.
En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden
NTC … Nos Topamos Con …
http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
El color de la
cera en su rostro ( 1 )
Por Asbel Quintero Moncada ( 1 )
El título corresponde a la primera novela publicada por Harold Kremer (1955); escritor
bugueño (pueblo del Valle del Cauca), para más señas. Este hacedor de la
palabra viene publicando cuentos desde hace más de 30 años y concurso donde ha
participado sale airoso. La técnica desarrollada lo coloca frente a los grandes
de la literatura nuestra y muchos de sus trabajos han aparecido en antologías
del género con una exaltación de la publicación que lo contiene.
Escribir un cuento no es lo mismo que escribir una
novela; verdad de Perogrullo, pero es importante decir que el ejercicio por
muchos años del cuento ha dado como resultado que Harold Kremer desarrolle la técnica
que se necesita para hacer buenas novelas. Hay lectores que seguramente piensan
que es fácil sostener la trama y la intensidad del relato por muchas páginas,
pero estamos equivocados. Por contrario, no es fácil seducir al lector de la
página 100 en adelante. Con frecuencia dejamos los libros inconclusos porque nos
aburren o el tema es intrascendente. Obvio que también hay lectores de
lectores. Muchos estarán pensando en los bestsellers que tanto inundaron las librerías del
siglo pasado. No es que sea malo leer obras de entretenimiento y de fácil
trama. Ese no es el tema que nos ocupa. Aunque hay novelas que exigen paciencia
como “La guerra del fin del mundo” de Mario Vargas Llosa, al
extremo que Manuel Puig dijo que todo lector que pasara de la página 40 merecía
un premio.
¿Cómo logra el escritor seducir, atrapar al lector con el tema de la
cotidianidad? Quizá ni él mismo lo sepa. Esto no es lo más importante. Pero
quien se enfrenta a la lectura de la novela de Harold Kremer queda obligado a
terminar su lectura. Narra de forma directa, sin trucos ni malabarismos
circenses. Su prosa es limpia, directa y bien elaborada. Los diálogos y
parlamentos de los personajes se asemejan a los de cualquier parche o familia
común y, aún así, no baja la intensidad en la seducción del lector.
Las cuatro grandes partes en que se divide la novela inician con una
especie de monólogo al estilo de las grandes obras del siglo pasado. Puede ser
temerario decir que hay en ellos algo del estilo de la iniciación de “La
Peste” de Albert
Camus o de los momentos intensos de “Ulises” de Joyce. No es elegante
comparar lo uno con lo otro, pero nos asiste la sospecha que hay un quiebre
para bien del relato con estas oberturas. El relato de “Macario”de Juan Rulfo o “El
Sonido y la furia”me
vienen a la memoria cuando leía esas partes de la obra comentada.
José, el personaje central de la novela, al momento de morir, deja un
vacío en todos sus seres queridos porque su problema era de todos y él era el
centro del drama. Pero quizá llama la atención el drama teatral que deja en un
largo y sintomático diálogo entre un enano y la abuela de José. Este pasaje me
recuerda también, guardando las proporciones, a Luigi Pirandelo en su bella y
corta novela ”Seis personajes en busca de autor”. Kremer logra, en un breve
instante del relato, ubicar toda la universalidad de la novela.
Si usted es proclive a las buenas lecturas, aquí tiene ésta. Si el
lenguaje lo asusta un poco por su desgarramiento, mire para otro lado. Aunque
hay personajes símiles humanos veo en la novela al gran personaje de las
mejores novelas: el lenguaje. Las interacciones humanas son un motivo, mas no
el principal.
No se preocupe por la parroquia o el pequeño pueblo del relato; no se
detenga en el parlamento de estas gentes. Fíjese en el manejo de los recursos
de la narrativa al servicio de la obra de arte. Espero, entonces, que la crítica
sea inteligente y rescate lo que es importante en una obra como ésta: la
prestidigitación de la palabra, la trama, el diálogo y la sencillez del
lenguaje trascendido a obra de arte; la sencillez es el lenguaje de los grandes
maestros.
No hay denuncia ni panfleto; no es eso lo que le asiste al relato. Hay
un drama familiar y como todo drama debe ser visto como algo poético desde los
avatares de lo humano y del arte. Aquí se cumple el principio de la obra de
arte: la verosimilitud; no enseña nada, pero hay goce, placer, disfrute y
sensación de vida cuando la recorremos de principio a fin. Hablando del estilo
bien lo decía William Faulkner que eso se lo dejamos al que pega ladrillos, al
albañil.
Una obra es un todo y sus partes son los elementos necesarios para que ese
todo se defienda solo y el tiempo será el mejor crítico. Solo espero que este
tipo de obras no pasen desapercibidas en el tiempo y en el espacio. ¡No sería
justo!
.
( 1 ) http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_04_30_archive.html
En su 2a. etapa, provisional, publican y difunden
NTC … Nos Topamos Con …
http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia