombro en los parajes tropicales de la nueva tierra.
Los Viajes de la Música (Editorial La Mirada Malva) de Fabio Martínez explora las coordenadas  en las que se  engendraron las fusiones musicales. De estos fértiles encuentros eclosiona, entre muchos otros ritmos, el son cubano, que en palabras del autor, es una síntesis maravillosa del romance español, los areítos indígenas y el tambor africano.
Las pieles musicales que irán a cubrir los cuerpos vejados de los esclavos que arribaron a esta parte del mundo, no sólo contaron con la  frenética expresión instrumental. El romancero español, profundo legado de la lírica ibérica, condimentó con las formas sonoras de los versos de Jorge Manrique, Lope de Vega y Luis de Góngora y Argote, los sones, guarachas y montunos.  De esta manera surge una singular poética en quienes se aventuraban a componer y cantar.
Fabio Martínez celebra con este libro el periplo de  la música que ya sea como canto de vida, de trabajo, de muerte, de carnaval y rumba, ha hecho parte del torrente sanguíneo de los hombres de América.  En las fiestas del San Pacho del Pacífico Colombiano, en el santoral de la Regla de Ocha de Cuba o en los ritos de festejo en cualquier latitud,  la poesía de Afroamérica restaña el dolor y esfuma las penas.
El Viaje ensayístico de Fabio Martínez, es también una indagación a los nuevas vertientes del hispanismo. El español, esa lengua que se rehace en cada hablante y que hoy configura una fraterna comunidad de hombres itinerantes, bebe de la savia de las músicas populares que se crean en los barrios de latinos en Nueva York  y en las estribaciones andinas de Suramérica.  Es la lengua de inmigrantes que guardan en sus entrañas los rescoldos del África negra, las endechas de la guitarra española y los frenéticos ritmos de litoral.  Los géneros urbanos como el calipso, el reggae, el zouk, y lo que de manera genérica se denomina salsa,  se escuchan en las calles de cualquier capital Latinoamericana,  y dan cuenta, lo explica el autor, de la apertura del firmamento musical de un continente que no sólo ha revestido de policromía un idioma, sino que lo ha hecho música y celebración. 
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SEGUIMIENTOS a Mayo 26 de 2015

LOS VIAJES DE LA MÚSICA Y POESIA AFROAMERICANA DE FABIO MARTINEZ
 Editorial La Mirada Malva. Dúrcal Granada, España, 2015.
  Por: Cristhian Pereira Castillo
         Universidad del Valle. Estudiante de Sociología

Los viajes de la música, ensayo del escritor Fabio Martínez profesor titular de la Universidad del Valle por más de 20 años, está cargado de una fuerte composición antropológica e histórica en donde la afrocolombianidad y aquellos ritmos caribeños y europeos que se entrelazaron gracias a la historia y el mestizaje, lograron la combinación perfecta entre lo ancestral, lo cultural y lo étnico, imponiendo ritmos que hasta hoy se mantiene vivos y aunque un tanto trasformados, han podido soportar el pasar de los años.
El tambor, instrumento que se mantiene vivo en todas las culturas, y que gracias a él, los distintos ritmos han podido evolucionar y transformarse hasta el día hoy; el ritmo africano traído a América podría dar cuenta de lo que vivieron los afros en estas tierras y cómo las música y especialmente su instrumento madre, el tambor, les sirvió para hacer más llevadera su estadía en el nuevo mundo americano donde estaban condenados a ser esclavos.
Los africanos revelan el sufrimiento y la desidia encarnada en la misma esencia de la conquista de los nuevos mundos en donde los europeos solo se preocuparon por intereses económicos y donde se pudo apreciar lo crueles y déspotas que puede llegar a ser la raza humana.
Con lo que no contaban aquellos conquistadores era con la agilidad del muntú africano que en su mente y su esencia trajeron consigo el sabor y el ritmo que los caracteriza; esa esencial afro que los hace únicos y que está representada en el folclor y la música en donde emplearon instrumentos autóctonos de su tierra como el ya mencionado tambor, reconocido como tótem y símbolo de los tres reinos: el vegetal (madera), el animal (cuero) y el humano (mano)[1].
Así como los migrantes forzados venidos de África contribuyeron a la música, también los españoles y los indígenas contribuyeron al desarrollo de los distintos ritmos. En el caso de los españoles, toda esa cultura renacentista, que vino en los barcos, hizo el gran aporte poético consignado en el romance español, que fue clave en la invención del bolero y la canción latinoamericana.
En el caso de los aborígenes, las culturas indígenas hicieron su aporte a la música latinoamericana con los cantos de areítos y los instrumentos aerófonos, como: las gaitas, las flautas, las maracas y los güiros, que fueron claves en el desarrollo del son, la guaracha, el merengue, el guaguancó, la bomba y la plena.
En los tiempos de la colonia, los africanos especialmente traídos desde su continente de origen, fueron despojados de su cultura, secuestrados y obligados a ejercer trabajos forzados para beneficio de la economía de la corona española.
La música surge como un elemento de resistencia al dominio religioso como lo presenta el escritor Fabio Martinez en su ensayo, ya que, como es sabido, la religión jugó un papel determinante en esta época, pues era la madre de todo, la que exigía y la que hacia cumplir los designios de Dios.
La religión, además de ser la que dominaba a las personas, también profesaba un estilo de vida particular, siendo tanto así que todo estaba debidamente normatizado y todo aquel que estuviera por fuera de las creencias que defendía la iglesia católica, era reconocido como un pecador.
Los indígenas y los afros fueron vistos como animales que vivían en la ignorancia y no conocían a Dios. Por esta razón se somete a los indios y africanos a condiciones de vidas indignas,  y empiezan a crear en ellos ese espíritu católico que no les fue implantado en sus lugares de origen.
Dentro de este entramado y complejo orden socio-cultural, surgen las primeras combinaciones de los sonidos africanos con el europeo; en los ritos religiosos oficiados en las iglesias y catedrales, los jóvenes Afro eran invitados a formar parte de las corales con el fin de animar este tipo de celebraciones.  Además de ser la religión una forma de unificar este tipo de ritmos, así mismo las mujeres contribuyeron a la creación de décimas y poemas que con el tiempo, se convirtieron en la inspiración de algunos artistas europeos que permeados con la ola renacentista, acudieron a las hermosas mujeres para componer cánticos y poesías con el fin de cortejarlas.
Las celebraciones que realizan algunos grupos palanqueros, cimarrones e indígenas que se empezaron a establecer en los distintos lugares del continente, por fuera de los centros urbanos, fueron claves en el desarrollo de sus cantos y sus formas de interpretar los instrumentos, enriqueciendo la música Afroamericana.
La música como expresión de rechazo a la dominación comienza a ser la salida de las tribus afros e indígenas ya que al ser desarraigados de su tierra, familias y demás, esta se convierte en la forma de contar su pena, de desahogarse y de constituir una nueva manera de vivir; resignarse ante lo que estaba pasando era la opción que tenía, pero lo que haría más llevadera esta penosa culturización era sin duda, sus cantos y su tambor los cuales sonaron, suenan y seguirán sonando por el resto de los días.
Los viajes de la música de Fabio Martínez es un texto exquisito e histórico, de una gran importancia y trascendencia. Un ensayo que puede ser leído por cualquier persona interesada en conocer la historia de la música, la historia de todos los pueblos a través de la versatilidad y riqueza que nos brinda un autor colombiano: la conquista de la música en la sociedad actual y como esta se ha convertido, gracias a sus raíces enmarcadas dentro de las culturas africanas  e indígenas, en el rasgo característico y primordial de los pueblos actuales. La carencia de textos que tomen la música como objeto de estudio en donde se ve su evolución cronológica hacen de este ensayo de Martínez, un libro necesario y de colección. 

[1] Fabio Martínez, ensayo los viajes de la música capitulo primero” el viaje del tambor”



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