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El enésimo manifiesto
¿Existió alguna vez el Nadaísmo?
Jotamario Arbeláez
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En los albores del nadaísmo,
aterrado de ver cómo en todos los pueblos de Colombia se sumaban jóvenes
indecisos o fracasados o deseosos de hacer trizas el mundo que recibían, el
poeta Amílcar U le preguntó a Gonzalo Arango:
“Profeta,
¿qué vamos a hacer cuando todos los jóvenes de Colombia se vuelvan nadaístas?”
Y el Monje
Loco, que pasaba por ahí en bicicleta, le contestó: “¡Inventaremos el
hippismo!”[1]
Heredaban los hippies nuestras
desafiantes melenas sobre las que nos daban garrote los militantes del opus
dei, que nos gritaban hijueputas en cada esquina, constituyéndose así en el
grupo literario de los “hijueputistas”,
como si Chucho y sus doce socios no las hubieran usado en sus
barcas de pescadores de hombres.
Nuestras barbas mesiánicas también eran repudiadas como si
fuéramos tripulantes del Granma, por las huestes retardatarias que nos gritaban
fidelcastros.
Y ni qué decir de nuestras camisas rojas que tratan de quitarnos
para incendiarlas por considerarlas el uniforme del mismísimo Lucifer.
Menos mal que en este caso salían en nuestra defensa las barras
bravas de los equipos América, que se denominaban los diablos rojos, y
Santafecito lindo.
Y como la mayoría éramos unos efebos con una mezcla de rasgos
angelicales y demoníacos que encendían ponzoñosas pasiones nos gritaban
“¡Maricas!” como ludibrio.
A diferencia de nosotros, que usábamos la palabra como un fierro
caliente, los hippies comenzaron a andar por el mundo sin un centavo, pero con
los bolsillos llenos de amor para repartir.
Y así, sóngoro cosongo, con su prédica de la paz y el amor, y sus
conciertos de música y luz, acabaron con la bonanza marimbera y hasta con la
guerra del Vietn-Nam,
mientras que nosotros, los atorrantes poetas de la vanguardia,
tardamos casi cincuenta años más en lograr la paz de Colombia, tras cuatro años
de gestiones en Cuba del sacristán nadaísta Humberto De la Calle, que por ello
hubiera merecido la presidencia.
No me canso de reiterar las frases
finales del manifiesto del 58, que aun mantengo sobre mi vaso, perdón, sobre mi
mesa de noche:
“No dejar una fe intacta ni un ídolo
en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante
en Colombia será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté
orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia
indestructible los cimientos de la sociedad nueva. Lo demás, será removido y
destruido.”
Aunque el movimiento fue más social que literario y más filosófico
que político,
la costumbre nacional de banalizar las cosas impuso que se nos
considerara unos humoristas, o más precisamente mamagallistas,
término y actitud que cuando García Márquez hizo famosos, ya los
habían agotado los nadaístas.
AlbertoEscobar * acarrea a Gonzaloarango por las calles de Medellín.
* http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2010_04_17_archive.html
* http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2010_04_17_archive.html
Desde un principio los comunistas a
la criolla, celosos de nuestro ascendiente con la juventud, nos descalificaban
moteándonos de “payasos de la burguesía”,
porque ésta nos celebraba con whisky de bacanales las acres y
originales burlas públicas de que la hacíamos objeto.
Allá ella con su masoquismo exquisito hacia esta izquierda
exquisita.
Éramos jóvenes, y bellos, y cultos, y chispeantes, y en nuestras
tarjetas de visita nos acreditábamos como geniales, locos y peligrosos. La flor
del proletariado.
Igualmente recriminaban el hecho de que envenenáramos con
marihuana a los jóvenes en vía de coger las armas, y con el embeleco de que “la
revolución está en otra parte”.
Sólo los muchachos que se quedaron a compartir con nosotros el
bareto de la paz, sobrevivieron al inane sacrificio.
Valiente Eduardo Escobar tomó la decisión de marchar al monte, más
fiel a la influencia rambodiana del desarreglo de todos los sentidos que a su
pasión por el Che,
pero el crítico nadaísta-marxista Álvaro Medina lo paró a tiempo.
Eran calendas en las que el encubridor de Eduardo cantaba:
"A los que luchan en las montañas /
no tengo nada que ofrecerles / y no puedo regalarles / ni un fósforo / pero
prometo no decirle / al tigre de papel / dónde puede encontrarlos / el 4 de
agosto”.
También se iba para la guerrilla
nuestro comandante Pablus Gallinazo, pero no a recibir instrucción sino a
darla, cantándole Mula revolucionaria, y volvía.
Y Patricia Ariza, la teatrera de La
Candelaria, a presentarles el drama de Guadalupe años sin cuenta, para que
fueran viendo lo que podía pasar tras entregar las armas.
La última generación pensante en
Colombia constituida en movimiento o en grupo fue el Nadaísmo
–único de vanguardia para más señas y que siguió poniendo el pecho
cuando la vanguardia quedó atrás–.
A pesar de tener 5 años más que las Farc y 6 más que los Rolling
Stones,
no ha podido colgar la lira porque no ha habido otro grupo más
berraco que la recoja.
Imagen para el mug
elaborado por NTC ... en el homenaje al Nadaísmo en el Festival de Poesía de Cali
Cuando se crearon las huestes de Tirofijo, ya Gonzaloarango había
pagado sus canazos por terrorista verbal.
¿Y qué fue el M-19 sino una especie de nadaísmo que se le descolgó
a la ortodoxia farquiana? ¿Gusanos, parásitos, alimañas? Ya viene M.19. Se
anunciaron como un desinfectante o como un vermífugo, bajo la chispa
publicitaria de nuestro aliado Nélson Osorio.
Al recién llegado a las Farc lo adoctrinaban con las Teorías de la
Plusvalía de Marx, los del M lo ponían a leer Cien años de soledad, según afirmaba
Fayad. Los que entraban al Nadaísmo debían haber leído por lo menos a Chuang
Tsu, el primer anarquista chino y Los evangelios apócrifos.
Por la época de los hippies, en Mayo
del 68, las barricadas de París se poblaron de grafitos juveniles, entre ellos:
“Pedid lo imposible”.
Como para las Farc el tiempo no pasa, el único gesto nadaísta que
han tenido es el de haber acudido a la mesa de negociaciones, en Cuba,
frente a Humberto De la Calle, representante del gobierno y
nadaísta frentero, a “pedir lo imposible”.
Como que desde Palacio se decretara y promulgara la revolución que
no hicieron.
Continúo con el primer manifiesto para darles un aire:
“¿Hasta dónde llegaremos? El final
no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el
cumplimiento de un destino”.
Al finalizar mi intervención en el
Caguán me bajé de mi Mont-Blanc y se lo regalé al Secretariado para cuando se
decidiera a firmar la paz.
Hasta que se llegó el momento en que hicieron buen uso de él.
Sobrevivimos a la tela de los hilos
perfectos, al fracaso del comunismo, a la quiebra de las ideologías, a la
caducidad de la lucha armada y a la vejez de los hippies.
De todas las formas de lucha, el nadaísmo fue la primera que sacó
el culo, pues gonzaloarango había dicho en un trance ultrapacifista: “No hay
que luchar, ni por la vida”.
Nunca fuimos realistas pero tampoco patriotas.
Nos hicimos antisociales mientras llegaba el socialismo.
Nos propusimos nuestra revolución, y la hicimos, sin quebrar una
pata.
Se impusieron la yerba y la minifalda, el verso libre y el amor
libre.
Todos los ídolos cayeron y las fés como velas se derritieron.
El único mito que queda, si queda, es el nadaísmo.
Porque en una ocasión
llegamos a declarar en defensa propia, ante fuerzas oscuras de la Academia que
nos buscaban para barrernos,
y para
contestar a la pregunta capciosa de si existió alguna vez el nadaísmo, que el
nadaísmo nunca existió,
que había
sido un invento de nuestros enemigos para desacreditarnos, y salir de nosotros.
Pero les quedó tan bien hecho que nos condenaron a la
inmortalidad. De la cual hemos cobrado ya 60 años.
Y en este año sesenta entregamos a la Biblioteca Nacional nuestra
memoria poética en 400 páginas, “33 poetas nadaístas de los últimos días”
y preparamos las cajas de los Sagrados Archivos que contiene la
obra de todos para el Banco de la República, como ya la Biblioteca Piloto de
Medellín dispone desde hace 20 años de la parte primera.
Ya todos los jóvenes de Colombia son
nadaístas, por lo menos los que tienen peso en la cola y cólera en la razón.
Podríamos convertirnos en esa cosa que nos asquea que es un
partido político, si quisiéramos, así no hubiéramos accedido al solio
presidencial que nos merecíamos
pero ya nada queremos porque lo que tuvimos se agotó en la
tenencia. Cada año por la fecha del nacimiento del Profeta se celebra en
múltiples ciudades del país y del mundo, coordinadas por Michael Smith * desde Nueva York con
materiales audiovisuales de sus archivos, una Internacional Nadaísta **. ( * http://www.elprofetagonzaloarango.com/ --- ** http://www.elprofetagonzaloarango.com/Celebraciones.html )
.
Fuentes e información:
Preferible debatirnos entre librepensadores, gnósticos, masones,
bilderbeg e illuminatis, que entre liberoconservadores, seudodemocráticos, farcócratas
y otras yerbas.
Por ello, en la próxima reunión de nuestro Presidium –así quedemos
3 y estemos divididos en 4–,
voy a proponer que nos transformemos en una sociedad secreta, a la
que nos dedicaríamos con el ingenio que nos quede a hacerle mucha publicidad,
para que toda la gente buena de Colombia ingrese.
Y qué carajo, también los bandidos arrepentidos.
Jotamario
Arbeláez, X-504, Eduardo Escobar y el difunto Elmo Valencia *
* http://ntc-eventos.blogspot.com/2017_09_21_archive.html
* http://ntc-eventos.blogspot.com/2017_09_21_archive.html
Junio 2013-Enero 2018