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La serpiente sin ojos
William Ospina
Lanzamiento en Cali
Diciembre 5, 2012
NTC ... CUBRIMIENTO
-LA INVITACIÓN
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NTC ... Anuncio e invitación:
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*** 6 de diciembre, 2012. Cali, 6: 30 PM
--- La serpiente sin ojos. William Ospina. Lanzamiento del libro en Cali. Intervención del autor. Presentación musical. Copa de vino. Invita y Lugar: Casa Proartes, Cra. 5, Calle 7. Entrada libre. / Click derecho sobre las imágenes para ampliarlas en una nueva ventana. // NTC … ENLACES:
William Ospina - Colombia. La serpiente sin ojos. Novela. 15 de noviembre 2012, UN Radio. AUDIO
William Ospina - Colombia. La serpiente sin ojos. Novela. II entrega 22 de noviembre 2012 Un Radio. AUDIO
Otros ENLACES; http://www.eltiempo.com/cultura/libros/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12341044.html ,http://www.elespectador.com/noticias/cultura/articulo-383625-serpiente-sin-ojos Fotografías de W. O., Palmira (Valle), Mayo 2007 : María Isabel Casas R. , de NTC …
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EL EVENTO. NTC ... Cubrimiento
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José Zuleta interviene (texto más adelante)
NTC ... VIDEO (5:51 min):
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Alberto
Guzmán Naranjo* interviene (* Compositor, director de orquesta, pedagogo y actualmente
director de la Escuela de Música de la Universidad del Valle. http://escuelademusica.univalle.edu.co/index.php/grupos/profesores-nombrados/ , http://sintesis.univalle.edu.co/saladelectura/catalogo_artes_humanidades.pdf
)
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Interpretaciones musicales:
(en el video anterior se presenta este acto y su detalles)
(en el video anterior se presenta este acto y su detalles)
Las dos primeras
interpretaciones son composiciones del Maestro Guzmán sobre los dos poemas de La
serpiente sin ojos de William Ospina.
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MARIA
CLAUDIA FERREIRA SALAZAR – MEZZOSOPRANO – DIRECTORA
Acompaña al piano Valeria
Betancourt **
NTC ... VIDEOS (5)
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Página: 280 del libro
Interpreta: RUTH
MARIA CASTAÑEDA BRAND – SOPRANO
Al piano: Valeria BetancourtVideo: http://www.youtube.com/watch?v=zAdZZb4j-Tg .
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Si Buenos Aires no fuera así
http://www.youtube.com/watch?v=0KhmhA_nMmI
Songoro Cosongo
http://www.youtube.com/watch?v=8_v6-kvtcZk
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William Ospina interviene
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NTC ... VIDEO (37: 24 min)
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https://picasaweb.google.com/ 111515077843964359836/ LaSerpienteSinOjosWilliamOspin aLanzamientoEnCaliDic52012#
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Fotografías y
grabaciones: María Isabel Casas
R. , http://ntcblog.blogspot.com/2010_05_31_archive.html
,
de NTC
… , Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali,
Colombia.
Las auroras de tinta: recuerdos de una
amistad.
Por José Zuleta
Querido William
Hace unos meses, mi hija, que vive en
Puerto Rico, llamó entusiasmada porque había visto un anuncio en el que invitaban
a una conferencia tuya. Su alegría era genuina, hablaba como si se tratara de
alguien muy querido por ella, traté de comprender aquel alborozo. Recordé entonces
que un día, le leí en voz alta tú ensayo sobre Charles Dickens, titulado El
Betún y la tinta. Recuerdo la atención con la que escuchó aquel ensayo, el
primero de su vida. Al final preguntó: ¿Papá, cierto que William era muy amigo
de mi abuelo? Sentí algo extraño, celos diría. Le dije que sí, que eran muy
amigos. Entonces evoqué aquella amistad. Acudieron a mi memoria las visitas que
hacías a mi padre. Y más que nada, la alegría que irradiaba la casa luego de
aquellas largas conversaciones. La célebre frase: “hay personas ante las cuales
uno se hace más inteligente”, la escuché de sus labios, una noche, luego de que
saliste sonriente por la puerta de nuestra casa. Seguí recordando. Vino a mi memoria
un amanecer; hace 35 años, cuando tú, siendo ya, William Ospina, no eras aún,
William Ospina. Yo tenía la edad que ahora tiene mi hija. En esas primeras
horas de aquel día, cantábamos, decíamos poemas y reíamos. En medio de la velada
nos preguntaste si conocíamos a un poeta nariñense llamado Aurelio Arturo;
todos respondimos que no; entonces dijiste: voy a presentárselos. Y nos revelaste aquel poema que comienza
diciendo: “En las noches mestizas que subían de la hierba, jóvenes caballos,
sobras curvas, brillantes, estremecían la tierra con su casco de bronce”. No
sabíamos entonces que poco después, presentarías al mundo, en tu primer ensayo,
a aquel desconocido. Recordé el día en que comenzaste a leernos las primeras líneas
de Hilo de arena, tú opera prima. Y la vez que nos sedujiste para que leyéramos
a Emily Dikinson, contándonos que ella decía de sí misma: “Mis ojos son del
color del jerez que el invitado ha dejado en la copa”. Recordé que un día mi padre recitó un poema
que comenzaba: “Años de soledad años de prisa, la parábola el ala y el
desgaste, después de aquellos años regresaste, iguales la mirada y la sonrisa”,
luego nos preguntó: “¿Adivinen de quién es?” Era tuyo. Luego recordé la tarde en
que leímos América, un poema que escribiste en 1.983, que terminaba así: “Y
oigo al fin los cañones./ Acorazados cuerpos vienen ya,/ una nube cubre las
grandes tierras./ Cristo sangra en las proas, / rebrillan las espadas y he de
callar al soplo de banderas y salmos de hombres en cuyos rostros despiadados, morenos,
nuestros rasgos se acercan. Seguí recordando… en 1.990 murió mi padre, y me
hiciste conocer una versión que traducías del soneto N° 12 de Shakespeare: recuerdo el final:
Por tu belleza entonces me interrogo y
me digo
Que en
las ruinas del tiempo también tú te irás yendo,
Que dulzura y belleza han de marchar
contigo
Y morir a medida que otros vayan
creciendo;
Que nadie contra el tiempo puede impedir tu olvido
Salvo un hijo que luche cuando tú te hayas ido.
Luego en 1992 en El país del viento,
leí el poema Lope de Aguirre, que comienza con este verso: “Yo vine a la
conquista de la selva, y la selva me ha conquistado”. Algo de premonición había
en ese verso: estabas conquistado por aquella conquista. Recuerdo que el día
que ganaste el Rómulo Gallegos por El país de la canela, un periodista dijo que
ya habías conquistando América. Hoy querido William, estamos aquí en esta casa
llena también de nuestra historia, tu familia y tus amigos de Cali, para saber
de tus labios, por esa pasión que produjo una poética, tres novelas, y tantísimas
auroras de tinta. También quería decirte que hoy antes de venir, envié a
mi hija aquel soneto número 12.
J.Z.
William Shakespeare. Soneto N° 12
Cuando cuento las horas que el reloj
enumera
Y veo el bravo día caer en noche
ingrata;
Cuando veo la violeta perder la
primavera
Y rizos de azabache blanqueados de
plata
Cuando pierden los árboles las hojas
amarillas
Que del calor guardaron al rebaño en su
ruta
Y el verdor del verano ya anudado en
gavillas,
Es llevado en su féretro con blanca
barba hirsuta;
Por
tu belleza entonces me interrogo y me digo
Que en
las ruinas del tiempo también tú te irás yendo;
Que dulzura y belleza han de marchar
contigo
Y morir a medida que otros vayan
creciendo;
Que nadie contra el tiempo puede
impedir tu olvido
Salvo un hijo que luche cuando tú te
hayas ido.
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NTC ... ENLACES:
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En busca de El Dorado
Por Luis Fernando Afanador
Semana , Sábado 8 Diciembre 2012 http://www.semana.com/cultura/ busca-dorado/189390-3.aspx
William Ospina, La serpiente sin ojos . Mondadori, 2012, 318 páginas
"Nadie viajó tanto para encontrar su propia tumba". Buen epitafio para el conquistador español Pedro de Ursúa, que teniéndolo todo —amor, riqueza, prestigio—, se embarca en una expedición demencial por el río de "Las Amazonas" en busca de El Dorado. El adelantado Pedro de Ursúa es entonces de nuevo el protagonista del último libro de la saga. Lo había sido del primero, que justamente se titula Ursúa (2005) y cuenta sus aventuras en el territorio que hoy es Colombia. El segundo, El país de la canela (2008), centrado en la expedición que recorrió por primera vez el río Amazonas, comandada inicialmente por Francisco Pizarro, tiene como protagonista y narrador a Cristóbal de Aguilar, un mestizo hijo de conquistador, quien en La serpiente sin ojos (2012) retoma su función de narrador y actúa como baquiano y leal confidente de Ursúa.
La saga se ha terminado, el dibujo está completo. Ya podemos empezar a evaluar en toda su dimensión la propuesta de William Ospina. Él mismo sugiere un hilo conductor: "Con los años he aprendido que 'Ursúa' es un libro de guerras y 'El país de la Canela' un libro de viajes. Pero a medida que avanzaba en 'La serpiente sin ojos' fui comprendiendo que esta era, ante todo, una historia de amor".
Ciertamente es una bella y trágica historia de amor entre Pedro de Ursúa e Inés de Atienza, la hija de Blas de Atienza, uno los descubridores del Perú y, al parecer, de una princesa chimú de ciudadela de Chanchán. Inés heredó minas y encomiendas por parte de su padre y linaje imperial y belleza por parte de su madre: "Inés fue poderosa desde pequeña, y se vio reflejada en los ojos de aquel hombre que había descubierto un mar para llegar a engendrarla. Por eso decían en Chanchán que la noche en que murió Atahualpa nació un raza nueva". Como si fuera poco, la princesa mestiza muy joven duplicó su hacienda: su esposo, el encomendero Pedro de Arcos, por defender su honor, muere en un duelo con Francisco de Mendoza, el fanfarrón sobrino del virrey. La viuda, rica y hermosa, se enamora de Ursúa y él de ella: "Él había empezado por no verla y muy pronto sólo tendría ojos para ella". El guerrero implacable que había asesinado sin piedad indios y cimarrones, el conquistador con ansias de gloria, vacila por primera vez ante el amor y demora el inicio de la expedición en busca la ciudad de oro que ya se había puesto en marcha. Inés, seducida por el delirio y el verbo de Ursúa —como tantos en el virreinato, como el propio Cristóbal de Aguilar que había jurado no regresar al río endemoniado—, no solo se convierte en financiadora del viaje: contra toda sensatez se ofrece a acompañarlo. La serpiente ha entrado al paraíso. A la par del viaje, se ha puesto en movimiento la tragedia y la ironía del destino: "Ursúa, incasable cazador de tesoros esquivos, no advirtió que el destino había puesto en sus manos un tesoro verdadero, el jardín terrenal con la diosa en su centro, entre las palmeras".
Todo esto es historia conocida, ya fue contado por Juan de Castellanos en Elegías de varones ilustres de Indias o por Prescott en Historia de la conquista del Perú. ¿Cuál es el sentido de volverlo a contar, el mérito literario? Según lo ha dicho Ospina, a los hechos históricos, que sucedieron tal cual, sus novelas no le agregan nada. Tiene razón: son tan fascinantes en sí mismos que sería un gran error inventar. Volver a contar en el siglo XXI la épica americana, nuestros traumáticos mitos fundacionales: nunca estará de más recordarlos y, para muchos, aprenderlos. Sin embargo, esa función pedagógica y divulgativa, que resulta atractiva y popular, no le corresponde a la literatura aunque sea una fórmula ganadora. El aporte, finalmente, es el lenguaje, la alta temperatura lírica que hay en estas narraciones. Para bien y para mal y según los gustos: del barroquismo excesivo de Ursúa a la poesía más sobria deLa serpiente sin ojos. Y por supuesto, el punto de vista multicultural y ecologista -moderno-, visión que introduce Cristóbal de Aguirre, único personaje de ficción y quien no logra ocultar su papel de autor agazapado.
Todo esto es historia conocida, ya fue contado por Juan de Castellanos en Elegías de varones ilustres de Indias o por Prescott en Historia de la conquista del Perú. ¿Cuál es el sentido de volverlo a contar, el mérito literario? Según lo ha dicho Ospina, a los hechos históricos, que sucedieron tal cual, sus novelas no le agregan nada. Tiene razón: son tan fascinantes en sí mismos que sería un gran error inventar. Volver a contar en el siglo XXI la épica americana, nuestros traumáticos mitos fundacionales: nunca estará de más recordarlos y, para muchos, aprenderlos. Sin embargo, esa función pedagógica y divulgativa, que resulta atractiva y popular, no le corresponde a la literatura aunque sea una fórmula ganadora. El aporte, finalmente, es el lenguaje, la alta temperatura lírica que hay en estas narraciones. Para bien y para mal y según los gustos: del barroquismo excesivo de Ursúa a la poesía más sobria deLa serpiente sin ojos. Y por supuesto, el punto de vista multicultural y ecologista -moderno-, visión que introduce Cristóbal de Aguirre, único personaje de ficción y quien no logra ocultar su papel de autor agazapado.
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'La
serpiente sin ojos'
Por:
Julio César Londoño
El Espectador .com . Opinión
|11 Ene 2013 - 11:00 pm
http://www.elespectador.com/opinion/columna-396203-serpiente-sin-ojos . Impreso: Ene. 12.
Estoy seguro de que hace 15
años, cuando William Ospina descubrió los cien mil versos de Juan de
Castellanos sobre la Conquista de América, no imaginó nunca que esa lectura lo
obsesionaría hasta el punto de sentarlo a escribir un tríptico de más de mil
páginas en prosa sobre el mismo tema.
Pero antes leyó los tres
gruesos tomos de Castellanos, todos los cronistas de la Conquista, cuatro
anaqueles del Archivo General de Indias de Sevilla y las góndolas pertinentes
de la Biblioteca Nacional; recorrió Latinoamérica de arriba abajo siete veces, navegó
por el Coca y el Amazonas y finalmente lo supo todo: las genealogías de los
conquistadores, sus rutas, odios, miedos y ambiciones, la política de la
Corona, las genealogías de los caciques, los nombres precolombinos de las
frutas, los animales y las cosas.
Sólo entonces escribió Ursúa
(2005), la primera novela del tríptico, la que cuenta la vida de Ursúa en “…
mares de perlas y flechas con la muerte pintada de azul en la punta, muchachas
bellísimas que se alimentaban de piojos, ranas más venenosas que diez mil
indios y muchedumbres guerreras más silenciosas que la niebla y legiones de
cristianos avanzando con el credo en los labios entre aldeas de brujos y selvas
mortales”.
Esta primera plana le valió el
Premio Rómulo Gallegos, el mismo que han ganado Gabo y Vargas Llosa, entre
otros fulanos, aunque no faltaron los maledicentes que afirmaron, cual
sabandijas españolas, que el premio estaba manchado de intrigas palaciegas y
consideraciones políticas.
En el 2008 publicó un libro que
narraba la expedición de Orellana por el Amazonas en busca de un bosque mucho
más valioso que el oro, El país de la canela. En las últimas
páginas, se empieza a sentir la potencia de la entidad que le dará nombre a la
tercera novela. Es un pasaje donde el narrador, el mismo narrador embozado de
todo el tríptico, se queda horas mirando las aguas del Amazonas, ese animal de
limo y siglos, “ese río hecho de ríos, preguntándome cuántos secretos de mundos
que no podía imaginar iban disolviéndose en una sola cosa, ciega y eterna, que
resbalaba sin saber a dónde, llevándonos también en su ceguera a la disolución
y el olvido”.
Pero el barco de Orellana,
buscando utopías Amazonas abajo, es un juego de niños comparado con el objetivo
de Ursúa en La serpiente sin ojos (2012): la navegación del río y el
descubrimiento y conquista de toda la selva... para ponerla a los pies de Inés
de Atienza, una viuda espléndida, sobrina de Atahualpa, una mestiza cuyo rostro
tenía algo de la intensidad de los moros pero también la distancia
indescifrable de los rostros indios, con esos ojos grandes y la risa llena de
promesas y el cuerpo lleno de secretos.
En cada página hay rastros de
la influencia de Castellanos. Y de Borges, el ubicuo: “Yo nunca había narrado completa esa experiencia porque me resistía a recordar
las minucias de un viejo miserable, pero aquel hombre oyendo modificó para mí
esos viejos hechos y comprendí que narrarlos me confería cierto poder sobre
ellos”.
Y rastros de Gabo: “Ursúa le habló de la devoción de aquella
india hermosa que lo rezaba al emprender sus campañas, que ponía ranas secas en
sus alforjas, que perfumaba su lecho con hojas silvestres y que sabía amar como
las ardillas y las salamandras”.
Y el rastro de Homero, cuando
un español recita los nombres de todos los caballos que la expedición de Ursúa
tuvo que abandonar un día en medio de la selva.
Y el estilo de Ospina, por
supuesto, de su prosa tersa, barroca, tercamente anacrónica, a la medida del
asunto; y su cerebro tan europeo y su corazón tan indio, la combinación precisa
para contarnos bien, por fin, la primicia de ese suceso tremendo y moderno, la
Conquista de América.
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