SEGUIMIENTO a Enero 26, 2016
Camilo,
signo de reconciliación
Autor: Luis Fernando Múnera López
EL MUNDO , Medellín, 25
de Enero de 2016
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Revista Semana, Enero 24, 2016.
ENTREVISTA a Joe Broderick . Fragmentos
http://www.semana.com/nacion/articulo/joe-broderick-explica-por-que-el-eln-no-negociara-paz/457690-3
Joe Broderick nunca quiso ser un experto en el ELN, pero
desde hace 40 años, cuando se convirtió en el biógrafo del cura guerrillero
Camilo Torres, se convirtió en una de las personas que más conoce ese grupo
insurgente.
SEMANA: Por
solicitud del ELN el gobierno ordenó buscar los restos de Camilo Torres. ¿Qué
importancia tiene este gesto?
JOE BRODERICK: El país tiene derecho a saber dónde están los restos de Camilo porque él fue un héroe nacional. Pero la verdad no lo creo fácil. Quien sabía dónde estaba su cuerpo era su hermano Fernando Torres, quien era un hombre reaccionario. Es por eso que el entonces coronel Álvaro Valencia Tovar le entregó los restos, para que no trascendieran.
SEMANA: ¿Por qué lo considera un héroe?
J.B.: Porque en su momento fue luminoso. Camilo se metió en política pero no se comportó como los políticos. Los políticos son cínicos y él era ingenuo. Eso lo llevó a tomar caminos errados, pero con mucha honestidad. Lo que lo hace un héroe es lo consecuente que era consigo mismo.
JOE BRODERICK: El país tiene derecho a saber dónde están los restos de Camilo porque él fue un héroe nacional. Pero la verdad no lo creo fácil. Quien sabía dónde estaba su cuerpo era su hermano Fernando Torres, quien era un hombre reaccionario. Es por eso que el entonces coronel Álvaro Valencia Tovar le entregó los restos, para que no trascendieran.
SEMANA: ¿Por qué lo considera un héroe?
J.B.: Porque en su momento fue luminoso. Camilo se metió en política pero no se comportó como los políticos. Los políticos son cínicos y él era ingenuo. Eso lo llevó a tomar caminos errados, pero con mucha honestidad. Lo que lo hace un héroe es lo consecuente que era consigo mismo.
….
SEMANA: ¿Se puede
considerar al ELN el heredero de Camilo Torres?
J.B.: Ellos hablan como si Camilo hubiese sido su fundador, pero eso no es cierto. Lo que sí es cierto es que están muy influenciados por el ethos cristiano que les dieron Camilo, el cura Pérez y muchos otros curas, monjas y seminaristas. Realmente el valor para ellos no es la capacidad de tener éxito político, sino los valores religiosos como la entrega, el sacrificio, la abnegación.
J.B.: Ellos hablan como si Camilo hubiese sido su fundador, pero eso no es cierto. Lo que sí es cierto es que están muy influenciados por el ethos cristiano que les dieron Camilo, el cura Pérez y muchos otros curas, monjas y seminaristas. Realmente el valor para ellos no es la capacidad de tener éxito político, sino los valores religiosos como la entrega, el sacrificio, la abnegación.
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SEGUIMIENTO a Abril 22, 2013
Ecos de Camilo Torres
Reedición de una polémica biografía. Walter
Joe Broderick lanza la octava edición de ‘Camilo, el cura guerrillero’, un
hombre que marcó la historia de Colombia.
El Espectador . com, 21 Abr 2013 - 9:00
pm http://www.elespectador.com/noticias/cultura/articulo-417496-ecos-de-camilo-torres.
Impreso, 22 Abr.
Walter Joe Broderick obtuvo la
nacionalización colombiana luego de haber vivido 44 años en el país. / Luis
Ángel
--------------
.
"... . El valor ejemplar de la vida de Camilo Torres es indiferente a sus
logros o fracasos políticos, y lo eleva por encima de ellos al ámbito de
la grandeza humana. Por eso no es la suya una vida fracasada; sino
una vida hecha con lo mejor que puede haber en un hombre: de
voluntad, de amor y de fidelidad a sí mismo. ..."
Antonio Caballero
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La nueva edición (2013) de
Carátula
.
NTC ... agradece la imagen a
Gustavo García Arenas, gmgarcia@iconoeditorial.com *
.
Camilo, el cura guerrillero
Walter J. (Joe) Broderick
Editorial El Labrador, 1987. 5a. Edición
Se anuncia nueva edición (2013) de ÍCONO EDITORIAL
De la biblioteca de NTC ...
.
Texto, en rojo más adelante, dentro de todo el epílogo.
Click derecho sobre la imagen para ampliarla en una nueva
ventana.
.
Joe Broderick
Fotografía* de la derecha (Cali, Junio 17, 2011) : María
Isabel Casas R. , http://ntcblog.blogspot.com/2010_05_31_archive.html
,
de NTC
… , Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali,
Colombia.
.
.
El autor
Walter J. Broderick nació en Australia
en 1935 y ha llevado la mitad de su vida en
Latinoamérica. En Santo Domingo (Re-
pública Dominicana) y en el Perú trabajó
como sacerdote católico; de esa época
(1961-(;>7) data un interés por la problemá-
tica cristianismo-revolución que lo lleva-
ría a estudiar la vida y obra de Camilo.
Después de renunciar al sacerdocio, 'Joe'
Broderick se ha desempeñado, por tur-
nos, en diversos oficios desde taxista hasta
guionista. Ha publicado artículos y dibu-
jos en varias revistas (Alternativa, Bogotá,
1974; Hibernia, Dublin, 1977; Zona, Bogotá, 1986) y en los últimos
años ha vivido en una granja en las afueras de Bogotá y se dedica no
solamente al campo sino a la elaboración de cartillas ilustradas
sobre ecología, salud, tecnología apropiada, agricultura integral, y
otros temas. Sus textos y monos han sido publicados por entidades
públicas y privadas en Colombia. Con el seudónimo Jarabe publica
actualmente una historieta en el semanario El Campesino.
Reside en Colombia desde 1969. Es casado, con dos hijos.
Foto: Carlos Mario Lema
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ÍNDICE
Prefacio .
Capítulo 1. El fin .
Capítulo 2. El principio .
Capítulo 3. De la danza de los millones a los dominicos .
Capítulo 4. El claustro y la violencia .
Capítulo 5. De la Lovaina a Minneapolis .
Capítulo 6. Capellán de la Universidad .
Capítulo 7. Tomando partido .
Capítulo 8. Declarando la guerra .
Capítulo 9. La sotana o la revolución .
Capítulo 10. El Frente Unido .
Capítulo 11. La guerrilla .
Capítulo 12. La emboscada .
Capítulo 13. El holocausto .
Epílogo de Antonio Caballero (Texto más adelante) .
Indice de fuentes .
El autor .
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Quinta edición: 1987
© EDITORIAL EL LABRADOR
A.A.58308
Tel: 285 5002 Bogotá - Colombia
Walter J. Broderick
© Epílogo: Antonio Caballero
Prohibida su reproducción
ISBN 958-95152-0-7
Coordinación y Producción: El Labrador
Carátula: Fernando Oramas
Preparación litográfica: Servigraphic Ltda. Bogotá
Armada: Gloria 1. Porras R.
Impresión: Editorial Presencia
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
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De EL MALPENSANTE No. 139, Marzo 2013. Pags. 32 a 37
En breve, Ícono Editorial publicará una nueva edición de Camilo, el cura guerrillero, ...
.
Texto completo, más adelante
.
Pagina 32.
.
Ilustraciones: David Velásquez
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Camilo, el cura guerrillero
Walter J. (Joe) Broderick
Editorial El Labrador, 1987. 5a. Edición. Pags. 301 a 306
Epílogo por Antonio Caballero (Escaneó: NTC ...)
Epílogo por Antonio Caballero (Escaneó: NTC ...)
A partir de está imagen se pueden ver y leer las otras páginas. En texto, en seguida.
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la ejemplar vida fracasada
de Camilo Torres
por Antonio Caballero
Esta larga, densa, meticulosa, apasionada biografía de Camilo
Torres Restrepo no es otra cosa que la historia de una frustración.
Veintiún años después de muerto su protagonista, lo que queda de su
vida y de su obra es algo tan tenue, tan inasible, en apariencia tan
poco propicio para una narración de 300 páginas (sin contar 20 más
de enumeración de fuentes), como es el recuerdo de una posibilidad,
la nostalgia de una promesa: más da una flor. Flota la sospecha de
que tal vez todo lo que había para decir cabía en el subtítulo: "el cura
guerrillero". Pero aún ese acoplamiento de sustantivos, que suena
tan excitante, tan promisorio, tan sustancioso como un "discurso de
las armas y las letras", deja un sabor de fiasco: días y noches de calor
y mosquitos y monótonos ruidos de la selva, sin que pase absoluta-
mente nada; luego unos tiros y unos muertos; y luego vuelve a no
pasar nada otra vez, como en un escorzo irónico de lo que ha sido la
historia de Colombia.
Porque hay que reconocer lo: el paso ruidoso y fugaz del cura,
político y guerrillero Camilo Torres Restrepo por el escenario públi-
co colombiano no dejó ninguna huella: ni en lo eclesiástico, ni en lo
político, ni en lo militar. La Iglesia, que en las manos oligárquicas
del cardenal Concha Córdoba era tal vez la más reaccionaria de toda
América Latina, la más impermeable a los vientos de renovación
que empezaban a soplar incluso en Roma, la más feroz defensora del
statu quo político, económico y social, siguió siendo la misma. Pasó
incólume -sin que los desasosiegos del cristianismo obrero repre-
sentados por el padre Torres la rompieran ni mancharan, como al
cristal del catecismo- a las manos reaccionarias del brigadier-
301
.
cardenal Muñoz Duque, y luego a las más reaccionarias todavía del
cardenal politiquero López Trujillo. Se mantuvo indiferente a toda
inquietud social, convencida de que su única función temporal con-
siste en la preservación del orden público, y ciega ante los excesos
del sistema incluso cuando afectan a sus propios ministros: los
asesinatos del padre Gillard en Cali, del padre Ulcué en el Cauca,
del padre López en Sucre, que no merecieron ni siquiera un repro-
che por parte de las jerarquías eclesiásticas. Y la desazón, si no
doctrinal ni institucional al menos gene racional , que provocó el
ejemplo de Camilo Torres al tomar claramente partido del lado de
los pobres, quedó apenas en una polvareda de curitas rebeldes que
colgaron los hábitos, no para hacer la revolución social, sino para
casarse.
En lo que toca a la izquierda, el fracaso de Camilo Torres como
líder político y agitador de masas fue igualmente rotundo. Su Fren-
te U nido, ese engendro pol ítico llamado a revol ucionar la revol ución
misma, y a transforma por fin y de una vez por todas la correlación
de fuerzas entre el pueblo y la oligarquía, no pasó de ser un remedo
lamentable de movimiento revolucionario tironeado por todos los
oportunismos y agobiado por todas las improvisaciones, antes de
evaporarse si n dejar rastro. Una frase del libro de Broderick le sirve
de epitafio: "Para cuando Camilo hubo terminado su aprendizaJe
como guerrillero, su movimiento político estaba en ruinas". Y pasa-
dos veintiún años desde su muerte, Camilo Torres ya no es para la
izquierda colombiana ni siquiera un pretexto para tirar piedra en
los aniversarios.
Pero es quizás en el movimiento guerrillero donde la acción y la
ideas de Camilo Torres resultaron más espectacularmente inútiles.
El Ejército de Liberación Nacional, esa guerrilla que él describia
como "sin caudillismo" y "sin ánimo de combatir a los elementos
revolucionarios de cualquier sector, movimiento o partido", casi no
esperó la muerte del cura guerrillero para irse por el despeñadero
de la tiranía personal y el canibalismo revolucionario. Bajo la dicta-
dura caprichosa e implacable de Fabio Vásquez Castaño el ELN
ejecutó en pocos años a docenas de sus propios militantes, empezan-
do por los más cercanos compañeros de Camilo: Jaime Arenas y
Julio César Cortés. Diezmado en Anorí por el ejército, y descabeza-
do por el auto-exilio de Fabio Vásquez (quien viajó a Cuba a som
terse a tratamiento médico y se quedó allí adelantando estudios dr
derecho), el ELN se dispersó luego en columnas semi-autónoma
que durante años llevaron en selvas inaccesibles una existencia d
guerra marginal e interminable, salpicada de ejecuciones de "trai
dores" y de "sapos": se calcula que en sus veintidós años de existencia,
el ELN ha matado dos veces más militantes propios o campesinos no
colaboradores que policías o soldados. Y en los últimos años, literal
302
.
mente, ha encontrado petróleo: ha logrado la prosperidad económi-
ca gracias a la extorsión de las petroleras multinacionales que han
abierto pozos o construido oleoductos en sus zonas de influencia.
(Parte de sus regalías petroleras la invierte en editar lujosos folletos
para defenderse de las acusaciones de ser una guerrilla_ anti-
ecológica por su necesidad de volar de cuando en cuando un tramo
de oleducto para mantener vigente su tarifa' de impuesto a las
multinacionales).
Si en esta historia delirante y sangrienta se puede buscar algún
rastro de la influencia de Camilo, está precisamente allí donde él
menos lo hubiera deseado: en el clericalismo del grupo guerrillero.
Los jefes "elenos" no son ya intelectuales universitarios como Are-
nas, Cortés o Medina Morón, ejecutados todos, ni campesinos auto-
cráticos como V ásquez Castaño, que los ejecutó a todos antes de irse
a estudiar derecho al exterior. Sino sacerdotes católicos: el padre
domingo Laín, el padre Manuel Pérez. Curas aragoneses de cruz y
metralleta, feroces y fanáticos como los curas conquistadores del
siglo XVI que vinieron, ellos también, a salvar a América por la
fuerza.
y esa inutilidad estruendosa y autodestructiva, esa frustración
minuciosa y absoluta que fue la vida de Camilo Torres no sólo saltan
a la vista con la perspectiva de los veintiún años transcurridos desde
su muerte en combate; sino que eran ya notorias cuando las estaba
viviendo. Inutilidad más escandalosa aún por cuanto cada cual
quería darle una utilización mezquina: el partido comunista y el
E LN tanto como esas "desesperadas damas de la alta sociedad" que,
según cuenta Broderick, iban a buscarlo a su parroquia de la Vera-
cruz "con propósitos que no eran exclusivamente espirituales". Y
frustración, por eso, desde su mismo origen: todos buscaban sacar
de Camilo Torres algo distinto de lo que él tenía para dar. Pero lo
que daba, en cambio, se perdía en el aire sin el menor efecto. Así
ocurrió con su proclama desde el monte, concebida para provocar un
levantamiento generalizado y que sólo produjo un alzamiento de
hombros en los cafés de Bogotá: "Ahora sí lo van a matar". Y así
ocurrió con su propia muerte -en su primer combate, intentando
ganar su primer arma de guerra- que fue recibida con absoluta
indiferencia: "completamente normal", opinó Guillermo León Va-
lencia, Presidente de la República; "un traspié en la lucha", informó
"Insurrección", el boletín del ELN. Desde el mismo momento de su
muerte era ya la vida de Camilo Torres como una ola en el mar.
¿Se justifican entonces las 300 páginas de Walter J. Broderick, su
talento, su pasión, su laboriosidad investigativa, y la paciencia del
lector, para contar la historia de un fracaso? La respuesta a esta
pregunta retórica está en esas mismas 300 páginas, a lo largo de las
cuales la paciencia del lector se va transformando en entusiasmo, en
303
.interés y en admiración. Entusiasmo por la novela, interés por la
reconstrucción histórica y sociológica, y admiración, finalmente,
por la grandeza trágica del personaje. Su grandeza de hombre: no
menguada, sino al contrario acrecentada, por su fracaso como cura,
como político y como guerrillero.
La novela es apasionante, con todo y su muerte anunciada desde la
primera página. Recurso técnico que ha sido muy alabado en nove-
las posteriores a ésta, pero que en Broderick no es virtuosismo
literario sino necesidad práctica: como los espectadores de las trage-
dias griegas, el lector de este libro lo comienza sabiendo que al final
al protagonista lo van a matar. Broderick hace de necesidad virtud
(suelen ser las únicas virtudes auténticas) y comienza a contar su
historia por el final: por el día en que mataron a Camilo Torres. Y
todo el mundo, autor y lector, y vasto coro de los comparsas y de los
personajes secundarios, con la casi solitaria excepción del soldado
que dispara el fusil, sabe quién es el muerto: el mismo cura guerri-
llero del título. No hay engaño.
Pero no uso la palabra novela en el sentido de engaño, de inven-
ción, de ficción, de artificio. Como en las novelas buenas, en la novelade
Camilo Torres todo-lo que se cuenta es cierto: es la pura verdad,
tanto histórica, como sicológica, como poética, apoyada no sólo en
pruebas documentales sino también en ese tono inimitable, infalsifi-
cable, que es el tono de la veracidad. Hablo de novela por dos
razones:
U na es formal. Broderick escogió para contar su cuento las reglas
de la novela. No las de la hagiografía, habituales en los libro
políticos: la falsificación y manipulación del personaje para hacerla
servir los intereses del autor. Broderick no oculta su admiración ni
disimula sus simpatías o antipatías, y toma abiertamente partido;
pero en ningún momento oculta ni falsea los elementos que no son
favorables a su tesis. Tampoco escribe una biografía ortodoxa. Es
decir, no pretende tener a su personaje hecho y derecho (aunque lo
tenga muerto) desde la primera página, y proceder a continuación a
explicar su vida a la luz de su muerte, su principio al ritmo de su
final, fijándolo en una (de todos modos discutible) cristalización
histórica: tel qu'en lui meme l'éierniié le change. Sino que, a la man .
ra de los personajes de novela, lo va dejando hacerse: le deja suelta la
rienda para que siga los meandros que le dibujan su capricho y \1
destino -a riesgo de que se le devuelva en línea recta a la pesebrera
o de que, por el contrario, no pase nada en la historia. Va dejando quo
se anude en las páginas del libro, por el juego ciego del azar y d I
libre albedrío, de las circunstancias y de la voluntad, el destino de un
hombre.
Es un libro que no está escrito desde el final, sino desde el prin
cipio; y es eso lo que le da ese sabor especial de lectura que tien .JI
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.
las novelas: de alimento fresco, y no pre-cocinado, como las bio-
grafías. Como es de novela, también, el inextricable entrevero de
destinos que conduce -que condujo- a ese final sabido desde el
principio: otros personajes, otras vidas, otras libertades, participan
en la trama de esta historia: la madre algo avasalladora y el coronel
de brigada un poco cómico, la fanática, la entusiasta muchacha
corsa y el prudente cura peruano, el clima frío de Bogotá y la prosa
árida del padre Yves Congar. Todo lo que formó, deformó, transfor-
mó a Camilo Torres: el carácter y la familia, la vocación religiosa, la
rebelión ante la injusticia, la tentación mesiánica, el lirismo y la
monotonía de la revolución. Y todo está mirado muy de cerca. Para
Broderick, que también fue cura revolucionario, y cuya propia
autobiografía daría para otra novela, escribir la de Camilo debió ser
casi lo mismo: M adame Bovary c'est moi.
La segunda razón por la cual hablo de novela es de contenido. Esa
vida que el libro cuenta es una novela cuyo argumento, en su senci-
llez clásica, la coloca en la categoría de las mejores del género. La
historia de un niño de buena familia, de madre muy bella y padre
superado por los acontecimientos, que huye de su casa para meterse
de cura y acaba con el pecho partido de un balazo en la guerrilla
revolucionaria de una de las más remotas prov-incias del imperio
americano. Cuando de lo que está metido de verdad, sin saberlo (o a
lo mejor sabiéndolo: esas cosas siempre se sospechan), es de Mesías.
"Sus palabras tenian una resonancia biblica -dice Broderick-.
Los cojos, los tullidos y los ciegos se sentian convocados por Camilo al
reino de Dios". Un Mesías tan fuera de contexto como podía serIo el
caballero andante don Quijote en los peladeros de la Mancha, sin
princesas ni dragones: Mesías de pipa y sotana en la Universidad
Nacional y en la Escuela Superior de Administración Pública, bau-
tizando retoños de oligarcas y confesando beatas en la parroquia de
la Veracruz, disputando con cardenales de provincia (Anás, Caifás),
enredado en las mezquinas politiquerías de una izquierda casi anal-
fabeta, hundido hasta las orejas en toda la comicidad involuntaria
de lo real, que no deja otro escape que la tragedia. Su muerte en la
selva, donde reconocieron su cadáver entre los cadáveres de los
guerrilleros porque era un cadáver distinto: blanco, delicado, de
niño bien, de cura.
Decía que otro de los intereses que presenta esta biografía es el
sociológico. El retato -magistral, aunque en buena parte haya sido
hecho solamente de oídas- de la sociedad en que nació, se agitó y
murió Camilo Torres. Sus marginados, sus cardenales, sus presi-
dentes, sus estudiantes revolucionarios, sus señoras elegantes, sus
campesinos, sus militares. La sociedad colombiana que produjo a
Camilo sigue retratada en esta biografía de Camilo porque sigue
siendo exactamente igual: sólo falta Camilo. Todo lo demás sigue
305
-
ahí, tan igual a sí mismo que hasta los diagnósticos sociológicos del
propio Camilo siguen siendo válidos dos decenios después de su
muerte. Inclusive su tesis de grado ("Un acercamiento estadístico a
la realidad socio-económica de la marginalidad bogotana), pese a
que fue hecha con herramientas teóricas endebles y datos estadísti-
cos aproximativos, sigue siendo certera, e inclusive acaba de ser
reeditada. Como siguen vivos (y son con frecuencia reeditados) los
personajes de la política o de la guerrilla que acompañaron a Cami-
lo: a 10 sumo han ascendido de grado militar, civil o eclesiástico. Por
esta sociedad han pasado, al parecer sin dejar huella, veinte años, y
dos Papas, y millares de muertos.
Hay, finalmente, un tercer elemento apasionante en esta novela
de Broderick, que la arranca al nivel de la ficción (sin consecuen-
cias) o de la descripción antropológica (sin enseñanzas): y es lo
ejemplar de esa vida-que explicaba, para empezar, por qué Brode-
rick escribió una biografía, y no una novela ni un ensayo académico.
El valor ejemplar de la vida de Camilo Torres es indiferente a sus
logros o fracasos políticos, y lo eleva por encima de ellos al ámbito de
la grandeza humana. Por eso no es la suya una vida fracasada; sino
una vida hecha con lo mejor que puede haber en un hombre: de
voluntad, de amor y de fidelidad a sí mismo. Por eso esos breves y
malogrados treinta y siete años son histórica y humanamente más
importantes que muchas largas vidas triunfales. No dejó una obra,
ya se dijo, y su huella es impal pable: como dibujada en el mar o en el
viento, para 'citar a ese otro gran fracasado que fue Simón Bolívar.
Las enciclopedias del futuro tal vez tengan que contentarse con una
mención escueta detrás de su nombre: Torres, Camilo, cura guerri-
llero. Pero hablando de otros que vivieron su tiempo tendrán que
identificarlos diciendo, por ejemplo: Vásquez Castaño, Fabio: gue-
rrillero y abogado colombiano que fue comandante de la guerrilla de
Camilo Torres. Valencia Tovar, Alvaro: general y articulista colom-
biano que mandó la brigada en cuya zona se dio muerte a Camilo
Torres. Sexto, Pablo: Papa romano que visitó a Colombia recién
muerto Camilo Torres. Caballero, Antonio: autor del epílogo a la
biografía de Walter J. Broderick sobre Camilo Torres.
Antonio Caballero.
306
.
* De: Gustavo
García Arenas gmgarcia@iconoeditorial.com
Fecha: 28 de marzo de 2013 08:55
Asunto: Solicitud de NTC …
Para: NTC ntcgra@gmail.com
Será una edición corregida, mas no aumentada… Gracias por la
difusión. Estará lista para la Feria Internacional del Libro de Bogotá, donde
se realizará una presentación (fecha y hora por confirmar).
Saludos, Gustavo
Mauricio García Arenas
Director General. Icono Editorial/Códice Producciones
Presidente de la Red de Editoriales Independientes
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Carrera 10 A No. 70-62. Tel. (57-1) 3178905, TelFax. (57-1)
3178898
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NTC ... ENLACES:
Edición digital del libro:
NTC Publicación relacionada con el autor, 18 de junio de 2011:
Fotografías
y grabaciones: María Isabel Casas
R. ,
de NTC
… , Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali,
Colombia.
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