miércoles, 12 de noviembre de 2014

Julio César Londoño, Premio Nacional de Periodismo SIMÓN BOLÍVAR, 2014. CRÍTICA. Periodismo escrito. Columna: "Las agonías del estilo"

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En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden 
NTC … Nos Topamos Con 

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Premio Nacional de Periodismo
SIMÓN BOLÍVAR, 2014

CRÍTICA - Periodismo escrito

Las agonías del estilo
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Julio César Londoño

El Espectador, Bogotá 

“El escritor Julio César Londoño revisa, con una enorme capacidad de síntesis, una buena dosis de ironía y una agudeza que no pretende ofender sino poner las cosas en su sitio, la respetada obra del recién fallecido Álvaro Mutis: a modo de obituario sincero, y sin desconocer a Mutis como un gran estilista y un hombre de inteligencia excepcional, el columnista de El Espectador se atreve a poner en duda un legado que pocos cuestionan, y de paso, en su camino hacia una conclusión con la que se puede, o no, estar de acuerdo, sugiere algunos criterios para juzgar el valor de una novela, de un cuento o de un poema.” 
(Del ACTA) 
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EL ACTA

FRAGMENTO

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Las agonías del estilo

Con la venia de sus lectores, la viuda, Santiago y los gatos, hay que decir que Álvaro Mutis no fue un gran narrador

Por: Julio César Londoño
EL ESPECTADROR, 27 SEP 2013 - 11:00 PM
No es fácil entender por qué fracasó en esa tarea un señor que tenía mundo, oficio y buen pulso, amén de que se movía como pez en el agua en el circuito de los editores, los escritores y los medios de comunicación.
Quizá el problema estribó en que escribía muy bien. Quiero decir que su prosa tenía mucho relieve, y la narrativa es un asunto de prosas planas, como las de Balzac, Carver o Vargas Llosa. Por eso los grandes estilistas no han sido buenos narradores, con las anómalas excepciones de Gabo, Proust o Marai, señores que triunfaron pese a su virtuosa facundia. Por eso un estilista como Capote renunció a la prosa delicada y adoptó una reseca para escribir A sangre fría, la obra a la que debe su fama y que opacó por completo a sus otras novelas, todas talladas a mano (y todas mejores que A sangre fría, paradójicamente). Sabía demasiado, dice el criminal. Tenía mucho estilo, podría decir el crítico.
Un estilo con mucha textura no sirve para hacer cuentos, digamos, porque entonces el lenguaje se vuelve protagonista, y el cuento, se sabe, es una forma sintética y esencial cuyo protagonista debe ser el argumento.
Tampoco es aconsejable un gran estilo para hacer novelas porque el autor se siente mucho y el lector se distrae. O desconfía... No puede abandonarse al relato, sumergirse en la historia. Una “prosa elevada” en la novela es impertinente, empalagosa como esos presentadores que hablan mucho, como un partner vanidoso o una segunda voz muy alta. Los protagonistas de las novelas deben ser los personajes, no el lenguaje, ni mucho menos el escritor.
El lenguaje puede ser muy visible en el poema porque se trata de un género pretencioso por definición. Y corto.
Otro problema serio fue el tamaño de Maqroll. Mutis no fue capaz de crearle antagonistas a su altura, y Maqroll se quedó sin el contrapunto que requiere un performance memorable. Uno es de la estatura de su enemigo más alto, se sabe, y Maqroll está rodeado de caracteres muy frágiles. Maqroll eclipsa a sus personajes, de una manera similar a la sombra que Mutis arrojó sobre su obra. Ante Mutis, siempre tengo la sensación de que hay más anécdotas que narrativa, más biografía que obra. O como le dijo una vez la condesa Elena Poniatowska: “Usted es mejor conversado que leído” (claro que ella se estaba desquitando porque él le había dicho minutos antes: si tuvieras cinco centímetros más de estatura, hasta los ángeles bajarían a la novelería).
Es por esto que Mutis pertenece a la segunda división del Boom, con Asturias, Donoso, Fuentes y Vargas. También, hay que reconocerlo, porque le tocó un vecindario difícil: ¡Borges, Gabo y Rulfo! De malas el hombre.
Mutis fue casi un genio. Esa fue su tragedia.
Los que saben, dicen que en realidad era poeta; que con él, la naturaleza deja de ser escenografía y pasa al primer plano con peso y carácter específicos. Es verdad. Aunque por la misma época (los años cuarenta) Neruda y Aurelio Arturo estaban haciendo lo mismo, Mutis tiene el mérito de que era mucho más joven. Dicen que Amén es un poema perfecto. Es bello, sin duda, pero tiene un defecto fatal: arranca con un verso insuperable: “Que la muerte te acoja con tus sueños intactos”, dice Mutis, y ya no puede decir nada mejor, y el lector siente que el poema decae. Tenía que haber cerrado con ese verso.
No logró colarse en el salón de los inmortales pero en cambio tuvo tratos muy íntimos con esa zorra arisca, la felicidad. Como Wilde, habría podido decir al final: “En mi vida puse mi genio, en mi obra apenas el talento”.
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VIDEO DE ENTREGA DEL PREMIO . Por Betsimar Sepulveda




Texto que se escucha
“El escritor Julio César Londoño revisa, con una enorme capacidad de síntesis, una buena dosis de ironía y una agudeza que no pretende ofender sino poner las cosas en su sitio, la respetada obra del recién fallecido Álvaro Mutis: a modo de obituario sincero, y sin desconocer a Mutis como un gran estilista y un hombre de inteligencia excepcional, el columnista de El Espectador se atreve a poner en duda un legado que pocos cuestionan, y de paso, en su camino hacia una conclusión con la que se puede, o no, estar de acuerdo, sugiere algunos criterios para juzgar el valor de una novela, de un cuento o de un poema.” 
(Del ACTA) 
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Tomada de su Facebook, Nov. 12, 2014
Vía: https://www.facebook.com/betsimarsepulveda

Julio César Londoño, alabado por su crítica
El escritor Julio César Londoño dice que el Premio Simón Bolívar que recibió es un reconocimiento a un género al que todos miran por encima del hombro.
Por: Ricardo Moncada Esquivel  

Reportero de El País, Noviembre 13, 2014

Conmovido y muy contento se siente el escritor y columnista palmirano Julio César Londoño, por el premio de periodismo Simón Bolívar en la categoría Critica de Periodismo Escrito, que le fue entregado el pasado martes 11 en Bogotá. Londoño fue exaltado por su columna ‘Las agonías del estilo’, que escribió sobre Álvaro Mutis.
Y una de las razones para su satisfacción es que se trate de una categoría nueva en estos tradicionales y prestigiosos galardones al periodismo. “El de crítica es un género que todo mundo mira por encima del hombro, hasta los mismos escritores, no sé por qué, si se trata de semejante belleza de género tan necesario que ha sido practicado por grandes autores como Jorge Luis Borges, Lord Byron o un William Ospina entre los nuestros. Es como si a un médico no le interesara la anatomía”, dijo Londoño en diálogo con El País.
¿Qué le significa recibir el premio Simón Bolívar y en esta categoría?
Una gran emoción. Es un premio de mucha tradición que he perseguido y seguido mucho, que destaca muy buenos trabajos. Recibir el Simón Bolívar, creo que para cualquiera es muy halagador y en este caso que fuera de crítica también me produjo mucha satisfacción, porque es un género que he trabajado sin mucha retribución, más bien sintiendo cierto desprecio de las editoriales, de los mismos escritores, de modo que es una doble alegría.
¿Qué importancia tiene para usted el género de la crítica en periodismo?
Tiene toda la importancia del caso. En el mundo anglosajón su presencia es muy fuerte en los medios y aborda todo tipo de temas. En el caso de la crítica literaria, es clave, porque es el género que puede proporcionarle mejores lecturas a las personas. Es verdad que una persona cualquiera puede tener una buena lectura de un poema, una lectura de corazón, digamos. Pero el crítico además de esa sensibilidad de lector desprevenido, tiene más ojos, más bagaje. El crítico además reflexiona sobre el oficio o sea que a los que quieren aprender a escribir también les puede ser útil. Uno mira que en las campañas de promoción de la lectura llevan bafles, payasos, bombas, hasta psicólogos. Pero no llevan a un crítico que pueda vender a un autor. Sería lo más normal. Igual pasa en las Ferias de Libros, donde se aborda todo tipo de temas, como la guerra y la literatura o la gastronomía peruana, pero no se tiene como eje a la crítica literaria.
¿Por qué cree que el jurado le otorgó el premio por su columna ‘Las agonías del estilo’?
La escribí a raíz de la muerte de Álvaro Mutis. Pienso que no es un gran narrador, pero sin lugar a dudas tiene una gran prosa. Se me ocurrió que eso podría ser un defecto. Me imagino que el que planteara esa paradoja logró sorprender al jurado. Y es un gran escritor, pero uno nunca lo pondría al pie de un Gabo ni de Vargas Llosa ni de Rulfo. Mi propósito no era el de ganar notoriedad orinando en el pedestal de la celebridad. Lo que quería era entender qué le faltaba a Mutis y qué le sobraba a estos autores. Quise establecer una especie de escalafón propio para medir en qué rango estaba. Esa era una de las intenciones de la columna.
¿Por qué cree que muchos desprecian a los críticos y a la crítica?
Le respondo con un par de frases, la primera de Sainte-Beuve un crítico del Siglo XIX que dijo “Jamás se le erigirá una estatua a un crítico”, entendiendo que esa era una realidad de su tiempo. La otra es del norteamericano Philip K. Dick quien inventó un aforismo para joderle la vida a los autores: “El criminal es el artista, el crítico es apenas el detective”. Suele pasar en la literatura que los mismos escritores desprecian la crítica. Es absurdo pensar que la literatura se puede ocupar de todas las cosas de la vida, pero que no se pueda ocupar de la literatura misma. Es como pedirle a un futbolista que no escriba de fútbol.
¿Entre los temas que aborda como columnista qué lugar en preferencia ocupa la crítica literaria?
Yo abordo tres temas: literatura, política y divulgación científica. De la política me interesa el debate, además que uno sufre las consecuencias de los malos gobernantes. La ciencia siempre me ha gustado, soy un científico frustrado y la literatura es un oficio al que le he dedicado buena parte de mi vida. Así que no sabría por cual decidirme, los tres me apasionan.
¿Cómo le gusta que sea una buena columna?
Me gusta que haya mucha información por centímetro cuadrado, que la columna zigzaguee, es decir, que el crítico teorice, que le revuelva algo de chisme sobre la vida del personaje, que cite a otros que hablan de él, que tenga algo de humor. No me gustan esas columnas que toman un dato, una arista, para desarrollarla a fondo. Me parece que ese interés se debe a que he sido un lector impaciente, muy frívolo y eso hace que este tipo de textos terminen aburriéndome. Tal vez esa misma frivolidad hace que yo quiera tocar varias aristas en una columna breve. Creo que si uno tiene bastante poder de síntesis y frivolidad en su corazón, puede hacerlo (risas).


El País, Cali, Noviembre 13, 2014. Impreso

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Por qué las moscas no van a cine - Julio César Londoño ...

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 "Proyecto Piel". De: Julio César Londoño. Presentaciones. Textos. 
http://ntc-narrativa.blogspot.com/2008/10/proyecto-piel-de-julio-csar-londoo.html

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¿Por qué es negra la noche?
http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_09_04_archive.html
http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_10_18_archive.html

---------- Mensajes recibidos  ----------


De: Marco Tulio Aguilera Garramuño
Fecha: México, 12 de noviembre de 2014, 19:28
Asunto: Re: Julio César Londoño, Premio Nacional de Periodismo SIMÓN BOLÍVAR, 2014. CRÍTICA. Periodismo escrito. Columna: "Las agonías del estilo" >
Para: NTC ntcgra@gmail.com

Felicidades a Julio César... aunque no estoy de acuerdo con el postulado de la columna. Para mí Mutis es mejor que Gabo.
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De: Adolfo Vera-Delgado

Fecha: 12 de noviembre de 2014, 20:13

Asunto: Re: Julio César Londoño, Premio Nacional de Periodismo SIMÓN BOLÍVAR, 2014. CRÍTICA. Periodismo escrito. Columna: "Las agonías del estilo" >

Para: NTC ntcgra@gmail.com Cc: "NTC ... Poesía" ntc.poesia@gmail.com

En el caso específico de Julio César son numerosas sus columnas memorables, muchas de ellas absolutamente aplastantes en forma y substrato, visceralmente documentadas en sus denuncias, crítica literaria, periodismo científico, crónica parroquial o simple y angelado divertimento. 

Enhorabuena por este nuevo reconocimiento a su valeroso y valioso ejercicio literario en el periodismo de opinión....!!!!!


ADOLFO VERA
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EL SIMÓN BOLÍVAR DE JULIO LONDOÑO  
                                                        Por Armando Barona Mesa 
Cali, 14 de noviembre de 2014
         Julio César Londoño acaba de ganar un premio consagratorio en el periodismo nacional: el Simón Bolívar, que le entregó personalmente el propio presidente de la República Juan Manuel Santos, muchas veces objetivo de sus acres, a veces humorísticos, otras sarcásticos o irónicos comentarios. Julio César, nuestro amigo de largo tiempo, es un agudo observador del diario acontecer que vigila celosamente, sin ser político ni deseos de serlo. Solamente observa, escudriña, investiga y castiga con el renglón y el párrafo armado del poder de la palabra y la razón.
         Realmente es un temible polemista. Cuando alguien -que los ha habido- se ha atrevido a intentar desafiarle en los temas del diario trajín o de disciplinas más serias y estructuradas, ha salido mal librado. Él mismo se define como un escritor de tres aspectos del amplio espectro del periodismo: el de la política, el de la crítica literaria -y toda la crítica en general- y el de la literatura, que a fuer de leer y estudiar con gran intensidad desde muy joven, se le ha ido formando un nivel cultural que pocos pueden presentar. Es como un vino añejo. En todos los sentidos.  
        
Cuando hace un poco de años, a través de un amigo común entrañable que acaba de morir, Fernando Gallego, conocí dos escritos de Julio, Los Geógrafos y Los Gramáticos, tuve la sensación de que este escritor que se mantenía en Palmira, su tierra de siempre, estaba llenando un espacio vacío en las letras colombianas en el campo del ensayo. Después supe que del cuento también. Luego lo conocí y nos volvimos inmediatamente amigos. Yo le hice el primer reportaje de su vida en el periódico Occidente, cuando teníamos esa gran tribuna del pensamiento. Fue un reportaje largo, hecho aquí en mi oficina, en el que nos paseamos por lo temas de un futuro que, gracias a su esfuerzo y talento, comenzaba a abrírsele. No puedo olvidar el final. Julio César, que en los momentos de la anécdota tenía dieciséis años, estaba en un corrillo en una esquina del barrio La Colombina de Palmira. Cuando llegó "la jaula", que era como llamaban al furgón de la policía que estaba haciendo una redada. Julio cayó en ella y ya lo iban a subir al furgón, cuando el policía le preguntó: Y usted quien es y qué hace ? El dijo: -Yo vivo por aquí y me llamo Julio Londoño. Soy escritor. El policía le dice: -¿ Y como lo demuestra ? Él contesta mostrando el dedo pulgar derecho: -Mire este callo que me ha salido aquí solo por escribir. 
         Que el trabajo de Londoño en el concurso Simón Bolívar fue el mejor, lo demuestra el jurado con su análisis de adjudicación. Nada más hay que decir. Pero no puedo menos que señalar sobre el tema que, no obstante que Julio habla en general de una literatura desprovista de adornos, y aun criticando en Mutis su abundancia de lenguaje, consigna un párrafo como este: 
         "Otro problema serio fue el tamaño de Maqroll. Mutis no fue capaz de crearle antagonistas a su altura, y Maqroll se quedó sin el contrapunto que requiere un performance memorable. Uno es de la estatura de su enemigo más alto, se sabe, y Maqroll está rodeado de caracteres muy frágiles. Maqroll eclipsa a sus personajes, de una manera similar a la sombra que Mutis arrojó sobre su obra. Ante Mutis, siempre tengo la sensación de que hay más anécdotas que narrativa, más biografía que obra. O como le dijo una vez la condesa Elena Poniatowska: “Usted es mejor conversado que leído” (claro que ella se estaba desquitando porque él le había dicho minutos antes: si tuvieras cinco centímetros más de estatura, hasta los ángeles bajarían a la novelería..."  En estas líneas uno se encuentra, primero con un pensamiento muy profundo, segundo con unas palabras precisas, que calzan como las piezas de un rompecabezas; y no escapa un sutil y casi difuminado hilo poético que matiza su crítica y torna grata la vida.
         Julio César, es un borgiano que no pretende nada más allá de nada, pero es intransigente, estetecista, filósofo, y mantiene su culto vivo al deber ser. Eso, por supuesto, es bueno y le ha ganado el reconocimiento público. Pero yo se que en él hay otro culto oculto, que es el que se refleja en el poema filosófico que Borges tituló Soy:
         Soy el que sabe que no es menos vano/ que el vano observador que en el espejo/ de silencio y cristal sigue el reflejo/ o el cuerpo (da lo mismo) del hermano./ Soy, tácitos amigos, el que sabe/  que no hay otra venganza que el olvido/ ni otro perdón. Un dios ha concedido/ al odio humano esta curiosa llave./ Soy el que pese a tan ilustres modos/  de errar, no ha descifrado el laberinto/ singular y plural, arduo y distinto,/ del tiempo, que es de uno y es de todos./Soy el que es nadie, el que no fue una espada/ en la guerra. Soy eco, olvido, nada.    
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DE Eduardo García Aguilar  en el Facebook de Julio César Londoño donde publicamos el texto de Barona Mesa. 
Noviembre 14, 2014

Considero a Julio César Londoño un hombre inteligente y un buen autor, le deseo incluso lo mejor ....de hecho lo he leído con atención hace tiempos, pero me parece que son muy endebles sus argumentos en este artículo sobre Alvaro Mutis. Por el contrario, debido a los méritos de Londoño, creo que este premio le demerita. Lo pone a un nivel que no es el suyo. Se trata de ejercer la crítica y de alertar a Londoño para que no baje su nivel y se convierta en un Samper Ospina de la crítica literaria. Espero por el contrario que Londoño obtenga los premios que merece pero en el ámbito académico, literario y no en la farándula endogámica del periodismo bogotano que lo quiere malear... Como lector y admirador de Alvaro Mutis, cuya muerte lamentamos, trato simplemente de elevar el nivel en el debate que él abrió con ese artículo lamentable que no es de su nivel …   www.egarciaguilar.blogspot.com

NTC ... NOTA: En el Facebbok de Julio César Londoño https://www.facebook.com/juliocesar.londono.5 hay otros comentarios y anotaciones relativas al premio, entre ellas algunas adicionales de García Aguilar. Las reproducimos para difusión entre quienes no tienen Facebook y/o no son "amigos" de quienes intervienen: 


Algunos Comentarios Nov. 14, 2014 En el FaceBook de Julio César Londoño
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Eduardo García Aguilar ¡¡¡Y Alvaro Mutis te felicita desde el más allá!!!
Eduardo García Aguilar ¡Uhhhhhhhhhh!!!
 
  Eduardo García Aguilar El tonto artículo de JL Londoño premiado con el Premio Simón Bolívar estaá a la altura de la mediocridad de esos premios .  Ahi queda perfecto al lado de otro premiado igual de tonto:  dabiel samñper Ospina!!!"  http://www.elespectador.com/.../agonias-del-estilo...
Alberto Rodriguez Rondan las malquerencias de los escribas...cómo no
Guillermo Villegas Buga !Nada como despertar envidias!
Ruth Paredes de Letelier Un triste acto de celos profesionales el del señor García. No se dio cuenta que con esa crítica tan destructiva muestra ampliamente como es él (no soporta el triunfo de los demás)
Eduardo García Aguilar Ruth y Guillermo: No, no se trata de eso. Considero a Julio César Londoño un hombre inteligente y un buen autor, le deseo incluso lo mejor, ....de hecho lo he leído con atención hace tiempos, pero me parece que son muy endebles sus argumentos en este artículo sobre Alvaro Mutis. Por el contrario, debido a los méritos de Londoño, creo que este premio le demerita. Lo pone a un nivel que no es el suyo. Se trata de ejercer la crítica y de alertar a Londoño para que no baje su nivel y se convierta en un Samper Ospina de la crítica literaria. Espero por el contrario que Londoño obtenga los premios que merece pero en el ámbito académico, literario y en la farándula endogámica del periodismo bogotano... Como lector y admirador de Alvaro Mutis, cuya muerte lamentamos, trato simplemente de elevar el nivel en el debate que el abrió con ese artículo que no es de su nivel.... www.egarciaguilar.blogspot.com
Guillermo Villegas Buga Bueno, nosotros celebramos el reconocimiento a Julio César, por quien tenemos gran afecto y admiración. Siempre habrá quien no comparta un premio -en muchas ocasiones en mi caso. Pero el rechazo debe ir más allá de la expresión del desacuerdo, argumentarse. Y eso es lo que no hizo Eduardo García Aguilar -de quien algunas cosas leí hace muchos años- en su primer comentario.
Javier Franco Garcia Qué privilegio ser tu amigo!
Eduardo García Aguilar Guillermo: aquí no tengo espacio para argumentar profundamente, pero les recomiendo leer mi libro Celebraciones y otras fantasmas. Una biografia intelectual de Alvaro Mutis, publicado en TM editores en Colombia y Casiopea España y traducido al francés y publicado en Folle Avoine. Asimismo acaba de salir en España un libro con un amplio ensayo mío al respecto en la editorial Verbum.
Guillermo Villegas Buga Haré la tarea, Eduardo. Un abrazo
Marco Tulio Aguilera Considero a Mutis superior a García Márquez. Lo argumenté en un artículo y Mutis lo celebró (claro). Lo que pasa es que Gabo es más populachero, menos exquisito, más al alcance de la masa indocta (pa decirlo con algo de pedantería). El artículo de Julio César es irónico y provocador, pero se lo tragaron los jueces del premio que deben ser del equipo de indoctos jueces, que pululan en los premios colombianos...Que confiese Julio César: lo hizo por joder, namás. Y pegó!
Andrea Pinzón Escobar Felicito a Eduardo García Aguilar que tiene la valentía de estar en desacuerdo, decirlo en público y estar a merced del escarnio público. No creo que se trate de envidia porque Eduardo es un intelectual de prestigio Creo que el periodista Londoño apreciará sus observaciones como persona educada que es. Se trata de buscar los quiebres en una lectura antes que envolverla en un aura de esta manera se busca el perfeccionamiento. La crítica va hacia el escrito no hacia la persona así que no por eso se deben crear enemistades al contrario se puede construir conocimiento a partir de la diferencia.
Eduardo García Aguilar ¡¡Muchas gracias Andrea Pinzón Escobar por tu comentario!!! Es la hora de leer al gran Alvaro Mutis... su espléndida obra poética y sus novelas que circulan entre los lectores en muchos países del mundo... Hay que volver a leer la Summa de Maqroll el Gaviero, La nieve del Almirate, Ilona llega con la lluvia, Un Bel Morir, La Ultima escala del Tramp Steamer y muchos otros textos suyos...
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De: Armando Barona Mesa
Fecha: 15 de noviembre de 2014, 9:45
Asunto: Re: Julio César Londoño, alabado por su crítica Por: Ricardo Moncada Esquivel. El País (Cali) , Noviembre 13, 2014
Para: NTC ntcgra@gmail.com

Amigos de NTC ...:  

Leyendo el foro que se ha armado alrededor del premio de Julio César, pienso que están respirando algunas heridas acumuladas. Que mediocre, dice uno que no puede ocultar su desasosiego. !Helas! En ninguna forma Londoño ataca a Mutis. Antes lo elogia, si es que aquel personaje se detiene en su fobia y vuelve a leer y a meditar el texto. El jurado dijo y lo demás son ladridos. Ah, y es bueno precisar que tonto es el que cree que lo es el otro. 


ARMANDO BARONA

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25 de agosto de 2013, en NTC ... 


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"LA CRÍTICA LITERARIA YA NO EXISTE MÁS" (Josefina Ludmer), crónica, 
y
 "LENTA BIOGRAFÍA", novela (Sergio Chejfec), reseña 


En el evento “La letra argentina”, Universidad de Buenos Aires, 6 y 7 de noviembre, 2014

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Evento “La letra argentina”Josefina Ludmer. Sergio Chejfec
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Carolina Urbano, en primera fila (al centro)
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ACCEDER y NAVEGAR

De: Yves MONINO 
 Fecha: París, 17 de noviembre de 2014, 16:20
Asunto: ¡No es así, querido Eduardo!
Para: NTC ntcgra@gmail.com

Incansables Gabriel y María Isabel,  
gracias por haber eneteceano mis comentarios sobre Dora Bruder,
Ahora les mando una reacción que me estaba dando vueltas en la cabeza desde hace días, reacción al movimiento de mal humor de mi amigo Eduardo García, con quien estoy en desacuerdo sobre un texto de Londoño.
Favor comuníquenlo a Eduardo y a Julio César. Gracias.
Un gran abrazo, Yves
¡No es así, querido Eduardo!
¡No, Eduardo, en general aprecio mucho tus escritos, pero no es así! El artículo de Londoño sobre Mutis es sumamente inteligente, elegante y argumentado. Puedes disentir, claro, la buena crítica literaria no es una ciencia exacta —afortunadamente— pero tus calificativos abruptos (“artículo lamentable”, “argumentos endebles”) no reemplazan la discusión razonada que esperaba de tí y que casi siempre te distingue. No es con actitudes de amante ofuscado que vas a elevar el nivel del debate. Uno de los dos temas que Londoño desarrolla y que me parece interesante, es que los más grandes novelistas son los que echan su ego a un lado con un estilo plano, neutro, a lo Balzac o a lo Modiano, que cautivan al lector con la historia que cuentan más que con los arabescos de su escritura. Algunos contados estilistas también son grandes narradores, Julio César menciona a García Márquez, Proust y al magnífico escritor húngaro Sándor Márai; no puedo dejar de citar aquí a los dos maestros del estilo en la novela francesa del siglo XX que son, al lado de Proust, Aragón en La Semana Santa y Colette en Chéri y sobre todo La fin de Chéri: se dejan olvidar en estas novelas a pesar de su frase barroca y algo rebuscada. Debo confesar que para mí los tres gigantes de la novela latinoamericana son los que cita Londoño: Borges, Rulfo y Gabo. No es muy original afirmar esto; lo es más relegar en segunda división a Vargas Llosa y a Mutis. Gracias al segundo tema que Londoño expone, entiendo por fin por qué nunca pude acabar un Maqroll —¡me sumerge la vergüenza!: porque no hay ningún personaje a su altura. Al menos Sherlock Holmes tenía a Moriarty. Puedes disentir, Eduardo, y preferir Alvaro Mutis a Gabo, pero tienes que decir por qué. Y te lo dice uno que no pertenece a la farándula (¿?) de los periodistas bogotanos, uno que ni siquiera es crítico literario profesional, sino un aficionado lector franchute a quién le encanta la escritura precisa, elegante, llena de fino humor y muy cartesiana del palmirano  Julio César Londoño, cuyos libros no han sido traducidos al bengali, pero sí al húgaro, sin discusión la más bella de las lenguas de Europa, aunque no indoeuropea.
Un cariñoso abrazo, Eduardo.

Yves Moñino
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Columnas y premios
Benjamín Barney Caldas
Benjamin Barney Caldas
¿Ciudad?  El País, Cali,  Noviembre 20 de 2014 
Sin duda es bien merecido el premio de periodismo Simón Bolívar, en la categoría de Crítica de Periodismo Escrito, a Julio César Londoño. Como él mismo lo dice, las ventajas de tener una población bien informada son obvias, y gracias a las redes sociales las personas pueden tomar mejores decisiones. Lo cual desde luego no quiere significar que siempre sean las acertadas, y cita varios casos muy conocidos en que no resultaron tales, pero advierte que el que la primavera árabe “se haya marchitado con la celeridad de una rosa de florero [es] harina de otro costal”. Como concluye: “Desconocer hoy el peso de la opinión pública no es ético”. (Periodismo científico, El País, 13/11/2014).
“Los objetivos del periodismo -escribe Londoño- son eminentemente sociales: formar la masa crítica necesaria para la realización de debates amplios sobre investigaciones polémicas, brindar al hombre de la calle la oportunidad de satisfacer su pulsión natural de conocimiento [y] si se logra que un buen número de personas tengan una comprensión aceptable de [esos] temas, estas personas actuarán como multiplicadores de información en sus comunidades. De esta manera […] la opinión pública tendrá voz y voto en el debate. Si no, las grandes decisiones seguirán tomándose a puerta cerrada, al arbitrio de la ambición del industrial, la vanidad del científico y el ajedrez de la política”.
De otro lado, en las columnas de opinión, como se decía en ¿Lectores o ‘foristas’? (programalallave.com, Cali 05/03/2013): “Su redacción y estilo, su ‘poesis’ (no su poesía, en la que no deben intervenir los correctores de estilo, igual que en el ‘exceso’ de erudición), es clave como en las impecables columnas de [Antonio] Caballero, o las de Daniel Samper Pizano en El Tiempo. O las de Julio César Londoño en El País o El Espectador, que se pueden leer por el puro placer de hacerlo pues son como buenos cuentos, y uno termina por enterarse de cosas buenas o malas y de las sesudas críticas que el autor les hace a esas cosas. Incluso algunas son puros cuentos” (como, Ernesto Roth, de Londoño en El País, 25/10/2013).
Y como igualmente dice Londoño: “Frente al estilo que debe seguir el periodista científico, hay por lo menos dos posiciones: la ortodoxa, que es partidaria de abordar los temas con un lenguaje plano, y la poética, defendida por los que prefieren que la divulgación científica esté en manos de periodistas con buena formación en letras. A los ortodoxos les preocupa la tendencia de los poetas a “sacrificar un mundo para pulir un verso”. [pero] el ortodoxo [puede] falsear los resultados de la ciencia […] por incapacidad verbal”.
Al respecto hay que comprender que la información bibliográfica que suelen incluir cada vez más columnistas, (autor, texto, fecha y hasta página) no es apenas un elemental respeto por los responsables de las ideas o de las frases citadas, textualmente o no, sino que constituye una valiosa información para los lectores que deseen profundizar en el tema respectivo o sencillamente verificar la información. Por lo tanto, es necio decir que dificulta la lectura, cuando en realidad la está enriqueciendo, o que es una demostración de erudición, como si esta lo fuera per se. Y por supuesto es claro que hay que buscar escribir con gracia: como Londoño, y de ahí la pertinencia del premio.
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Las agonías de la crítica

Ángel Castaño Guzmán. Columnista invitado

EL ESPECTADOR, 24 NOV 2014 - 8:18 PM

Un jurado compuesto, entre otros, por Jorge Orlando Melo, Heriberto Fiorillo y Ricardo Silva le concedió el Premio Simón Bolívar de Periodismo, en la modalidad crítica, a Julio César Londoño, por un artículo sobre la obra literaria de Álvaro Mutis.

Quien lee el texto del novelista de Palmira se pregunta, con toda razón: ¿esta sarta de tópicos merece el laurel? ¿Las agonías del estilo es, en realidad, una seria diatriba al trabajo narrativo del exconvicto de Lecumberri? Aventuro una respuesta: no. ¿El porqué? Bueno, hay varios. El principal: nadie considera a Mutis un genio. Londoño no es el primero en cuestionarlo ni el mejor en hacerlo. Hay un error del tamaño del elefante de Samper en el razonamiento de Melo y compañía.



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Ese breve no sé
Por Piedad Bonnett
Piedad Bonnett
El ESPECTADOR, 23 NOV 2014 - 9:00 PM
Al recibir el nobel, la poeta polaca Wislawa Szymborska habló contra “los torturadores, dictadores, fanáticos y demagogos”, porque detrás de sus consignas se adivina que ellos saben.
“Saben, y aquello que conocen es suficiente para ellos por siempre. No quieren descubrir nada más, pues esto podría disminuir la fuerza de sus argumentos”. Y reivindicó “ese breve no sé”: “Expande nuestras vidas para incluir nuevos espacios en nosotros, tanto como aquellas extensiones exteriores en las que nuestro diminuto planeta Tierra está suspendido. Si Isaac Newton no se hubiera dicho nunca a sí mismo no sé, las manzanas en su pequeño huerto podrían haber caído como granizo y él se habría detenido para recogerlas y degustarlas”.
Del no sé se desprenden la imaginación y el riesgo, y también la filosofía, la literatura y la ciencia. “Los poetas, si son genuinos, deben permanecer repitiendo no sé”, dice Szymborska. Por eso, todo fracaso nacido del deseo de conocer es relativo, y se descacha Julio César Londoño en su columna sobre el aterrizaje del módulo Philae sobre el cometa 67P cuando dice que es “… el proyecto de 20 naciones europeas que hicieron vaca con sus flacos bolsillos para hacer un oso monumental, internacional e interestelar”. Julio César, un escritor apasionado por la ciencia, se burla de los científicos que esperando encontrar una superficie blanda se toparon con la dura roca, “la materia que forma el núcleo de los cometas, como lo sabe hasta el menos agudo de mis hijos”. Yo no sé, porque soy menos aguda aún que los metafóricos hijos de Londoño, si la superficie de todos los cometas es ”durísima como el hielo”, pero no creo que detrás de diez años de sudores de los científicos exista un error tan elemental. Lo que sí sé es que el avance de la ciencia se alimenta de todo tipo de fracasos (relativos siempre), y que estos, por risibles que nos parezcan, tienen un ribete dramático. Y también poético. Lo sabía Borges —un autor que Julio César Londoño conoce de memoria— que escribió cuentos y poemas sobre algunos de esos monumentales fracasos, y que afirmó que “la victoria tiene una dignidad que la derrota no conoce”.
Tiendo a identificarme, más bien, con el astronauta canadiense Chris Hatfield, citado por el astrofísico Juan Diego Soler: “No pongan mucho énfasis en la falla; es hermoso donde estamos”. Ser bienpensante, sin embargo, o hablar desde lo que la bobalicona literatura de autoayuda llama “espíritu positivo”, no es bien visto por los intelectuales. Lo sabe bien Londoño, un escritor inteligente, ingenioso, mordaz, que aspira a la originalidad, una virtud de la que descreía Borges. Por eso, a la muerte de Álvaro Mutis, lo que se le ocurrió fue escribir una columna señalando que ese escritor no es el gran narrador que la gente cree. Un juicio bien argumentado, que comparto, aunque el momento de decirlo fuera impertinente Pero a muchos colombianos les gusta la impertinencia, sobre todo cuando va acompañada de alguna perversidad. Lo prueba el hecho de que con ella acaba de ganar el Premio Simón Bolívar de Crítica. De la magnífica poesía de Mutis, Julio César no opina mucho, pues según él son otros los que de eso saben. Lo que no creo que ignore es que el espíritu de la ciencia está lleno de poesía.

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Martínez se alzó con “el Gabo”
Por Julio César Londoño
Julio César Londoño
EL ESPECTADOR, 29 NOV 2014
El escritor argentino Guillermo Martínez ganó el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez.
Acertó el jurado, donde había petardos como Mempo Giardinelli (un charlatán insufrible), pero también tipos atentos, como el mexicano Ignacio Padilla, creador de una delicatessen, Amphytrion, y Antonio Caballero, el autor de Paisaje con figuras, uno de los mejores libros de crítica de arte y literatura que hayan visto mis viejos ojos.
Martínez ganó con Una felicidad repulsiva, libro que toma su nombre de un cuento del volumen, la historia de una familia cuyos miembros son cultos, ricos, esbeltos, bellos y deportistas, es decir, asquerosamente feliz, de esos que existen sólo para hacernos sentir bacterias religiosas, Gregorios sin Kafka ni suerte, hasta que Martínez llega y nos venga a todos.
Es autor de Yo también tuve una novia bisexual, y de Crímenes imperceptibles, una novela policíaca cuyas pesquisas involucran la filosofía, la historia y la lógica matemática. El libro se ha leído en 35 idiomas y fue llevado al cine como Los crímenes de Oxford por el director español Álex de la Iglesia.
Otra novela suya es La mujer del maestro, la historia de un estudiante de literatura que le pide consejos para triunfar a su profesor, un escritor consagrado y maduro. Está escrita con una prosa de mucha textura, una erudición decantada, una tensión que oscila entre la bondad y la perversión, y encierra un homenaje en clave a La lección del maestro, de Henry James, uno de los dioses tutelares de Martínez (en la novela de James, el maestro le traza a su joven discípulo un programa que incluye viajes largos y duros sacrificios que finalmente lo llevarán a la gloria... y a perder la novia, que termina en las garras del maestro).
Borges y la matemática (Martínez tiene un posgrado de Oxford en la materia) es una historia anómala de la matemática, por tres razones: porque es legible incluso para lectores analfanuméricos, está muy bien escrita —es una historia más literaria que matemática— y en ella aparece, por fin, un latinoamericano, Gregory Chaitin, un matemático estadounidense de padres argentinos, radicado en Buenos Aires y amigo de Martínez.
Gödel para todos es un estudio sofisticado del teorema de incompletitud de Kurt Gödel, el resultado más profundo de la historia del pensamiento, y de Gödel, un monstruo lógico a cuyo lado Gauss, Newton y Leibniz parecen chicos aplicados.
El experimento de la habitación china es un ensayo que empieza reflexionando sobre la inteligencia artificial y el test de Turing y termina suspirando sobre las ansiedades del amor.
Es saludable que se premien y se conozcan los complejos cuentos de Martínez, sobre todo ahora, cuando proliferan los cuentos existenciales, los bodegones en prosa y las historias lánguidas, como las de Alice Munro, y el culto a Chejov, ese autor que sólo desdeñaba tres partes del cuento: el inicio, el medio y el final.
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El domingo, en estas mismas páginas, la columnista Bonnett se ocupó sin piedad de mi trabajo. Sacó del liguero un puñal perfumado y me lo enterró en el cuello hasta la empuñadura. Puso en entredicho mi sapiencia en los astronómicos asuntos y hasta osó criticar apartes del obituario de Álvaro Mutis que me valió el Premio Simón Bolívar en Crítica Literaria (galardón que H. Bloom, G. Steiner y la Academia Francesa de Letras han calificado como “merecidísimo”). Debería responderle con energía, pero estoy tan halagado de que semejante escritora se ocupe de mis ejercicios periodísticos, que no he podido acopiar la rabia necesaria para cantarle la tabla.
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De: ARMANDO ROMERO 
Fecha: Cincinnatti (USA),  10 de diciembre de 2014, 14:58


Asunto: Estambul. Álvaro Mutis. “Reducidor de cabezas” … 
Para: NTC …  ntcgra@gmail.com
Amigos de NTC …
Les debo una larga carta como siempre agradeciéndoles toda su generosidad y la bondad de sus brazos abiertos para los que mucho les queremos y estimamos su labor.  
Regreso de Estambul con ojos de maravilla. Nunca esperé encontrarme con una ciudad-palimpsesto tan misteriosa, tan llena de interrogantes sin respuestas. Sentir que nuestra venerada Constantinopla todavía está viva, palpitante, a pesar de los gritos de “Alá” que buscan ocultarla, fue algo que me conmovió profundamente. Nunca había estado en una ciudad donde se superponen tantas culturas, aunque no se mezclan a la manera del “sueño americano”, para no ir muy lejos, o a la manera de nuestro mestizaje tricultural. Hititas, griegos, persas, bizantinos, otomanos, armenios, árabes, kurdos, turcos, en fin, una y otra capa sedimentaria como rocas que podemos sentir, tocar con nuestras manos. Tal vez, y esto me lo hacía ver nuestro querido Jotamario, lo único que se le asemeja sea la Alejandría de Durrell, con el viejo Kavafis paseándose por el malecón.
La presentación del libro de poemas en turco de Álvaro Mutis fue excelente, y no me vanaglorio porque la excelencia se debe a la organización de la Embajada de Colombia, encabezada por el embajador Fernando Panesso, y las encargadas de la difusión cultural, Alejandra Jurado y Daniela Bohorquez. También la presencia del poeta turco, Adnan Ozer, quien se encargó de acercar la obra de Mutis y de otros poetas colombianos a un nutrido  público, principalmente académico e intelectual, de Estambul y Ankara. Yo presenté un trabajo sobre Mutis del cual te haré llegar, y ojalá lo puedan difundir por NTC … , un par de páginas *, ya que es un poco largo. Fue sorprendente ver que al lado de García Márquez, la obra de Mutis es lo más conocido nuestro en Turquía, y obviamente eso nos deja de maravilla, y contrarresta esa imagen negra que nos ha acompañado por años gracias a nuestra insania social y política.
Lastimosamente veo en las páginas de NTC … que esta insania nos sigue acompañando, y que un escritor de nuestra provincia ha ganado el premio nacional de periodismo con unas palabras mal intencionadas sobre Álvaro Mutis. Es triste ver que el ejemplo de la diatriba y el insulto se reproduce más rápidamente que el de la crítica honesta e inteligente. Van a pasar muchos años antes de que algunos de nuestros escritores comprendan que sólo a través del estudio y la reflexión profunda, sin aspavientos bullangueros, podremos avanzar y hacer del país algo mejor. Allí en Estambul, no sólo sentía la presencia de Mutis con su poesía, sino con ese cuento magistral titulado “La muerte del estratega”, en donde se nos viene encima todo Bizancio con sus maravillas. Ojalá el escritor ganador lo lea un día, y empiece con este ejemplo a aprender a escribir y a respetar a los mayores.

Horror de horrores, veo por sus páginas hoy que este mismo escritor joven también es un “reducidor de cabezas”, y que ha decidido empequeñecer a nuestros Isaacs y Palacios. ¡Dios nos libre y nos favorezca de los que así adquieren grandeza!
Pueden dejar abierta esta carta para los lectores de NTC … , si la consideran pertinente. 
 .... Continuará
En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden 
NTC … Nos Topamos Con